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En el sur (Parte II)
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Justo fue tumbarme en la toalla entre ambas y pensar que aquello estaba marchando mejor de lo que imaginaba. Estaba con dos mujeres hermosas y atractivas y a la que a una de ellas acababa de follar en el agua. Ya podía sentirme feliz pero algo intuía mi mente lujuriosa que esto no acabaría ahí.

Fue transcurriendo la tarde en un relax paradisíaco entre baños y algún que otro arrumaco con Laura pero sin llegar a más. En un momento, Julia planteó que le apetecía beber una cerveza y no tardó en aportar la solución; dijo que muy cerca de allí había visto una gasolinera a la cual podríamos ir y pillar algo de beber. A Laura y a mí nos pareció buena idea y me ofrecí yo para ir en mi coche y sin esperar a terminar mi frase, Julia se ofreció a acompañarme, ya que necesitaba comprar tabaco. Laura no lo tomó a mal el hecho de quedarse sola y antes de que nos fuésemos en dirección a coger el coche, le pidió a Julia un mechero y la bolsita de marihuana que esta tenía en su mochila. Julia y yo nos vestimos y fuimos al coche dejando brevemente a Laura liándose su cigarrillo sentada frente al mar.

Nada más montarnos en el vehículo, Julia me pidió que pusiera la playlist que llevaba al inicio de la excursión. Me dijo que le gustaba mucho y eso para mí fue un motivo más que suficiente para prestarle más atención de la que había tenido hacía a ella. Me hacía sentirme muy bien que alguien reconociera que le gustaba mi selección musical y a eso le tenía que sumar el haber disfrutado de una visión muy excitante de su rajita bronceada al sol mientras follaba a su amiga.

Le pregunté mientras nos dirigíamos a la gasolinera si le gustaban Queen of the Stone Age y una sonrisa iluminó su rostro diciéndome que era una de sus bandas favoritas, eso la hizo aumentar su felicidad, tanto que posó su mano izquierda en mi muslo muy cerca de mi pene, a lo que yo la miré con cara de deseo. No apartó su mano, mientras que bajando la música con la otra, me confesó que nos había visto follar a Laura y a mí, que la había excitado mucho mientras estaba tomando el sol y que no había podido evitar masturbarse mientras se untaba el aceite protector.

Inmediatamente de pronunciar esas palabras, mi polla se puso durísima solo con pensarlo y con sentir su mano que no la apartó de mi muslo. Tanto me excité que no tardo en apartarme el bañador sin decir nada y la saco para empezar a acariciarla. Acto seguido, relajó su cinturón de seguridad y se agachó para empezar a darme una mamada que sincrónicamente iba a ritmo del "Make it Wit Chu" de QOTSA. Parecía que había chupado más de una vez a ritmo de esa canción, eran perfectas sus lamidas por todo mi miembro, ensalivaba mis huevos y subía su boca dando pequeños sorbos que producían un ruido armonioso. Un cartel avisaba que a 1 km estaba la gasolinera que buscábamos, mientras Julia seguía ensimismada en una mamada espectacular que estaba a punto de hacerme correr.

Reduje la velocidad y puse el intermitente para entrar a la gasolinera, unos metros antes, Julia agarró con su mano la base de mi polla mientras seguía chupando y en un par de sacudidas hicieron que descargase todo mi néctar en su boca justo cuando llegamos a la altura de la gasolinera y cuando la canción había terminado. Fue la mamada más rítmica y armoniosa que jamás había tenido conduciendo. Me dejó con las piernas temblando mientras ella se incorporaba como si nada, relamiéndose de la comisura de sus labios un poco de semen que se le había quedado. En ese momento no dije nada, tan solo le di un billete de 20 euros para que comprase cervezas. La vi salir con su mini short que marcaba un culo de infarto con unos andares que hicieron que todo el personal que había en ese momento en la gasolinera no pudieran evitar contemplarla, incluidos padres de familia que repostaban y otros que se cruzaban al salir de la tienda. Esa situación me hizo sentirme el tío más afortunado del planeta tierra.

No tardó mucho en salir con una bolsa llena de cervezas y algo de picoteo. Ahora la observaba de frente viniendo hacia el coche y su presencia era cada vez más espectacular con su blusa vaporosa que marcaba notablemente sus pezones y un detalle que no había observado antes es que llevaba el botón de su mini short sin abrochar, dando aún más un aire desenfadado y juvenil. No tardé en empalmarme de nuevo. Subió al coche y reanudamos la marcha a la vez que comenzaba a sonar el "Black Lagoon" de Still Corners, temazo perfecto para amenizar la peculiar road movie que estaba viviendo por esas carreteras almerienses.

Ahora estaba totalmente eufórico y era yo quien en ese momento, movería ficha. Le pregunté si había oído ese tema mientras mi mano derecha se posaba sobre su muslo, me contestó que nunca lo había escuchado antes pero que le estaba encantando. Sin cortarme un segundo, aproveché que tenía el botón abierto de su mini short para sutilmente introducir mi dedo corazón logrando alcanzar con facilidad su rajita que no tardó en empaparse. Ella abrió sus piernas para facilitarme los movimientos elípticos de mi mano. Comencé a masturbarla suavemente manteniendo el ritmo a la velocidad que circulábamos para que la conducción fuese holgada y no tuviese que cambiar de marcha. Sus pezones se marcaban notablemente bajo su blusa. Le pedí que se los tocase y esa petición la excitó más. Notaba por sus contracciones que no tardaría en correrse como así fue. Mi dedo estaba empapado de su corrida, sentía su calor y humedad. Julia siguió acariciando sus pezones con su mano derecha mientras que con su izquierda agarró mi mano y se la llevo a la boca para chuparme el dedo que tan mojado estaba de su corrida. Ese detalle despertó un deseo voraz de follarla. Reduje la marcha y no tarde en apartarme al arcén donde había una zona de descanso.

