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Permito que el taxista me coja
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Siempre que tengo ganas de coger rico, me aguanto lo más que puedo, para que cuando pase me desboqué, como perra en celo.

La otra vez estaba bien ganosa y en tres días, no me dedeé, ni cogí, me subí a un taxi para que me llevara a casa como a las 10 de la noche, llovía a cantaros, había tráfico, a duras penas se lograba ver el carro de enfrente, así que el tipo me dijo que esperáramos un rato, estacionó el taxi en una calle muy oscura, no se miraba ninguna luz empezamos a conversar.

F: Me llamo Fernando, ¿qué edad tienes?

L: 31 Años, soy Monique Letizia

F: ¡Dos nombres eh!

L: ¡Letizia es mi apellido!

Luego de una conversación, que no sé cómo llegó a convertirse en algo picante, vi cómo le crecía el paquete, bastante grande, no podía dejar de vérselo, él se dio cuenta y como si fuera casualidad me paso a traer la teta, me prendí inmediato, no le dije nada y volvió a hacerlo, así que le agarré la mano y deje que me manoseara las tetas.

F: ¡Que ricas tetas tienes nena!

L: ¡Se te ve muy rico ahí abajo!

¡Estaba tan caliente que no me importaba que fuera un desconocido, necesitaba desahogar mi calentura!

Me las estuvo acariciando, un rato, luego me apretó el pezón y dos dedos y con un tercero pasaba en la punta, hizo el sillón para atrás, se acercó a mí y me beso, mientras me desabrochaba el pantalón, me metió los dedos y me acaricio muy suave, se quitó la camisa, me incorporé y desabroché mi blusa, quería un macho dentro de mí y este parecía estar dispuesto a quitarme las ganas.

F: Chiquita, estas buenísima, ¡ahorita vas a ver!

L: ¡Si, cógeme, uhm!

Se quitó los zapatos y luego se quitó los jeans, se le notaba el paquete en los calzoncillos, le acaricié por encima y el miraba, tenía un cuerpo bien formadito y un paquete bien rico, él ya era maduro, tenía unos 45 o más, pero se veía en buena forma, ¡eso me calentó aún más!

Me quité los jeans, me quedé en tanga y brasear, me acaricio encima sin hablar, yo estaba temblando de ganas.

F: ¡Que tetas más ricas, uhm!

L: ¡Que macho eres!

Me levantó el brasear y me empezó a mamar las tetas con fuerza, las succionaba y movía la lengua, me bajo la tanga y me manoseó la concha por encima, luego metió su dedo y me bien mojada, se empezó a tocar la verga, ¡con la mano dentro del calzoncillo!

F: ¡No traigo condón nena!

L: ¿Quieres usarlo?

F: ¿Y si te preño?

L: ¡Vamos, cógeme!!

Se incorporó, me abrió las piernas y se colocó encima me miraba mordiendo el labio y con una sonrisa, me la dejó ir de un empujón, grite, el me empujaba la cosa con todas sus fuerzas, me dolió la sacó y volvió a meterla de un golpe, la saco hasta la punta y de nuevo me la dejó ir de un solo golpe, yo lo recibía con dolor, me embistió de nuevo, mi cuerpo lo recibió, el placer empezó a mezclarse con el dolor y los gemidos, su sudor, volvió a embestirme con fuerza pero más rápido, metía y sacaba su dura y grande verga, se movía con fuerza!

F: Así, eso, toma putita, ¡eso les pasa a las putitas fáciles como tú!

L: ¡Ah, señor, que rico, uhm!

F: ¡Toma, toma mi verga, uf!

L: Dios, ¡que rico!

Se hizo para atrás, me dijo; “a ver puta cabálgame la verga”, le obedecí, me puse encima, me puse la punta en mis labios vaginales y me jalo las caderas para abajo, me clave la verga hasta los huevos, me dolió un montón, la tenía gruesa, ninguna verga me había dolido, pero al del viejo taxista me estaba haciendo aullar de placer y dolor!

Intenté levantarme, pero el empezó a mover sus caderas para arriba y me retenía con fuerza, luego de un par de minutos, volví a gozarla, gemía con fuerza, el paro y yo empecé a hacerme para adelante y para atrás mirándolo fijo, estaba tan caliente, que no pude más y terminé.

L: ¡Ah, me vengo, uhm!

F: Eso, así, ¡muévete puta!

L: ¡Ah, papi, ah!

F: Que rico, me vas arrancar la verga de lo rico que la aprietas, ¡uhm!

Él aún estaba bien parado, me dijo que se la mamara y se la mamé bien succionada y con mis dos manos le acaricié y le sobé los huevotes.

F: Uhm, ¡que rico mamas sigue uf!

L: Uhm, ¡papi, que dura, uhm!

El gemía y me excité y me senté de nuevo en él, me dijo que puta te gusta coger, esta vez yo me sentaba y me levantaba, él se reía y me manoseaba el culo, finalmente me penetro con su dedo, y yo empecé a hacerme adelante y atrás con fuerza, estaba extasiada, sentía como en el vientre me corría fuerza, sentía su virilidad, él tenía los ojos rojos y vidriosos, no decía nada, ¡me lo estaba cogiendo bien rico!

L: Así papi, cógeme, soy tu puta, ¡cógeme!

F: Uhm, ¡nena, toma, toma!

Empezó a apurar, yo me agache para rosar más el clítoris, sabía que se vendría, ¡apuré el paso y empecé a sentir como me venía el orgasmo y un chorro de leche inundo mi vagina!

L. Ah, papi!!

F: ¡Ah, que rico, uhm!!

Se quedó quieto y gemía fuerte, yo me lo cabalgué despacio, mientras se me contraía la cuca y el culo, me quedé encima de él hasta que se le aguado.

Me puse a la par y él se limpió, yo no quise, me quede con toda la leche que me salía por mi hoyito caliente, se fue para adelante y se vistió, me dio la ropa y me vestí atrás, me llevó a mi casa y nos dimos las buenas noches, no me cobró, le pague la carrera con una corrida dentro de mí.

Dormí así y desnuda, estuvo tan rico, estaba tan cansada y me dolía mi conchita que me quedé dormida de inmediato.

Que rico ser cogida a pelo y más por un extraño, ¡sentir como el semen caliente llega a mis entrañas es lo mejor!

¡Saludos, su amiga Lety!

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