Hace veinte años que estoy en pareja con Mary, he tenido varias relaciones anteriores, bastante intensas, pero con mujeres que cuando les presentaba una situación hipotética tal como cambio de roles, me decían que era una situación en que el hombre era un puto reprimido, o que no tenía clara cuál era la sexualidad del sujeto de la situación hipotética.
Propuse, por ejemplo, la lluvia dorada y fue negada por casi todas mis ex parejas, salvo por una de ellas, que por supuesto la llevó a cabo en una sola dirección: ella se paró delante de mí, abrió sus labios vaginales y me meó enterito. Pero se negó a que yo la meara.
También en alguna ocasión, y de acuerdo a la persona que tenía delante de mí, por caso, si era o no extrovertida, me permitía plantear conjeturas sexuales más o menos atrevidas, en cierta oportunidad con una chica bastante libre de mente le planteé una sesión de sexo escatológico. Para mi asombro se puso muy mal y me dijo que nunca se le hubiera ocurrido hacer una cosa así.
En cierto momento de mi vida me enamoré de una mujer que me llevada diez años y con la que teníamos unas relaciones sexuales muy abiertas y calientes, una vez terminada una relación sexual explosiva y con todos los condimentos, aclaración: me agrada el sexo completo y básicamente con penetración por el culo; le dije que podríamos hacer un trio, del modo en que ella quisiera, con dos mujeres o con dos hombres o ambos para que no se entendiera que yo quería sacar ventaja.
Me miró fijo, cambió su semblante y me dijo que eso nunca iba a suceder, pero en el caso en que, ella se iba a dejar coger por el culo y por la concha y cuando termináramos la sesión sexual, me iba a abandonar, de modo tal que yo tuviera como la última imagen que ella fue penetrada por otro
Me quedé estupefacto, no sabía qué pensar, empecé a considerar que yo estaba yendo por un camino de corrupción de mi persona y que mis pensamientos me estaban traicionando y hacían que yo tuviera fantasías alocadas que estaban dentro del ámbito de lo prohibido.
De todos modos, debo confesar que estos pensamientos me venían de muy temprana edad, cuando yo fantaseaba con una tía solterona a la que había visto en bolas cuando ella no me vio a mí. Con ella solía hablar de sexo en mi adolescencia y ella fue la que me dio ciertos datos acerca de la sexualidad. Yo tenía un gran cariño por ella y de recordarla cuando la había visto desnuda me había hecho más de una paja.
E incluso había fantaseado con ella todo lo que había solicitado a mis parejas y ante tantas negativas y comentarios acres de parte de ellas me llevaron a pensar que tenía serios problemas psicológicos.
Hasta que un día me fui a bailar a Latino, una confitería bailable que ya ha cerrado sus puertas, allí cuando ya estaba entrada la noche pasé por una mesa en donde se encontraba sentada una mujer morocha, de cabellos largos, con un pantalón negro y una camisa blanca con voladitos en el cuello y en las mangas. Me llamó la atención y la saqué a bailar. Bailamos toda la noche y quedamos en encontrarnos la semana siguiente en el mismo lugar.
Y así fue, nos encontramos y pasamos una noche muy agradable, charlamos de varios temas y así seguimos durante casi cinco meses, hasta que llegó el momento en que nos encontramos para ir a un motel.
Era una noche muy esperada por mí, y luego me dijo que también por ella, entramos a la habitación y comenzamos a besarnos, la fui desvistiendo de a poco, tenía una tetas pequeñas con pezones muy grandes y asimétricos en más, eran encantadores y se erectaban con facilidad, metí la mano en su falda y dentro de la tanga y al tocar su concha estaba toda mojada, le saqué la pollera y la tiré sobre la cama, yo ya estaba en bolas y con la verga erecta, la tanga era muy pequeña y el triángulo no alcanzaba a tapar sus vellos, me subyugó que sus pelos no pudieran ser contenidos por la tela y salieran por los costados y por arriba de su tanga, se la saqué y comencé a chuparle la concha, vibró, se estremeció y con su mano comenzó a acariciarme la pija, luego la coloqué boca abajo, le pase la lengua por toda la espalda hasta que llegué a su hermoso culo enorme, tengo cierto fetiche por los culos grandes, le abrí los glúteos y comencé a lamer el agujero, le gustó, se movió, la puse de rodillas a la vera de la cama y comencé a chupar su concha y su culo en una sola acción. En esa posición le metí la pija en la concha, ella se movía con frenesí, luego le puse la cabeza en la puerta del culo y no me dijo nada, así que introduje toda mi verga en ese culazo insaciable.
Ella también hizo lo suyo, era una gran chupadora de pija, me dio unos excelentes besos negros y me chupó las bolas como ninguna lo había hecho antes, me montó de un modo que me produjo un placer que no podría describir con palabras y me erotizó su subir y bajar con su concha mojada comiendo toda mi pija, en esa posición comencé a chuparles las tetas y a apretárselas de un modo que de sus pezones emanaron unas gotas de leche, lo cual me excitó aún más.
