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Un gran encuentro durante un viaje (Parte 6)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

En la calle éramos como adolescentes calientes, buscábamos cada rincón para besarnos y acariciarnos, recorrimos un centro comercial y entramos a varias tiendas solo con la intención de buscar un lugar escondido en donde agarrarnos a besos, en los elevadores, en los baños claro, en al estacionamiento. Lo más excitante que hicimos ese día, bueno al menos a mí así me pareció fue en los probadores, con el pretexto de llevarle un nuevo modelo de pantalón me metí con él, le bajé el modelito previo con todo y bóxer para darle una mamada a ese grueso y delicioso pene le di la vuelta y le di una mordida en cada nalga. En otra tienda entre a probarme camisas e hizo lo mismo, me llevo un modelo diferente y se metió conmigo para quitarme la anterior y besarme toda la espalda, el torso y el cuello mientras masajeaba mis nalgas. Nos compramos un helado el cual en cierto momento empecé a lamer como si fuera su verga. Nos excitamos bastante, así que cuando regresamos a casa la situación ya era tensa, ambos queríamos sexo.

Fuimos directo a la recámara nos desnudamos apresuradamente y esta vez estaba decidida a tomar el control así que lo tumbe de espaldas y se la empecé a mamar con locura y desesperación, como toda una hembra en celo, se lo mamé un buen rato para después montarme sobre de él, estaba dispuesta a cabalgar esa noche, así que tome su rica verga y la acerqué a mi culito para restregármelo un rato, no tardé mucho en alinearlo bien y empezar a mover mi cadera suavemente hacia abajo para ensartarme toda esa verga hasta el fondo, ¡uhmmm! Se sentía deliciosa como siempre, durita, que digo durísima, bien larga. Acompañe mi ensartada con un largo gemido… ¡uhmmm!

Casi siempre me había me la había metido de teniéndome de espaldas, esta vez lo tenía de frente y se veía hermoso, buen guapo, me encantó ver su expresión de placer al sentir como me ensartaba en su pene, empecé a menear mis caderas suavemente, me incliné hacia él para besarlo con lujuria…

-En los probadores quería que me la metieras, pero me tuve a aguantar –le dije.

-¡uhm! También tenía ganas cariño -me contestó con voz excitada

Empecé a besarle el cuello y para mi sorpresa resultó ser otro botoncito, de inmediato sentí como su verga se endurecía y sus caderas me empezaron a embestir con fuerza, continué besándole el cuello de un lado y del otro y él estaba loco de placer, me estaba dando la mejor cogida de todas, su respiración era agitada, gemía y me embestía con fuerza. Lo dejé respirar por un momento y me dediqué a disfrutar y gritar de placer, me enderecé y puse mis manos sobre su pecho para empezar a mover mis caderas de al frente y atrás, sentía bien rico como me comía toda esa verga, como llegaba a hasta lo más íntimo de mi ser, a él también le gusto y me dijo:

-¡Así cariño, así! ¡Ay me vuelves loco!

-¡Si papi, goza!, me encanta verte gozar -le respondí al mismo tiempo que me daba un buen sentón en esa verga.

Hice una pausa, me levanté lo suficiente para casi sacármela toda, después usé mis manos para abrir mis nalgas y darme una suave y lenta ensartada de verga, repetí la acción varias veces, se sentía delicioso, estaba loca de placer entregada a mi macho, dándole las mejores caricias a su verga. Después de un par de sentones él estaba tan excitado que cuando iba a la mitad del sentón el me recibió con un empujón de verga… ¡uhmm! Simplemente delicioso…

Continuamos así cuando recordé el botón que había encontrado, así me que incliné de nuevo hacia el para besarle el cuello y respondió como lo esperaba, con fuertes empujones de verga, cada embestida me ponía loca, pero no dejaba de besarle el cuello quería que me diera duro, de pronto:

-Bésame los brazos –me dijo con voz agitada

De inmediato obedecí la orden, me separé un poco y comencé a besarle los brazos, empecé por las manos, hasta me metí su dedo pensando que encontraría otro botón pero no fue así, entonces continúe hacia su codo, después hacia los bíceps -pero nada -hasta que mis labios alcanzaron la parte posterior del brazo, gimió con fuerza y me empezó a coger duro -al fin lo había encontrado -así que recorrí la parte posterior de sus brazos a todo lo largo, y disfruté de las mejores embestidas de la noche, me dio con todas sus fuerzas, hice una pausa y cambié de brazo, el resultado fue el mismo, era impresionante como se excitaba, se veía lindo, me encantó verlo gemir, gozar y por supuesto recibir sus embestidas, estaba en la gloria llena de placer, llena de su verga.

No quería que terminara, quería que me cogiera eternamente, así que hice una pausa

-Me encanta como me coges papi –le dije con voz suave y lujuriosa

-¡Me encanta tu culito cariño!, ¡me encantan tus besos, me vuelves loco! –me respondió

Me incorporé de nuevo para dejarlo descansar un poco y darme de sentones en su pene, ¡uhm! Me encantaba ensartarme, llevé una de mis manos para acariciar sus testículos y le arranqué un gemido de placer, así que continué acariciándoselos un rato mientras continuaba dándome de sentones, cabalgando a todo galope como se dice, hice mi cabeza hacia atrás para gritar y gemir de placer como loca, apretaba mi culito de vez en cuando para disfrutar a plenitud esa verga tan gruesa, tan deliciosa, simplemente me encantaba cabalgar. Deje sus testículos y use ambas manos para separar mis nalgas y cabalgar mejor, pero me detuvo por las caderas y me empezó a embestir él con buen ritmo, no hice más que obedecer a mi macho. Después de un par de minutos decidí buscar el botón de su placer, quería verlo retorcerse y arquearse de placer así que busqué su brazo y lo empecé a llenar de besos, su respuesta no se hizo esperar, me empezó a dar verga con todas su fuerzas, yo no quería que parara, se veía hermoso, su cara demostraba cuanto placer estaba sintiendo así que continué con el otro brazo, ya su respiración era bastante agitada, sus embestidas eran muy fuertes, entonces le empecé a dar mordiscos en los brazos y no pudo más, estalló de placer….

-¡Ahhh! ¡Uhmmm! ¡Que rico, ahhhh! –alcanzó a decir.

Sentí como su verga se ensanchaba y se contraía mientras su leche me llenaba el culito, fue hermoso verlo explotar de placer, me dio varios empujones más con los espasmos de su orgasmo, yo me incorporé y apreté mis nalgas para darle más placer y terminar de exprimirle la verga, continúe moviendo mis caderas en círculos muy lentamente para gozar su erección hasta el último momento. Finalmente nos quedamos quietos, habíamos alcanzado el éxtasis…

Un par de minutos después nos recuperamos y me giré con cuidado para bajarme de la cama, tomamos una ducha y nos quedamos dormidos…

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