En los últimos días he ido a almorzar a un restaurante cerca a mi casa, y curiosamente me he encontrado en varias ocasiones con una mujer más madura que yo, puede tener unos 40 años. Desde el primer momento en que la vi, pude notar que me miraba con atención y cuándo pude captar su mirada capte lujuria y algo de picardía. Noté que era una mujer rubia, delgada, pero con contextura, de 1,70 de estatura, con cara agradable y bonita, de mentón largo y nariz fina y ojos grandes color café, tenía un perfil de una mujer que trabaja como ejecutiva en alguna empresa, de porte serio.
Me interesó y empecé a reparar en su vestir, casi siempre llevaba un traje ejecutivo de chaquetilla y blusa, con pantalón de paño ceñido, pero también dejó ver sus piernas con faldas y medias veladas un par de veces. Me encantó en especial en dos ocasiones: la primera como acabo de mencionar, ocurrió cuando fue en falda, con medias blancas y que al reparar dejaban ver que eran ligueros, y o sorpresa desde la distancia haciéndose la inocente me exhibió su entrepierna con lo que lo descubrí y pude ver sus tanguitas brasileñas que dejaban ver la leve marca de su hermosa vulva, ya sabía que eso era un aviso para intentar acercarme.
Aquel día no fue, lo que me dejó alerta para una ocasión más propicia, que llegó unos días después. La encontré en el restaurante y me hice más cerca, ese día llevaba un pantalón pegado blanco que dejaba ver toda la forma de su hermoso culo y marcaba su hermosa vulva. Justo cuando me iba a levantar, noté que ella se apresuró a hacerlo primero y me dejaba un pedazo de papel sobre la mesa al pasar de forma encubierta sin mirarme. Era su teléfono.
Esperé un par de minutos y le hablé por mensaje, la saludé y ella me dijo que se llamaba Dejanira, que la perdonara por la forma en que me habló, pero que necesitaba hablar con más tranquilidad y no de forma tan pública, por lo que marcamos una cita de forma discreta en un café, ya que ella pidió hacerme una propuesta primero.
Nos encontramos al día siguiente en un lugar discreto, pero público, y empezó contándome que hace tiempo había notado mi presencia, que le gustaba y que de alguna forma sabía quién era, que le atraía físicamente y que le daba pena, pero sentía muchas ganas de cogerme, que era casada, y le preocupaba dañar su estabilidad. Y que hacía pocos días había ocurrido algo, ya que su esposo y ella querían tener un hijo por inseminación usando a un donador de esperma, que de alguna manera ella podía hacer creer a su esposo que se había hecho así, pero que por razones de precio, se le ocurrió proponerme que en secreto fuera su donador real, mejor dicho quería una monta natural. Que no me proponía tener un vínculo emocional futuro, pero que me garantizaba un fin de semana de solo sexo del mejor al natural en una hermosa finca a las afueras. Que esperaba que la entendiera y que ojalá en algún momento hubiera querido preñarla, sin pelos en la legua me dijo que también mí mirada dejaba ver mi deseo por poseerla, y que a la final era una oportunidad para mí.
Yo accedí sin decir más, marcamos un encuentro para dentro de 5 días, ya que sus cálculos decía que iba a estar en sus días fértiles. Me entregó unas recomendaciones para tomar cierto medicamento que aumentaría mi producción de semen, y que me recomendaba guardarme de eyacular por un par de días antes de vernos.
Todo se hizo, y cuando me di cuenta estaba esperándola en una sala con un sofá muy grande y cómodo, pude ver cuando bajo en lencería, medias de maya roja y tanguita minúscula que dejaban ver todo el trasfondo de su preciosa vagina, sus tetas estaban expuestas, con sus hermosos pezones rosa erectos mostrando su excitación, dijo que era el momento.
