Por dónde empezar… Bueno, calculo que lo mejor sería contar algo de mi. Me llamo Daniel, soy abogado, 48 años. Físicamente digamos que estoy bastante bien, producto de haber ido casi toda mi vida al gimnasio. Si bien ya no tengo 20 años, me conservo.
Lo que les voy a contar empezó hace alrededor de 6 meses, aunque podría decirse que se remonta a unos 20 años atrás. Mejor voy desde el principio…
Abrí el estudio en el 2003, después de haber trabajado en esto casi toda mi vida pero en relación de dependencia; es un estudio relativamente chico, aunque las oficinas parezcan lo contrario. Es que realmente es un departamento que heredé y fui reformando de a poco (aunque conservo la cocina y la heladera llenas y el baño equipado por si algún día me tengo que quedar hasta tarde, lo que cada vez pasa más seguido). Pero cuando los clientes ven que tengo 3 habitaciones aparte de mi despacho quedan impresionados… Todo producto del trabajo, supongo.
En fin, mientras estaba aprendiendo el oficio me hice amigo de Luis, otro abogado que trabajaba conmigo en el primer estudio que trabajé. La verdad que congeniábamos bastante bien y hasta he llegado a ir a su casamiento con Nadia, su esposa. Me invitan a fiestas familiares y aunque últimamente estoy un poco alejado, siempre lo tuve en mucha estima. Supongo que nos distanciamos en el momento en que yo decidí abrir mi propio estudio y él quiso quedarse en relación de dependencia en el anterior. Para no irme por las ramas, en el 2000 o en el 99 ya ni me acuerdo, Luis tuvo una hija, Dani. Durante muchos años fui una especie de tío para ella, aunque como bien dije, hace unos años me distancié un poco de la familia. No obstante, sigo en contacto con el padre, nos saludamos para los cumpleaños y esas cosas.
La cosa es que hasta el año pasado tuve una especie de socia/asistente/cadete que en Marzo decidió no sólo irse de mi estudio, sino hacerme un tremendo juicio que, claramente, me va a ganar en un par de años. Motivo de esto, desde hace más de un año estoy solo haciéndome cargo del trabajo. No quería saber absolutamente nada de contratar a alguien nuevo.
Pero con el tiempo me fui dando cuenta de que no llego con todo y tuve que empezar a considerar tomar a alguien. Empecé a tomar entrevistas y realmente nadie me convencía, hasta que el 19 de octubre, el día del cumpleaños de Luis, saludo va, saludo viene le conté lo que había pasado con mi ex asistente.
-No te puedo creer, pero estuvo casi 3 años con vos!
-Si, una desubicada, podés creer que me pide casi un palo en la demanda…
-Nooo…
-Si… Encima no llego con los vencimientos, estoy laburando hasta las 2 de la mañana desde casa.
-Che, y si tomás a alguien?
-No sé… Mirá, durante un tiempo no quería saber nada, pero la verdad empecé a tomar entrevistas hace un par de semanas con la esperanza de encontrar a alguien, más para probar viste, pero los que vienen son todos un desastre…
-Che, y si te mando a Dani?
-A Dani?
-Sí, empezó Derecho, no te conté? Está en segundo año y medio que anda buscando laburo… Para ir aprendiendo.
-Y… Mirá, hagamos algo, decile que venga el lunes al estudio, sabés donde es?
-Si, si…
-No le prometo nada, pero la entrevista no se la voy a negar.
-Dale, le pregunto. Tipo a qué hora?
-A las 15.00 yo ya tendría que estar por acá, de ahí hasta las 7 me quedo.
-Dale, le digo, se va a poner contenta… No sabés cuánto hace que está buscando…
-Me imagino, está difícil para todos…
Finalmente, ese lunes a las 14.50 h, más puntual que cualquiera de los otros postulantes, el timbre del estudio estaba sonando.
-Quién es?
