Esto me pasó en la universidad hace un par de años, cursaba el sexto semestre de Licenciatura. Al inicio del semestre entraron a revalidar materias con nosotros dos chicos que venían de otra escuela (tenía que ver que en la Uni de su ciudad ya no podían revalidar esas materias, porque habían reprobado y por lo mismo estaban intentando cursarlas en mí Uni). Uno de esos chicos se llamaba Miguel Ángel, un chico alto, claro de color, desaliñado en su vestimenta sin embargo era muy amigable y platicador con todos, muy alegre por decirlo así.
Desde el inicio del semestre, Miguel se sentó en la silla que está detrás de mí, solía ser temporada de calor y yo acostumbraba a llevar blusas con tirantes o blusas sin mangas a la altura de mis pechos o con escote en la parte de la espalda más que nada, siempre me esforzaba por verme bien en mi vestimenta. Siempre tuve la sensación de que Miguel se fijaba mucho en mi, de que me veía el trasero sobre la abertura del respaldo de la silla y un día lo sorprendí morboseándome, yo llevaba un escote en la parte del pecho que se me veía todo el busto al agacharme, en un movimiento en mi silla se me cayeron unas cosas al suelo, entonces me incline para recoger algo del suelo dejando a la vista de este chico mi par de senos que casi se me salían del escote que los contenía, pude ver su mirada de excitación y al ver que lo veía, descaradamente hizo un gesto de que estaba disfrutando lo que veía, yo me levante sin más y fuera de que me causara molestia, me puso cachonda y se humedecieron mis panties de la excitación.
La clase terminó, salí de la escuela, tome el camión para mi casa y al buscar entre mis cosas note que estaba un papel que no reconocía, lo abrí y con letra azul decía: “Que senos tan preciosos tienes Linda, ojalá me dejarás lamerlos un día de estos, me la pones dura en clase, ATTE. M. A.”. Me ruboricé al leer la nota, mi coño se humedeció y todo el trayecto a casa sentía ardor en mi coño pidiendo verga, es nota entre mis cosas me tenía sorprendida y puesta bien cachonda, que al llegar a casa, después de saludar a mi familia, corrí a mi cuarto, me desvestí tirando toda mi ropa en el suelo y tome un baño, acariciando mi cuerpo aún excitada y sin más me masturbe metiéndome mis dedos en mi interior bajo la regadera, me vine pensando en M. A. y en su nota. El día transcurrió del todo normal para mí.
Ya por la noche, estando en mi cuarto a punto de dormir, me llego un mensaje al celular: “Hola hermosa, buenas noches, como estas?” el mensaje venía de un celular que no tenía registrado, miré la foto de perfil y vi la foto de M. A., un poco atónita recordé el grupo de whatsapp del salón que teníamos en común, estaba segura que de ahí habría tomado mi número.
Me sentía contenta por el mensaje, no sé por qué, si hasta hace unas horas apenas me había fijado en ese chico, habíamos compartido dos meses el salón, el sentado detrás de mi y en ocasiones habíamos compartido algún comentario con respecto a algunas tareas pero solo hasta ahí, sin embargo esa tarde me había visto los pechos al levantar mis cosas del suelo y esa sensación me había puesto cachonda.
Dejé en visto su mensaje, paso un momento y aún sin contestar el mensaje, me mandó un nuevo mensaje acompañado de una foto de él casi desnudo, el mensaje decía: “Esta foto es para ti preciosa, si eres bien observadora, verás como es que me tienes en estos momentos, pensando en ti…”. Toqué la foto para verla bien y era una foto de él, de tipo selfie acostado en una cama en ropa interior solamente, en la foto se podía observar su pecho descubierto y una de sus manos encima de sus calzoncillos como remarcando la forma de su verga, en la foto se podría ver un gran paquete en su entrepierna de buen tamaño, tenía bellos en el pubis y en la mayoría de su cuerpo, siempre lo había visto desaliñado en el salón, pero en esa pose ese hombre se veía tan sexy, varonil y ese pedazo de carne que se cargaba se veía de buen tamaño, no podía resistirme a ese chico, me estaba excitando estando el detrás de su celular a la distancia.
Estando en la cama, no pude evitar llevar mi mano hacía mi coño y tocarme de lo excitada que me había puesto esa foto de M. A., se me antojaba mucho tenerlo ahí en mi cama, que tomara el lugar que estaba tomando mi mano al auto-estimularme, de pronto un tercer mensaje me sorprendió: “Niña, está más que claro, que me la pones dura nomás en pensar en ti, te deseo mucho, tengo muchas ganas de cogerte y hacerte sentir toda una mujer”.
