back to top
InicioTríosLa situación más excitante y morbosa: Nuestro primer trío

La situación más excitante y morbosa: Nuestro primer trío
L

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 9 minutos

Somos Alex y Melisa una pareja de 35 y 36 años, que aunque nos consideramos novatos, ya vamos teniendo algo de experiencia en este mundillo.

Desde CuentoRelatos os queremos contar como han sido las experiencias que hemos tenido hasta ahora, así como nuestras fantasías aún no cumplidas. En otras páginas ya hemos publicado algunos de nuestros relatos, pero acabamos de descubrir este sitio y la verdad es que nos ha gustado mucho.

En primer lugar, os pongo un poco en situación. Somos pareja desde muy jóvenes, aunque antes de Alex, yo tuve otro novio, con el que inicié mi vida sexual. La verdad es que para mí, el tema del sexo siempre ha sido un poco tabú, nunca me ha gustado hablar con mis amigas de este tema, me daba mucha vergüenza, y al pobre Alex lo tuve sufriendo sin poder probar hasta pasado bastante tiempo de novios…

Alguno de los relatos que publique serán reales en los que cuente nuestras experiencias, y otros serán ficticios en los que cuente nuestras fantasías no cumplidas (por el momento).

Relato real.

Bien, pues nuestra vida “liberal” comenzó hace ya unos 8 o 9 años con un viaje que hicimos a Aragón. Después de haber cenado los dos solos y haber estado tomando unas copas en algún pub, estábamos un poco “motivados” y con ganas de irnos al hotel y poder satisfacer nuestras necesidades… Cuando íbamos en el coche Alex me dijo que si me podía hacer una proposición, le dije que me contase, y me dijo que llevaba tiempo con una idea en la cabeza y no se atrevía a decírmelo, pero que creía que ese era el momento. Me dijo que le ponía mucho la idea de imaginarme con otro tío, que algunas veces cuando lo hacíamos, pensaba en mí follando con otro, al principio pensé que se estaba burlando de mí, pero siguió y empecé a darme cuenta que no estaba de broma y que estaba hablando en serio, cosa que se confirmó cuando me propuso que porque no íbamos a un local de intercambios de pareja en lugar de regresar al hotel, me dijo que ya lo tenía todo visto y que podíamos ir aunque fuese sólo a mirar.

Como os podréis imaginar yo me quedé en estado de shock y con un cabreo monumental. A Alex le cayó unas de las broncas más grandes que hemos podido tener. Yo no era ninguna puta, y no podía entender como él me podía querer compartir con otro hombre, cuando yo solo de pensar que él besase a otra mujer me revolvía el estómago.

Después de la discusión, nos fuimos al hotel y ese día evidentemente no hubo nada de sexo…

Después de esta situación este tema quedó un poco aparcado, y no volvimos a hablar mucho del tema. Alex cada vez que podía lo recordaba para burlarse del cabreo que cogí, y bueno, también por si colaba…

En otro viaje, no mucho tiempo después, nos acababan de regalar una cámara de vídeo y la habíamos estado estrenando haciendo un poco de turismo. Cuando llegamos al hotel, (como es normal porque aún no vivíamos juntos, y única opción que teníamos de hacer el amor era en el coche o en los hoteles cuando íbamos de viaje) no pusimos a follar, con el deseo típico de quienes no tienen la oportunidad de hacerlo a diario.

A la mañana siguiente, cuando me desperté, Alex había conectado la cámara de vídeo a la televisión de la habitación para ver lo que habíamos estado grabando el día anterior. Estuvimos viendo los paisajes y monumentos que habíamos grabado, pero cuál fue mi sorpresa cuando de repente aparecimos en la pantalla los dos follando… Alex no me había dicho nada, pero había estado grabando el polvo de por la noche. Al igual que en la otra ocasión, mi primera reacción fue de cabreo, pero se me quitó rápido, y fue cambiando a un estado de morbo que no había sentido antes. Me estaba poniendo realmente cachonda verme en la tele follando y gozando. Antes de que terminara el video ya estamos de nuevo en la cama repitiendo la escena.