Una voz aguda, casi aniñada respondió:
-Dani! Tengo una entrevista…
-Ah, sí, pasá!
No voy a negar que empecé a sentir algo de nervios en el trayecto desde que Dani abrió la puerta hasta que llegó al quinto piso en el que yo estaba. Hacía unos 12 años desde la última vez que la había visto en persona…
Finalmente, golpeó la puerta. Abrí y frente a mi había una chica de unos 20 años. Pelo negro pero tez súper blanca, ojos grises (estoy segurísimo que eran lentes de contacto), y vestida muy sobriamente con un pantalón negro, una remera blanca y un saco negro también. Usaba anteojos de esos grandes a pesar de los lentes de contacto.
-Dani?
-Si, Doctor…
-Nooo, nada de doctor, para vos soy Daniel, vos quizá no te acordás pero yo te conocí cuando eras chica…
-Perdón… Es que estoy un poco nerviosa…
-No pasa nada… Ehmmm… querés pasar o te tomo la entrevista acá afuera?
Me corrí de la puerta
-Ah, si, perdón…
Nunca antes me había pasado, pero cuando entró no pude evitar pensar en cómo había crecido esa chica. Por un instante se me fueron los ojos a su cola. Juro que nunca antes me pasó con una posible postulante, en serio. Pero me controlé al instante. Era la hija de mi amigo. Y aún si no lo fuere, era una entrevista de trabajo y tenía que actuar como un profesional.
La hice pasar a mi oficina principal y no pude evitar notar cómo miraba fascinada las oficinas. La verdad no eran gran cosa para mi, pero siendo su primer trabajo seguramente le parecían geniales.
Le tomé la entrevista y rápidamente noté que destacaba entre los postulantes de la semana anterior. No demasiado, no voy a mentir, pero claramente se la notaba con más ganas de trabajar, eso era innegable.
Así que decidí darle una oportunidad, acordamos su sueldo y un horario part time en el que algunos días debería venir por la mañana y otros por la tarde y le dije que por ser el primer día vaya a su casa a descansar (a pesar de que dijo que si quería podía empezar al instante); preferí liberarla, y citarla al otro día a la tarde para irle mostrando de a poco el trabajo, no sin antes dejarle un gran saludo para sus padres.
Así que ese martes empezó a trabajar y si bien estaba bastante, bastante perdida, la chica aprendía rápido. No tuve grandes quejas desde el primer mes. Por otro lado, era agradable escuchar un poco de música actual en el trabajo. La radio había quedado sintonizada en el AM desde que se fue la innombrable y ni me di cuenta lo que escuchaba. Dani me pidió permiso para cambiarla y empezó a poner su música; así conocí Foo Fghters y otras bandas bastante interesantes… La chica le ponía bastante empezó, aunque tenía un problema bastante serio con todo lo que es tribunales.
Se olvidaba de anotar cosas, y la mayor parte de las veces tenía que ir yo de vuelta a ver los expedientes que ella había mirado descuidadamente. Así que un día ya casi llegando a finales de diciembre, la senté en mi oficina y le tuve que decir.
-Mirá Dani, estoy muy contento con tu trabajo en el estudio, la verdad no tengo quejas, pero noto que hacés bastante agua cuando vas a mirar los expedientes, qué pasa?
-Es que no entiendo Daniel… Es como que usted me dice… Perdón, vos me decís que busque tal o cual cosa pero no las encuentro en el libraco cuando estoy allá…
-Mirá vamos a hacer algo… Mañana vamos a ir los 2 juntos a tribunales y vamos a hacer la procuración juntos, te parece? La verdad necesito que aprendas eso porque sino la verdad que no voy a llegar si tengo que ir todas las mañanas a ver los expedientes yo también.
-Si, perdón… Te juro que intenté…
-No te preocupes, hoy ya es tarde. Andá a casa y mañana a las 9 puntual te veo en tribunales, dale?