Sin haber parado aún el motor, Julia se había quitado su mini short. Accioné la palanca que mueve el sillón y retrocedí para que ella se subiera encima de mí. Me sacó la polla durísima que ya tenía y en un segundo estaba introduciéndose mi miembro en su vagina que estaba increíblemente húmeda. Un gemido de placer a la primera penetrada y a partir de ahí una cabalgada total en toda regla como ávida amazona. Se agarraba al reposacabezas para hacer más fuerza en sus movimientos, mientras que con mis manos acariciaba sus pechos que bailaban al ritmo de su cabalgada. Los tenía prácticamente en la cara, aproveché para empezar a chupar simultáneamente sus pezones mientras mis manos la agarraban de su culo para apretarla más a mí.

Mojé con mi saliva sus pezones alternando pequeños mordiscos que hacían que sus gemidos fuesen más elevados a la vez que su cabalgada cada vez iba siendo más intensa. Aproveché que estaba tan húmeda para mojar mi dedo y acariciar su ano, hasta que pude introducirlo hasta el fondo mientras mi otra mano agarraba firmemente uno de sus cachetes. Justo en ese momento, Julia no tardó en alcanzar un orgasmo frenético con mi miembro dentro de ella y mi dedo en su culito. Yo seguía chupando sus pezones, cuando paro de moverse y mirándome a los ojos me pidió que la siguiera follando fuera del coche contra el capó.

Se levantó y reincorporándose de rodillas a su asiento, volvió a chupármela lamiendo toda su corrida que bañaba mi pene. Enloquecía de placer al ver esa imagen. Paré el motor y salimos del coche. Como pasaban los vehículos muy cerca y no era plan de causar un accidente, le propuse que fuese a la parte de atrás del asiento del copiloto, le pedí que entrase y se pusiera a cuatro patas para poder follarla desde fuera con la puerta abierta. De esa manera, la escena no sería tan comprometedora para la seguridad vial. Le pareció perfecta mi propuesta y allí estaba ella obediente a mi petición, mostrándome su coño empapado y su culito bien dilatado por el dedo que le había hecho un par de minutos antes. Sus pezones seguían erectos y empezó a tocárselos con la mano libre que le quedaba, mientras la otra se posaba donde al inicio del viaje dejó su tanga.

Me aproxime para penetrarla y en ese momento volvió su cabeza y me dijo, “métemela donde tú quieras, estoy cachondisima y no voy a tardar en correrme otra vez, a tu elección”. En ese momento tenía el control de la situación y sus dos tesoros para mí, así que la agarré de su cintura y aproxime mi cuerpo todo lo que pude a la puerta quedando mi polla dentro del vehículo y yo fuera viendo pasar los coches como buen dominguero de litoral.

Primero penetre su coñito que no paraba de emanar fluidos orgásmicos, tras unas buenas embestidas, volvieron los gemidos y esta vez eran más intensos, me avisó que un nuevo orgasmo estaba a punto de llegarle y yo no tardaría mucho en correrme así que decidí que el clímax mutuo debía de llegar en una follada por su culito que me lo estaba ofreciendo. Le dije que se corriese conmigo y se acabase con su dedo mientras le iba introduciendo mi pene en su culo. Un gemido retumbó en el habitáculo del coche en cuanto tenía mi polla dentro, empecé a bombear muy despacio mientras ella se masturbaba con su dedo a un ritmo más acelerado, me pidió que le diese más fuerte, sabía que estaba a punto de correrse y así me lo hizo saber con el aumento de gemidos y respiraciones más intensas. Acelere el ritmo de mis embestidas y en ese momento llegó su segundo orgasmo y justo cuando notaba sus espasmos orgásmicos, saque mi polla para correrme y descargué toda mi leche sobre su espalda.

Tras unos segundos frotando mi pene sobre la rajita de su culo, me reincorpore y subí mi bañador. Julia logró alcanzar su mini short para cogerlo y salirse fuera a ponérselo. Le limpié la corrida en su espalda con una toallita húmeda que llevaba en su mochila. Nos subimos de nuevo para poner rumbo al encuentro de Laura que nos estaba esperando. Al arrancar el motor del coche, volvió a sonar el temazo de Still Corners. Nos miramos y una sonrisa cómplice entre los dos, nos unió aún más, mientras entrelazábamos nuestras manos.

La tarde caía y la puesta de sol que nos acompañaba era mágica cuando llegamos a nuestro lugar. Laura estaba tomando los últimos rayos de sol que se proyectaban sobre su espectacular cuerpo. Cuando llegamos, estaba tumbada bocarriba serena, relajada, flotando en su particular universo.

El cigarro de marihuana y la intensidad de todo el día la habían hecho relajarse tanto, que apenas se percató de nuestra presencia hasta que Julia le habló. Se reincorporó y nos dispusimos a tomarnos unas cervezas y fumar algo para cerrar una tarde magnífica en la calita. Yo desistí de beber ya que tenía que conducir de vuelta y quería estar fresco para el resto de jornada, pero disfrutaba viéndolas a ellas.

Aún nos quedaba noche, pero eso lo contaré en otro momento.

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