Este es el segundo relato de una serie de aventuras que sucedieron con mi mejor amigo, él se dice Buga, pero solo él y yo sabemos la verdad. En las primeras historias solo hay fantasías.
Después de haber olido su ropa interior mientras acariciaba mi verga, empecé a fijarme más en mi amigo en un plan más erótico, pero yo sabía que todo quedaría hasta ahí pues él era Buga y en nuestras pláticas dejaba en claro que jamás tendría nada con un hombre.
Y aunque por un lado me sentía sumamente culpable por estar viendo a mi amigo con más morbo, por el otro no podía dejar de pensar en su aroma y a decir verdad varias noches me masturbaba pensando en aquel aroma que había recibido de su ropa interior. Pero poco a poco su aroma se iba perdiendo de mis fantasías así que algo me movió a hacer lo que les cuento a continuación.
J y yo estábamos acostados en su cama buscando que ver en Netflix pasábamos varias series, pero no quedábamos en ninguna, de pronto le entro una llamada y la atendió sin levantarse de la cama, se puso los audífonos- Llevábamos ya dos horas acostados y después de haber visto una película estábamos sumamente relajados. Vaya que lo necesitábamos después de una semana estresante en nuestros trabajos (para cuando estos relatos iniciaron ya no trabajábamos juntos). Los hombres sabemos que cuando nos relajamos, nuestras vergas se erectan, aunque no estemos pensando en nada sexual y así le paso a J. Siempre que el habla por teléfono cierra los ojos, lo que me permitió reparar sin tanta discreción en el paquete que se marcaba en su pantalón, se adivinaba una verga bastante buena.
Terminó la llamada y me dijo -mira esa serie debes verla -y yo fingí tomarle una foto a la pantalla, pero cuidando que desde la perspectiva en que estaba acostado a su lado se viera la pantalla y el paquete que se marcaba en su pantalón. Me dijo -Me hablaron mis primos que vamos a salir a una fiesta. Yo le dije -no te preocupes ve con calma. Él había pasado por mí en la mañana para que lo acompañara a su partido de fútbol. Así que aún tenía que irme a dejar a mi casa.
Levantándose de la cama agregó solo me cambio y nos lanzamos -y sin decir más palabras se empezó a desvestir, yo trataba de desviar la mirada pero de vez en cuando volteaba a verlo, finalmente se quitó toda la ropa quedando solo en unos bóxer color azul marino, se los quitó y los aventó a una silla que estaba en su cuarto, pero estos se deslizaron cayéndose entre la silla y un mueble así que a simple vista quedaron ocultos.
Se cambió de ropa y se fue al baño a peinarse y lavarse los dientes, sabía que no tenía la oportunidad de hacer lo mismo que la vez pasada por el poco tiempo, pero se me ocurrió llevármelos a mi casa y poderlos disfrutar junto con la foto que le había tomado a su paquete. Así que rápidamente me levanté y tomé su bóxer azul marino de debajo del mueble y cuando los saqué salieron también un calcetín y una camisa sin mangas que le había visto usar en la mañana mientras jugaba al futbol, así que guardé las tres prendas en mi mochila y apenas me dio tiempo de cerrarla para que el no viera sus prendas.
Apenas llegué a mi departamento y saqué su prendas, las acomodé en mi cama y me quité la ropa rápidamente, empecé por oler su camiseta, olía a sudor de hombre, a pesar de que ya habían pasado varias horas del partido de la mañana aun olía e él, esa aroma que empezaba a identificar y que me ponía a mil, olí toda su camiseta y mi pija despertó rápidamente y empezó a lubricar, me centre en las áreas donde estuvieron sus axilas, no sabía porque pero el aroma de aquella parte siempre me ha parecido excitante, mi verga estaba sumamente húmeda y empecé a oler su calcetín tenía su aroma que me volvía loco pero sumamente concentrado, eso me éxito demasiado e hizo llegar a mi mente una idea que nunca se me había ocurrido, me llevo a enfundar mi verga en su calcetín y empezármela a jalar con su calcetín puesto sobre ella, la sensación era deliciosa, de solo escribirlo se me está parando nuevamente.
Era tiempo de ir por el premio mayor, su bóxer, cuando lo tomé reparé en una mancha bastante grande en la zona donde había estado su verga lo olí y el olor era inconfundible, el muy cabrón se había masturbado en algún momento del día y se había venido en su calzón y no se había cambiado, (más tarde me confesaría que lo había hecho con la intención de que yo me robara su calzón y sintiera su aroma) aquel aroma a semen seco y sudor me puso a cien mientras me colocaba su bóxer sobre mi cara imaginando que le estaba haciendo un oral y mi otra mano le daba servicio a mi verga, mi mano libre empezó a jugar con mis nalgas y un dedo empezó a jugar con mi culo, como pude introduje uno imaginando que era la verga de j en ese momento recordé la foto que le había tomado y poniendo la frente a mí, seguí en mi tarea, las sensaciones llegaban por todos lados, mis ojos viendo la foto de su gran paquete, mi nariz percibiendo su jugo seco y su aroma de macho tan delicioso, su calcetín envolviendo mi verga mientras mi mano jugaba con ella y mientas mi otra mano jugando con mi culo, entrando a sus profundidades, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y me hizo lanzar 5 chorros de semen que fueron a quedar directo en su calcetín, caí agotado y sudado. Puse su camiseta y su bóxer en la almohada de al lado y así me dormí percibiendo su aroma que ahora se mezclaba con la de mi sudor y mi reciente eyaculación.
Hasta aquí llega esta segunda fantasía, en el siguiente relato les contaré como el me confiesa que sabe lo que hice aquella primera vez y que fue lo que lo llevó a dejar su calzón eyaculado en el piso frente a mí.
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