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La primera vez que tuve a mi esposa
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Este es mi primer relato que de ninguna manera es una fantasía, si no quiero redactar de una manera como yo lo viví, las relaciones que he tenido con la mujer que más amo en este mundo, mi esposa.

Debo comenzar diciendo que ambos somos personas maduras, y ella aún conserva ese toque jovial como cuando la conocí, la primera vez que quedamos de ir juntos a un motel aun éramos novios, ambos veníamos saliendo de relaciones que no funcionaron bien, así que estábamos empezando nuestra propia relación.

Una cosa que me excitó mucho, fue cuando me dijo que solo lo había habido un hombre en su vida, su ex, por lo que me dio mucho gusto ser el segundo en su vida en el aspecto íntimo.

Volviendo a la historia, ese día nos quedamos de ver en algún lugar, quedamos que ella pasaría en su auto por mí, y así sucedió, yo la esperaba como jovencito nervioso por su primera vez, ella llego por mi muy puntualmente como lo es, y en el camino veníamos platicando y tratando de bajar un poco el nerviosismo que ambos sentíamos.

Llegamos al lugar en ese tiempo aún estaba apartado de la ciudad, un motel pequeño pero discreto, ella vestía una falda a cuadros zapatillas negras y una blusa blanca, lo cual con la falda acentuaba las bien torneadas piernas que posee, pague al empleado por la habitación y al cerrar la puerta no pude contenerme así que la besé y ella se recargó en la pared, le di el beso más tierno y prolongado que podríamos hacer, besando su labio superior e inferior y alternándolos con una pequeña mordida entre ellos, me encantó que en un punto del beso ella usara su lengua para recorrerlos y entrar en mi boca profundo.

Levanté un poco sus brazos y comencé a besarle el cuello, a lo que comencé a desabotonar su blusa, y quedó al descubierto su bra color negro, con calma la despojé de él, y quedaron al descubierto esos senos, que aunque pequeños eran hermosos, y ya con sus pezones endurecidos que pedían a gritos ser besados, así que los besé y recorrí mi lengua en círculos alrededor de ellos ella no decía nada solo note que su respiración era más rápida, le hice dar la vuelta a quedar su espalda frente a mi no resistía tentación de tocar sus caderas y levantar un poco su falda la cual dejo ver una tanga de encaje negro muy diminuta, ella me dijo “¿te gusta?”. Duré mucho para decidirme por ella, no sabía si le gustaría, yo solo le dije que me encantaba ver como se le veía, así que bajé el cierre de su falda y la dejé solo en esa bella tanga, yo por el contrario no quería dejar de admirarla y me estaba despojando de la ropa lo más rápido posible.

Para entonces la besé un poco más apasionadamente no quería correr prisa en poseer a esa bella dama, la besé así de pie y semidesnuda como estaba y mis manos que volaron por todo su cuerpo llegaron a su vagina la cual al contacto con mi mano, noté un abundante vello que me excitó aún más, discretamente la miré en esa parte y pude verlo por mí mismo, era una vagina hermosa, y a esas alturas muy lubricada.

La tomé de la mano y la lleve a la cama, la hice recostarse y me puse sobre ella besándola en todos los rincones, mi cuerpo ya no resistió más y deseaba estar dentro de esa mujer tan hermosa, me puse el condón ya que en ese tiempo ella era muy fértil y estábamos cuidando esa parte, puse la punta de mi miembro en su entrada muy lubricada, y pude sentir como fue bien recibido, ya que sus músculos vaginales se contrajeron como si abrazaran mi miembro, como si lo desearan con tanto afán como yo lo deseaba.

No quise introducir todo en un inicio, así que la punta y una cuarta parte estaban dentro de ella, quería que lubricara más, ella no decía nada, pero suspiraba fuerte, así que decidí dejar ir el resto, gimió un poco al sentirlo por completo, le dije “¿te gusta?”. Y ella dijo “me encanta”, y en esa posición de misionero estuvimos varios minutos besándola y esperando en esa cómoda posición a que su vagina se acostumbrara a mí.

Después me tiré de espalda a la cama y la traje hacia mi sutilmente haciéndole saber que quería que me montara, ella sin palabras comprendió que eso quería yo, así que aun con esa tanga puesta abrió sus piernas y acomodó mi miembro dentro de ella.

Sus movimientos eran lentos y profundos, le gustaba moverse de adelante hacia atrás, yo me senté un poco porque quería acceso a sus senos, los cuales estaba acariciando y besando, bajé mi mano un poco a tocar su estrecha cintura, su cadera y sus nalgas tan bellas, y al abrirlas un poco y sentir esa lubricación fuerte, entre sus nalgas y mis dedos, acaricié un poco su ano, muy apretadito que se sentía, así que mientras ella se movía tan rico sobre mí, aproveché para masajear su ano con mis dedos, se movía y respiraba más fuerte, puso sus manos en mi pecho, apretó mas mi miembro y yo en lo mío ya tenía un dedo entro de su ano, a lo que le pregunté si le molestaba me dijo que no, así que mientras la penetración estaba más fuerte yo y mi dedo jugaban en ese otro orificio. El movimiento de ella se hizo más fuerte, gimió y al tener el orgasmo lloró, quizás por la emoción, quizás por el amor, o quizás porque era la primera vez con otro hombre en su vida, yo me llevo la idea que sentí de ser un orgasmo hermoso con amor.

Descansamos un poco, pero el tiempo corría y debíamos regresar, así que volvimos al misionero de nuevo y al de nuevo estar a punto ambos, ahora no quise que me montara, ahora quería ver y sentir como seria en el posición de perrito, así que la giré un poco, no sabía si esa pose le gustaba o no, ella entendió sin hablar, se puso en esa posición en 4, y me encantó ver que no solo se puso en esa pose, abrió sus piernas de una manera increíble estando en esa posición, su vagina se veía como diciendo entra que esperas?

Me puse tras de ella abrí un poco sus nalgas tan bellas y la introduje de nuevo, ella dio un pequeño gemido, y cuando entré y ver su espalda sus gestos y su reparación supe que no le desagradaba esa posición, así que eso me excitó más. Mi miembro entraba y salía como si estuviera en un lugar que sentía suyo, pero yo quería llegar más dentro de ella, así que levanté un poco mis rodillas para que la penetración fuera más profunda, lo cual así fue y solo gimió un poco más, pero no le disgustó, después de unos minutos pude sentir como tuvo su siguiente orgasmo y fue la señal para yo tener el mío. Así que embestí un poco más fuerte para llegar lo más dentro de ella como fuera posible, la pasión me tenía poseído, solo quería tener a esa hembra para mí, y eyacule con una cantidad impresionante de semen que se quedó en el condón.

Después de un beso largo descansamos un poco para regresar cada quien a nuestro hogar, esto fue la primera vez cuando éramos novios, me encantaría saber sus comentarios.

Espero sus comentarios, saludos a todos.

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