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La receta: El sabor del sexo
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Era un sábado cualquiera y me aventuré a ir a la tienda que tanta publicidad me hacía llegar a mi correo electrónico. No sabía que ese día podría cambiar el rumbo de las cosas y mi manera de ver una tienda erótica. Cuando entré en la tienda solamente estaba la dependienta y una chica que estaba en la sección de literatura erótica. Me llamó bastante la atención ver que estaba ensimismada mirando libros que hablaban sobre gastronomía y erotismo.

Calculo que tendría aproximadamente mi edad. Me gustaba su vestido que le marcaba su figura. Tenía unos pechos preciosos que su escote insinuaba. En un momento determinado ella se dio cuenta de que la estaba mirando entonces agaché la cabeza y miré hacia otro lado ella se acercó muy sigilosamente y me preguntó si vivía cerca de la zona ya que según ella habíamos coincidido un par de veces en el barrio.

A partir de ahí comenzó la conversación mucho más animada y distendida que se pueda tener en una tienda erótica entre satisfayer de última generación y plug in anales…

Después de intercambiar algunas palabras y risas, se marchó a pagar a la dependienta varios artículos que no logré descubrir de qué se trataban. Me quedé pensando en aquel encanto de mujer y cuanto gusto tendría en conocerla de una manera más especial.

Sabía que no sería la última vez que coincidiera con ella porque ya que me despertó mucho interés en poder contactar nuevamente.

Pasaron algunos días y mientras tanto no dejaba de pensar en aquella hermosa mujer. En alguna ocasión tuve un sueño de lo más húmedo. Algunos fotogramas se quedaron en mi mente al verla en aquella tienda y con el añadido de haber entablado conversación.

Un día entre semana estaba en el supermercado haciendo unas compras y en la línea de caja cuando estaba poniendo todos los productos sobre la bandeja de la cajera me percaté que alguien detrás me hacía una señal y cuando mire cuál fue mi sorpresa que ella estaba ahí y trataba de saludarme. En ese momento un nerviosismo recorrió mi cuerpo ya que tan anhelada presencia me hizo ponerme nervioso y no atinar con el precio que me dijo la cajera de mis compras generando un malestar tanto a la cajera como al señor que tenía detrás, pero realmente eso no me importo.

Después de pagar y recoger mis compras espere fuera en la puerta a que ella saliera ya que se disponía también a pagar y en ese momento sería cuando podría encontrarme y saludarla. Estaba deseando verla y estar cerca de ella, tenía una atracción que cada vez me fascinaba más. Nada más salir del supermercado se dirigió a mí y me sorprendió que efusivamente se abrazará como si nos conociéramos de toda la vida, eso hizo que me excitara aún más sintiendo que sus pechos se pegaban contra mi. Ella también parecía emocionada bueno después de un rato hablando me preguntó que hacía esa misma tarde, si tenía algún plan, le respondí que no, que en un principio tenía la tarde libre y que cual era la idea que quería plantearme. Ella me contestó que había ido a comprar al supermercado algunos productos para poder hacer una receta de uno de los libros que compró en la tienda erótica.

Acto seguido después de decirme eso note como mi pene se empezaba a poner duro de pensar que aquella señora podría hacerme un pastel con algún punto erótico y afrodisíaco. Y disfrutaba contándome que tenía pensado elaborar un plato bastante delicioso y que seguro que le gustaría que le acompañase para merendar.

Así que quedamos a una hora concreta y me dijo la dirección de su piso, me vestí bien para la ocasión, me puse mi mejor perfume y allí estaba a la hora indicada tocando a su timbre.

Se abrió la puerta y allí estaba ella impresionante en todo su concepto llevaba una blusa entreabierta que asomaba su escote y una pequeña falda al vuelo, de las que son fáciles de levantar. Nuevamente nos volvimos a saludar pero en esta ocasión de una manera mucho más efusiva, abrazándonos y dándonos un par de besos, note como su pecho se presionaba contra mí y en esta ocasión el acto de saludarnos duro un poco más de la cuenta, ya en ese momento empezaba a ponerme cachondo.

Me hizo pasar al salón, tenía una casa muy curiosa y muy bonita con una buena decoración, todo muy recogido. Me llamo mucho la atención el olor que había impregnado en su casa, ella me contó que le gustaba mucho poner inciensos y demás esencias aromáticas y a mi eso siempre me ha encantado. Tenía música de fondo puesta para amenizar mientras ella estaba en la cocina ultimando de preparar su merienda, yo mientras en mi mente estaba pensando en que debería ser una gozada penetrarla tras probar su receta erótica.

Tras un par de minutos apareció desde la cocina con un plato espectacular en el que puso todo su imaginación por lo bien elaborado y presentado, la verdad que me quedé impresionado por su presencia tan deliciosa. Tras un rato disfrutando del pastel y de una buena conversación empezó a contarme de que esa receta le gustaba mucho y que le hacía sentir muy "especial", a lo que yo interpreté que la ponía cachondísima. Cierto es que aquel postre y la merienda en su conjunto estaba siendo exquisito y libidinoso.

Me pregunto si me apetecía ver alguna película y me pareció buena idea aunque mi mente estaba entre sus piernas. Se sentó junto a mi y se puso cómoda levantando sus piernas sobre un puf, asomando parte de sus muslos. Note el calor en mi cuerpo y en mi bragueta.

La película iba perdiendo interés cada vez que ella me miraba y mostraba su escote y sonrisa.

