En el año del 2017 a finales, cuando tenía yo 37 años, me la vivía de fiesta en fiesta, al no tener una relación seria y más que nada al decidir pasarla bien, sexo casual y divertirme, entré a trabajar en una agencia de modelos.
Me encargaba de dirigir y mandarlos a agencias de autos, eventos en antros o amenizar alguna fiesta, ese era mi trabajo, mi jefe desde que me conoció y al tener yo experiencia en esto del modelaje me dio el cargo de jefa de eventos, así que me la pasaba muy bien con los chicos y chicas, todos menores de 30 años, con unos cuerpos tallados a mano, las mujeres estaban buenísimas, piernonas con nalgas firmes, como yo en mis veinte y los hombres, dios mío, eran altos, con músculos por todas partes, era un paraíso para cualquiera.
Pero había uno en especial, su nombre es Milton, él era de piel morena, 1,80 cm, con ojos claros, muy hermoso, unas manotas y a leguas se notaba el tamaño de su miembro viril, era un verdadero macho.
Pese a ser muy guapo, aun no se le quitaba la cara de niño e incluso sus actitudes, le conocí unos cuantos amoríos con sus compañeras edecanes, todas ellas de muy buen ver, pero yo a veces notaba las miradas lascivas con las que me miraba, eso no me molestaba, al contrario, me encantaba saber que él me miraba así.
La fiesta de la empresa llegó, celebrábamos el aniversario de su fundación, así que una gran fiesta en la casa del jefe, al cual era enorme, nos esperaba a todos sus empleados, yo sabía que todos y todas irían con sus mejores estilos, así que tome un minivestido rojo que me encanta, mis tacones negros y mi abrigo, cabe señalar que el vestido apenas si me cubría las nalgas, pero sabía que muchas irían así, y yo a mis 37 años me sentía en condiciones de mostrarme, mis tetas salían en el escote del vestido que me hacía sentir muy sexy, subí a mi auto y me dirigí a la fiesta.
Al llegar miré como todos me observaban, me sentía bien, a mis 37 años aún tenía armas de ataque.
Me senté en la mesa más lejana y tomé una cerveza, justo en ese momento apareció Milton.
M: ¡Hola, como estas Cindy!
C: ¡Hola!! Bien, ¡acabo de llegar!
M: Si te vi, dejaste a todos con la boca abierta, ¡te ves espectacular!
L: Jajá, ¡gracias por tu halago!
M: ¿Puedo sentarme contigo o esperas a alguien más?
C: Claro, ven, ¡siéntate!
Milton se sentó a mi lado y comenzamos a platicar, antes ya platicábamos, pero ese día estábamos más habladores que nunca.
Una vez iniciada la fiesta, los tres tiempos de platillos fuertes nos dejaron muy llenos, así que Milton fue por un wiski para el des empance, ambos bebíamos shots, mientras cantábamos y reíamos del buen ambiente.
C: ¡Eres muy divertido!
M: Tu más, ¡sabes siempre quise conocerte más!
C: ¿Así? ¿Por qué?
M: Te me haces una mujer muy cautivadora, todos hablan de lo bien que estas, incluso algunas compañeras les gustaría estar contigo.
C: ¡Jajá!!! ¡Ahora si me sonrojaste, pues hago ejercicio y trato de arreglarme siempre, admito que me gusta llamar la atención, pero no creas que es porque estoy buscando algo!
Después de esa charla, Milton me saco a bailar, él sabía hacerlo muy bien, yo bailaba, pero cuidaba que mi vestido no se subiera para no mostrar de mas, pese a que ya tenía alcohol de mas, aun quería mantener la imagen que mi jefe tenía de mí, pero Milton estaba desatado y me movía como trompo.
Ya más ambientados y con copas de más, Milton me abrazaba, brindábamos por todo, la mayoría de los invitados estaban igual, en un momento en el que bailábamos una balda, Milton me abrazo repegándome su duro mástil y me dio un beso.
C: ¿Eso que fue?
M: ¡Lo siento, no lo pude evitar!
Lo solté y un poco molesta, ya que algunos compañeros nos vieron, fui por mi abrigo y decidí retirarme.
M: ¡Espera!! ¡Aún falta para que acabe!
C: ¡Si, sabes me voy, necesito regresar a casa!
Honestamente me iba porque temía que algo más pasara, yo estaba alcoholizada y muy frágil sentimentalmente y Milton me fascinaba, pero al pensar la idea de estar con él, me sentía una loca, podría ser su madre, así que tomé mi abrigo y me fui rumbo a mi carro.
M: ¡Hey!!! Cindy, espera!!!