Desde aquel día, algo en mí comenzó a cambiar, me gustaba verme en videos y fotos y me gustaba lo cachondo que se ponía Alex.

Cada vez que podíamos nos grabábamos, y casi a diario yo le enviaba fotos a Alex en ropa interior o desnuda, y él me respondía con vídeos masturbándose. Aquello me ponía realmente a cien, y había noches que no podía dormir sin antes “tocarme”.

Para no dejar la costumbre, nuestro siguiente avance también fue en un viaje, en este caso a Lisboa.

Estábamos alojados en una especie de apart hotel, con un bungalow, en el que el dormitorio tenía un gran ventanal que daba al jardín.

Una tarde, al llegar de la piscina, antes de ducharnos y prepararnos para salir a cenar, nos tumbamos en la cama y nos pusimos a magrearnos, Alex se levantó para cerrar las cortinas del ventanal que daba al jardín y le dije que no las cerrase, que me apetecía hacerlo con la ventana abierta, de repente en su cara se dibujó una expresión perversa, le encantó la idea.

Continuamos a lo nuestro y continuamos follando como si tal cosa. No sé cuántas personas pasarían por fuera y nos verían, pero el sólo hecho de pensar que nos podían estar mirando me podía a cien, y a Alex ya ni os cuento.

Bueno, pues poco a poco se va acercando lo bueno.

Hace unos tres años, cuando ya vivíamos juntos, a Alex le salió un trabajo lejos de casa, en otra comunidad autónoma y por ello desde entonces estaba fuera entre semana y sólo venía a casa los fines de semana.

Desde entonces, todas las noches hacíamos video llamadas para hablar y contarnos que tal nos había ido el día. Y cuando surgía pues practicábamos un poco de cibersexo. Otras veces, él me enviaba relatos eróticos que leía en internet… (de ahí mi afición por los relatos).

Uno de los relatos que me envió una noche hablaba de un marido le regalaba a la mujer un masaje erótico. Ese relato, aunque no tenía nada de especial respecto a otros, me gustó bastante y lo leí en varias ocasiones, porque me ponía realmente cachonda…

Un viernes al llegar Alex a casa, habíamos comprado entradas para ir al cine. Pero cuando íbamos en el coche, quise retomar la primera conversación de Alex en aquél viaje a Aragón y darle la vuelta, y le dije que si le podía hacer una proposición, él evidentemente aceptó, y le dije que si se acordaba del relato del masaje erótico, que si le gustaría que cambiásemos el plan del cine. Le dije que desde que leí el relato no podía parar de pensar en esa situación, que me gustaría llevar a cabo esa fantasía.

Alex se quedó totalmente petrificado… por fin había conseguido convencerme. Rápidamente dijo que le encantaba la idea. Dijo que él ya lo había pensado muchas veces.

Me dijo que nos fuésemos a un hotel alquilásemos una habitación y mirásemos en las páginas de contactos algún masajista erótico que hiciese salidas a hoteles.

Y así lo hicimos…

Si os digo la verdad, yo estaba muerta de miedo, no me creía lo que estaba a punto de hacer, y sin embargo me moría de ganas por hacerlo. Había releído tantas veces aquel relato que no veía el momento de hacerlo realidad.

Nos tumbamos en la cama y nos pusimos a decidir a quién llamábamos. En principio no veíamos ningún anuncio que nos convenciese. Yo quería que el anuncio tuviese foto del chico, que el chico no fuese ni muy mayor ni muy joven, y sobre todo que fuese aseado.

Después de mucho mirar encontramos un anuncio que parece que me gustaba y llamamos.

Hablamos con el chico, le dijimos en el hotel en el que estábamos y le dijimos lo que queríamos. Nos dijo que estaba lejos y que tardaría sobre hora y media o dos horas en llegar y que nos iría escribiendo por whatsapp.

