Mi relato es acerca de una bella señora que conocí en mi taller, ella me trajo un vehículo para revisar, su nombre es Miriam, desde el primer momento que la vi entrar, atrajo toda mi atención.
Ella es bajita de estatura, posee una cintura envidiable para muchas chicas jóvenes, porta unas nalgas muy apetecibles. Los jeans que usaba ese día parecían ceder a la presión. Procedí a revisar su vehículo y resolví su problema después de un rato, mientras tanto habíamos iniciado una conversación acerca de los detalles que encontré, ella siempre se portó muy cortes y simpática, portaba un blusa escotada y transparente, podía ver y apreciar sus senos hermosos y de apariencia firme, ella quedó en regresar días más tarde para concluir con el arreglo.
Cuando ella regresó por su vehículo ella usaba una minifalda de mezclilla, esta vez una blusa cerrada, pero podía adivinar que no portaba sostén, pues podía notar sus pezones erectos y marcados en su blusa, desde un principio ella siempre usaba unos lentes de sol y sus ojos eran lo único que no había visto aún, así que de ahí me agarré para iniciar una conversación un poco más personal.
Yo le había comentado de manera respetuosa y sin tanto rollo lo hermosa que ella es, que desde la primera vez me atrapó en un mar de sensaciones y sueños. Pero que definitivamente sus ojos son un misterio para mí. Ella sonrió y en seguida se quitó los lentes, pude ver que tenían un brillo intenso que sincronizaba con su sonrisa.
Le entregué su vehículo y le hice ver que me sentía como un poco de pesar pues no la vería nuevamente. Ella se limitó a decir “Adiós y gracias”.
Pasó el tiempo, un mes quizá, era temprano aun ese día cuando la vi llegar, en esta ocasión ella usaba un pants completo, pero definitivamente su figura resaltaba.
Me platicó que quiso pasar a saludar, pues andaba por el rumbo, yo por mi parte le tuve que decir que tenía que salir a revisar un auto por la zona de Vallejo, le comenté que me hacía muy feliz verla, me preguntó en tono de broma si necesitaba un ayudante, rápido le contesté que la contrataba, así que marchamos juntos hacía el trabajo que iba realizar, claro que en el camino yo le dije lo que ella despertaba en mí, ella me acariciaba la mano cuando realizaba los cambios de velocidad, en tono cómico le advertía que tratara de no equivocar de palanca, ella parecía disfrutar de mis halagos.
Estando en un semáforo me acerqué para besarla, ella me correspondió, dulce y suavemente.
Llegamos al trabajo, para mi suerte no fue tardado así que media hora después estábamos camino de regreso, fue cuando le hice la propuesta de ir a un hotel, aceptó sin dudar, estando ahí, comenzó el ritual de besos, caricias, la desvestí y simplemente comencé a recorrer su cuerpo llenándolo de besos, chupaba sus senos, mi lengua jugaba con sus pezones, hicimos una pausa para desvestirme, ella se acercó a mi pene, empezó a darme un rico masaje y le daba besos cortos, después aceleró el ritmo, se lo metía toda, me acomodé para poder chupar su capullito, con mi lengua exploraba las paredes de su vagina, hasta llegar a su clítoris, así estuvimos por unos minutos más, la acomodé suavemente en posición de misionero, metí mi pene en su vulva y empecé con el vaivén, ella me abrazaba la cintura con sus piernas, nuestras bocas se besaban apasionadamente, mis manos jugaban con sus senos…