Mi corazón empezó a palpitar de forma acelerada, respiré hondo para calmarme, ese hombre me tenía bien caliente con las cosas que me está diciendo, pero no se lo haría tan fácil, quería darme a desear: “Hola! ¿Qué te crees? por qué me mandas tu fofo y esos mensajes”, le dije. No tardó en responder y me mandó una serie de mensajes más: “No te hagas, si me he dado cuenta como me miras la verga, siempre te he visto, estás hermosa, tienes un buen trasero que me muero por morder, si deseas ahora mismo voy a donde estas y te enseño las ganas que te traigo, tengo ganas de cogerte, me estoy masturbando pensando en ti”.
Eso fue el detonante para que mi excitación creciera más, tenía más de un mes que no tenía sexo y ya necesitaba que alguien me quitara las ganas que traía, sin pensarlo más, bajé los tirantes de mi blusita para dormir, bajé un poco los tirantes, estando sin bra, bajé mi blusa a la mitad de mis senos, eso hacía que se me notarán más los senos, tome la cámara y saqué una foto, misma que le mandé a Miguel acompañado de un mensaje: “Si llegas en menos de 20 minutos, podrás enseñarme todo eso que dices, sino mejor ni te molestes”, le mandé el mensaje y le adjunte mi ubicación.
Estaba caliente y necesitaba que ese hombre me quitara la calentura que hervía dentro de mí. Para mi sorpresa, pasados los 15 minutos me llegó un nuevo mensaje de Miguel: “Preciosa, abre, estoy afuera de tu casa, muero hacerte mía”. Miguel rentaba un departamento con sus amigos a solo unas cuadras de mi casa, eso lo supe después.
Me levanté, me vi al espejo, acomodé mi cabello, me perfumé un poco y estando en pijama con un short pequeño de dormir que me tapaba justamente mi trasero y una blusa de tirantes sencilla, eran las 12:30 am y yo ya estaba puesta para dormir, debajo no llevaba más que una tanga rosa diminuta que se perdía en mi par de nalgas.
Estaba segura que mis padres ya dormían y me asomé a la puerta sigilosamente para no hacer ruido, abrí la puerta, ahí estaba Miguel, sin más lo tomé de la mano y lo conduje a mi cuarto, le pedí que hiciera el más mínimo ruido ya que mis padres dormían. Por suerte la habitación de mis padres se encontraba al fondo del pasillo que unía mi cuarto y haciendo el más mínimo ruido ni se darían cuenta.
Al entrar a mi habitación y tras cerrar la puerta, Miguel me tomó de la cintura y me plantó un beso, era más alto que yo, así que tuvo que agacharse un poco para tomarme entre sus brazos y besarme, metía su lengua por todo el interior de mi boca, lo abracé y seguimos besándonos, acariciaba todo el escote de mi espalda. “Linda, me tienes vuelto loco, me encantas, te deseo, me moría por tenerte así para mí”, me decía mientras me tomaba del trasero.
Me cargó con sus manos en mi trasero, yo rodeé con mis piernas sus caderas al momento que me llevaba hacía el mueble del tocador para sostenerme en él. Me senté sobre el mueble del tocador, Miguel se separó un momento para quitarse la camiseta, antes de seguir, lo traje hacía mí y le dije “Déjame ayudarte papacito, quiero desnudarte yo misma”. Él sonrió y me dejó seguir mientras que con sus manos bajaba el tirante de mi blusa para dejar mis pechos desnudos, los tomó en sus manos y lo acariciaba apretujando con sus manos, tenía unas manos con dedos grandes que me cubrían todo el seno al apretarlos.
Le ayudé con su camiseta, se la quité, podía sentir su erección por encima de su pantalón cada vez que se pegaba a mi cuerpo, yo acariciaba su pecho y de vez en vez le daba besos sobre su pecho velludo, me ponían cachonda los hombres como Miguel, un hombre varonil con mucho vello y barba. Miguel no era un cuero de hombre, tenía un poco de panza sin exagerar sin embargo era su personalidad y su forma abrupta lo que me tenía así, no lo conocía, pero lo tenía en mi cuarto a punto de ser penetrada por él.
Me estaba llevando al cielo con sus caricias en mis senos mientras me chupaba el cuello, los hombros al momento que bajaba con sus labios para dedicarse a besar mis senos, yo cerré mi pecho con mis brazos de lado a lado para el alcance de los labios de Miguel, mientras él los metía a su boca, en eso yo estaba más que excitada, extasiada diría yo, implorando con gemidos que me penetrara ya, mis senos son mi debilidad, son mi parte más sensible y Miguel los estaba estimulando muy bien.
