Volviendo al tema de Claudia Carolina, apenas pasaron unos minutos en que Javier le llamó para decirle que iría a cenar, ella inmediatamente me escribió y me dijo que se dirigía al hotel, le dije al encargado que llegaría una señorita preguntado por mí, que le diera el número de mi habitación, él solo me dijo que no quería sexo servidoras, yo me enojé y le dije que era la esposa de mi amigo, que la dejara pasar, él solo sonrió y asintió con la cabeza.
Subí y me preparé, una ducha rápida y un poco de cerveza, tenía que estar listo cuando ella llegara, unos 20 minutos después, el encargado me habló avisándome que la esposa de Javier subía por el elevador, yo abrí la puerta para que ella pasara y la esperé en la cama.
Unos instantes después ella entro, mi sorpresa fue tal al verla con una gabardina negra que solo dejaban ver sus tacones color negro.
CC: Hola, ¿me extrañaste?
L: ¡Estaba ansioso para esto!
CC: ¡Tengo algo especial para ti!
L: ¡Muéstramelo!
Ella se quitó su gabardina ¡y dios mío! Su cuerpo era cubierto por un baby doll negro, que marcaba excelente su figura, sus tetas se notaban geniales y al darse vuelta el ver como sus grandes nalgas sobresalían no pude contener mi emoción.
L: Dios, ¡qué buena estás!!
CC: ¿Te gusto?
L: ¡Nena, que rico!!
CC: ¡Javier me lo compro!!
L: ¡Que buen gusto tiene!
Entre sarcasmo y burla, Claudia Carolina lentamente se acercó a mí, yo como niño con juguete nuevo acariciaba todo su cuerpo, ella me besaba muy rico, con sus manos tocaba mi verga por encima de la toalla con la que me cubría, su dulce aroma me fascinaba, la dureza de sus tetas me ponía a mil, le apretaba sus nalgas y continuábamos besándonos apasionadamente.
Ella llevaba su lengua recorriendo todo mi cuerpo, desde mis pies hasta mi cabeza, me erizaba todo al sentirla entre mis entre piernas, lamiendo y mordiendo muy rico, nuevamente como una noche antes, coloco mi ver gane medio de sus ricas tetas y comenzó a masturbarme con ellas, silencioso disfrutaba el momento, le acariciaba su espalda ay su cabeza, ella abrió su boca y metió mi glande, lo mamaba muy rico, su lengua limpiaba perfectamente mi cabeza, luego fue subiendo la velocidad de los movimientos de sus tetas, mi verga estaba durísima, Claudia Carolina me tenía complacido, yo le agarraba sus ricas nalgas y llevaba mis dedos cerca de su vagina.
La detuve un momento y la levanté para mamarle sus ricas tetas, me comía su pezón, jamás había visto un pezón tan hermoso y ella los tenia, sin yo decirle nada Claudia Carolina se acomodó para un 69 y ambos nos comenzamos a chupar.
L: ¡Sabes muy rico!!
CC: ¡Me encanta tu dureza!!
¡Que rico! ella me mamaba mi verga como si no hubiera mañana, mientras tanto mis dedos y mi lengua trabajaban su vagina, la cual escurría al sentirme rozar su clítoris.
Enrollaba mi lengua y apoyándome en sus nalgas la metía y sacaba simulando una follada con un pequeño pene, ella ya tenía mi glande todo rojo de tanta chupada, nos estábamos quedando sin saliva, pero queríamos seguir comiéndonos mutuamente.
Luego de tan rico momento oral ella quiso sentirme, esta vez se acostó y me pidió entrara en un misionero, la tomé de su cadera y empecé a penetrarla lentamente, sus quejidos y muecas me tenían a tope, subí mis movimientos hasta sentir que le movía todo por dentro, Claudia Carolina se comía mis 21 cm de verga.
CC: ¡Que rico, uhm!!
L: Que suerte tengo, ¡vaya que cogerme a una diosa como tú!
Ella cerró sus piernas y subí encima de ella, parecía un gusano devorando a su presa, ella aguantaba mi peso y por la posición mi verga era apretada más rico.
Los gemidos de Claudia Carolina eran música para mí, le quité por completo su baby doll y desnuda totalmente la orillé en la cama, levanté sus piernas y empecé a embestirla con mucha fuerza.
Le besaba sus pies, mordía sus dedos con pasión, mi lengua recorría sus pantorrillas mientas mi verga entraba con fuerza en ella, Claudia se apretaba las tetas y se mordía los labios, estábamos gozando muy rico.
Me senté en la orilla de la cama para continuar nuestro rico acto, ahora ella se daba unos sentones muy ricos, no me molestaba que a veces se dejara caer con fuerza, al contrario, disfrutaba guiándola tomándola de su sensual cintura y apretando sus duras y grandes tetas, estábamos en lo nuestro cuando de pronto sonó el interfono.
-Señor Luis!
L: ¡Que pasó!!
-Acá abajo está el señor Javier, ¡solicita verlo!
Un fuerte escalofrío me recorrió, el tonto de Javier había venido haberme y si lo dejaban pasar podía encontrarme con su esposa, pero, por otro lado, podía acabar con ella y dejarlo esperando, así que hice lo segundo.
L: Dile que me espere, ¡unos 20 minutos!
-Entendido señor!
CC: ¿Quién era amor?
L: Ah, ¡me acaban de decir que tu marido esta abajo!
CC: ¡¿Qué??!!!
L: Tranquila no va a subir, yo bajaré ¡pero aún falta terminar contigo!
Sin permitirle otra reacción, la puse de pie y la pegué en el ventanal, ella se apoyaba de las cortinas mientras con la excelente vista de la ciudad la embestía con fuerza.
