back to top
InicioSexo con madurasNo se le quita lo puta: Reencuentro con Aide

No se le quita lo puta: Reencuentro con Aide
N

el

|

visitas

y

comentarios

Apoya a los autores/as con likes y comentarios. No cuestan nada.
Tiempo de lectura: 5 minutos

La última vez que la vi, el encuentro no fue muy bueno, había salido a la luz que ella se dedicaba también a prostituirse y cuando me quiso cobrar, rompimos toda relación o al menos eso pensé.

Nos vamos a la actualidad, han pasado casi 3 años de eso y mi vida dio un giro total, pasé de sexo con transexuales, hasta sexo familiar con permiso de mi esposa.

Manejando mi auto, llegué a una cafetería para almorzar, pedí un café y unos tacos para calmar mi hambre, justo cuando terminé de comer y me dirigía a pagar escuche su voz:

A: ¡Luis!! ¿Cómo te va?

Giré mi cabeza hacia la derecha ye estaba ella, con el cabello corto, pero chino como siempre, una falda larga abierta de una pierna, una blusa negra entallando sus ricas tetas y un saco café, en su cara una gran sonrisa dibujada, ¡era Aidé!

L: ¡Hola!!! ¡Que gusto!

A: ¡Cómo estás mi niño!

L: ¡Bien, guau!! ¡Te ves espectacular!

A: ¡Gracias!!!

Y en serio, se notaba diferente, contrario a la última vez donde casi me golpeaba y me cobró por coger con ella, se veía tranquila y con más luz y ganas.

Nos abrazamos efusivamente, me besó la mejilla en repetidas ocasiones y no dudé en escanear su buen físico que a sus 50 años aún conservaba.

Le pregunté como estaba de tiempo y me dijo que no había problema, que trabaja de Uber y que al igual que yo pasó a almorzar, entonces le invité un café y comenzamos a platicar y ponernos al día.

La charla iba muy amena, de hecho, nos dio la hora de la comida y decidimos comer juntos ahí mismo, ella me hablaba de sus hijas y de su separación, de la relación sentimental que tenía con un hombre 15 años menor y lo difícil que fue, desintoxicarse de sus adicciones.

Pero a pesar de su gran superación, ella seguía siendo coqueta, caliente y seductora, sus pies me daban masajes por debajo de la mesa, sus manos me acariciaban mi entrepierna y obviamente, me permitía acariciarla también, Aidé, ¡seguía siendo Aidé!

La tarde llegó y entre indirecta y arrimones, tenía que regresar a casa, ya que tenía un evento familiar, justo cuando me despedía de ella, me dijo:

A: Lástima que te vas, ¡me hubiese gustado revivir viejas cosas!!

L: ¿Así? ¿Cómo cuáles?

A: Jajá, ¡podrías averiguarlo!!

L: ¡Uhm!! No sé, ¡tal vez me haga un espacio!

A: ¡Sigues siendo el mismo! Me agrada, sígueme, ¡vamos a mi casa!

Como oveja, seguí a mi pastorcilla, solo que más que humilde campesina era una ninfómana madura y sensual, de esa que todos quieren cogerse alguna vez.

Llegamos a su departamento, ahí cerca de la UNAM, era un departamento agradable, ahí me enteré que vivía con su pareja, lo cual me excitó más.

Aidé sacó unas botellas de tequila y comenzamos a tomar unos caballitos, la música de jazz de fondo le daba al ambiente un entorno más sensual, Aidé se quitó su saco y se levantó su falda pidiéndome le sobara sus pantorrillas, obviamente lo hice, con las yemas de mis dedos le daba pequeños masajes, para luego acariciárselas cautelosamente.

Justo en ese momento la miré fijo y comencé a besarla, nos besábamos con desenfreno, nuestras lenguas se entrelazaban riquísimo, mis manos acariciaban sus muslos carnosos que tanto me encantan, para luego subir a agarrar sus duras y grandes tetas.

Me despojó de mi camiseta mientras besándonos nos dirigíamos a su cama, la cama que compartía con su nuevo galán.

Ya en la cama le quité su apretada blusa y salieron sus ricas tetas, la apreté como desesperado, las besaba y lamía de forma desenfrenada, subía mi lengua por en medio de sus ricos pechos hasta llegar a su cuello, mis manos acariciaban sus piernas y lentamente le quitaba la falda, sentía su suave piel erizarse al sentir mis manos con as locura, una vez sin falda mi boca bajó para probar sus cuidados pies, mi lengua lamía sus tobillos, pantorrillas y muslos hasta llegar a su entrepierna la cual chupaba y con maestría haciéndola gemir de pacer.

L: ¡Uhm!! ¡Que rica sigues!!

A: ¡Uh, había olvidado lo rico que trabajas!!

L: ¿Quieres recordarlo mejor?

A: ¡Sí!

Le abrí las piernas dejando al descubierto su depilada pucha, comencé con caricias en sus labios vaginales, ayudado de su humedad, le masajeaba su clítoris para luego empezar con chupadas suaves, enrollando mi lengua, entraba para limpiarle todo por dentro, ella se retorcía, la excitación que tenía le hacía humedecerse más, abriéndola dejando su clítoris a mi merced, lo lamía como serpiente, se inflaba lentamente, mis dedos ayudaban a su estimulación, en poco rato estaba toda empapada y yo con la cara llena de sudor y fluidos vaginales.

