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La señora Laura
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Ese año atravesaba por situaciones nada favorables y anudado a eso, acababa de firmar el divorcio.

Después de un tiempo separados de cuerpo viviendo bajo el mismo techo obviamente debía mudarme lo más pronto posible.

Un viernes saliendo de la oficina fui a una tasca a comer algo y tomar un par de cervezas, tenía la necesidad de distraerme un poco y organizar mis ideas.

Debía resolver urgente para donde me iría a vivir. Amistosamente había quedado con mi ex que me mudaría lo más pronto posible.

Al poco rato de estar sentado en la barra pensando, tomé el móvil y llamé a mi buena amiga Tamara, la saludo con mucho cariño y después de un rato de conversación, le expongo mi situación. Ella por unos segundos se queda callada, le digo – ¿Aló, estás ahí?

– Sí, déjame ver si te puedo ayudar, dame unos minutos para llamar a una amiga y luego de hablar con ella te devuelve la llamada. Hace unos días atrás me comentó que su hija menor se había ido a vivir a Madrid y tenía esa habitación desocupada, le voy a preguntar si está interesada en alquilar, así se ayuda un poco, y tiene compañía.

Paso mucho tiempo y Tamara no llamaba, a cada momento miraba el celular, al ver que no daba señales de vida, pagué la cuenta y me fui, justo cuando iba saliendo del establecimiento entró la llamada.

Le dije -cuéntame. Ella responde con alegría – debes ir mañana para la casa de mi amiga, te quiere conocer y dependiendo de lo que hablen es posible que te alquile la pieza. Le dí las gracias y quedé en comentarle después que hablara con la señora, ella sonrió y me dijo -suerte.

Sábado en la mañana, toque el intercomunicador 4-B, al contestar me identifique, me respondió – ya bajo, deme un momento y colgó.

Después de un rato se abre la puerta del elevador, sale una mujer blanca de unos 50 años aproximadamente, mediana estatura, cabello rubio recogido con una cola de caballo, vestida con ropa de hacer deportes, y zapatos deportivos.

Para ser una señora de la edad que calculé, realmente se veía ¡Bastante bien! Ese lycra color gris oscuro definía su atlética figura y delineaba muy bien el entre piernas, dejando notar una protuberancia y una línea en el medio que dividida los gruesos labios, dejando entrar parte de la tela entre ellos como si la estuviera absorbiendo.

En la parte de arriba tenía una camiseta corta blanca de la misma tela, que dejaba desnudo su abdomen.

No tenía brasier, y por más que quisiera disimular, era inevitable no clavar mí vista en sus grandes pechos, de pezones pequeños como un botón que se marcaban en la camiseta sin ella poder evitarlo.

Pero lo que más me llamo la atención fue ¡La cantidad de pecas rojas de diferentes formatos que adornaban ese par de tetas estéticamente bien esculpidas ¡Una obra de arte! Sus hombros bien formados también pintaban muchas pecas, realmente una hermosura de mujer.

Ella al llegar a la puerta principal, antes de abrir me pregunta ¿Eres Alex? Le contesto que sí, abre la puerta me mira de arriba abajo, me da la mano, sonríe y me dice -mucho gusto me llamo Laura, bienvenido, pasa adelante. Le devuelvo la sonrisa y le digo "el gusto es mío".

La observaba mientras iba caminando delante de mi hacia el ascensor, subimos al apartamento, me invitó a sentarme en la sala y comenzamos a conversar, después de un rato de platica de preguntas y respuestas me ofreció café, el cual no rechacé; se paró a la cocina a prepararlo, mis ojos la siguieron hasta donde ya no la pude ver.

Al poco rato me trajo la taza de café, se sentó y seguimos la conversación, esta vez hizo las preguntas básicas ¿de dónde conoces a mi amiga? ¿A qué te dedicas? ¿Cuánto tiempo necesito la habitación? Respondí a todas de una manera amena.

Luego de terminar el café, hubo un poco de silencio, se levantó tomo de mi mano la taza vacía para llevarla al mesón que divide el comedor de a la cocina, me dijo "dame un momento" y yo respondo que no hay problema.

Regreso se paró frente a mi y me dijo -ven para que veas la habitación.

Me la mostró, es bastante amplia y bonita, con una cama individual, clóset, biblioteca, un escritorio y televisión por cable, luego me llevo al baño que usaría, la cocina, el lavadero, etc.

Indiscretamente pregunte ¿Usted vive sola? Al cual respondió. -sí, pero casi no estoy en el día, llego tarde en la noche, y mi hija mayor los fines de semana viene a visitarme.

Pregunto ella ¿Tienes amiga, novia, mujer? Dije no. Respondió "Porque no acepto visitas, solo tú y porque eres recomendado de mi mejor amiga, y por lo que ella me contó, quiero ayudarte.

Inmediatamente contesté, "le estaré muy agradecido". Nos quedamos mirando y ambos sonreímos.

Yo sentía que el gusto era mutuo, que había química de sobra.

Terminamos el recorrido, le comente que me gusto, que sí alquilaría, le di las gracias y me acompaño hasta la salida del edificio donde nos despedimos y le dije que nos veríamos el sábado siguiente temprano.