L: Si, que rico, Javier esta abajo y tu estas aquí, ¡uhm!!
CC: ¡Ah, uhm!!
L: ¡Que infiel eres, uhm!!
CC: ¡Dios, agh!
L: ¡Deberíamos invitarlo, que vea como te cojo!!
CC: ¡Luis!!!
Mis palabras la pusieron más caliente y mientras su esposo me esperaba en la recepción yo la tenía con la pierna levantada en un rico “patita de ángel” Claudia Carolina estaba más caliente aún, se movía magnifico, yo le agarraba las nalgas para empujarla más a mí, coger de pie con ella era fantástico, sudábamos y disfrutábamos lo que hacíamos, ahora estábamos en una silla y ella abriéndose toralmente de piernas me cabalgaba delicioso.
Le mordía sus tetas mientras ella hacia su mejor movimiento, mi verga entraba por completo, ella sudaba y sentía como estaba por llegar, su vagina se contraía, su respiración se aceleraba y en eso, Claudia Carolina se corrió, mojándome toda la pelvis, parecía que se orinaba, pero eran fluidos que conseguí sacarle.
CC: ¡Agh, papi, uhm!!
L: Si, uhm, ¡apuesto que él no te hace esto!!
CC: ¡Que rico, esto es la gloria, agh, Luis!!
L: ¡Si mi amor, uhm, eso, eso!
La llevé a la cama, ella aun gozando su orgasmo se puso en cuatro y como un toro salvaje empecé a embestirla, de pronto sonó nuevamente el interfono.
L: ¡¿Qué pasa?!
J: Luisito, que pasó amigo, te sigo esperando, ¡ya van 25 minutos!
L: Hermano, me agarras ocupado, ¡uhm!
El cabrón de Javier insistía en verme, seguía en la recepción del hotel, mientras tanto yo jalándole el cabello a Claudia Carolina continuaba penetrándola dándole a devorar mi verga, la tenía gimiendo y mordiendo la almohada, esa mujer ahora era mi puta y su esposo tenía que esperar…
L: Amigo, uhm, ¡déjame acabar con esto y te veo!
J: Jajá, cabrón, está bien, mientras iré al bar del hotel, ¡ahí te veo!
L: ¡Sale amigo!
Ya sin la interrupción del cornudo de Javier, ahora si me movía como toro salvaje, ella también se movía, pronto estábamos gimiendo y aullando, las nalgas se movían fantástico, su vagina mordía literalmente toda mi verga, yo comencé a llegar al clímax…
L: ¡Uhm, bebe, me vengo, ah!
CC: ¡Ah, yo igual nena, agh!
L: ¡Te voy a preñar nena, agh!
CC: ¡Si, embarázame, agh!!
Que locura, mi semen salió a chorros, ella se movía para sentirme mejor, Claudia Carolina también se estaba viniendo, nuestro orgasmo fue fantástico, sudados y llenos de fluidos terminamos como perros.
Claudia Carolina bajó y me dio una mamada, una muy rica, tan rica que en pocos minutos nuevamente la tenía durísima, esta vez Claudia subió a cabalgarme y lo que me dijo me calentó y me dejo atónito.
CC: Embarázame, ¡sé que tu si lo harás!!
L: Pero, ¡no juegues!!
CC: No diré nada, solo quiero tener algo tuyo, ¡vamos préñame!
L: ¡Mamacita, eres la mejor!
Claudia me cabalgaba fantástico, nos besábamos ya más apasionado, le mordía sus tetas, le acariciaba las nalgas, me deleitaba con sus carnosos muslos le masajeaba sus pies, todo estaba disfrutando. Olvidé por completo que Javier me esperaba en el mini bar, pero el momento que estaba pasando con ella me tenía dominado.
CC: ¡Si, así, uhm, dios mío!
L: ¡Agh, que rico, muévete, uhm!
CC: ¡Luis, agh, embarázame, uhm!!
L: ¿De quién eres?
CC: ¡Tuya, ah, tuya mi amor!
Que rico era tenerla arriba de mí, era una experta cabalgando, que pena por Javier, pero le iba a cumplir a Claudia Carolina.
Ella ahora invertidamente movía sus caderas mientras yo se las acariciaba y le daba nalgadas, sus movimientos iban en aumento, ambos estábamos por terminar de nuevo. Finalmente, en una tremenda explosión mi semen la llenó nuevamente, ambos jadeábamos y gemíamos, disfrutando el gran orgasmo obtenido.
L: ¡Uhm, Claudia, que rico!
CC: Oh, ¡nene espero haya sido preñada por ti!
Nos besamos apasionadamente sellando el pacto frio que habíamos hecho, me duché y en lo que ella se duchaba le dije que yo me encargaría de Javier, que saliera sin preocupación.
Y así fue, Javier estaba ya un poco ebrio, pero yo lo entretuve más, le di tiempo a su esposa de salir sin que él se diera cuenta. Al día siguiente ambos me despidieron en el aeropuerto, Claudia me dio una bolsa de fruta, pero dentro metió una foto de ella y un escrito agradeciéndome las dos noches, que la hice renacer y que me avisaría si había quedado embarazada.
Dos meses después, Javier me avisó contento por teléfono que sería padre, esa noticia me hizo tener sentimientos encontrados, unos minutos después de que colgué con Javier, Claudia Carolina me llamó.
CC: Felicidades, ¡serás padre!
L: Vaya, ¡así que es mío!
CC: Si, ¡pero él nunca sabrá!
L: Es un trato, será difícil vivir con ello, pero valió la pena.
Y así fue como la rica esposa de mi amigo, quedó embarazada de mí y no me arrepiento de nada, ya que eso me ayudó a regresar a ser como era y quitarme todas las dudas que tenía sobre mi sexualidad.