Hoy quería contarles lo lindo que lo pasé un fin de semana que se celebraron elecciones, y no fue precisamente votando.
Siempre que he tenido experiencias con machos, ha sido en telos, en sus departamentos/casas, en departamentos prestados de amigas mías, o en el peor de los casos, en auto.
Sólo una vez llevé a alguien a casa y fue hace tiempo.
El hecho de vivir con mis papas hace imposible que disponga de lugar para pasarla bien, poder vestirme de nena como me gusta y disfrutar de un buen garche.
De hecho, hasta se me hace difícil tener ropa de putita en casa. Siempre escondiendo todo en lugares insólitos para que no me descubran, lo que implicaría irme de casa sin dudas.
Esa situación hizo que sólo jugara de local una vez, y la verdad es que estaba tan perseguida que no la pasé del todo bien, más allá de que la persona con la cual estaba fue un caballero.
Pero el fin de semana de las elecciones se presentó una nueva oportunidad, y obvio que no la desaproveché.
Tanto mi papá como mi mamá tienen domicilio en Pilar, donde también vive mi abuela materna, motivo por el cual debieron votar allá. Yo voto acá en Capital.
Promediando la semana, me confirmaron que se iban el sábado a la tarde para allá, lo que me permitió no sólo comenzar a planear el finde, sino también elegir con tiempo con quien quería compartirlo.
Como no quería volver a estar perseguida como la anterior oportunidad que use mi departamento de cogedero, quería elegir bien a mi chongo.
Hace rato me vengo escribiendo con Leo. Lo conocí hace un tiempo en Glam por intermedio de una amiga cross que nos presentó.
En un primer momento no me impactó ni mucho menos. Un tipo de unos 1.80 m., físico normal, pesará unos 80 kg., ojos marrones, morocho de pelo cortito… normal digamos.
Esa noche no pasó más allá de una charla y un trago. Luego él le pidió a mi amiga mi celular, y yo la autoricé a que se lo pase.
Quizás a partir de ahí comenzó a agradarme un poco, hasta que me termine de gustar como hasta ahora. Mucho chateo, palabras lindas, piropos y esas cosas, muy respetuoso.
Creo que tardó un mes en pedirme la primera foto de nena. Ahí empezó a estar interesante el asunto. Después empezamos con video llamada y me terminó de cerrar.
Como no soy hipócrita, debo decir que para mí el tamaño importa. Y Leo colmaba mis expectativas. Una hermosa verga, que estando al palo ya podía observar lo venuda que era, estaba todo rasurado, con lo cual me dejaba observar sus huevos, el tronco hermoso que tenía su chota, intimidante, no apta para estrechas.
Siempre me pedía de vernos, pero nunca me animaba. Tener la posibilidad de invitarlo a casa me tentaba. Nuestro continuo contacto hizo que confiara en él.
Fue así que le escribí, le dije si quería venir el sábado a casa a cenar, tomar algo, charlar, algo tranqui, invitación que obviamente escondía otras intenciones.
Re buena onda aceptó, me preguntó que tenía que llevar, si vino o tomábamos cerveza, que pedíamos algo para cenar, etc.
El sábado por la tarde, mis viejos emprenden viaje para Pilar, y yo súper relajada porque sabía que se quedaban allá hasta después de las 18 horas del domingo. Igual no iba a arriesgar.
Lo cité para las 21 horas, y tengo que jurar que llego en punto. Eso realmente me gustó. Me daba la tranquilidad de que realmente quería verme.
Obvio que no cociné nada. Pedí algo livianito para comer que ya me lo habían hecho llegar antes de que viniera Leo. Apareció con un vino tinto y unos chocolates.
Yo a todo esto no estaba vestida de nena. De hecho él me había conocido así, pero sabía por mi amiga de que ambas nos vestíamos.
Resumiendo, comimos rico, música de fondo, vinito para soltarnos, sobremesa de charla con aristas sexuales. Esto empezaba a ponerse lindo.
No sé si fue el vino o qué, pero me estaba gustando mucho Leo. Lo estaba viendo con otros ojos, quizás más sexuales, y cada vez que me hablaba no podía dejar de pensar en la verga y si se iba a poner tan dura como la había visto por cam.
Cuando comienzo a levantar las cosas de la mesa, me ayuda y va conmigo hacia la cocina. Cuando dejo unos platos en la bacha, en cuestión de milésimas, lo tenía detrás de mí comiéndome la oreja, besando mi cuello, y obviamente apoyándome el trozo en la cola. En realidad me la estaba apoyando en la espalda prácticamente. Él es mucho más alto que yo, más corpulento, y eso me ponía cachonda.