Antes de nada, le dejé las cosas claras a Alex. A mí me apetecía mucho probar, pero en principio yo solo estaba dispuesta a que me hiciesen un masaje erótico. Me volvía loca la idea de verme tumbada en la cama mientras otro hombre me sobaba y me tocaba mis partes más íntimas delante de Alex.

Hasta que el chico llegó, el tiempo se hizo un poco largo, yo estaba muy nerviosa, por un lado, tenía ganas de que llegase y por otro lado quería que todo hubiese acabado ya ¿y si salía mal? ¿Y si el chico era un maleducado o si era poco higiénico? ¿Y si me hacía daño? ¿Y si Alex llegado el momento le entraba un ataque de celos y aquello acababa con nuestra relación?

Todas estas preguntas se me pasaban por cabeza una y otra vez y me hacían pensar que me estaba equivocado, pero que todavía estaba a tiempo de dar marcha atrás.

Alex me lo debió notar, y me dijo que porqué esperar tanto, que podíamos ir aprovechando el tiempo. Ese día yo llevaba una blusa un poco ajustada, que realzaban mis voluminosos pechos y un pantalón negro ajustado. Se acercó a mí y comenzó a besarme poco a poco por cuello u boca, me desabrochó la blusa y comenzó a jugar con mis pechos. Yo le seguí el juego y le desabroché el pantalón para comenzar a tocársela suavemente. El hizo lo mismo y me quitó por completo el pantalón. Se me colocó encima y comenzó a rozarme, casi al instante ya estaba completamente empapada, me echó la braguita un poco al lado y me la introdujo muy despacio… la sacó y la volvió a entrar igual de despacio varias veces. Cuando ya estaba completamente metida en el juego. La sacó me dio un beso con toda la pasión del mundo y me dijo… “ahora ya estás preparada y relajada, el chico está a punto de llegar, disfruta que todo saldrá bien”.

Maldito sea… me dejó con todo el calentón, estaba deseosa de sexo y se me habían olvidado por completo las incertidumbres que me preocupaban un rato antes. Con perdón de la palabra, Alex es un cabrón que sabe lo que tiene que hacer en cada momento. Pasé de estar pensando en irme a casa a desear que el chico llegase cuanto antes y rematase la faena.

Al poco tiempo, por fin sonó el teléfono, el chico ya estaba en el hotel, llamó a Alex y le preguntó el número de habitación. En ese momento el corazón me comenzó a latir como una locomotora… tocaron a la puerta, Alex abrió y allí estaba él.

Era un chico de unos 35 años (nosotros entonces teníamos 29 y 30), físicamente estaba bien, no era top model, pero a mí no me gustan los top model, y de cara era bastante guapo, pelo corto y moreno. Llevaba puesto una camiseta blanca y un pantalón bajero un poco ajustado.

Nos presentamos, y hablamos durante unos minutos. No me preguntéis de qué hablamos, porque no lo recuerdo. Estaba súper excitada y no veía el momento de comenzar y al mismo tiempo quería acabar cuanto antes. Solo recuerdo, que mientras hablábamos dije “bueno ¿cuándo empezamos?”. Alex se echó a reír y dijo que ellos estaban allí a mi disposición.

El chico me dijo que me quitase la ropa y me quedase en ropa interior. Así lo hice, me quité pantalón y blusa y me quedé con el sujetador y las bragas y me tumbé encima de la cama boca arriba. Mientras Alex se sentó en un sillón a un lado de la cama y se preparó para mirar, como si realmente hubiese ido al cine.

El chico comenzó a sacar sus aceites y sus utensilios, me dijo que me diese la vuelta y me pusiese boca abajo. Comenzó a echarme el aceite por espalda y piernas y comenzó a entendérmela poco a poco. Al principio solo era un masaje normal, como el que me habían dado otras veces en los baños turcos, pero esta vez para mí no era igual, el hecho de estar en ropa interior en la cama con otro hombre y Alex allí quieto, petrificado, mirando… me excitaba muchísimo.

