Estoy felizmente casada y jamás imaginé poder llegar a tener relaciones con un joven de 18 años.
Con Luis como ya les he contado tengo una vida sexual muy satisfactoria, pero nunca he tenido ningún reparo en tener relaciones con los hombres que me han gustado y alguna que otra mujer.
Mi marido, por cuestiones de trabajo, muchos martes tiene que ausentarse de la ciudad y viaja a algún estado donde su trabajo sea necesario, los que me conocen saben que suelo pasar el tiempo con amigas o con algún amante gozando las delicias del sexo, pero, en fin, no contaba con lo que sucedería aquel martes.
Ese día cuando iba de paseo me senté en un parque que hay cerca de casa a descansar un rato, es un parque que está cerca de un instituto y cuando menos me lo esperaba se presentó un muchachote, bien parecido, desarrollado y muy bien proporcionado y se sentó a mi lado para comerse un burrito.
M: Espero no le moleste que coma a su lado.
L: Para nada, continúa.
Entablé conversación con él preguntándole que cuanto tiempo tenía para comer y él me contestó que 30 minutos, pero que le sobraba el tiempo, seguimos con una conversación intrascendente hasta que se despertó en mi ese interés especial por él.
Estaba claro que la idea de ser su madura me puso caliente, pero diablos, tenía solo 18 años casi 19, pero es que el chico estaba tan sabroso, que no se notaba de su edad.
L: Que interesante charla, tienes ideas diferentes, no puedo creer que tengas 18 años.
M: ¡Jajá, si los tengo!!
L: Y con tu físico, ¡seguro te sobran las chicas!
M: Pues algo así, jajá, ¡es que todas son unas niñas!
Al oír la respuesta no dudé en acercarme a él, de tal forma que le rocé con mi pierna, él no se movió, pero sentí su respiración muy acelerada.
M: Disculpe, es que no es común que una mujer tan sensual como usted, se me acerque.
L: ¿Sensual? Jajá, no cariño, ¡eso lo ves tú!
M: Se equivoca, usted seria la fantasía sexual de toda mi escuela.
L: ¿Cómo te llamas?
M: Moisés
Al oír eso me decidí y le puse la mano en la pierna, diciéndole que se acercara que eso se merecía un beso, se lo di en la boca, a lo que él respondió con mucho frenesí.
Se le iban los ojos hacia mi escote, que dejaba ver parte de mis pechos, me encantaba como se puso rojo, jamás había seducido a un joven y menos de su edad, pero eso me tenía tan caliente.
Viendo la situación le invité a tomar un café en mi casa, pues estaba cerca y el chico todo entusiasmado aceptó.
Al llegar le acomodé en el sofá y le dije que esperara un momento que me tenía que poner cómoda, salí vestida tan solo con una camisa de mi marido, sin nada debajo y con el escote bien abierto.
M: ¡Dios mío, señora!!
L: No me digas señora, soy Moni o Lety, ¡pero no señora!
Me senté a su lado y nos volvimos a besar, de inmediato vi que tenía una erección de campeonato, le empecé a tocar por encima del pantalón y él no dudó ni un instante en meter su mano por debajo de la camisa y empezar a tocarme la entrepierna.
M: ¡Qué buena que estas!
L: ¡Ahora verás lo que es tener una verdadera mujer!
Lo desnudé y pude comprobar que a pesar de su juventud iba muy bien preparado, lo empecé a tocar y cuando me quise dar cuenta se corrió en mi mano, le salió una buena cantidad de esperma el cual no dudé en lamer de mi mano.
M: ¡Perdón!! ¡Es que usted me calienta a mil!
L: Tranquilo, uhm, ¡pero qué bien sabe tu joven semen!
M: ¿Pero ahora qué?
L: Ven, ¡dame tu mano nene!
Lo llevé hasta mi vagina húmeda, guie con mis manos las suya para que acariciara mi clítoris, él era un novato y lo hacía toscamente, pero yo con mi experiencia guiaba el camino del chico, mientras lo besaba apasionadamente le costaba trabajo besarme, pero como buena maestra le enseñaba lo que era tener una mujer de verdad.
A todo esto, yo estaba a mil y él me seguía masturbando, se acostumbró rápido a lo que él decía, sus manos entraban en mi vagina y las movía muy bien, yo respiraba acelerada, un chamaco me tenía jadeando.
M: ¡Que rico es esto!
L: ¡Uhm, si, que rico!
M: ¡Jamás había masturbado a una mujer mayor y se siente súper!
L: Pues disfrútalo amor, ¡uhm!
Era increíble lo que pasaba, un estudiante que podía ser mi hijo me tenía como zorra jadeando al sentir sus manos en mí, él siguió moviéndose como yo le decía y consiguió hacerme sentir un rico orgasmo.
L: ¡Ah, que rico, uhm!!
M: ¡Dios mío, esto es genial!
Me puse de rodillas delante de él y empecé a pegarle una buena mamada, mi boca tragaba por completo su miembro que poco a poco se endurecía, eso era lo maravilloso de su juventud, que estaba listo para la acción muy pronto.
Él no cabía de gusto al ver como su verga desaprecia en mi boca, se retorcía, incluso trato de aventarme ya que el placer era demasiado, pero yo se lo impedí devorándole con todo su dura verga.
M: ¡Ah, que rico, agh!!
L: ¡Mmm, eso mí amor, uhm!!
No tardó nada en estar en condiciones y entonces me senté sobre aquel miembro tan erecto y potente y seguí con el sube y baja. Lo puse mamarme las tetas, él era inexperto, pero aun así su dura verga me tenía bien ensartada.
L: ¡Si nene, uhm!
M: Esto es lo mejor, ¡agh!
Lo acosté en el sofá y lo cabalgué dándole la espalda, sentía sus manos apretar con desesperación mis tetas, y como se daba gusto tocándome las nalgas, yo le daba una súper licuadora, me encantaba su dureza y sus quejidos, le estaba dando la cogida de su vida en ese momento.
M: ¡Ah, que rico, uhm!
L: ¿Te gusta cariño?
M: ¡Es lo mejor, agh!!
L: Mas, retuércete más, uhm, ¡sí que rico!
Era increíble, yo estaba tan caliente que sabía que pronto me correría y el gracias a su valiosa juventud seguía duro como un metal, finalmente después de moverme salvaje, tuve otro rico orgasmo.
L: ¡Ah, que rico, uhm!
M: ¡Si, agh, esto es fenomenal, uhm!!
Al sacármela me puse a limpiarle con la lengua y acabé la mamada que le había empezado a realizar, llevé su duro palo a mi boca y lo succionaba, el chico se retorcía, yo disfrutaba ver como se movía y como su verga lanzaba pequeños avisos de que pronto se vendría.
L: ¡Vamos, uhm, sácala papito, sácala!
M: ¡Agh, señora, ah!!!
De pronto el joven empezó a convulsionarse y su semen empezó a salir con mucha fuerza, se volvió a correr esta vez en mi boca, que rico.
Ambos nos aseamos y lo acompañé de vuelta al parque, el joven me confesó que le había quitado su virginidad, eso me puso más perra y le dije que cada martes iría a buscarlo, lo que le emocionó demasiado, aunque le pedí guardar el secreto, ya que aun a pesar de sus 18 años, es un nene todavía y yo una loba, así que más vale bajo perfil.
A partir de ese día, tengo un nuevo amante joven, que poco a poco se suelta y nos metemos tremendas cogidas, esperando no ser descubiertos.
Saludos, su amiga Lety.