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El inicio de nuestras fantasías con terceras personas
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Liz y yo (Ale) somos un matrimonio de 7 años, ambos nos enamoramos a temprana edad Liz 22 y yo 19 años.

Nuestra vida sexual siempre fue considerada buena, pues ambos siempre nos complacimos totalmente al máximo, llegó el punto donde sexualmente ya nos teníamos demasiada confianza y podíamos platicar e imaginar fantasías mientras cogíamos, eso realmente lograba excitarnos al máximo.

Liz es una chica delgada, piel apiñonada, con un trasero muy bien formado por el ejercicio y unos senos pequeños, pero sumamente deliciosos, yo soy un chico alto un poco llenito, con una verga de 18 cm la cual a Liz le encanta y me considero atractivo.

Siempre hemos tenido el gusto por sentirnos alcoholizados, aunque no lo hacemos frecuentemente, a mi en lo personal me gusta mucho que tome Liz porque sé cómo terminará el asunto, ella es muy muy cachonda con unos tragos encima.

Para ser sinceros no sé cómo exactamente pasó, pero un día terminando de tomar nos fuimos a la cama ya sabríamos lo que pasaría, a mi me excitaba demasiado que ella me contara como es que cogia con sus exs, a pesar que ella pareciera incómoda yo sentía que había una parte de ella que me decía que le gustaba, lo notaba en su movimientos al subirse en mi verga dura, confieso que esta situación me excitaba y me siguen excitando mucho, pero antes me hacía terminar muy rápido, no tanto el saber que fueran sus exs, si no el simple hecho de la curiosidad de verla cogiendo con otra persona.

En pleno acto yo le pregunté a quien de nuestros conocidos le gustaría cogerse, ella más excitada que nunca, me respondió con el nombre de uno de mis primos, realmente no le vi nada malo, pero me encendió tanto que le pedí que gritara su nombre una y otra vez, ella obedeció mientras mi verga entraba en su vagina demasiado mojada y mientras mis testículos chocaba con ese rico culo, podía sentir como me verga topaba con algo dentro de ella, sentía que mi pene en cualquier momento iba a estallar mientras ella no dejaba de gemir.

Y ahora a ella se le ocurrió hacerme la misma pregunta, y me pedía que pensara en esa persona mientras se montaba en mi como una verdadera actriz porno. Sinceramente en el momento no se me ocurría nadie, pero esa vez habíamos estado tomando con su hermana, o sea mi cuñada y solo se me vino a la mente ella.

Realmente estaba imaginando que mi cuñada estaba encima de mi, a pesar que ella no es muy atractiva la situación nos puso demasiado calientes, de verdad parecíamos dos locos en la cama, se escuchaban nuestros gemidos, los fluidos de Liz al entrar y salir mi verga de su vagina, los besos que le daba en sus pezones hasta que de repente sentí como derrama todo mi semen dentro de ella. Ella se estremeció totalmente haciendo que se retorciera del placer mientras arañaba parte de mi espalda.

Después de ese día repetimos la misma historia varias veces hasta que decidimos cumplir nuestras fantasías de vernos con otras personas las cuales serán contadas en los próximos relatos.

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