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Fernanda: La esposa de Christian (Parte 1)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Lo que van a leer es una confesión sobre una infidelidad que la esposa de mi amigo tuvo conmigo, esto fue meses antes de la experiencia sexual con Miss Kenia (mi primer confesión en esta web) pero no me arrepiento de lo que aquí voy a exponer, quizá sea un poco largo (y tenga que dividirlo en partes) pero como toda confesión de infidelidad eso lo hace más excitante aún.

Mi trámite de divorcio de Melissa comenzó poco después del día del padre en 2018, mi autoestima estaba por los suelos y no salía mucho a la calle, llegaba por las noches bastante molido por haber revisado a mis pacientes en el consultorio pero también porque no dejaba de pensar en lo mierda que era el tema de separación.

Mis amigos estaban preocupados por mí, normalmente cuando me invitaban a una reunión yo ponía miles de pretextos para no ir, prefería estar en casa sin hacer nada o jugando Xbox, y lo que más me jodía es que llevaba tiempo sin ver a mi hijo.

Entre el trabajo, el Xbox y comer se me iban los días, pero una noche al regresar del trabajo Héctor (un amigo mío que es actor de teatro) me estaba esperando en la entrada de los condominios con una botella de Jack Daniel´s honey, algunos refrigerios y cigarros.

-Héctor ¿qué haces aquí?

-Óscar llevamos tiempo sin saber de ti, no contestas llamadas, no vas a reuniones, llamo a tu consultorio y tu asistente me dice que estás ocupado o en cirugía, amigo necesitas despejar tu mente y abrirte con nosotros, así que prepárate porque en un rato llegan los demás.

-¿Los demás? –pregunté sorprendido, Héctor asintió con la cabeza y subimos hasta mi departamento, la casa lucía un poco sucia y desordenada, afortunadamente mi histriónico amigo me ayudó a arreglar todo.

-Invité a mi novio Ángel y a Christian, espero que no te moleste.

-¿Por qué tendría que molestarme? Todos son bienvenidos.

Christian era un amigo en común que teníamos Héctor y yo, tipo obeso de 35 años, cabello largo, barba, tono de piel apiñonado con aspecto de comerciante de medio oriente (una buena referencia sería el mercader de la película animada Aladdín).

Héctor me lo presentó para que le apoyara con el proyecto que tenía de poner una farmacia, desde ahí nos convertimos en buenos amigos, Christian pasaba a visitarme regularmente a casa porque se andaba cogiendo a Kamy, una chica que vivía a unos dos edificios de distancia, ella era organizadora de ferias de salud, para no perder el tiempo describiéndola les diré que ella era el vivo retrato de la actriz Haley Lu Richardson, normalmente después de su atraco Christian pasaba a casa pedíamos tacos o pizza y jugábamos al Xbox, era la coartada perfecta para que su esposa no se diera cuenta.

Mientras les contaba toda el preámbulo se me paso decir que yo no tenía el placer (literal) de conocer a Fernanda en persona, había escuchado su ruda voz por celular pero jamás la había visto… el timbre sonó, al abrir la puerta se encontraba Christian, Ángel, Leonardo, Sergio, Alberto y Fernanda… la esposa de Christian.

Después de saludar a cada uno de mis amigos por fin la tuve frente a mí, de piel blanca, ojos verdes, sonrisa dulce, cabello castaño no tan largo, nariz seminubia, su busto era una copa B y aunque su cuerpo no era atlético pues quizá estaría un poco pasada de peso era muy atractivo, aquella noche vestía un suéter rojo tejido con jeans negros y botas beige, en los labios llevaba un gloss claro, quizá color durazno –¿Viste un fantasma? –Preguntó mientras se reía Christian– Para nada es solo que no conocía a tu esposa, ¿estás seguro que es la misma que te marcaba cuando venías a jugar Xbox? –todos estallaron en risa y pasamos a la mesa de centro para comenzar con la reunión.