No dejaba de mirarla, creo que la incomode un poco, me quedé parado en la puerta después que se cerró para verla de espalda caminado hasta que llegara al ascensor, detallando cada movimiento que hacía. Ella sintió mi mirada y volteo, me miró fijo y me regalo una hermosa sonrisa.

Llego el día de mudarme, estaba emocionado sabiendo que la volvería a ver y que vivirá en su apartamento, pero estaba un poco nervioso porque mis intenciones era conquistarla y si me equivocaba dejaría mal a quien me recomendó, de verdad no podía darme ese lujo.

Era una gran tentación vivir bajo el mismo techo con la mujer que llamo mucho mi atención desde que la vi.

Cuando llegue al edificio ella me estaba esperando en la planta baja, saludé y subimos, al entrar me llevo hasta el cuarto. El cual ya estaba limpio, acomodado y con sabanas limpias.

Fui guardando las pocas cosas. Al terminar me recosté, y prendí la TV, al rato ella tocó la puerta, al abrir me dijo – disculpa es para entregarte las llaves, y decirte que hay agua si te quieres bañar, puedes usar mi baño por que el otro lo vienen acomodar el lunes, tiene un bote de agua en la llave de la ducha. Le respondí, muchas gracias muy amable.

Al poco rato salí y le pregunté ¿Dónde está su baño? Me llevo hasta su cuarto que conveniente estaba justo al lado del que yo estaba ocupando.

Al estar a solas en el baño mi curiosidad creció, mis ojos exploran todo, había un estante donde estaban varias cremas, jabón, champú, y todas las cosas de uso personal. Veía cada rincón, después de ducharme me la encontré de frente en el pasillo y le di las gracias.

Acostado en la cama, no dejaba de fantasear con ella, de cómo se vería duchándose, saliendo mojada de la ducha, secando lentamente su cuerpo, untándolo de crema, colocándose la sexy pijama y luego acostándose.

Así fueron pasando los días, casi no coincidimos, en mi empeño por querer conocer cada vez más de ella, la espiaba cuando llegaba, cuando se iba, cuando estaba en casa, hasta que ropa se ponía, etc. Pero no me atrevía a abordarla por temor a equivocarme y salir de su casa como corcho de limonada.

Una mañana temprano yo estaba sentado en la sala leyendo y ella salió de su habitación con una toalla en la cabeza y una bata de baño corta, con ropa en las manos y fue al lavadero, imagino que era la ropa que había usado para dormir.

Yo me fui a mí habitación, realmente me excitó verla así. Mi creatividad se elevó y comencé a fantasear cada cosa con ella, mi verga erecta levantaba el bóxer como una carpa, yo la apretaba y frotaba pensando en ella.

Creí escuchar la puerta, dije "ya se fue" salí directo al cesto de la ropa buscando sus pantaletas sudadas y sucia, había un cachetero negro, lo agarré, lo acomodé y lo elevé un poco para verlo mejor, luego cerré los ojos, me lo puse en la nariz, lo olía con morbosidad, yo deseaba sentir su olor, Inhale suavemente, al sentir el olor entré orine y sudor me hizo que mi verga se parara a la máxima potencia, soltando gotas de lubricación, realmente muy divino el olor natural de Laura.

Sin darme cuenta el tiempo corrió, y no percate que ella no se había ido.

Cuando de pronto sentí que me estaban observando, al abrir los ojos era ¡ella! Dios miooo dije en mis adentros!!! Me quede paralizado, sin poder decir palabra alguna.

Me miraba y lo único que se me ocurrió decir fue. "Mil disculpas" y colocar la prenda en su sitio. Ella me miraba fijo, estaba tan nervioso que sentía que me temblaban las piernas y las manos, en mis adentros decía, "hasta aquí llegue yo"

Me salí del lugar, al darle la espalda me dijo. Responde con honestidad. ¿Te gusto la prenda? ¿Te gustó el olor?"

Me volteo y me quede pensando; viéndola a los ojos le contesté "Sí, y mucho, tienes buen gusto para la ropa íntima y tu olor es divino, excitante. Lo volvería hacer las veces que pudiera.

Ella tomo pausa, medio sonrió, y contestó "ya sabes donde las dejo"…

Me quede parado, la miré fijamente, me fui acercando sin prisa, tomé sus mejillas y mis pulgares acariciaban sus pómulos, me pegué completo, ella estaba inmóvil, cerró los ojos al momento que coloqué mis manos en sus caderas. Nos besamos por un rato, al dejar de hacerlo, ella colocando las manos en mi pecho, me miró y dijo "este no es el momento.

Se dio la media vuelta y se fue dejándome con una calentura y un sinfín de preguntas en mi cabeza.

Pasaron unos días después de ese encuentro en el lavandero, noté cambios en ella que me confundían, no se dejaba ver mucho por mí, y las pocas veces que ocurría estaba vestida con ropa de estar en casa bastante sexy y provocativa, si nos encontrábamos en algún lugar de la casa solo saludaba y ya. Realmente era bastante incómodo para mí. Yo tenía que hablar con ella y terminar de salir de esa incertidumbre ¿Pero cómo lo hacía, por donde empezaba? Debía buscar la oportunidad apropiadas.