C: ¿Qué pasa?
M: Me disculpo, no quería incomodarte, ¡pero no sabes lo mucho que me gustas!
C: ¡Milton!! No pasa nada, ¡solo que tengo que irme!
M: Déjame acompañarte, ¡déjame acompañarte a tu casa!
C: ¿pero cómo te regresaras?
M: Tomo un Uber, tranquila, quiero acompañarte un rato más.
No tardó mucho en convencerme y el subió a mi lado, prendí mi auto y salí rumbo a mi casa.
Pude ver cómo me miraba las piernas y las tetas, eso me ponía caliente, pero quería llegar a casa, quería que ya se bajara, pero en eso, puso música y una canción de Luis Miguel que me encanta se oía en la radio, entonces Milton comenzó a cantarme, lo hacía con mucha pasión, eso me derritió, lo miraba ida, y en un semáforo mientras estaba el rojo, nos observamos mutuamente y me lance a besarlo.
Mi lengua entraba en su boca, el me acariciaba la cintura, atrás un auto nos tocaba el claxon, pero no nos movíamos, algún insulto escuche, pero yo continuaba probando la saliva de él joven Milton.
M: Cindy, quiero hacértelo, ¡quiero hacerte el amor!
C: ¡Dios, me pones en aprietos, eres muy joven!
M: ¿La edad te importa?
C: Un poco, ¡pero estas buenísimo!!
M: ¡Tu estas buenísima!!
C: ¡Bueno, a la chingada, vamos!
Valiéndome mis ideologías, tome el auto y nos fuimos al primer motel que vimos, no aguantábamos más aun no entrabamos y nos comíamos a besos, Milton me acariciaba la espalda, las piernas, las nalgas, yo lo abrazaba y le agarraba sus músculos, el tipo estaba de diez.
Me quitó el vestido y me tiró en la cama, él se quitaba el pantalón mostrándome sus dos troncos que tenía como piernas, subió encima mío y me besaba, bajo a besarme el cuello, su lengua recorría mis tetas por encima de mi brasear, yo me lo quité para darle la libertad de que me probara, el enloqueció al ver mi perforación de pezón, al cual comenzó lamer muy rico.
Me comía los pezones como nunca antes me los habían comido, sus manos aricaban mis piernas y grandes apretones me daba en mis muslos y nalgas, yo gemía al sentir a semejante macho encima de mí, le quité su camiseta y uf, sus grandes músculos estaban a merced de mi boca, yo lamia sus pectorales, le acariciaba su muy rica espalda, a pesar de tener 23 años, me tenía a mil.
Bajo a lamer mi abdomen y me quito lentamente mi tanga, mi vagina que ya estaba húmeda se estremecía al sentir su respiración en mis labios vaginales la acaricio muy rico, la abrió y lamio muy rico, el joven lo hacía muy bien, mi clítoris estaba súper inflado, con las yemas de sus dedos lo acariciaba y me hacía gemir aún más.
C: ¡Ah, que rico, uf!!
M: ¡Que vagina más fantástica!!
Su lengua sabia darme placer, yo gozaba demasiado, me tenía ardiendo, entonces después de darme placer con su lengua le pedí me dejar comer su verga.
C: ¡Dios, que grande uhm!
M: ¡Ah, chúpala, uhm!
Era de unos 22 cm, depilada, hermosa, gruesa de unos 5,5 cm de diámetro, y con liquido pre seminal en la punta, la verga perfecta para una mujer como yo.
La tome con una mano mientras con la otra acariciaba sus grandes bolas, luego metí lentamente su cabeza y con mi lengua saboree su liquido de excitación, el gemía y se retorcía al sentir su verga tocar mi garganta, yo me ahogaba en su trozo, me encantaba tener su verga en mi boca.
M: ¡Ah, déjame metértela, vamos súbete!
C: ¡Mmm, si, ahí voy!
Milton me ayudó a acomodarme en él, sentí su dureza lentamente, me encantaba lo duro que estaba, mi vagina se abría cada vez más al caer en su polla ¡uf, que rico!
Comencé a moverme suave mientras él se daba gusto con mis tetas, mis movimientos aumentaban a cada movimiento de su lengua, yo gemía, no podía creer que un adolescente me tenía bien en fierrada.
C: ¡Ah, Milton!!!
M: ¡Dios, Cindy, uf!!!
Me movía más rápido, saqué a reducir mis técnicas en la cabalgada y tenía al muchacho gritando de placer.
Me tomó de las nalgas y me cargó, el arrodillado en la cama me levantaba y dejaba caer, mostrando su fuerza física, eso me encantaba, tenía años que no me cogían así.