Empezamos a besarnos y noté que ese día se veía especialmente atractiva, expolia un aroma atrás de su suave perfume de alguna manera dulce y cálido. Todo esto hizo que mi verga se parara con toda la fuerza, la deje salir y empecé a rozar la tanga roja con la punta roja de mi pingo. Ella descendió y empezó a mamármela de manera ostentosa y con muchas ganas, la mojó y la chupó por mucho tiempo. Luego la acosté y abre sus piernas, saqué sus bragas totalmente empapadas y empecé a chuparle su hermoso chocho, perfecto, de labios distribuidos y proporcionados, lo que daba un aspecto suave y hermosamente rosado, su clítoris estaba duro, la chupé por largo rato preparándola para la penetración, ella pudo venirse mientras le mamaba la chimbita.
Me pidió que la penetrara abriendo sus piernas y llevando la punta de mi verga a rozar sus húmedos labios vaginales, encajando la punta. Empecé a empujarla hacia adentro y ella me forzó usando sus talones, hundiéndome de inmediato hasta el fondo de su agujero caliente. Me empecé a mover y a palpar con mi verga su chimbita deliciosa. La penetré cada vez más rápido y noté que tenía otro orgasmo empujando cada vez más fuerte con sus pies, y apretando en contracciones su chochito.
La puse en cuatro y la penetré desde atrás cada vez con más rapidez y fuerza, noté que ya era hora de llenarle el fondo de su chocho con varios mililitros de espeso y blanco semen caliente. Que en algunos minutos mis espermas estaban viajando por sus trompas tratando de preñar su hermosa vaginita. Me muevo con más fuerza y en un momento empujo y me quedo estático en el fondo sintiendo la entrada de su fértil útero, lo que hizo que regara en sus adentros más leche de la que nunca habían dado mis bolas y con más fuerza que nunca, sentía los estremecimientos de mi verga y los chorros que tardaron en dejar de salir, ella solo gritaba y pedía que la preñara, y gritaba de placer.
Me quedé encima de ella por algunos minutos recuperando el aliento, aun con mi palo totalmente duro adentro de ella, y cuando miré hacia abajo, noté que goteaba por desde adentro de su chocho, por los espacios de sus labios hinchados por el placer, gotas de semen. Retiré con cuidado mi verga, e inmediatamente salió un chorro de semen, qué hermoso creampie. Ella se apresuró a cambiar de posición con las piernas cerradas para arriba para garantizar aún más el contacto y el éxito en la fecundación. Estuvo así algunos minutos, pero cuando bajó las piernas fue inevitable que más leche saliera por su chimbita.
Esperamos un tiempo, y ella me dijo que no podría quedarse hasta el otro día, pero que quería que la cogiera de nuevo para estar más seguros de la inseminación. Salió de la sala y volvió con otra ropa de lencería. Esta vez llevaba unas medias veladas blancas, con ligueros y guantes blancos. Su chocho estaba hinchado aun por el placer y de piernas abiertas me llamó a ella de nuevo.
Me acerqué con mí verga totalmente dura y venosa de nuevo y encajé la cabeza roja en su húmedo chochito por sus líquidos y mi primer polvo. La empecé a penetrar de nuevo cada vez más rápido, su vagina estaba perfectamente lubricada. Gemía de nuevo. Levanté sus piernas y las apoyé en mis hombros, alcanzando a penetrarla hasta lo más profundo. Miré hacia la penetración y noté que mi verga estaba cubierta de mi leche. Luego la puse de lado y la penetré alzando una de sus piernas para penetrarla aún más. Me comencé a mover en esa posición cada vez más rápido y sentí que era hora de descargar mi leche de nuevo lo más adentro que pudiera, me acomodé y moví cada vez más hasta descargar chorros de leche en su fértil papaya, sintiendo de nuevo que mi verga tenia espasmos demorando para varios chorros de esperma blanca.
Su vagina de nuevo quedó inundada de leche, goteado en chorrillos por fuera de su agujero rosa. Ella de nuevo levantó las piernas y estuvo así varios minutos. Descansamos un rato, ella se puso su ropa interior con toda mi carga de leche adentro de su chocho, que en ese momento era preñado.