De repente y sin pensarlo, un impulso me llevo a darle un beso a lo que ella respondió muy acaloradamente. En ese momento nos abrazamos y comenzamos a besarnos muy apasionadamente. Empecé a darle besos por el cuello y ya notaba su excitación, note que sus pezones se endurecían y su boca salivaba más de lo normal. Mi mano empezó a acariciar sus muslos recorriendo su cara interior que ella había dejado al descubierto al abrir sus piernas

En un momento ella no dudo en poner su mano sobre mi bulto que estaba a punto de explotar, me abrió la bragueta y saco mi pene duro y en ese momento quería volar de placer. Se incorporó y empezó a chuparla de una manera especial con mucha saliva y mucho deseo sin olvidar hacer varias pasadas por mis huevos que estaban bien cargados. Estaba en éxtasis en ese momento en el que el gusto del dulce y su saliva después de aquellos apasionados besos, hacían un néctar único.

No pude evitar dirigir mi mano a su rajita y cuál fue mi sorpresa descubrir que no llevaba ropa interior y que sus ingles estaban mojadas debido a su excitación. Introduje un dedo muy sutilmente y noté como se me impregnaba de su rico néctar que aumentaba cada vez más, mientras mi dedo jugaba con sus labios y su clítoris. Sus gemidos me estaban excitando aún mucho, ya que al tener mi polla en su boca y escucharla gemir mientras le hacía un dedo, me puso mucho más cachondo. Notaba como se removía con mi dedo dentro…

Era tal el grado de excitación de ambos que ella no dudo en subirse encima de mí y coger mi polla durísima e introducirla en su vagina que estaba caliente y húmeda, tanto que noté mis testículos empapados de su flujo. Me cabalgaba mientras le besaba el cuello y al quitarle su blusa descubrí 2 pezones grandes y duros que ella me los puso en la boca en un abrir y cerrar de ojos. Sus gemidos se pronunciaban cada vez más con el bombeo incesante que estábamos teniendo. Mis dientes mordisqueaban alternativamente sus pezones dando pequeños mordisquitos de placer.

Mis manos agarraban su culo para acompañar el movimiento sincrónico de su cabalgada, abriendo sus cachetes y frotando mis dedos húmedos entre su coño penetrado y su culito que cada vez se dilataba más con la humedad de mis dedos. Me susurro al oído que le introdujese un dedo a lo que yo obedientemente accedí y en ese mismo instante sentí su primer orgasmo en el que un grito de placer enmudeció la música ambiental que sonaba en el salón. Ahora sus movimientos eran más salvajes. Tenía mi polla en su coño que no paraba de emanar su corrida y mi dedo corazón en su culito lo que provocaba que tras ese primer orgasmo siguieran 3 más. Era una fuente de placer sentirla encima de mi y doblemente penetrada…

De repente y tras varios orgasmos y sin ropa estaba a punto de correrme y como por arte de magia ella sabía que no tardaría en descargar todo el amor que tenía para darle. Se levantó y me cogió de la mano llevándome a su dormitorio, ella sin ropa y yo con los pantalones bajados. Me tumbo en la cama y me quitó la ropa.

Con su lengua empezó a recorrer mis muslos hasta llegar a mis huevos que estaban empapados y bastante hinchados debido a la cantidad de semen que no tardaría en descargar. Con mis ojos cerrados y en un éxtasis casi sin darme cuenta note en mi mano el leve roce de su pierna y acto seguido, sentí el calor de su coño en mi boca…

Ciertamente he de decir que me encanta comer un coño y en este caso después de varios orgasmos, mucho más. Puse mi lengua sobre su clítoris y labios, restregando la con la intensidad correcta en sentido ascendente y descendente alternando pequeñas succiones que me llenaba la boca de su néctar y que saboreaba excitadísimo mientras le introducía un par de dedos que hacían excitarse aún más…

Solamente con meter los dedos en su coño y seguir con mi lengua y mi boca chupándole su rajita conseguí que tuviera un nuevo orgasmo.

Estaba cada vez más excitada pero mi polla no aguantaría mucho más y en un momento dado brotaría de ella todo mi jugo que tenía esperando salir mientras ella me repasaba con su lengua todo mi pene haciendo hincapié en mi prepucio que era una bomba a punto de estallar.

Se incorporó a la cama dejando apartado el 69 que tan plácidamente estaba siendo para acercar su boca a mi oído y pedirme con mucha dulzura que la follase el culo. Inmediatamente la puse en posición de perrito no sin antes abrir sus cachetes y empezar a lamerlo. Tras varias pasadas con mi lengua por su ano mientras introducía un dedito en su vagina, sus gemidos anunciaban su siguiente corrida y así fue. Mi control mental lo puse a prueba para no correrme tras la sesión de sexo que estábamos teniendo y el saber que ella no dejaba de correrse tan repetidamente, así que tras ese nuevo orgasmo, me incorporé y agarrándola de la cintura con una mano, la acerque y con la otra agarré mi miembro y se lo fui introduciendo lentamente en su culo que ya estaba bastante dilatado. Al introducir entera mi polla otro gemido volvió a silenciarlo todo, me pidió que le diera fuerte a la vez que ella facilitaba la penetración con un movimiento sincrónico a mis embestidas que cada vez eran más intensas. Su cuerpo se retorcía en aumento y en un instante le llegó otro orgasmo al que esta vez si, acompañé yo con una corrida que le llenó a rebosar su culo de mi néctar.

Al sacar mi polla, siguió un hilo blanco que chorreaba por su rajita goteando sobre las sabanas. Nos reincorporamos en la cama exhaustos y extasiados por tan buena sesión.

Tras unos minutos en silencio escuchando la música ambiental que provenía del salón, nos miramos y me preguntó si me apetecía seguir probando su postre. Ambos necesitábamos recuperar fuerzas y de un salto nos reincorporamos y fuimos a continuar con nuestra merienda…

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