Soy Marcos (no es mi nombre real por razones obvias), no soy un escritor, pero me necesito desahogar… Todo esto empezó hace un año atrás cuando nos vinimos a vivir con mis dos hijas Laura y Micaela al campo que heredamos mis hermanas y yo tras la muerte de mi padre, yo para ese entonces ya estaba viudo hacía dos años y sin trabajo así que me vine a administrar el campo.
Lau mi hija mayor de 20 años trabaja en marketing online y Mica de 18 años recién la secundaría terminada. Pensaba tomar un año de descanso, los primeros días fueron días de adaptación.
Les cuento que vivimos en una casa grande con dos baños y cuatros habitaciones yo duermo en la habitación de atrás que es la más grande y con baño propio.
Todo esto comenzó cuando una noche me desperté con ganas de tomar agua no se bien qué hora era aproximadamente las dos de la mañana cuando pasé por la pieza de Lau escuché ruido la puerta estaba entre abierta, el velador encendido y me acerqué para saber si estaba bien, pero al asomarme está más que bien, tenía las piernas abiertas con su tanga blanca en las rodillas y una remera negra que les tapaban sus grandes tetas, su mano en su concha no podía ver bien desde el lugar que estaba, pero solo me quedé quieto mirando el hermoso espectáculo.
Lau es una morocha de ojos negros que en ese momento los tenia cerrados con culo y tetas grandes cada vez se masturbaba más rápido y yo parado en la puerta mirando a mi hija como se daba placer al escuchar los gemidos de mi hija algo se despertó en mi algo que estaba dormido. Hace mucho tiempo desde que enviudé, no había estado con ninguna mujer, pero estaba bien hasta ese momento que lo cambió todo. Cuando Lau acabó cerró sus piernas y apretó fuerte una de sus grandes tetas. Yo en ese momento me fui despacio para mi pieza, al llegar a mi pieza me doy cuenta que tengo la pija muy dura, no la tenía así desde mi juventud. Esa noche me di un baño y me dormí pensando en Lau, pero no como mi hija sino como una mujer a la cual deseaba.
Al día siguiente al despertar me quedé en la cama pensando lo que había visto a la noche, pero no solo eso sino que quería mas no me conformaba con ver sino que quería tocar, me había vuelto loco en una sola noche y no me importaba.
Mi relación con mis hijas era normal de padre e hijas, pero yo quería cambiar eso con Lau. Yo soy un hombre de 45 años, morocho de 1.80, no soy atractivo y también soy gordito en estos años me había dejado estar, lo único que tengo a favor es que tengo una verga de 20 centímetros y gruesa.
Me levanté después de pensar un rato largo, me fui a la cocina a tomar mates. Eran las siete de la mañana mis hijas se levantan tarde, Mica a las nueve para salir a correr a la mañana para que le quede el día libre y Lau tipo diez de la mañana ya que ella no tiene horario en su trabajo y yo no tenía nada que hacer ya que el campo lo tenemos sembrado mi único trabajo es cuidar la casa y llevar los números del campo. Después de tomar mates volví a mi pieza y me desnudé, me puse un bóxer que me apretaba y hacía tiempo no usaba que se me marcaba bien la pija, subí la calefacción de toda la casa y me quedé en la cocina esperando.
Pasaron las horas y escucho pasos viniendo hacia cocina era Mica, al entrar se quedó quieta unos segundos solo me miró, no acostumbramos a andar en ropa interior y yo estaba casi desnudo. Ella se acercó con su ropa deportiva, un conjunto negro, Mica es morocha, pero heredó los ojos verdes de su madre, es muy bonita. Se acercó me dio un beso como todas las mañanas, se notaba que la ponía nerviosa mi forma de estar vestido, si se podría decir vestido.
-Mica ya te preparé el licuado.
Ella a la mañana siempre toma un licuado de frutas antes de salir a correr y los días que no corre otro distinto.
-Gracias papi –me dijo con mucha ternura.
Nos sentamos en la mesa mientras tomaba su licuado, pasaron unos minutos y se fue a correr. Me quedé solo esperando que Lau se levantara muy nervioso y ansioso. A las diez de la mañana puse el agua a calentar para el mate porque con Lau tomábamos mates juntos cuando se levanta, cuando el agua ya está caliente mi pija también y muy dura tan solo porque estaba a punto de ver a Lau y yo ya no era la misma persona del día anterior.
Cuando escucho los pasos de Lau le doy la espalda a la puerta porque me dio vergüenza porque mi pija cruzaba todo el bóxer. La escucho decir:
-Buen día papi -me abraza de atrás y me da un fuerte beso.