Hasta que ese día esperado llegó sin buscarlo. Un domingo estando en la habitación, salí para tomar agua y, la consigo en la cocina sentada de espalda a la puerta con el celular en la mano en una de las 4 banquetas con espaldar del mesón, solo veía la cabeza y mitad de la espalda, yo me quedé sin hacer ruido y me pare a poca distancia, cuando logro ver, resulta que la señora estaba viendo un video porno, me quedé un momento en silencio y al ratico dije "buenos días" ella pegó un salto y gritó diciendo – "hay me asusté" ¿Cuánto tiempo llevas parado ahí?

Yo respondo, lo suficiente para ver lo que estabas viendo. Ella se puso de todos colores y nerviosa, tartamudo intentando explicarme, yo le dije, tranquila eso es normal, no tiene porqué darte pena y menos darme explicaciones, somos adultos.

Me mira y me dice – ¿Por qué me estás espiando? Y le dije, no lo hago, solo me quedé parado en la entrada y me dio curiosidad por los gritos de lo que estabas viendo, ella responde – yo no sabía que estabas aquí, pensé que no habías llegado anoche, no escuche las llaves de la puerta.

Mi respuesta es que llegue primero que ella, me acosté temprano y me quedé dormido ahí mismo, yo notaba que no se levantaba, solo giró la cabeza con el brazo apoyado para verme, permanecía casi que inmóvil, le pregunto ¿Te pasa algo? Disculpa sí te incómoda mi presencia, voy a tomar agua y regreso al cuarto, yo seguía parado detrás de su espalda que la cubría una franela blanca, abajo intuí que estaba en shorts o en pantys.

Continuó callada y yo camine para la nevera a buscar el agua, me dice – no vayas a voltear porque estoy desnuda en la parte de abajo.

Eso es como si me hubiese dicho voltea. De inmediato giré y la mire directo a la cara, ella me dice  -¡Te dije que no voltearas! Yo contesto, disculpa es una reacción espontánea, no fue mí intención.

Puso su mano para tapar la vagina, puso el celular sobre el mesón, y en la otra mano tenía algo que no podía creer. Tenía un consolador de tamaño regular que luego intento tapar metiéndolo debajo de las piernas, sus pezones estaban excitados, se notaban a través de la franela.

Me miro, sin pensarlo mucho me acerque, me puse frente a ella, la besé si cual ella correspondió de inmediato, nuestras lenguas se unieron en un morboso beso, mi mano fue a dar a su entre piernas, ella las abrió más, yo apretaba y metía los dedos en ese empapado coño con una línea de vellos que adornaba esa gran raja.

Con la desesperación arranque la franela para lamer y mamando sus grandes tetas pecosas le decía "hasta que por fin perra, te tengo como yo quería" ella decía -no sabes cómo deseaba está vaina contigo, desde que te pille con mí pantaleta sucia en tu nariz y boca tengo esas ganas, ahora cógeme como lo que soy 'tú perra".

Después de masturbarla y mamar rico sus tetas, me puse de rodillas tome el juguete sexual y lo introduje en el coño, lo sacaba y metía mientras lamía el clítoris, ella levantaba las piernas y tomaba mi cabeza y la empujaba hacia su vagina húmeda y olorosa, sus gritos se podían escuchar a distancia, hasta que la perra acabo en mi boca, ella daba jalones de pelo y luego enterró sus talones en mi espalda.

Su cuerpo se timbraba y su piel se enchina, yo arrodillado ahí le digo. Quiero que me orines la cara y la boca. Ella se sorprende pero me dice – está bien maldito pervertido quédate quieto ahí abre la boca y déjame concentrar para que salga el meao.

No paso mucho tiempo cuando un gran chorro salió de su coño directo a mi cara y mi boca, chorreaba líquido por mi pecho y sus muslos hasta llegar al piso. Mi verga se puso a millón me pare entre sus piernas bañado en oriné mezclado con fluidos vaginales, ella se abrió como una puta en celos y me dijo -cógeme duro sin piedad, mete toda esa verga dentro de mí y hazme gemir de dolor y placer, dame duro perro.

Puse mi pene en toda la entrada de la cueva orinada y olorosa a sexo, era un olor excitante y lujurioso. La penetraba con fuerza mientras escupía y mamaba sus tetas, ella se meneaba cuál puta y yo jalando sus cabellos hacia atrás. Me gritaba pidiendo más y más.

Sentía como se quebraba su cuerpo dando movimiento de arriba abajo y de lados, Era un verdadera Saranda dando cintura. Yo taladrando cada vez más fuerte hasta que acabe chorros de leches dentro de su coño y ella seguía teniendo sus múltiples orgasmos.

Nos quedamos quietos por un momento, mi verga se fue durmiendo dentro de ella hasta que se salió, la mire la bese, ella me abrazo y me dijo al oído. -no se sí se repita, nuca lo había hecho así. Me encanta, recogeré el descarte para irme a duchar, nos vemos pronto.

D A.

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