Caí en cuenta que mis papas estaban a solo unos metros en su habitación, no aguantaba más, quería sentir a ese hombre dentro de mi, quería sentirme suya, ser su mujer y entregarme a él. Le bajé los pantalones, seguido de sus calzoncillos ajustados, que rico se veía su verga, era de buen tamaño y sus bolas eran enormes, me incline hacia abajo para darle un beso seguido de una lamida por todo su glande, me quite mi short y mi tanguita rosa para mostrarle mi coño depilado a mi nuevo hombre, lo empuje hacia la orilla de la cama ya desnudos los dos.
Miguel se sentó en la cama y me ayudó a sentarme sobre él apoyando mis rodillas sobre la cama y mi pelvis sobre su miembro, le dije “Miguelito chulo, quiero que me cojas, métemela papito, métemela mi amor”. En esa posición yo encima de él, tomé su verga con mi mano para estimular mi clítoris por encima, rozando con mi vulva al momento que subía y bajaba, estaba disfrutando tanto eso que de mi boca salían pequeños gemidos de placer. La verga de Miguel tenía un glande voluptuoso que apenas me cabía en la palma de la mano, jamás había sentido una verga de ese tamaño.
Con su verga en mi mano nos besamos al tiempo que Miguel apoyaba sus manos sobre mi concha para estimularlo con un poco de saliva, seguimos besándonos apasionadamente mientras que intentaba meter su verga dentro de mi, con mucho cuidado me incorporé hacía arriba apoyando mi pierna derecha para estar a la altura de esa enorme verga y me la puse en mi vulva, entro la punta de su verga con un poco de dificultad.
Ese chico tenía una verga gruesa con un glande de enorme circunferencia que me provoco cierto dolor en cuanto entró, me quedé quieta un momento para acostumbrarme a su tamaño y poco a poco me fui introduciendo esa verga hasta que entró gran parte de ese pedazo de carne dentro de mí. Rozaba las paredes internas de mi vagina causándome cierto ardor, me postre completamente entre sus piernas, puse mis manos en su pecho y comencé a moverme lento de arriba hacia abajo, esa verga estaba grande y gruesa, llenaba todo mi interior, con lo bien lubricada que estaba no tarde mucho en sentir todo su verga dentro de mi, empecé a moverme encima de él, de un lado a otro, como si de mi caballo se tratase yo montada sobre él.
Con las manos sobre mi trasero y ayudándome a subir y bajar sobre su verga, Miguel me apretaba los senos, mordía mis pezones, me besaba mientras lo cabalgaba, yo estaba disfrutando tanto que no podía evitar que de mi boca salieran gemidos largos por la dimensión de la verga que sentía dentro de mi. Miguel tomó sus calzoncillos y me los metió a la boca para ahogar mis gemidos, yo seguía gimiendo ahogando mis gritos en sus calzoncillos, yo me abracé hacía mi nuevo hombre rodeando su cuello con mis brazos, sin dejar de moverme sobre él, se levantó continuando su verga dentro de mí y me puso sobre la cama yo boca arriba y él sobre mí, me abrió las piernas, tomó una de mis piernas y la puso a un costado de su hombro, empezó a penetrarme de una forma que me enloquecía más de que ya estaba, sacaba su verga y me lo volvía a introducir bombeándome en arremetidas tan rápidas que no duraron tanto hasta que me sentí que me venía. Lo abracé hacía mi con mis manos en su espalda por la magnitud del orgasmo que tuve que de forma inconsciente clavé mis uñas sobre su espalda terminando en un rico orgasmo que tensaron mis piernas y me nublaron la vista por unos segundos…
Miguel no se había venido y de pronto se salió de mi aún con su verga erecta y con las manos me acomodó en cuatro sobre la cama. Yo siempre he tenido un trasero redondo y grande que se marca más con la posición de en cuatro en la que me había puesto Miguel, que sin más me jaló hacía él, yo llevé mi cabeza al colchón mientras Miguel me metía su enorme verga en mi coño en esa posición, me dio una nalgada fuerte que estoy segura que se escuchó hasta la habitación de mis padres. Yo le dije que nos escucharían y solo se dedicó a metérmela, no tardó y al darme unas cuantas embestidas se vino dentro de mí, sintiendo una carga de semen caliente sobre mi útero y bañándome todo mi interior.
En esa posición salió de mi dándome un beso en la espalda baja justo donde empieza la división de mi trasero que caímos tumbados sobre la cama. Nos abrazamos, con su cabeza entre mis senos y sus manos en mi trasero, descansamos un rato. Vi el reloj de mi celular y ya eran las 2:30 de la madrugada, todo había sido tan rico que habíamos tardado más de dos horas disfrutándonos.
Después de un rato más Miguel se vistió y lo acompañe a la puerta.
Seguimos cogiendo muchas veces más, a veces a la salida de la Uni iba al departamento que rentaba y cogíamos toda la tarde, después me iba a mi casa feliz.
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