Una noche decidimos ir a un bar al cual acostumbramos ir con los primos de mi esposa en días especiales, pero esta vez la intención era diferente.
Mi esposa se había decidido a cumplir una de nuestras fantasías estar con otro hombre y que yo lo viera, iría vestida de manera provocativa y vería quien podría ser el afortunado para pasar una noche espectacular con ella.
Se bañó, se arregló y bajó para que nos fuéramos.
Se puso una blusa blanca bastante ajustada sin brasier, una mini falda negra con una tanga del mismo color y unos converse blancos, se puso su chamarra de piel negra y nos fuimos al bar.
De camino íbamos hablando un poco de la situación, no lo voy a negar los dos estábamos algo nerviosos, pero decididos a cumplir nuestro cometido.
Llegando al bar nos recibió el valet parking, desde ese momento notamos como los acomodadores no le quitaban los ojos de encima, cosa que provocó que mi esposa empezara a excitarse, comenzó a mirar de una manera provocativa a los acomodadores mientras se acomodaba la falda y caminábamos a la entrada.
-Y eso que fue? -Le pregunté.
-Pues a eso venimos no? Estoy empezando a calentar… literalmente.
Después de eso esperamos turno para entrar y obviamente llegando a la entrada el personal de seguridad no tardó en ver quien la iba a revisar…
Un hombre alto como de 35 años la llamo y le dijo:
-Perdón señorita, pero nuestras compañeras no han llegado, tendré que hacer la revisión yo.
Mi esposa se quitó la chamarra y levantó los brazos, el tipo comenzó a pasar sus manos por su cuerpo, era obvio que la estaba manoseando con el pretexto de la revisión, le pidió que se fuera vuelta y paso sus manos por sus nalgas por debajo de la falda, mi esposa soltó un muy leve gemido y nos autorizaron entrar, yo note que el tomo su radio y se comunicaba con alguien cuando nos fuimos, no le di gran importancia pero si note que mientras hablaba volteaba a ver a mi mujer.
La noche fue relativamente tranquila, tomábamos unos tragos y ella eventualmente de levantaba a bailar con algunos hombres que se lo ofrecían, y claro no dejaban pasar la oportunidad de meterle mano o arrimarse a sus nalgas mientras bailaban.
Después de un rato mi esposa se sentó conmigo y me dijo que no había encontrado a nadie indicado y parecía que íbamos a tener que regresar a la casa.
Me sentí un poco decepcionado pero por lo menos había visto a mi esposa deseada y manoseada por otros hombres.
Estábamos pidiendo los últimos tragos cuando una mesera se acercó a ella y le pidió que la acompañara, no sabíamos de qué se trataba, pero no nos gustaba lo que estaba pasando.
Vi que se fueron a un costado en dónde la música las dejara hablar y solo vi como mi esposa movía la cabeza negando algo.
Regresaron a la mesa y se sentó junto a mi, le pregunté qué pasaba y me dijo que el gerente del bar la había estado observando y que estaba interesado en conocerla.
Obviamente el de seguridad aviso de la actitud de mi mujer y estuvieron observándola toda la noche, claro que después de comportarse como una puta intentó acercarse a ella.
Yo le pregunté que por qué se negó si se suponía que esa era la intención de lo que estuvo haciendo toda la noche, a lo que me contestó -la mayoría de los gerentes de estos lugares son hombres viejos y gordos bastante asquerosos, no le voy a meter con alguien que no me guste y mucho menos que me provoque saco.
En ese momento la comprendí, pero también necesitaba conocer a quien estaba interesado en mi esposa.
La convencí de quedarnos otro rato y tomar otro poco para que se relajara, acepto de mala gana pero eso me daría algo de tiempo para ver si lograba cumplir con lo que queríamos esa noche.
Después de un rato le dije que iba al baño que no tardaba.
En cuanto me aleje de la mesa busque a la mesera que se había acercado a mi esposa y cuando la encontré le dije que necesitaba hablar con el gerente, ya que la había mandado a hacerle una propuesta a mi esposa y necesitaba arreglar un asunto con él.
Ella al principio se negó ya que temía que se generara un problema, pero después de advertirme que lo que pasará iba a ser bajo mi responsabilidad me llevo a la oficina del gerente.
Al entrar me sorprendí ya que no era lo que mi esposa de imaginaba, era un hombre joven como de 28-30 años, en forma, bastante elegante para ser el encargado de un bar así.
Me saludó, me pidió que me sentara y me ofreció un vaso de whisky.
-Muy bien entonces tu esposa es la putita que se le ofrece a medio mundo, pero cuando le envío una invitación me rechaza… A qué están jugando?
Era obvio que la habían estado observando, y fui directo al grano.
Después de contarle nuestras intenciones soltó una carcajada y dijo:
-Vaya par de morbosos cabrones, pero está bien, de cualquier manera por las buenas o por las malas tu esposa iba a ser mi puta esta noche, yo siempre consigo lo que quiero.
Me dijo que me fuera a mi mesa, que él se encararía de todo, y que no me preocupara por ella, que él tenía sus métodos para conseguir a la mujer que quisiera.
Dicho esto me retiré y llegué con mi esposa, a los 5 minutos llegó una mesera a ofrecernos un trago de cortesía, me guiñó un ojo y dejó los vasos, mi esposa no confiaba en lo que estaba pasando, pero le dije que se relajara que nos tomábamos eso y nos íbamos.