C: Uhm, ¡qué fuerte!!
M: ¿te gusta?
C: ¡Sí!!! ¡Más, más!!!
M: ¡Uhm, eres única!
Me levantaba ms fuerte, sentía su verga mover mi DIU, pero no me importaba, me encantaba ser cogida en esa pose.
Luego me acostó en la cama y de misionero me embestía muy duro, sentía que me movía todo por dentro, su verga era dura, larga y fuerte, él no se notaba cansado y más se empujaba a mí.
Nos besábamos y nos lamiamos el cuerpo, le apretaba sus duras nalgas mientras él me levantaba las piernas y me cogía de patitas al hombro, así, en esa pose sentí más adentro su dura verga.
C: ¡Ah, Milton, que duro!
M: ¡Siempre soñé con coger contigo!!
Me acostó de ladito y tomándome de mis tetas me penetraba, era despacio y sensual, nos besábamos, el acariciaba mi clítoris y levantaba mi pierna para meter sus dedos en mi ano, eso me encanto, eso me hacía gritar y gemir, el modelo de 23 años era un buen cógelon.
Pose a pose, metida a metida, Milton me tenía loca, me cogía de pie de ángel, de carretilla, me cargaba y caminaba penetrándome, me estaba dando la cogida de mi vida.
Nuevamente en la cama y ahora invertidamente lo cabalgaba, me acariciaba la espalda y las nalgas, estaba fascinado con mi trasero, le daba de nalgadas y tomándome de la cadera más me empujaba a su dura verga.
M: ¡Así, Cindy, uhm!
C: ¡Ah, uhm, dios!
Era rico, el mejor sexo en años hasta ese momento, luego de varios fracasos ahora era compensada con un dios sexual que cumplía en todos los aspectos.
C: Bebe, ¡me vas hace venir!
M: ¡Ah, uhm, ponte en cuatro!
C: ¡Si, como digas!
M: Uf, que ricas nalgas, ¡me cae que eres una diosa!
Escucharlo decir eso me aumentaba el ego, va que preferir coger conmigo en lugar de con cualquiera de las edecanes con las que trabajaba me hacía sentir superior, así que me puse en cuatro me incliné un poco y le di mis nalgas.
M: ¡Oh, uhm, esto es lo mejor de mi vida!
C: ¡Ah, uf, que dura!
M: ¡Muévelas, por favor, muévete nena!
C: ¡Si, así, uhm!
M: ¡Dios!!!!
Él me empalaba rico, yo me movía como sabia, nuestros movimientos nos daban una gran satisfacción, sudábamos y gemíamos, era cuestión de tiempo en que me viniera y el igual.
Me tomó de la cadera y se empujaba con todo, yo me movía como loca, ambos estábamos en el clímax, sentí como se estremecía y comencé a sentir una enrome cantidad de líquido dentro de mi vagina, era su leche, al cual recibía contenta y con mis movimientos logre correrme yo también.
C: ¡Ah, si, dámela, lléname toda!
M: ¡Oh, mi amor, eres la mejor!
C: ¡No pares, uhm!!
M: ¡Ah, que rico!!!!
No me importó que no usara condón solo quise disfrutar mi orgasmo.
Una vez que terminó de expulsar su semen, él se acostó y como loba fui directamente a limpiarle su deliciosa verga.
Lo chupé hasta que finalmente le saque su última gota de semen, dejándole su verga reluciente y lista para más acción.
M: Uhm, Cindy, que rico lo haces, ¡eres una bomba!
C: ¡Vaya!! A tus 23 años me acabas de dar la cogida de mi vida!
M: ¡Y tú la mía, nunca cogeré con nadie como contigo!
C: ¿Ya estás listo? que quiero más!
Nuevamente estaba duro, Milton y yo cogimos hasta las 7 de la mañana, donde él expulsó su última gota en mi boca.
Nos bañamos, salimos, desayunamos y pasamos juntos el día hasta la tarde, ay que tenía evento y tenía que trabajar.
La relación ya no fue la misma, de hecho, hubo un par de veces que cogimos en la bodega de la oficina, en mi carro, en su casa, fue un buen amante, todo iba bien hasta que tuvo que contárselo a sus amigos, el jefe se enteró y por alguna razón que en ese momento desconocí despidió a Milton y a sus amigos.
Yo asombrada no me atrevía preguntar, solo seguí trabajando sin saber que Darío, lo hizo por celos.
Pero mi historia con él, la contaré más adelante, ahora gracias a este relato, recuerdo la rica cogida que me dio un joven modelo que tenía solamente 23 años.
Con cariño Cindy.