Poco a poco el masaje fue subiendo de tono, y sus manos cada vez se acercaban más a mi culo, y aquello me hacía estremecerme, cada vez que sentía como sus manos se acercaban por el medio de mis piernas hasta llegar a rozar mi… coño. (Lo siento, pero a partir de aquí voy a subir el tono del vocabulario porque son las palabras que se me vienen a la cabeza).

Me dijo que me diese la vuelta, y me puse boca arriba, y continuó con la misma técnica, me echo aceite por el cuerpo y comenzó a extenderlo. Ahora yo estaba boca arriba y podía mirarle a la cara mientas me tocaba. Al principio cerré los ojos, fruto de la vergüenza, pero al poco los abrí, porque realmente me guastaba verlo mientras me sobaba.

Me quitó el sujetador y el masaje se centró en ese momento en mis pechos, masajeándomelos con fuerza a la vez que combinaba con sensuales roces a mis pezones, que ya estaban duros como piedras.

Bajó una de sus manos y la metió por debajo de mis bragas para comenzar a acariciarme el coño. Miré a Alex y allí estaba él, sentado en aquel sillón con la misma cara de vicio que pone cuando follamos.

Se levantó y se acercó a mí y me susurró al oído, “no seas tonta, aprovecha y toca tú también”. Como si fuese una orden, puse mi mano sobre su paquete y comencé a tocarlo. Estaba completamente empalmado, yo quería ver su polla, le desabroché el pantalón y la saqué.

Ni en la mejor de mis fantasías, la hubiese imaginado así, no es mentira era como la de los actores del cine porno, grande, dura, gorda, venosa… joder en cuanto la vi, quise probarla y me la llevé a la boca y comencé a chupársela y a pajearla… para entonces él ya tenía dos de sus dedos dentro de mi coño entrando y sacando.

Alex tampoco había perdido el tiempo y estaba en el sillón con su polla en la mano. Lo miré, aceleró el movimiento y vi cómo se corría… Le dije que le diese un condón al chico. Alex se limpió la mano en el sillón y rápidamente le dio el condón a nuestro amigo.

Se lo puso se colocó encima de mí y me la metió… El placer fue inmenso, se me estremeció todo el cuerpo, siento no poder explicarlo mejor, pero es que no soy capaz de explicar lo que sentí en aquel momento. Es la situación más excitante y morbosa que he podido vivir nunca.

El chico debía estar en la misma situación, porque fue meterla y comenzar a follarme con todas sus fuerzas. Yo me trasladé a otro mundo… no quería que aquello acabase nunca, mientras me daba embestida tras embestida, nos comíamos la boca con toda la pasión del mundo.

Alex se acercó a nosotros y cogió mi mano para que le agarrase su polla, pero yo estaba en otro mundo… No sé si pasó mucho o poco tiempo, pero entre embestida y embestida, me corrí… le agarré el culo he hice fuerza contra mí y le dije que le diese fuerte…Él me dijo que se quería correr en mis tetas, intenté mantenerlo y que siguiese dándome placer, pero me la sacó, se quitó el condón y reventó todo su placer sobre mis tetas. Acto seguido Alex se me puso encima y continuó con la faena, y siguió follándome como si estuviese poseído.

El chico se colocó de pie junto a la cama y continué comiéndome aquel pedazo de polla, que sabía a semen, mientras Alex me follaba. Yo seguía súper excitada, pero Alex me la sacó, se subió por mi torso me agarró la cabeza, sacando la polla del chico de mi boca y se dio dos o tres sacudidas hasta que se corrió en mi boca.

Quedamos unos instantes, parados sin decir nada… luego el chico se fue al baño, se vistió y se fue.

Alex y yo volvimos a follar un par de veces más aquella noche, el calentón no iba a desaparecer tan fácil.

Al día siguiente, ya en ”estado normal”, me sentía un poco mal, en algunos momentos sentía que era una “guarra” y hasta me daba vergüenza pensar lo que había pasado la noche anterior.

Sin embargo, como he dicho antes, aquella fue la situación más excitante y morbosa que he vivido, sin duda el mejor de los cuatro tríos. Supongo que será por aquello de que las primeras veces siempre son las mejores.

Compartir relato
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.