Nuevamente accedió de mala gana y comenzó a beber lo que le habían llevado, después de un rato me dijo que se sentía adormecida y que comenzaba a sentirse acalorada, habían puesto algo en su vaso y comenzaba a hacer efecto.
Cuando me terminé mi vaso y pedí la cuenta mi esposa se acercó a mi oído y me dijo que quería irse, que se sentía muy excitada y que me cogería como loca esa noche.
Cuando llegó la mesera con la cuenta me entregó un ticket con una cantidad exageradamente alta, y me dijo: “si tienen algún problema con su consumo pueden pasar a hablar con el gerente”.
Sabía lo que venía, él le puso algo para hacer que estuviera fuera de sí y poder hacer con ella lo que quisiera, y de una manera muy inteligente nos obligó a ir a su oficina.
Cuando entramos estaba sentado en su escritorio, nos pidió que tomáramos asiento y nos explicó que tendríamos que resolver el problema del pago de alguna manera, al yo negarme a reconocer el cargo me invitó al cuarto de junto, me dijo que podría ponerme las grabaciones para que viéramos si ellos estaban equivocados y que en caso de ser así los gastos correrían por su cuenta y los ofrecería una disculpa.
Me acompañó al cuarto y me di cuenta que efectivamente había cámaras por todo el lugar, y me dijo “si ves este monitor podrás ver y escuchar a la perfección lo que va a pasar con tu mujercita. Nos vemos…”
Cerró la puerta y me dispuse a observar el motor y colocarme los audífonos, él regresó a la habitación en la que se encontraba mi esposa y le dijo que se pusiera cómoda, que podían estar ahí toda la noche, pero que la situación no iba a mejorar.
La invitó a tomar una copa y mi mujer se negaba, aunque notaba en su mirada que no el tipo de parecía atractivo.
Él sirvió dos copas de vino, se sentó junto a ella y tocándole una pierna le dijo:
-Si cooperas podemos terminar más rápido y podrán irse sin complicaciones a su casa.
Ella le dijo que era un cerdo y que no iba a ceder a nada, pero la droga que le pusieron en el vaso antes de ir a la oficina ya estaba haciendo efecto y se notaba.
Después de unos cinco minutos mi esposa se veía ida, estaba despierta, pero no estaba seguro de que estuviera consciente, cosa que el aprovechó para volver a acercarse a ella, metió la mano en su falda y mi esposa no se inmutó. Era su oportunidad, la tomó del brazo y la levantó, la tenía parada frente a él y le dijo:
-Si haces lo que pida se podrán ir… Entendiste?
Ella solamente movió la cabeza aceptando.
-Bien, quítate esa tanga que quiero ver esa rajita…
Mi esposa se bajó la tanga y le mostró su sexo desnudo, depilado y escurriendo en sus jugos el hizo que se pusiera de pero sobre el sillón recargando sus rodillas en el respaldo dejando su raja a la altura de su boca y comenzó a succionar todo el jugo que salía de su vagina.
Ella empezó a gemir como loca, se veía que le encantaba lo que ese hombre le estaba haciendo, después de un rato él dijo “te quiero de rodillas puta, ahora sí vas a ver lo que es bueno”. Después de decir esto hizo que mi esposa le desabrochara el pantalón y sacara su miembro.
Los ojos de mi mujer brillaban, era una verga larga y gruesa… No necesitó órdenes para lo siguiente pues ella fue la que comenzó a mamar esa verga como si su vida dependiera de ello.
No sé cuánto tiempo estuvo así, pero era hipnótico el ver la manera en que mamaba esa verga y los gemidos de placer que le provocaban tenerla en su boca.
Después el la levantó y le dijo “ahora sí putita te voy a dar lo que estabas buscando”.
La recostó en el escritorio y le abrió las piernas colocándolas en sus hombros, de una sola embestida metió toda su verga en ella y comenzó a bombear de manera brusca y rápida.
Yo estaba maravillado, mi mujer gemía como una puta y no solo eso, podía escuchar perfectamente como le decía “si papi así, cógete a esta puta”.
Estuvieron así un rato hasta que noté como él estaba a punto de terminar y le dijo “ahora sí puta te voy a llevar de mi leche”.
Ella solo podía contestar entre gemidos “si papi lléname… Llena a esta puta de lechita”, él bombeó una última vez con fuerza y se retiró dejando a mi mujer con las piernas abiertas y escurriendo de semen.
Acercó su verga a su boca y dijo “ahora si puta limpiarme bien y arréglate”.
Ella obedeció, lamió desde la base a la cabeza dando suaves besos limpiando esa verga por completo.
Una vez que terminaron y ella se sentó nuevamente en el sillón él entró por mí y me dijo:
-Servido, será un placer recibirte a ti y a mi nueva puta cuando lo deseen. Por ella no te preocupes mañana despertará satisfecha, pero sin noción de lo que pasó aquí, ya es decisión tuya el contarle o no…
Nos fuimos y efectivamente al otro día me preguntó qué es lo que había pasado, yo le conté lo que pasó y ella estaba algo molesta, pero también muy excitada ya que después de relatarle lo que pasó cogimos como nunca y al terminar me dijo… “Bueno habrá que ver si regresamos al bar en estos días…”.