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Sorpresa con la amiga de mi madre
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Soy Alex, un chico de 24 años y esta es la primera vez que relato una experiencia como esta, aunque debo admitir que por alguna razón, en esta pandemia, quería decírsela a alguien, así que sin más esta es mi historia.

Semanas atrás mis padres tendrían una especie de fiesta en la que celebrarían su aniversario, así que, por lo que imaginaran todo el día lo pase ayudando a limpiar y dejar radiante toda la casa, cosa que no me agradaba del todo puesto que la fiesta a mi parecer sería muy aburrida gracias a que los amigos de mis padres rondan ya los 38 a 46 años y a pesar de que me enseñe a hablar y charlar con gente mayor a mi algo me decía que todo esto sería un fiasco.

El tiempo pasó y los invitados iban y venían, siendo una fiesta de lo más normal hasta que ella llego, aún recuerdo la ropa que usaba y aunque antes me costó admitirlo confieso que usaba ropa que le quedaba bastante bien, ella usaba una blusa blanca pegada al cuerpo, de tirantes un tanto holgados que bajaban hasta descubrir sus hombros, un pantalón negro formal negro y un collar de fantasía dorado que hacia resaltar su pecho de una forma increíble. Su nombre es Nora, una mujer de 38 años de cabello negro y lacio, una piel tersa morena clara con unos labios que invitan a devorarlos, carnosos que me volvieron un tanto loco solo al contemplarlos. Nora es una mujer divorciada que sufrió el engaño de un patán que sin duda era tan estúpido que jamás se dio cuenta de la imponente mujer que tenía, yo no pare de mirarla y me temo que en algún momento ella se dio cuenta puesto que de vez en cuando nuestras miradas se cruzaron hasta que en un impulso le sonreí, ella camino hasta mí y saludando con una sonrisa dijo:

—Hola Alex, ¿cómo has estado?

—Bien Nora, aunque un poquito aburrido

—Debe ser porque todos te pasamos como mínimo 10 años

—Creo que un poco, no me siento del todo cómodo creo

—Anda vamos a bailar para que se te quite el aburrimiento

Y así lo hice, bailando lo que le diera la gana, y por alguna razón comencé a sentir la necesidad de acercarme a ella, como si deseara profundamente sentir su cuerpo, poco a poco y sin que se diera cuenta (según mi infantil mente) comencé a acercarme a sus caderas, rosándolas cada vez que podía hasta que de un momento a otro llegue a estar tan firme que todos lo notarían pero para mi suerte mi madre llamo a todos a sentarse a la mesa para cenar, yo me sentí aliviado mientras disimulaba un poco, todo esto mientras Nora me jalaba del brazo para sentarme junto a ella y es ahí donde todo se puso algo intenso. Mientras nos sentábamos a la mesa y después de que se sirviera la cena ella me abordo:

—Lo ves! sabía que te iba ayudar a des aburrirte, además eres un chico muy bailarín, ¿apuesto a que tienes muchas chicas tras de ti?

—No Nora como crees, ni novia tengo ahora

—Y eso? no es normal que un chico tan bailarín y nada feo esté sin novia

—Pues, no he tenido mucha suerte, las chicas con las que he estado son algo raras, hay algo en ellas que no me termina de agradar.

—Vaya, eres muy selectivo Alex, pero a lo mejor es solo que ellas no lograron saber qué es lo que te gusta.

No termino de decir esa frase cuando sentí que su mano paseaba por mi pierna y lentamente bajo la mesa, subiendo hasta mis muslos, yo me quedé congelado mientras ella sonreía de forma muy tranquila y rosaba sus dedos apenas tocando mi cuerpo sobre el cierre de mi pantalón, jugando sobre él, como si supiera que antes me había excitado tanto acercarme a ella que me había dado una erección, no paré de mirarla mientras ella solo dijo:

—¿Me prestas tu celular?

Yo solo asentí con la cabeza sacándolo de mi saco, lo desbloqueé y se lo di en la mano.

Así fue como ella me agregó de inmediato y me mandó un mensaje escribiendo con la mano que tenía libre, quiero aclarar que no sé cómo rayos lo hizo, pero nadie se percató, solo recuerdo que sus mensajes decían:

—Te molesta que haga esto?