-Hola hija -le respondí.
Me di vuelta, le di un suave beso en la mejilla, ella se sienta en la mesa y yo voy a buscar el equipo de mate. Cuando voy hacia la mesa noto que me mira mi verga marcada en el bóxer y yo me doy cuenta que tiene la misma remera negra de esa noche y unas calzas negras también. Tan solo de imaginar que abajo de esas calzas podría tener su tanguita blanca mi pija quería salirse.
Nuestra mesa es rectangular para unas diez personas, ella se sentó en el medio de la mesa y yo habitualmente me siento enfrente de ella. Pero ese día me senté a su lado. Mientras charlábamos de todo un poco como eran todas nuestras mañanas, yo notaba como cuidadosamente bajaba la mirada, eso me excitaba, no sabía si lo hacía porque no estaba acostumbrada a verme así o por que le gustaba, estaba muy confundido y no podía pensar en nada más que la hermosa mujer que es mi hija.
En un momento me dice:
-Papi es raro verte sin tu ropa habitual -mientras volvía a mirar hacia abajo.
-Estuve pensando que ya somos todos grandes y en nuestra casa podemos estar cómodos, ¿a vos te molesta? -Le pregunté.
Lau con una sonrisa me responde:
-No para nada papi me parece genial que en casa podamos sentirnos cómodos con nosotros y entre nosotros -de reojo volvió a mirar mi bulto.
La abrazo mientras le digo:
-Hija has madurado mucho en este último tiempo.
Mientras la abrazo siento sus enormes tetas apretadas con mi brazo, cuando saco mi mano de su hombro la deslizo suave hacia sus enormes tetas tocando una de sus tetas bajando hasta su pancita y dejo la mano en una de sus piernas y mi otra mano tocando su cuello como un pervertido.
Ella me dice mirándome a los ojos.
-Gracias papi te quiero -y de un salto quedó sentada en mis piernas y abrazándome, mi pija dura apretada su gran culo, no podía creer que todo iba tan bien, pero la suerte se me terminó cuando escuchamos a Mica que llegaba de correr y me dijo- me voy a bañar antes de que entre Mica y se fue.
Ese día transcurrió normal, Lau trabajando en su pc y Mica andando a caballo que a ella le encanta. Ese día me tocó preparar la cena a mí y me fui a dormir temprano, pero sin sacarme de la cabeza a Lau.
Al día siguiente fue muy parecido con los preparativos a la mañana con la diferencia que yo estaba más tranquilo más seguro de mí mismo y de mi objetivo: mi hija mayor. Ese día era sábado sabía que Mica no se levantaba hasta el mediodía porque los sábados ni domingos sale a correr, tenía dos horas a solas con Lau.
Escucho a Lau decirme:
-Buen día papi -la verdad me agarró distraído calentando el agua para el mate.
Le contesto de espaldas:
-Buenos días hija.
Cuando me doy vuelta la veo caminando hacia mí con un top blanco chico que apenas tapaban sus grandes tetas y una tanga color rosa y nada más, yo solo me quedé quieto disfrutando la perfecta mujer que venía hacia mí.
Me abrazó y me dio un beso con sus labios carnosos en mi cachete.
-Te ves muy bien hoy -me dijo.
Yo estaba como el día anterior con mi bóxer y nada más. Para ese momento mi pija estaba igual o más dura que la mañana anterior. Esperé que vaya para la mesa para mirar su gran culo que se comía a esa diminuta tanga que solo se veía un triangulito.
Me senté a su lado como el día anterior con diferencia que esta vez no tenía pantalón y se le notaban sus pezones y le pregunté cómo había dormido.
Me contestó con voz de bebota:
-No muy bien papi, he dormido mal porque me duele el cuello.
En ese instante me olvidé del mate y me paré atrás de ella y le dije:
-Tranquila hija papi se encarga.
Y comencé a hacerle masajes suaves, mi verga dura como una piedra apoyada contra el respaldar de la silla, podía oler su perfume y sentir su suave piel, pero quería más mucho más. Mis manos bajaban y subían desde el cuello y su espalda, unos minutos después desde el cuello hasta la parte superior del pecho podía tocar con las puntas de los dedos su top. Cada vez que bajaba hacia su pecho bajaba unos centímetros más hacia sus enormes tetas, ella solo movía su cuello de un lado a otro y mordía sus labios eso me animaba a seguir por más, hasta que llegó el momento y no aguante más y pasé mis dos manos por sus dos grandes tetas por arriba de su top.