Poco fue lo que se habló del tema de divorcio, la noche empezó con juegos de mesa, todo iba bien hasta que llegamos al póker, para ese punto “el Jack” ya había hecho efecto en algunos de nosotros y acordamos que quien perdiera tendría que responder preguntas incómodas, mi turno llegó, por falta de conocimiento en las reglas Fernanda ganó con “Royal Flush” y yo perdí con un par de reyes.

-¿Alguna vez fuiste infiel?

Preguntó de manera ruda y seca mientras se servía whiskey.

–Lo fui –repliqué.

Y antes de poner hielos, me miró a los ojos y preguntó:

-¿Cómo fue?

–Es una larga historia (que dejaré para otro relato por cierto) Melissa me fue infiel con su amigo Luis, lo descubrí porque un día dejó desbloqueado su celular y tenía fotos de ellos en la ducha, estaban desnudos y besándose… pero cuando Carolina, su “mejor amiga” se quedó a dormir con nosotros yo me desquité…

Noté por debajo de la mesa como cruzaba sus piernas y las apretaba.

-¿Qué hiciste? Cuéntanos –preguntó mientras jugueteaba con el vaso–Espera tu turno –interrumpió molesto Héctor y todos nos comenzamos a reír.

Christian no parecía prestar mucha atención al aparente coqueteo que su esposa parecía estar haciendo pues estaba más ocupado en el celular, probablemente el estaría viendo con Kamy la probabilidad de escaparse aprovechando la cercanía para revolcarse.

La noche siguió y todo se volvió a poner interesante cuando Fernanda perdió –Alberto es tu turno de preguntar –sonrió de forma siniestra el compañero de juego– Fernanda ¿cuál es tu fantasía sexual? –hubo un silencio incomodo–Tengo dos: Coger con dos hombres al mismo tiempo o tener sexo con un amigo de mi esposo… pero todos ustedes están bien culeros –las risas estallaron en la mesa, y creo que en ese momento, todos pensábamos que su respuesta había sido una broma.

La noche terminó, los primeros en retirarse fueron Ángel y Héctor en un Cabify, posterior a ellos se fueron Leonardo, Sergio y Alberto, todos ellos vivían cerca y Sergio se ofreció a llevarlos a casa en su focus gris, en el departamento solo quedamos Fernanda, Christian y Yo.

-¿Podemos quedarnos a dormir Óscar? Creo que el whiskey nos pegó a todos, afortunadamente nuestra hija se quedó con mi suegra, pasaré por ella temprano de regreso a casa –lo pensé por un momento– Quédense en la recamará principal, yo iré a dormir al cuarto de huéspedes, toma la llave de la puerta, no es necesario que me despierten mañana al irse –Christian sonrió y me dio una palmada en la espalda.

Después de lavarme los dientes, me recosté en el cuarto de huéspedes, mi pene se ponía erecto cuando pensaba en el rostro de la esposa de Christian, no dejaba de pensar en las preguntas que me había hecho, pero mis pensamientos fueron interrumpidos cuando escuché que se abría la puerta del cuarto –Voy a salir bro, regreso en un rato, si Fernanda se despierta dile que fui a la farmacia, que me sentía mal y no tenías medicina –moví la cabeza en señal de aprobación para que pudiera partir tranquilo a cogerse a Kamy.

Una vez que Christian se fue, tenía una tentación tremenda por ir al cuarto de Fernanda pero me contuve, no dejaba de imaginar cómo sería el tener sexo rudo con ella, llevaba casi 6 meses sin coger desde lo de Carolina y esa noche yo estaba caliente como no podrían ni imaginarlo.

