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Mi tía la santurrona se traga mi leche
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Me presento, soy Franco de 25 años, soy médico y soy de una pequeña ciudad de México, en donde estornudar sin el permiso de un sacerdote es motivo de excomunión, cosas propias del tercer mundo. La siguiente historia ocurrió hace unos 5 o 6 años.

Mi familia paterna es de un pueblo cercano con costumbres aún más arraigadas que mi ciudad de origen, y obviamente se trata de una familia que por llevar la corriente de su pueblo, son de lo más "persignados" como decimos acá. Mi tía, Tere, es una mujer de actualmente unos 50 años de edad, casualmente es la más puritana de sus hermanas, y se nota perfecto cuando te das cuenta que tiene un cuerpo acorde al de una mujer de 25 que no ha sido profanado por nadie (tetas medianas, muy simétricas, cintura pequeña, nada de panza y un culo para quedarte a vivir en él).

Desafortunadamente, toda esta historia se dio en un contexto un poco triste para nosotros, ya que recién había fallecido la madre de mi tía (mi abuela), a quien ella cuidaba, y encima mi tía tenía problemas maritales ya que no podía concebir un hijo con su esposo, quien como huida a ese pleito le bastaba con irse a jugar futbol y dormir en la casa de su hermano.

Durante una de mis visitas al pueblo, fui junto con toda mi familia a una típica comida familiar en sábado y mientras recogía una mesa se me aproximó mi tía Tere, con la voz un poco entrecortada, preguntando porque no me quedaba a dormir ya que hace años no lo hacía y estaba sola. Al principio me mostré un poco reacio y le dije que lo pensaría, cuando yo estaba seguro que no me quería quedar, y le dije que la podía llevar a su casa antes de irme a mi ciudad. Gran acierto. En cuanto se subió al coche pasaron unos 15 segundos para que ella empezara a llorar y yo realmente no sé cómo reaccionar a esas cosas, menos cuando hay de por medio un problema de pareja. Al verla tan mal, le dije que me quedaría y su semblante cambió.

Estuvimos en su sala viendo tele hasta tarde mientras hablábamos de cosas que me tenían verdaderamente aburrido. De pronto, cuando estaba por decirle que me iba a dormir, inició la programación para adultos, me reí y mi tía comenzó a sermonearme como nadie con el tema del sexo y las parejas, lo cual me hizo enfadar más y cambié el tema. Salió a colación una charla sobre la abuela que terminó por poner a mi tía a llorar y escuché de sus labios mamadores decir algo que nunca me habría imaginado:

-"Que ganas de ponerme una peda" (borrachera en México)

-"Date, date, ahorita que hay oportunidad y motivos para hacerlo" -le contesté en broma sin pensar que me tomaría la palabra.

Hay que mencionar que ella no va de acuerdo con ninguna sustancia que altere la conciencia, por lo que su máxima dosis de alcohol en ocasiones especiales se reducía a 1 cerveza. Por mi parte, yo no tenía ganas de tomar, pero pensé que el tema en sí y la experiencia de ver a mi tía borracha por primera vez valían toda la pena; sin imaginar que sería ella quien tendría su primera vez en muchas cosas.

Cada uno nos tomamos alrededor de 4 cervezas y unos 2 o 3 tragos de mezcal. Mi tía se veía sinceramente mal y apenas hablaba cosas coherentes, por lo que la llevé a su habitación y solo le dije que se durmiera de costado. Antes de regresarme a la sala a dormir su mano jaló la mía y me dijo que si le dejaría dormir con zapatos. Me di la vuelta y vi su tremendo culo acomodado de lado, por lo que me tardé quitándole los zapatos para apreciarlo mejor.

Le pregunté que si se iba a dormir con esa ropa y que si quería ayuda para cambiarse. Me dijo que ella podía sola pero que me quedara ahí porque afuera hacía frío. Le hice caso, obviamente. Me pidió que me volteara y así lo hice, solo se quitó el sostén y se puso una playera y, se puso un short para correr muy ajustado. Me preguntó que si quería ropa de mi tío para dormir y le dije que yo duermo en bóxer, y que entonces me dormiría con la ropa que traía porque con la ropa de alguien más me sentía incómodo. Me dijo que como prefiriera estaba bien, entonces con mi borrachera le pedí permiso para dormir en bóxer y para ver la tele un rato más en lo que me daba sueño y accedió.

Casualmente, cambié 1 o 2 canales y salió una película porno de una madura y me prendí, traté de tocar sus nalgas disimuladamente pero se dio cuenta y se quitó. Yo, muerto de la pena me hice tonto y me giré a dormir luego de apagar la TV, pero no mi calentura. Me dijo que ella no tenía problema si veía eso porque era mejor que anduviera teniendo relaciones con cualquiera. Volvió a despertar y me preguntó sobre mi novia y cuántas veces cogíamos y me sermoneó un poco.

Cuando me dio las buenas noches apagó la luz y me dio un beso leve entre la mejilla y mis labios por error, yo le giré la cabeza y la volví a besar intentando que abriera más sus labios, pero sólo se rio, se quitó y se volteó a dormir. Yo hice lo mismo esta vez dejé la palma de mi mano sobre su espalda baja y la comencé a meter lentamente a su calzón. Sentía unas nalgotas y mientras bajaba ella abría un poco más sus piernas lentamente, hasta que pude introducir dos de mis dedos a su ya muy mojada vagina. Gimió 2 veces y sacó mi mano asustada, la agarré de la cara y le dije que estaba bien solo por esa noche, comenzamos a besarnos cerdamente la boca y el cuello y a desnudarnos.

Ella solo repetía que ni estaba bien, pero no dejaba de gemir ni ponía resistencia. Se volvió a poner boca abajo y yo me fui besando toda su espalda hasta llegar al short. Se lo quité y abrí sus piernas para seguir masturbándola. De lo caliente que estaba, abrí sus nalgas y solo comencé a besar su ano peludo. Ella me quitaba al inicio pero después empujaba mi cabeza más hacia adentro de su culo, me enamoré de su ano, su olor y su sabor. Hice lo propio con su vagina que era igual de peluda y seguido puse una almohada debajo de su abdomen y levanté un poco su culo. Le pegué otras lamidas y luego comencé a penetrarla hasta que se vino dos veces.

Mientras más la fornicaba bajábamos el ritmo hasta que cambiamos al misionero y no dejábamos de besarnos. Me vine dentro de su concha 2 veces, dentro de su culo otra y fuera otra. Dormimos desnudos y cuando desperté ella no estaba, se había ido a preparar el desayuno pero apenas me miraba y me dirigía la palabra.

Le pregunte que si podía bañarme ahí y me dijo que si solo que tenía que encender el calentador de agua primero y sacar unas cosas del baño. Yo entré mientras sacaba sus cosas para abrir la regadera (ducha) y cuando estaba de espaldas me puse de rodillas y le baje de un tirón el mismo short. Antes de que pudiera quitarme separé sus nalgas y empecé a besar su ano y a jugar con él, le dije que sí o sí la iba a volver a coger y la metí a bañar conmigo. Cogimos como pervertidos todo el día, ya sobrios y al final me contó que para ella era impensable hacer sexo anal, o siquiera el oral.

A día de hoy seguimos teniendo relaciones cuando podemos y sinceramente es una mujer a la que no pienso soltar en un rato mientras la sigamos pasando así de bien.

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