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Sentí bastante vergüenza
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Mi nombre es Ana y quisiera contarles algo que me sucedió y que me da mucha vergüenza contarle a alguien. 

Hace unos años tuve si se puede decir así un romance secreto con una persona y que no resultó ser tan secreto porque nos descubrieron haciendo algo. Esta persona era un florista que tenía un puesto de flores a un par de cuadras de mi casa y que nos veíamos toda las mañanas luego de llevar a mi hija al colegio.

Dentro del puesto que tenía tomábamos mate, nos dábamos algunos besos y a veces yo le practicaba sexo oral.

Podíamos hacer eso porque de afuera no se ve nada salvo si alguien se asomara y aparte porque las flores tapaban un poco la vista. También les digo que me costó la primera vez chupársela porque yo soy media vergonzosa y tenía miedo que alguien nos vea ya que por allí pasa mucha gente aunque pocas se detienen a comprar flores.

Recuerdo que la primera vez que entré en contacto con su pija fue una paja que le hice y que aunque él me pidió que se la chupe yo no lo hice y sólo me dediqué a pajearlo con mi mano para su placer. Aquella paja se la hice sentada en una de sus piernas y viendo si las personas que pasaban por allí se daban cuenta de lo que realmente estaba sucediendo. Terminé de tocarlo cuando sentí toda su leche en mi mano y me resultó medio asqueroso en ese momento, pero luego pasó a ser algo delicioso para mi estómago.

Así sucedió la primera vez y luego me animé a chupársela aunque las primeras veces lo hacía estando muy nerviosa y preguntándole a cada rato si alguien se estaba acercando a comprar, pero luego como nadie se daba cuenta yo me relajé y empecé a hacerlo pensando sólo en chuparle la pija y eso fue un error.

Era un miércoles como cualquier otro, había llevado a mi hija al colegio y estaba tomando unos mates calentitos con el florista, luego cambié la bombilla del mate por su pija y allí arrodillada en ese pequeño pasillo del puesto que él tenia empecé a chuparle la pija como cualquier otro día y él hizo lo que hace siempre que es colocar sus manos sobre mi cabeza para hacer cierta fuerza para que yo me la trague un poco más.

En un instante sin que él se diese cuenta se había acercado un hombre que siempre venía a comprar flores para su mujer y que cuando nos vio dijo "que bien la pasan ustedes" y se fue diciendo que en un rato volvía.

Ustedes no saben lo colorada que me puse al escuchar esa frase justo en el momento que tenía toda su pija metida en la boca y mi reacción fue sacármela y me iba a disculpar con el señor, pero ya se había ido.

A partir de ese día empezamos a vernos poco hasta que dejamos de hacerlo y aunque sienta un poco de vergüenza recuerdo que he pasado buenos momentos con el florista.

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