-Si… Gracias por tenerme paciencia.
-No pasa nada. Sólo te pido que ese mismo empeño que le ponés acá adentro se lo pongas a tribu… Hasta mañana.
El día siguiente amaneció con un calor agobiante, propio de fines de Diciembre en el hemisferio sur. No obstante, la ciudad estaba cubierta de unos nubarrones oscuros que amenazaban tormenta. Llegué a tribunales a las 08 45, y Dani ya estaba ahí esperándome.
Estaba vestida con una musculosa blanca y pantalón de jean. Yo le había sugerido hacía bastante tiempo que se venga más fresca los días de calor, sobre todo si iba a hacer tribunales. Nada justificaba que además de estar en la calle se muriese de calor…
La cosa es que decidí llevarla a ver mínimo 10 expedientes, lo que implicaba movernos por la ciudad. Los que conocen Buenos Aires saben que es un caos de tránsito, por lo que nos movimos a pie. Estábamos en el octavo cuando se largó una tormenta terrible. Decidimos entrar a un café a tomar algo para esperar, pero la tormenta no paraba. A mí se me hacía tarde, así que le sugerí que volviese a su casa, pero su respuesta fue negativa:
-Ya terminé de cursar, recién estamos a media mañana y la verdad ahora que sé cómo se mira un expediente, quisiera aunque sea aprender a trabajarlo, para tener el ciclo completo.
No se podía negar que la chica estaba motivada…
Así que le ofrecí que tomásemos un taxi al estudio, no nos separaban más de 12 cuadras pero con ese clima no era posible hacerlas caminando sin agarrarse una gripe. Aceptó.
Son raras las vueltas que tiene a veces la suerte… Cuando estábamos a la vuelta del edificio, a escasa cuadra y media, nos topamos con uno de esos camiones que levantan volquetes. Y claramente recién empezaba su trabajo. Para no esperar (y evitar pagar de más), con Dani acordamos bajarnos ahí y correr esos escasos 150 metros hasta el estudio. No parecía demasiado. La lluvia era torrencial, pero no nos mojamos demasiado. Hasta que llegamos a la esquina. Alguna vez conociste a uno de esos idiotas que en un día de lluvia pasan pegados a la vereda en zonas inundables y te bañan? Bueno, yo conocí a uno ese día. Nos empapó de pies a cabeza. Lo que habíamos salvado corriendo, se fue al garete estando a 3 edificios del nuestro.
Subimos más a limpiarnos y secarnos que a otra cosa, el día estaba casi perdido y todavía tenía que intentar salvar los pocos papeles que llevaba (por suerte eran copias solamente). Pero me olvidé de todo eso cuando, estando en el ascensor, no pude evitar ver en el espejo cómo se traslucía el corpiño de Dani en su musculosa. Era blanco, claramente, y resaltaba de un modo espectacular sus tetas. Y no sólo eso, al ser también blanca la musculosa, se le traslucía además el resto de su panza, lisa, sin abdominales pero tan sexy, coronada por ese ombligo y metiéndose en su jean, que también estaba empapado…
-Ay no puedo creer que haya HDPs como ese… Dios! Tendría que haber multas para ese tipo de gente!
Dijo con furia.
-Es un desastre… Hacé algo, te secás, te pago un taxi y te volvés a casa, yo también tengo que secarme…
-Pero mañana vence el plazo de los alegatos dijiste…
-No te preocupes, yo los termino y los presento.
-No, hagamos algo, me seco como puedo y si querés te ayudo un rato…
Me había olvidado. Tenía que presentar un alegato al día siguiente y si no lo hacía tendría que correr el lunes. Claro que Dani no sabía eso y creía que el día siguiente era el último hábil… Sé que está mal, pero no le dije nada.
Llegamos al estudio y le di dos de los toallones del baño para que se seque.
-Segura que te querés quedar?