Lo dejé que me tenga así por un par de minutos hasta que sentí su dureza, y ahí no dudé en girar y arrodillarme para empezar a saborearle la chota.
Tengo que confesar que la cámara no miente ni engorda. La pija era tal cual la había visto, gruesa, con unas venas que parecían explotar, la cabeza al descubierto amenazante, y mirándola como desde arriba era ancha, como la cabeza de una serpiente, no sé, algo así.
Empezó a moverse hacia atrás y adelante, como cogiéndome la boca. Quizás en su calentura no se daba cuenta de que yo estaba golpeando mi nuca con el filo de la mesada.
Para no cortar el momento, me saque la verga de la boca y le empecé a comer los huevos. No desaproveché la oportunidad y comencé a olerlo todo, sus testículos, su verga, su vientre, todo.
Me lo llevé de la mano a mi habitación, dejé la luz tenue y aproveche para dejarlo en mi cama boca arriba con el mástil en lo más alto, aguardándome mientras me iba a poner linda para él.
No tardé más de diez minutos regresar a mi habitación y verlo tal cual lo había dejado, al palo.
Pero no quiero quedarme en ese primer polvo, que si bien fue muy lindo a pesar de que me dolía, quedó como historia culpa de cosas que sucedieron esa noche.
Ese primer garche fue muy caliente, a toda máquina, como desesperados ambos, lo que hizo que estuviera bien, pero no fue extenso. Leo acabó y nos quedamos abrazados en la cama de una plaza de mi habitación. Yo lo había disfrutado, pero aún me sentía incompleta.
Me encargué de llevar nuestras copas de vino a la habitación, retomamos la charla que habíamos dejado y cargamos energía.
A todo esto, mientras estábamos en la cama, Leo pasaba su mano izquierda por sobre mis nalgas, mientras yo tomaba con mi mano su verga, haciéndole suaves caricias.
Fue ahí cuando se volvió a poner al palo que comenzó realmente la noche para Leo y para mí. Me hizo una propuesta… que conscientemente debería haber rechazado, pero mi inconsciencia no me lo permitió… hacerlo en la cama de mis papas.
No sé si hice bien o mal, pero acepté. Sinceramente, estaba deseando que me pida eso desde el miércoles que le empecé a escribir para vernos… no me pregunten porqué… pero lo deseaba y mucho.
No era una cuestión de comodidad ni mucho menos… era evidentemente morbo, tener que ocultarme de mis padres para disfrutar como disfruto como nena, era romper una barrera, traspasar límites, y fue así que pasamos a la habitación de mis viejos. Entramos para romper el orden absoluto del ambiente.
Leo realmente estaba excitado por la situación, hasta creo que más que yo. Las condiciones cambiaron, estaba en presencia de un macho más picante, más intenso que el primer polvo, con ganas de satisfacerme y satisfacerse.
Chupada de pija de rigor, besos por todos lados, dedos en la cola, apretujones de nalgas, y finalmente empujón para caer de espaldas en la cama. Me giró bruscamente, me puso culo para arriba y en cuatro patas, y comenzó en trabajo a fuerza de lengua y dedos en mi culo, digna de un actor porno.
Perdí la cabeza, ya no trataba de silenciar mis quejidos por miedo a que escuche algún vecino, le hablaba a Leo pidiéndose más, así, que me dé más, si papi…
Y es que acá cuando cometemos otro error que no voy a dejar de contar. Habíamos dejado los forros en mi habitación, y nadie estaba dispuesto a ir a buscarlos. Escupitajo en la chota, una buena salivada, yo en cuatro patas, con rodillas bien separadas, la cola bien al cielo, arqueando mi espalda a morir, esperando recibir el trozo.
Leo apoyó el glande de la chota en mi pequeño orificio, el que pedía a gritos que lo llenen de carne dura, y así fue. Fue cuestión de apoyarla, que ante un solo empujón me la enterró toda de una, a lo bruto.
No dije nada, solo me quejé, pero eso fue como una provocación para él, que comenzó a darme a romper. Se paró con sus piernas flexionadas, como clavándome desde arriba, y a partir de ese momento comencé a sentir el rigor de una buena verga.
Había perdido el sentido de la ubicación. Ya no registraba que estaba siendo clavada en la cama de mis papas, en su habitación, me estaban rompiendo el culo en su lecho.
A medida de que Leo empujaba, mis piernas iban aflojando y terminé totalmente boca abajo acostada, ya no en 4 patitas. Mi pitito rozaba contra las sábanas, lo que se sumaba al placer de sentir la pijota de lleno en el orto, lo que hacía que mi esfínter no diera más.
Estaba no sólo siendo recontra cogida y nada más. Estaba realmente sintiendo placer, con continua sensación de que estaba por acabar, un estado realmente lujuriante.