No tardó mucho en tener su primer orgasmo, sus fluidos abundaban a cada metida de lengua que le daba, no tenía prisa por penétrala quería seguir comiéndome su veterana vagina, de hecho, no me importó que muchas vergas ya habían estado ahí, solo quería gozar.

A: ¡Uhm, Luis, que rico!!!

L: Aidé, sabes riquísimo, ¡que rico me mojas!!

A: ¡Ahora es mi turno!!!

L: ¡Claro nena!

Me despojé de mi pantalón y trusa, mi verga ya estaba a full, Aidé comenzó a acariciarla con sus suaves manos, luego su boca saboreó mis fluidos pre seminales, su lengua bajaba y subía sobre mi duro mástil, yo le acariciaba la cabeza y miraba atento como introducía lentamente mis 21 cm de verga dura.

L: ¡Ah!! si, ¡que rico lo haces!!

Había olvidado lo rico que la chupaba, su lengua era muy hábil, succionaba toda mi verga hasta ahogarse, me tenía acelerado, su boca hacia desparecer mi dura verga y yo disfrutaba de su trabajo.

Aidé estuvo mamándomela por un buen rato, casi, me hace terminar, pero yo quería terminar en ella, así que me puse de pie y le pedí se pusiera en cuatro.

Tomándola de su cintura comencé a introducirle mi verga, poco a poco, centímetro a centímetro, ella cerraba sus ojos y se empinaba para abrirse más, una vez con la mitad adentro, empecé a moverme con fuerza, acariciándole sus ricos pezones.

Aidé también se movía a mi ritmo, la habilidad que tenía para mover su cadera era de lujo, se movía tan rico, que me tenía a full y con la verga súper dura y roja de tanto tallón.

L: ¡Ah, nena, eres de lujo!

A: Ah, que rico, uhm, ¡dame más!!!

Me acosté y ella subió a cabalgarme, la madura se movía muy rico, a la vez que me lamía los dedos simulando una mamada, le mordía las tetas, la tomaba de la cadera y la empujaba ms a mi verga, la cual ya tenía toda dentro.

Aidé gemía como loca, se movía tan fuerte y tan rico que sentí su vagina contraerse, la apreté de los pechos y con velocidad la penetraba a ritmo frenético, su vagina escurría Aidé tuvo otro orgasmo gracias a mis movimientos.

A: ¡Ah, papi, uhm, ah!!!

L: ¡Si mi amor, córrete, vamos, córrete!!

A: ¡Si, que rico, uf!!!

L: Pareces lombriz, ¡uf!!!

Mientras su orgasmo pasaba la puse a mamarme la verga nuevamente, yo aún estaba duro, le pedí que me la chupara y la maduro lo hizo, mientras su boca comía mi cabecita, sus ricas tetas me hacían una “rusa” de ensueño, una de las que solo ella podía hacer, sus ojos lujuriosos me ponían más caliente, la tomé de su cabeza y comencé a follarle la boca como loco, comencé a sentir como mis huevos se inflaban y no aguante más.

L: ¡Ah, toma mi leche, uhm!!!

A: ¡Uhm!!! Mmmm, Lu…is!!!

Le llené su boca de mi semen, ella la tragó saboreándose sus dedos llenos de mi semen, la escena era digna de cualquier película porno, yo disfrutaba mi orgasmo jadeando recostado en la cama.

L: ¡Uhm, mi amor, que rico chupas!

A: ¡Mira, aun esta dura, déjame ayudar con eso!

L: ¡Adelante!

Nuevamente la tenía como sanguijuela en mi verga, la maestra del oral me la ponía nuevamente dura para continuar cogiendo.

Con la verga dura a más no poder, se acostó y levantó las piernas, lentamente le introduje mi verga y mientras le lamía los dedos de sus pies, mis embestidas comenzaron a crecer, metiéndosela hasta el fondo.

A: ¡Si, uhm, métemela, ah!!

L: Uf, que rica, ¡aprietas como una colegiala!!!

A: ¡Ah, eres un amor, ahora muévete!!

L: ¡Toma, toma!

Me empujaba con fuerza, la tomaba de su cabello y me movía desenfrenadamente, el ruido de nuestras pelvis chocando era fantástico, nos besábamos, le mordía el cuello, las tetas y sus labios, ella me arañaba la espalda y se movía a mi ritmo, pronto los dos estábamos en el clímax a punto de corrernos otra vez.

A: ¡Ah, papi, me vengo, uhm!!!

L: ¡Sí, yo igual, agh!

A: ¡Préñame!!! ¡Si, ah!!

L: ¡Ahí va, uhm!

El orgasmo fue de lujo, gritamos y babeamos como nunca, quedamos agotados después de tan magnifico sexo. La madura estaba fascinada, no me quería dejar ir, pero ya casi eran las 10 de la noche así que me fui, acordando un nuevo encuentro que aún estoy esperando.

Compartir relato
Relato anterior
Relato siguiente
Autor

Comparte y síguenos en redes

Populares

Novedades

Comentarios

DEJA UN COMENTARIO

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Los comentarios que contengan palabras que puedan ofender a otros, serán eliminados automáticamente.
También serán eliminados los comentarios con datos personales: enlaces a páginas o sitios web, correos electrónicos, números de teléfono, WhatsApp, direcciones, etc. Este tipo de datos puede ser utilizado para perjudicar a terceros.