A esa altura yo rogaba que dijese que sí. La visión del ascensor me había cegado completamente el sentido común.
-Si, no se preocupe… Lo único, me podré cambiar en el baño?
-Si, por supuesto! Yo uso mi oficina. Tenés algo de ropa de repuesto?
-No, pero aunque sea para secarme…
-Obvio… Si querés hagamos algo, secate bien y usá la otra oficina que está del otro lado.
-Ok, gracias! Por suerte los pies no se me mojaron
Ella había tenido suerte.
En el estudio tengo 2 estufas tiro balanceado, una en cada oficina. Agarré el toallón que me quedaba, cerré la puerta, me saqué la camisa, el pantalón y las medias y los puse a secar a los pies de ella mientras me secaba. Cuando terminé, en un arranque de sentido común pensé que si Dani entraba a mi oficina me vería así, en calzoncillos. Decidí ponerme el pantalón de nuevo, por húmedo que estuviese. Calculé que de todos modos terminar el alegato no me llevaría más de media hora si trabajaba sin distracciones. Pero cómo iba a trabajar sin distracciones con eso en la cabeza.
Escuché que golpeaban la puerta:
-Daniel…
-Si… Eh… estoy medio en paños menores…
-No pasa nada, yo también… (Sentí una risita). Te quería preguntar si puedo poner algo de ropa adelante de la estufa así se seca…
Creo que se me salió el corazón al escuchar esas palabras. No podía evitar preguntarme a qué ropa se refería. O era el pantalón, o era la remera. No podían ser las medias…
-Bueno… si no te molesta… pasá… digo… si, no hay problema…
Lo que vi cuando entró me ha dado que pensar en más de una noche. Ahí estaba ella, en musculosa, bombacha blanca haciendo juego y medias. Nada más. Se tapaba los pechos con el antebrazo, y en la otra mano tenía el corpiño y el pantalón. Los puso al lado de mi camisa y dijo
-A ver si se seca algo… Todavía no puedo creer. Pudo salvar algún papel?
-La verdad que todavía no abrí la carpeta
Dije. Yo llevo siempre los papeles en una carpeta plástica, pero no tiene cierre ni nada, así que era probable que estuviesen tan empapados como nosotros
-Uh, pero miremos, quizá se salvó algo! No?
-Tenés razón…
En este punto, me levanté para agarrar la carpeta que había dejado sobre una pequeña toalla del otro lado del escritorio.
-Todavía tenés el pantalón puesto?!
-Y… si, ya está, no pasa nada…
-No, pero te va a hacer mal, está empapado!
-Es que… bueno… me parece medio desubicado quedarme en calzones delante tuyo, bastante estoy así ya…
-Mire Daniel… Digo, mirá Daniel, sos amigo de mis padres, y la verdad hace más de 2 meses que trabajamos juntos, además me conocés de chica y es una situación excepcional. No pasa nada, en serio. Además, si yo estoy así también… Saquemos el trabajo y nos vamos, pero no te quedes así que te puede hacer muy mal!
Mientras ella hablaba no pude evitar fijarme en su bombacha. Si bien se seguía cubriendo con el brazo los pechos que se traslucían a través de la musculosa, la bombacha quedaba al descubierto. Y pude ver cómo se traslucían muy sutilmente sus labios, y un pelo púbico muy, pero muy corto. Pero se notaba. No podía sacarme el pantalón, la erección que tenía sería más que evidente.
-Es que Dani…
-Nada, no vas a ser el primer hombre que veo en calzones…
Así que le hice caso mientras ella se daba vuelta (o hacía como que no miraba) y me lo saqué. Cuando lo hice y mientras me estaba sentando juro que me pareció escuchar un “Apa!”.
-Qué?
-Mm? Ya está?
-Si… me lo ponés cerca de la estufa por favor?