Le pregunté cerca de su oreja casi tocándolas con mis labios:
-¿Hija te gustan los masajes de papi?
Solo me respondió “Sip” y me sonrió. En ese momento no aguante más y le metí las dos manos dentro de su top, ella solo se mordió y estiró su cabeza hacia atrás, saqué una mano de su teta y le metí un dedo en la boca, ella mantenía sus ojos cerrados mientras metía mis dedos en su boca y tocaba sus tetas con la otra mano.
Después de un rato de disfrutar de sus tetas y sus boca giro la silla para un costado y me paro frente a mi hija que estaba sentada con las piernas entre abiertas, las tetas enormes al aire mirándome y su cabeza tirada hacia atrás. Agarro su pelo que no es tan largo le llega hasta los hombros, se lo agarro y al mismo tiempo dejo salir mi gran verga de bóxer, mi querida hija mayor agarra la verga con las dos manos y me dice:
-Papi que grande la tienes -mientras le da un chupón a la cabeza.
Le digo como puedo porque mi voz no salía…
-Gracias hija, te gustaría tenerla dentro de tu cuerpo? -mientras le paso mi verga por sus labios.
Me mira a los ojos y me dice:
-No papi, perdón, pero es muy grande, si quieres te la chupo, pero solo he tenido sexo oral una vez y no era así de grande -mientras me acariciaba mi verga con las dos manos.
Como la tenía agarrada de su pelo aprovecho y empujo su cabeza hacia mi verga y le digo:
-Hija lo que vos puedas, me estás haciendo el hombre más feliz del mundo.
Abre su boca y me empieza a chupar la cabeza con mucha timidez, se notaba que no tenía mucha experiencia. Yo la verdad que se la quería meter hasta la garganta así que empujo su nuca cada vez más hasta que se ahogó y la dejo respirar una vez y de vuelta el mismo movimiento. Solo podía meterse la mitad de mi verga. La tercera vez que le llevo la cabeza hacia mi verga cuando se empezó a ahogar la empujo un poco más, en ese momento abre sus dos ojos grandes y me mira, apoyó sus dos manos en mis piernas y empuja hacia tras. Solo me salió decirle:
-Tu papi te va a enseñar cómo se la tienes que chupar a un macho de verdad.
En ese momento mi verga ya quería explotar. Después de unos cuantos segundos con mi niña ahogándose la dejo respirar, la miro a su cara y se le cae la saliva de sus sexys labios y sus ojos llorosos. Después de unos cuantos minutos de taladrar la boca y garganta de mi hija le digo:
-Ahora te vas a tomar toda la lechita como una buena niña de papi.
Ella me miró con sus ojos llorosos, con su boca comiéndose a mi verga y asintió con su cabeza porque hablar no podía. En ese momento empujo más que nunca su cabeza hacia mí, lo que podía y lleno su garganta de semen, mientras acababa aprieto unas de sus grandes tetas con todas mis fuerzas.
Al terminar suelto su pelo y me siento en la silla que tenía al lado en la que iba a cebar mates. Miro a Lau que estaba pasando la mano por la boca con sus tetas al aire, en ese momento también me mira y dice:
-Nadie me ha tratado como vos papi como una puta, pero me gustó y quiero aprender más como tratar a un hombre.
En ese momento viene hacia mí, se sienta en mi falda y me da un beso tierno, pero largo, fue la primera vez que nos besamos y me encantó.
Unos minutos después escuchamos la puerta de la pieza de Mica que despertó antes de lo pensado. Lau se tapó sus tetotas con su top, fue rápido al lavamanos de la cocina mientras Lau lavaba su cara yo escondí mi verga y me senté donde siempre así la mesa tapaba mi verga que aún seguía con ganas de más. Agarro el equipo de mates y en ese momento entra Mica.
-Hola familia ¿cómo están? -saluda Mica con su voz dulce de siempre.
Lau le responde con total naturalidad:
-Hola hermanita ¿cómo despertaste hoy?
Yo la verdad en ese momento se me salía el corazón del cuerpo, acababa de llenar de leche la garganta a mi hija mayor y la menor casi lo descubre.
Mica se acerca a mí me da un beso.
-Papi estas todo transpirado ¿la calefacción está muy alta? -yo me quedé sin saber que responder.
Salió a mi rescate Lau.
-Yo la puse alta para poder andar cómoda por la casa, que papi me dio permiso en andar en ropa interior -mientras ella le movía el culo a su hermana mostrando su diminuta tanga.
Pasaron unos minutos Lau y Mica hablando estaban entretenidas y aproveché y me fui a mi pieza a dar un baño.
Continuará…