Desde ese día llevamos una relación estable y muy fantasiosa por cierto. A media que fue pasando el tiempo le fui preguntando por ciertas cosas que ya había preguntado y me había ido muy mal, me acompañó de buena gana a una playa nudista, no tuvo problemas con la lluvia dorada, ni tampoco con el sexo escatológico, mucho menos cuando la planteé que me gustaba cambiar de roles, me dijo, sin duda, que a ella también le gustaba y la ponía muy caliente.
Cuando teníamos sexo siempre cambiamos roles, a ella le gustaba que yo fuera su puta, me decía que en ocasiones cuando me cogía no podía dejar de tener orgasmos continuos, y a mí me gustaba que ella fuera mi chica-chico, me gusta que me metan una pija en el culo y ella lo hacía con una gran maestría que me causaba un enorme placer. Además, habíamos agregado una ocurrencia mía: disfrazarme de mujer, cosa que a ella la calentaba y mucho y a mí me empezó a gustar ser una fémina en determinados momentos de la relación sexual.
Teníamos una vida sexual activa, entre cinco y siete veces por semana hacíamos el amor. Al finalizar las mismas fantaseábamos con otras formas de coger, por ejemplo, hacer ingresar a una tercera persona.
En varias ocasiones estuvimos cerca de ello, pero nunca se dio, ella me confesó que nunca lo haría con una mujer, pero que sí podría hacerlo con otro hombre y yo le propuse que lo hiciera con varias al mismo tiempo, me miró y se sonrió, pero no me dijo nada. Ni sí, ni no.
Hasta que un día al terminar de tener una noche de sexo alocado, es decir, con todo, cuando nos estábamos dando una ducha juntos y le pasaba el jabón por la concha me dijo una cosa que me dejó asombrado: “me gustaría verte con otro hombre”.
-No -le dije con firmeza…- con otro hombre no, puede ser con una chica trans, si querés… ¿qué te parece?
-Bueno… si a vos te gusta eso, a mí también, lo que quiero ver es como te coges a un chico-chica y como ella te pone la verga en el culo y que no sea un juguete como el que yo te pongo, sino una pija de verdad. ¿Te parece, amor? -me dijo.
-Si –contesté- lo vemos, déjame buscar una chica trans que me guste.
-Si -me dijo- hagámoslo con tiempo.
-Bueno -le dije- pero voy a buscar a una trans joven. Porque me gustan las y los jóvenes.
-¿y desde cuándo te gustan los jovencitos?, nunca me lo dijiste.
-Bueno -le contesté- desde que iba a nadar al club cuando era apenas adolescente, cuando nos bañábamos para volvernos a casa me tentaba mirar las vergas de los otros muchachos.
-Está bien -me dijo-. No tengo inconvenientes, sé que me amas mucho, no corro peligro alguno.
-Eso es cierto -le repiqué.
Cuando por la tarde volvía de mi trabajo a mi casa tenía que darle una sorpresa a Mary. Ya había encontrado a la trans que me gustaba y había concertado una cita en su departamento y le solicité a Vicky, así se llama, si podía ir mi esposa porque estaba muy interesada en ver nuestro revolcón.
Vicky, me dijo que no tenía ningún problema con ello.
Mary estaba como enloquecida, cuando llegó el día fuimos al departamento de Vicky, entramos, era muy cálido el lugar y estaba adornado sencillamente, pero era muy bonito, la luz era la suficiente como para ver muy bien lo que ocurriría en esa habitación.
Apenas, la vi, le dí un beso de lengua y le toqué el culo, mientras todavía tenía abrazada a Mary, Vicky le dijo que se pusiera cómoda, ella se sentó en un sofá.
Yo seguí besando a Vicky y a tocarla por todos lados, me fui quedando en bolas, Vicky estaba con un baby doll rojo, se lo saqué y comencé a chuparles las tetas, yo ya estaba listo, mi verga estaba muy parada, estaba muy caliente, le saqué la bombacha y empecé a chuparle la pija y los huevos, la puse en cuatro patas, le abrí los cantos y comencé a lamerle el agujero del culo.
Luego Vicky, tomó mi verga y me dio un placer fenomenal, chupaba la pija extraordinariamente. Se puso boca abajo en la cama y le introduje la pija en el culo y la cogí durante casi quince minutos, luego, me paré a la vera de la cama, dejé caer la parte superior de mi cuerpo sobre ella y Vicky me metió su pija en mi culo. La verdad es que me gustó mucho.
Luego, yo acabé sobre sus tetas y ella sobre mi pecho. Mary miró con grandes ojos cuando salía la leche de ambas pijas, yo la miraba de reojo, siempre estuvo muy atenta y callada ante cada situación.
Cuando salimos le dije: -¿contenta? ¿Cumplida tu fantasía?
No me contestó, me dijo -vamos a un hotel y cogeme ya.
Estábamos en la zona de la estación de colectivos, hay por allí muchos hoteles, fuimos a uno de ellos. Mary continuaba en silencio.
Pagué por la habitación, entramos a ella, nos desnudamos y empezamos a coger como dos desaforados. Nunca Mary me había cogido de esa forma.
Estaba delante del espejo de toilette el hotel peinándome cuando escucho mi nombre: “Dani, Dani…”
-¿Qué pasa? -dije.
-Es hora que te levantes -me dijo Mary, con la dulzura que la caracteriza.
¿Estaba soñando?… no… eso había sucedido hacía algunas horas antes.