-Si, dale…
Le pedí que se siente al otro lado del escritorio, orienté el monitor para que ella pudiese ver y dije:
-Bueno, te explico rápidamente cómo se hace un alegato:
Comencé mi explicación, pero claramente mi cabeza estaba en otra cosa. Mi otra cabeza también. Sabía que era cuestión de tiempo hasta que se le cansase el brazo y tuviese que bajarlo, así que hice la explicación lo más detallada posible. De todos modos, mis ojos iban del monitor a los suyos. Si bien una parte de mí quería ver esos pechos, traslúcidos a través de la musculosa, aún conservaba algo de decoro. Pero finalmente el cansancio cedió, pude notarlo por el rabillo del ojo. Había bajado el brazo.
Ahora el problema era… cómo hacer para mirar, sin que se notase. Era una pelea tremenda dando vueltas en mi mente para evitar hacer contacto con sus pechos y sin embargo… finalmente, en uno de los “hasta acá vas entendiendo?” que cada tato le decía, bajé la mirada y los vi. Fue una fracción de segundo, pero alcanzó para que se grabasen en mi mente. Esos pechos pequeños, pero perfectos, de grandes areolas rosadas. El frío hacía que sus pezones estén completamente duros, apuntándome. Si en ese momento ya tenía una erección, se duplicó el flujo de sangre a mi pene. Ahora sí que no podía trabajar. Creo que ella se dio cuenta porque dijo
-Voy a ver si el corpiño y el pantalón se secaron ya…
Se levantó, se agachó a tocarlo y dijo “ya está, tu pantalón también, querés que te lo pase?”
No había respuesta sensata a eso. Si decía que no, quedaba como un degenerado. Si decía que sí, vería mi erección.
-Dale, pasámelo, así me tapo un poco…
Me acercó el pantalón por encima del escritorio, y pude notar su mirada clavándose en mi bulto. No podía estar mirando otra cosa. Creí que ahí mismo se venía es segundo juicio en mi contra, pero muy por el contrario, Dani sonrió.
Me puse el pantalón a toda prisa, medio atolondrado y casi me agarro con el cierre.
-Ojo, no te agarres eso eh, que lo vas a necesitar en algún momento.
Me dijo un poco entre risas. Yo ya no podía más. Apuré la explicación lo más que pude, imprimimos las cosas y le dije.
-Bueno, no te preocupes, mañana quedate en casa que yo lo presento…
-Seguro? Mirá que no me voy a resfriar ni nada eh?
-No, tranqui, tomátelo libre…
-Bueno, gracias… si no queda nada más para hacer, me cambio y me voy…
-Vaya, vaya nomás…
Dio media vuelta y se fue para el baño, circunstancia en la que no puede evitar mirarle cómo su bombacha se metía bien adentro de su cola, redondita y firme. No tenía demasiadas tetas, pero esa cola… por favor.
Me iba a acercar a buscar la camisa, cuando Dani entró de nuevo. No habían pasado ni 30 segundos. Esta vez sus brazos estaban a los lados y podía ver perfectamente sus pezones. Pero hice contacto visual.
-Daniel… Gracias.
-Por?
-Nada, por ser tan bueno conmigo. La verdad que aprendo un montón y realmente aprecio el trabajo.
-Da, da da, si trabajás re bien, lo merecés. Andá a casa que te vas a resfriar… Ah, y agarrate un saco mío que debo tener alguno en el armario, el lunes me lo traés.
-Gracias!
Se fue a cambiar al baño, dejándome con la erección más grande de la historia. Traté de tranquilizarme, y pensé si realmente me había dicho lo que yo creía que me había dicho… Qué quiso decir con “no te agarres eso que lo vas a necesitar?”
-Me quedé pensando mientras mi pene iba descendiendo. Antes de irse, pasó con mi saco y su pantalón puestos (calculo que el corpiño también), me volvió a dar las gracias y me dio un beso peligrosamente cerca de la boca.
Esa noche dormí 2 horas nada más.
Y esto recién empezaba…