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Hermosa y ardiente madura
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Soy un hombre de 45 años, separado desde hace nueve y sin pareja actualmente y por lo mismo siempre ansioso de tener una experiencia sexual, me atraen mucho las mujeres maduras, mayores que yo desde que era joven; desde la era de internet se me ha facilitado el encontrar mujeres para encuentros sexuales y la mayoría de esos encuentros han sido satisfactorios.

Para este primer relato decidí contar un encuentro reciente que sucedió precisamente este año, por razones obvias cambiaré el nombre de la persona, a ella la conocí en una aplicación de citas y por suerte ella estaba ubicada en un lugar cercano a mi ciudad, a esta mujer la llamaré Olga, un monumento de 52 años, muy guapa, de buena estatura, caderas anchas y unos senos hermosos.

Después de cierto tiempo de conversar por mensajes decidimos conocernos en persona, debo mencionar que nuestras conversaciones siempre fueron de cosas básicas, es decir, jamás se subieron de tono o se habló de sexo aunque si hubo alguna insinuación de mi parte para saber si había posibilidad de estar a solas.

Llegó pues el día de conocernos, me adapté a sus horarios y ella fue quien prefirió venir a mi ciudad, fui a recogerla a la terminal de autobuses y lo primero que me fijé fue en su prominente trasero, una mujer madura, atractiva y que llamaba mucho la atención. Era obvio que los dos estábamos nerviosos así que lo primero que hicimos fue ir a tomar algo para conversar y entrar en confianza, hubo un comentario que me iluminó por decirlo así pues ella sugirió que no comiéramos nada por la “actividad” que íbamos a realizar, cosa que yo amablemente asentí.

Al salir de ese sencillo café Olga y yo nos dirigimos a un discreto hotel en un lugar céntrico de la ciudad, nos instalamos y los nervios ya habían cedido un poco, nos sentamos en la cama platicando cosas sin importancia; tomé la iniciativa de besarla primero y delicadamente la comencé a desvestirla, el olor de su ropa y de su cuerpo eran de un perfume suave y muy agradable, ella también me ayudó a quitarme la camisa, yo no pude aguantarme más y le quite en pantalón dejándola solamente en unas discretas pantaletas color beige, nos acostamos y ella me ayudó a quitarme mi pantalón, cuando llegó el momento de quitarme el bóxer, ella lo hizo en una especial delicadeza al mismo tiempo que me daba de besos alrededor de mi miembro, una vez despojado de mi ropa interior, ella empezó a darle de besos a mi pene suave y lentamente me lo chupó, esa actividad no duró mucho pero logró que tuviera una erección al instante, después yo la dejé totalmente desnuda, le abrí las piernas y me acerqué a su vagina que tenía un vello púbico muy discreto que la hacía lucir muy bien, le lamí su clítoris por un largo rato cosa que a ella le encantó pues me sostenía la cabeza de tal manera que no me separara de ahí, me excito mucho la forma en que jadeaba y se ponía más caliente.

Después de intercambiar sexo oral me dispuse a penetrarla lentamente mientras ella seguía acostada, abrí sus pernas y estuve a punto de venirme en esa primera estocada, me relajé y me fui moviendo poco a poco y subí el ritmo de la penetración, al mismo tiempo besaba su boca y su cuello, era evidente que tenía tiempo de no tener sexo pues estaba muy deseosa de sentir una verga en su interior; pronto cambiamos de posición y dejé que ella decidiera como continuar y no dudo en montarse metiéndose ella misma mi duro instrumento, era una cosa hermosa verla ahí montada, moviéndose lentamente a su gusto, en ese momento yo no me movía pero si me sentía muy caliente ante tan rico coito y admirando a esa belleza que de repente soltaba ricos gemidos. Después de cierto tiempo mientas ella seguía montada me comenzó a acariciar los testículos, soy muy sensible de esa parte, y provocó que me viniera antes de lo esperado, eso lo vimos con humos y decidimos tomar un descanso, nos bañamos y dormimos un poco, lo mejor estaba por venir.

Una vez repuestos de la primera fase, comenzamos a cachondear, besé todo su cuerpo y ella me acaricio la verga suavemente, volví a abrirle las piernas y esta vez la penetré con más fuerza y cambiamos de posición varías veces, ella se pudo se lado para que le penetrara por atrás mientas levantaba una pierna, debo decir que nunca dejé de masajear sus lindos senos, de repente decidí voltearla y la empine de tal manera que me ofreciera ese hermoso culo que fue lo primero que vi en ella, me sorprendió la forma en que se empinó lo más posible para que la cogiera, fue delicioso ver como disfrutaba esa forma de penetración, en ese momento yo acariciaba ese hermoso par de nalgas y veía muy excitado como entraba y salía de ella.

El mejor momento de esta sesión de sexo fue cuando ella se volvió a montar, esta vez lo hizo con más fuerza y yo ahora di decidí embestirla lo más que puede, era todo un placer sentir como entraba y salía de ella, yo ahí acostado pude admirar sus hermosos senos, grandes redondos aunque con pezones pequeños pero excitados, amé ese momento ya que ella levantaba su cabeza de tal manera que veía como sus senos apuntaban hacia arriba. Me excitó mucho verla gozar y la forma que en esta vez gemía, era una combinación de quejidos de placer y sonidos con la boca que no puedo describir pero que denotaban mucho placer, los dos estábamos bañados en sudor por el placer y agitación que sentíamos, me quedo con esa fotografía mental sin duda.

Ya no pude más y estaba por llegar el momento de terminar, así como estaba, cabalgándome y soltando todo su placer, intercambiamos besos, caricias y esas cosas ardientes que se dicen cuando estás a punto del clímax. Nuevamente acaricio mis huevos, ya no podía más y le pregunté en donde quería que me viniera, “en donde tú quieras papi, donde sientas más rico”, aumente la velocidad de mis movimientos advirtiéndole que estaba por terminar, al fin descargue mi leche dentro de ella al mismo tiempo que los dos nos movíamos; terminamos agotados pero complacidos, después nos dormimos un rato y nos preparamos para retirarnos. Nos bañamos y cambiamos, la acompañe a tomar su autobús y nos despedimos prometiendo repetir un faena igual.

Esta es una de las mejores experiencias que he tenido, un monumento de mujer madura, divina!

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