Yo respondí:

—No

—Me di cuenta que cuando bailaste conmigo, se te puso algo duro y quería ayudarte

—Se pueden dar cuenta Nora!!

—¿Quieres que pare?

Yo miré a todos lados, pero, una parte de mi me impulsó a decir ese rotundo “no”.

— Entonces déjame acariciarlo un poquito más.

Ella frotaba sus dedos con suavidad, de una forma muy lasciva encima de mi pene, sentía como sus dedos viajaban por encima de mi pantalón, pero sentía un escalofrió increíble y delicioso y entonces ella solo abrió mi cierre lentamente hasta que mi pene bajo mi bóxer sobresalía entre mi ropa mientras me mandaba otros mensajes:

—Se siente que está muy caliente, ¿te gustaría que te lo saque Alex?

Yo me deje llevar por el momento y deje de ser tan formal con ella en mis mensajes, lo que creo le encantó:

—Si Nora, me gustaría que lo sintieras palpitar en tus manos.

Así fue que ella destapó mi pene al punto en que este salió de una forma un tanto violenta y muy obscena, no paró de usar la punta de su dedo índice sobre la punta de mi pene, acariciaba justo cuando mi pene palpitaba tan fuerte por lo deseos de sentirla que cuando me di cuenta, su mano estaba repleta y empapada de mi pre semen.

Mientras lo hacía ella paró un poco, y subió su mano nuevamente mientras disimulaba que escuchaba la plática de todos hasta que en un segundo llevó sus dedos llenos de mi pre semen a sus labios y los humecto con él, ella se aseguró que yo lo mirara y admito que eso me hizo arder por dentro, ella me mandó un mensaje mientras bajaba de nuevo su mano a mi pene subiendo esta vez el nivel:

—Es tan rica la humedad de tu verga Alex.

—Está así, para combinarse con el delicioso jugo de tu coño Nora.

Ella comenzó a subir y bajar su mano sobre mi pene, mientras me miraba y charlaba con indirectas conmigo, yo no pude resistir ser el único en sentir placer, así que sin pensarlo un poco llevé mi mano izquierda a sus muslos y como si fueran sabuesos, mis dedos buscaron en su entrepierna, sentía ese delicioso calor que emanaba su vagina, tan húmedo que sentí que había traspasado su ropa mientras que poco a poco comenzaron a frotar su vagina por encima de su ropa, sentí como ella se encendió en el acto gracias a que le regrese el favor de humectar mis labios con el delicioso jugo de su vagina, ella solo me mandó un mensaje diciendo:

—¿Quieres lamer todo el jugo de mi puchita Alex?

—Te lo mamaría sin dejar ni una gota, hasta que lo soltaras en un rico chorro sobre mi lengua.

Ella no paraba de masturbarme y yo no dejé de sobar su deliciosa vagina sobre su ropa, mientras me mandaba mensajes cada vez más intensos:

—Te gusta como juego con tu verga Alex?

—Sí, me gusta como la amiga de mi madre me soba la verga Nora, imaginando que te meto la verga hasta el fondo.

—Me quieres meter tu verga Alex? quieres cogerte a la amiga de tu madre?

—si Nora, quiero meterte la verga aquí, ahora como loco y sin condón.

Creo que eso la llevó al límite y he de decir que a mí también, puesto que solo sentí como mi abdomen sentía muchos espasmos, tratando de no hacer ruido mientras miré como Nora cerraba los ojos y se mordía los labios, sentí como mis dedos se llenaban de ella mientras que yo dejé salir todo lo que tenía, jamás había eyaculado tanto en mi vida, tanto que dejé su mano repleta de mí.

Posterior a eso ella se limpió con el mantel de la mesa mientras yo metía mi pene en mi pantalón, todo esto hasta que me jalo de nuevo a la pista para bailar y decirme al oído:

—Estuvo muy rico.

Y bien, solo deben saber que desde ese día Nora y yo hablamos muchas veces y llegaron a pasar cosas además de que descubrí que una mujer mayor es imponente, decidida, sexy, sensual y sin duda el tipo de mujer que me gusta.

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