En un momento Leo se detuvo, le pregunté porque, imploraba que siguiera bombeando mi cola. Siento que estiraba su cuerpo por encima de mí, pero nunca dejando que se saliera la verga de mi hoyo dilatado, que parecía querer expulsarlo.
Levanto la vista y veo que toma un portarretratos de la mesita de luz, con la foto de mis viejos juntos en un casamiento… la pone sobre la cama, debajo de mi cara, como para que no tenga otra opción que observar esa imagen. Era el morbo absoluto.
Me empezó a hablar y a decir barbaridades… que si la iba a seguir aguantando toda en la cola, que si era la putita de papá y mamá, que ellos tenían que saber que tenían una nena culo roto, y esas cosas, las que lejos de ofenderme, me subieron la temperatura.
Ante las órdenes de Leo, le pasaba la lengua a la foto, sintiéndome realmente humillada. La situación era fuerte… pero para no mentir, también lo era la calentura que teníamos.
Me tomó con sus manos por debajo de mi vientre, me volvió a poner en 4 y sacando cola, y me siguió rompiendo en esa pose.
Yo estaba a punto de acabar… y sin tocarme… mi próstata agradecía el rigor de Leo, mi esfínter lo sufría.
Y no aguanté más. Comencé a acabar mientras Leo se ponía más loco. En ese momento no advertí que estaba haciendo un desastre en las sábanas de la cama de mis papas. No era momento para pensar en eso.
Mira cómo estás acabando putita de mierda!!! Fue la frase que desató la furia sexual de mi macho. Mi cola destrozada, seguía aguantando los embates de tremenda chota, haciendo los ruidos característicos cuando la llenan de aire, lo que volvía aún más indomable a Leo.
Sentí como se queja ese orto bebe!!! No paro hasta sacarla embarrada!!! Te vas a acordar de Leíto!!! Y Sin dudas que me iba a acordar.
Comenzó a gemir, quejarse y a escupir al menos seis o siete chorros de leche dentro de mí… al menos eso es lo que llegué a sentir a pesar de estar muy dilatada. Sentí seis o siente hinchazones de su verga dentro de mi cola, para luego relajarse y volver a hincharse.
Terminamos los dos acostados como estábamos. El detrás de mí, yo boca abajo, hasta que decidió girar y quedar boca arriba, siendo ese el momento que expulsé su verga de mi tripa, conjuntamente con toda la lechita que me había cargado por detrás, y también fue ese el momento que terminó de concretar una hermosa obra de arte en las sábanas de mis viejos.
Sumado a eso, Leo no tuvo mejor idea de limpiarse la verga ni bien me la sacó con una de las sábanas, dejando rastros de su semen y de leves manchas marrones, sin dudas restos del interior mi cola, lo que demostraba el poder de destrucción de mi macho.
Nos quedamos inmóviles en la cama por unos cuantos minutos. Ninguno de los dos hablaba, hasta que decidí darme una ducha. Si bien la noche siguió, no iba a haber polvo como ese. Ni siquiera el mañanero.
Leo se fue de casa a eso de las dos de la tarde. Le bajé, lo despedí como a un amigo. Ya de nuevo en el depto., pude comprender lo que habíamos hecho y tomar dimensión.
La escena del crimen estaba tal cual. Foto con portarretrato sobre la cama, manchón de semen tanto mío como de mi chongo en el centro del sommier, sábanas blancas que ya no eran blancas culpa de los rastros dejados por los jugos de mi cola.
Estaba súper cansada, quería dormir, pero tenía que acomodar todo. La habitación de mis viejos volvió a ser tal, las sábanas sucias las escondí en mi habitación, chequeé que no hubiera vestigios de la batalla, pero para evitar sospechas de mis papas, no podía sólo limpiar su habitación. Tuve que limpiar todo el departamento.
Desde las dos de la tarde hasta las seis puteando a Leo. Sin dudas que tenía razón… que me iba a acordar de Leíto… me acordé de él y de su madre. Limpié toda la casa como una esclava para evitar sospechas.
Y ya una vez con mis papas en casa, luego de regresar de Pilar, me seguí acordando de Leo cuando me volví a bañar por la noche y me toqué la cola. Lo volví a putear, pero a la vez quería tenerlo dentro nuevamente.
Desde esa vez que no nos vemos. Si nos mandamos mensajes y me hizo una video llamada hace unos días preguntándome si la quería de nuevo, mientras me mostraba la pija al palo.
Si bien soy débil, no soy tonta. No tengo ganas de andar rota como anduve por días.
Ahhh!!! Me olvidaba!!! Mis papás me felicitaron por haberme tomado el trabajo de limpiar todo el departamento sin que tuvieran necesidad de pedírmelo.
NATY.