Si leíste mi primer relato sabrás que me gustan las abuelas y que logré cogerme a una abuelita de 88 años, lamentablemente no volví a saber de abuela Rosa; pero les contaré de mi aventura con Epifanía una abuelita de 68 años.
Un día estaba sin nada que hacer así que entre a Facebook y después de unos minutos vi una publicación de una mujer mayor que buscaba una relación, puso su foto. Decía que se llamaba Epifanía, que tenía 68 años y buscaba una relación con un hombre de su edad, no dudé ni un segundo y tomé mi teléfono y le llamé al número que había dejado.
Me contestó, le dije mi nombre y que había visto su publicación, enseguida me preguntó mi edad y al decirle, me dijo que era muy chico para ella, que lo que ella buscaba era una relación seria con un hombre maduro, le dije que al menos me dejará ser su amigo, aceptó y le llamaba casi a diario. Hablábamos de cosas para conocernos, me dijo que vivía con su único hijo y su nuera, que su marido la dejo 3 años después de casarse y desde entonces había estado sola.
Me di a la tarea de conquistarla hasta que mi trabajo rindió fruto, empezamos una relación virtual en la que hablamos todos los días ya que ella vivía en otro estado. Me mandaba fotos, era una abuela normal de mediana estatura, piel morena, sus tetas se veían caídas con canas, pero la verdad me gustaba mucho, me excitaba solo de imaginar todo lo que le haría cuando nos viéramos. Me decía que tenía que convencer a su hijo de salir para que así pudiéramos vernos.
Llegó el día quedamos de vernos en la terminal de la ciudad de México ya que nos quedaba a la misma distancia, así que feliz preparé mi maleta y salí a tomar el autobús. Llegué a la terminal y le llamé por teléfono para quedar de vernos en un lugar específico. Me dijo como iba vestida para reconocerla, pasaron 20 minutos y se apareció, la verdad se veía un poco diferente a sus fotos, nos dimos un abrazo y empezamos a caminar.
Salimos de la terminal y fuimos a comer algo mientras platicábamos, fue un poco extraño ya que solo habíamos hablado por teléfono. Después de comer fuimos a comprar unas cervezas a un Oxxo y en el camino vimos un hotel. Entramos, pagué la habitación y me dieron las llaves, la recepcionista nos miraba un poco extraño, cosa que no me importó yo estaba tan caliente que nada me importaba, llevaba mucho tiempo sin coger y estaba ansioso de llegar a la habitación.
Entramos y enseguida empecé a quitarle la ropa, le quité la blusa y empecé a besarle el cuello, ella solo se dejaba. Después le quité su pantalón y quedó en ropa interior, llevaba un calzón de esos de abuela y un brasier negro, se lo quité y quedaron libres sus ricas tetas. Eran más grandes de lo que imaginaba, le chupé los pezones con desesperación, eran grandes y ella solo gemía.
Me quité toda la ropa, mi pene estaba súper duro con ganas de ser vaciado, la tumbé en la cama y le quite su calzón, su vagina estaba peluda, metí mi dedo y pude sentir su humedad, puse sus piernas en mis hombros y de un solo golpe le metí la verga, cerró los ojos y soltó un gran grito, empezó a gemir y a hacer unos gestos que me excitaban aún más, yo sentía de los más rico. Pasaron 10 minutos y me vacié dentro de ella, la cantidad de leche que salió fue impresionante le escurría de la vagina como una cascada…
Después de todo el tiempo que tenía sin coger sabía que eso pasaría. Pero no podía dejar a mi hembra insatisfecha así que le dije que entráramos a la regadera, mi verga enseguida se recuperó y volvió a estar como una piedra, tomé jabón y le pasé por todo el cuerpo, con el agua cayendo la hice que se agachara y le metí la verga, empezó a quejarse y decía que le dolía, se la saqué y nos pusimos de frente. Nos besamos como locos mientras su mano acariciaba mi verga y la mía tocaba sus nalgas.
Nos secamos y salimos del baño, me tumbé en la cama con la verga mirando al techo, se acercó, tomó mi verga en sus manos y la llevó a su boca y me dio una mamada increíble.
Así como estaba tumbado se acomodó y se sentó en mi verga, subiendo y bajando mientras yo tocaba sus pechos arrugados y caídos con mis dos manos y miraba su cara arrugada que solo me excitaba más y más. No pasaron ni 5 minutos cuando sentí un chorro salir de su vieja vagina, estaba teniendo un orgasmo se retorcía de placer y arañó mi pecho y su cara mostraba gran satisfacción, se sacó mi verga y se recostó en mi pecho mientras seguía tocando mi verga que aún quería más.
Dejé que se recuperara y nos metimos al jacuzzi. Se puso con la espalda a este y en esa posición la penetré un buen rato, yo no dejaba de besar y acariciar sus tetas. Logramos tener otro orgasmo casi al mismo tiempo.
Salimos y nos acostamos a dormir abrazados mientras ella me decía que lo disfrutó mucho, que me agradecía por hacerla sentir mujer otra vez. Nos quedamos dormidos y al siguiente día la pasamos de maravilla nuevamente…
Si quieren saber que pasó al día siguiente dejen sus comentarios o escríbanme a [email protected].
Gracias por leer, regresaré pronto con un nuevo relato de mis aventuras con abuelas.