Saqué mi pene erecto y comencé a pasar mi mano sobre él, de manera muy lenta en mi mente se sentía como la lengua de Fernanda, yo estaba ardiendo en placer –Ohhh Fernanda –susurré mientras seguía masturbándome, por momentos mi cabeza se arqueaba hacia atrás con la forma de la almohada y veía aquella cabecera blanca de la cama de huéspedes, estaba entrando en calor, de momento escuché que la puerta de mi cuarto se abría y me levanté –No te asustes –susurró Fernanda mientras veía mi verga erecta– Tócate para mí -yo estaba asustado– Fue un accidente perdón –comencé a caminar hacia la puerta para cerrarla pero ella entró al cuarto y me empujó sobre la cama– Tócate para mí y serás recompensado –se comenzó a quitar su suéter rojo traía un brasier blanco de encaje– Hemos bebido mucho –repliqué– El alcohol no tiene nada que ver con las ganas que traigo de cogerte pero vamos a ir paso a paso, tócate para mí –no contesté nada y accedí a su petición.

Mientras yo masturbaba mi miembro erecto, ella comenzó a quitarse el sostén, una vez que lo hizo acercó la silla que estaba junto al tocar y se sentó, retiró sus jeans suavemente y con ellos su ropa interior, cuando vi eso yo sentía que mi pene explotaría, lo único en lo que podía pensar era en lo mucho que me gustaría penetrarla, pero contrario a todo lo que yo esperaba que pasara, en verdad ella solo quería verme, mientras lo hacía comenzaba a jugar con sus hermosas tetas blancas y redondas, sus pezones erectos recibían constantemente saliva de su boca untada por uno de sus dedos de la mano izquierda, mientras con la mano derecha jugaba con su clítoris, escucharla gemir me excitaba.

Después de un rato saltó sobre mí, yo aún estaba acostado boca arriba en la cama, puso sus pechos sobre mi cara –Pasa tu barba sobre mis tetas –mencionó mientras se seguía masturbando, yo obedecí, ella respiraba con dificultad– es exquisito, pon tus manos sobre mi espalda y muévelas de arriba hacia abajo mientras sigues con mis pechos –volví a obedecer, ella comenzó a temblar y después de unos minutos puso su zona intima sobre la zona de mi pene (sin penetración) y comenzó a mover su clítoris de forma violenta– me vengo, me vengo, me vengo… -decía con desesperación hasta que un río bajo de su zona directo a mi pene, ella sonreía complacida, mientras ella estaba en el éxtasis, yo pensaba que todo había terminado pero se puso de rodillas ante mí.

Puso su boca muy cerca de mi pene y comenzó a respirar, entre el cálido viento que emanaba de sus labios y los fluidos que segundos atrás había vertido sobre mi pene la sensación era exquisita, mi verga estaba en verdad muy hinchada –termina de masturbarte –no lo pensé dos veces, y comencé a jalar mi verga con rudeza, mientras yo lo hacía la miraba a los ojos, ella puso y una mirada tierna y comenzó a lamer mi mano y a besarla, yo ya no resistía más– me voy a venir –mencioné con dificultad, cuando ella escuchó eso metió mi pene en su boca y chupo con tanta fuerza que todo mi semen se fue directo a su estómago por la garganta y sin escalas.

Después de todo esto se acostó junto a mí y por un momento me miró -no quiero sentirme puta –me doy un corto beso bastante excitante y se quedó sonriendo junto a mi nariz– ya habrá servicio completo –yo no contesté nada, hasta por un momento llegué a dudar que esto fuera real, quizá era un sueño, está de más decir que aquella noche dormí como un bebé.

A la mañana siguiente cuando me desperté, Christian y Fernanda seguían dormidos, no reparé en despertarlos o despedirme de ellos, yo estaba bastante confundido, ¿lo que había pasado aquella noche podía ser catalogado como infidelidad? ¿Estaba mal? Pero detrás de todo el falso arrepentimiento se encontraba la pregunta más importante y a la que de verdad quería respuesta ¿volveré a ver a Fernanda?, les voy a adelantar un poco… todo se pondría mejor en la fiesta de cumpleaños de la hija de Christian.

FIN DE LA PRIMERA PARTE.

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