Soy abogado, tengo 30 años y tengo mi despacho en un edificio de oficinas, y junto a mi despacho hay un consultorio Odontológico en el que trabaja un chico de 18 años el cual por cierto es muy atractivo, blanco, ojos azules y un cabello rizado y castaño que hace que se vea muy bien (me prenden los chicos jóvenes). Con este chico casi siempre coincidimos en el ascensor del edificio y noté que él me miraba de una forma un poco fuera de lo común, así que decidí empezar a hablar con él y darle confianza, hasta que un día me dijo que si podía consultarme sobre un tema legal le dije que claro que lo esperaba en mi oficina luego de las 18:30. La verdad lo hice con segunda intención porque sabía que a esa hora ya no habría nadie en el edificio.
Para no hacerles largo el cuento, el chico llegó a la hora que quedamos y bueno como ya era tarde yo estaba solo así que me preguntó un tema del trabajo que la verdad no tenía mayor sentido, pero igual lo hablamos.
Él se quedó mirándome como esperando a que yo tome la iniciativa lo que me tocó hacer porque en serio me gustó tanto que me acerque a él y mientras hablábamos le di un beso a lo que él me correspondió con sus delicados y suaves labios, besaba muy bien para ser tan joven, y pues mientras nos besábamos le metí mi lengua y empecé a jugar con la de él, luego lo tomé por la cintura y lo senté sobre mi escritorio y comencé a bajar besándolo por su cuello, le levanté la camiseta y le besé los pechos con mucha pasión.
Era evidente que lo disfrutaba ya que él gemía de una forma tan sensual que no me podía resistir. Sin decirle nada le quité los zapatos y sentí sus pies que tenían un agradable olor, se los acaricié y luego le quité los pantalones y su bóxer que me dejó encontrarme un pene que cómo me lo suponía era blanco y cabeza rosada Ilana, limpio y eso me gustó.
Vaya cuerpo definido que tenía, lo sentí al recorrerlo con mi lengua de pies a cabeza, y suavemente lo recosté en el escritorio, le abrí las piernas las puse sobre mis hombros y le metí la lengua en ese blanco y húmedo culito, se lo lamí tanto que él ya no podía más, gemía con desesperación y eso me ponía más excitado así que le dije que me quite mi ropa, lo cual hizo, solo me dejó mi corbata. Luego se puso de rodillas y me la empezó a chupar y a pasar la lengua por mis testículos tanto que por poco me vengo en su boca.
Luego lo llevé nuevamente a mi escritorio y lo puse piernas al hombro, tenía su culito tan apretado que casi no logro entrar en el, pero cuando lo hice se lo metí una y otra vez mientras le besaba y lamía sus blancos pies (lo que me excita mucho porque tengo un fetiche por los pies de chicos jóvenes).
Él me pedía que lo haga con más fuerza, así que lo puse en cuatro sobre mi silla gerencial lo que me facilitó embestirlo con más facilidad así que se lo hice de una forma salvaje mientras los penetraba le besaba la espalda el cuello y le mordía las orejas con suavidad y le decía lo mucho que me gustaba y cuánto lo estaba disfrutando el gemía con más intensidad lo que me puso tan caliente que no pude contenerme y me vine dentro de él.
A lo que le dije que lo sentía y me respondió que no me disculpe que desde que me vio por primera vez se imaginó cómo sería que yo lo preñe, luego de eso él se levantó y pude ver que al ponerse de pie mi semen le corría por sus piernas, eso me excito demasiado así que lo senté en mi escritorio y yo en mi silla le abrí las piernas y empecé a hacerle un oral frenéticamente debo decir que tenía un pené normal pero grueso y de un sabor a limpio por lo que cuando dejo venir todos esos deliciosos y espesos chorros de semen de mi boca no dude en tragármelos.
Luego nos vestimos y al despedirnos me dijo que le había encantado la forma en que lo hice mi y le gustaría que sigamos viéndonos, lo cual así lo hicimos ya les contaré en otro relato sobre nuestros encuentros.