Todo comenzó una noche fría en Irlanda cuando esta amiga me pide que por favor le lleve su correspondencia ya que por error colocó mi dirección a lo que amablemente le dije que sí, que contara con ello para mañana en la mañana.
No podía ni dormir con solo fantasear en lo que podía ser mi pene grueso venoso de 18 cm a punto de estallar, destellaba chorros de semen con solo imaginarme a esa hermosa amiga de 27 años de aproximadamente, 1.50, caderona, buenas nalgas y tetas que me tenían loco.
Aconteció que cuando voy rumbo a su casa compro condones por si acaso se me cumplían mis sueños y apenas llego a su casa me abre la puerta en pijama muy sexy yo paso porque hacía un frío terrible. Comenzamos a hablar, desde ya podía sentir ese olor a sexo que se producía en el ambiente y entre charla me dice que está sola y que suba que me mostrará la habitación que rentó…
Aún recuerdo estas caderas moviéndose de izquierda a derecha, no perdí la vista en nada más que ese culote que ya quería devorar. Cuando entro a su cuarto ya estaba desnuda con aquellas panties negras de encaje, sus tetas apuntando mi presencia y una vela roja con olor a pasión.
No me contuve, me quité mi ropa, comencé a chupar sus tetas, besar su cuello, mamar su lengua y sus labios, apretaba su cuca a mi guevo frotando lentamente, ella me ha tirado en esa cama y me dio la mejor mamada de mi vida.
Mi guevo estaba ardiendo y ella se lo comía como una chupeta, mis líquidos preseminales apenas salían y alimentaban su deseo, me decía que hace rato ya deseaba hacérmelo. Yo excitado miraba como me devoraba hasta que comienza a chupar mis bolas era lo más rico y no abandonaba mi guevo, desesperada no sabía que comerse primero.
Ya quería cogérmela y la puse en cuatro patas, la tomé por el pelo tan largo y le daba tan duro que su cama chillaba y ella gritaba diciendo que era mi perra. No aguanté más hasta que mis chorros de semen llenaban su vagina.
Después nos besamos, repasamos un rato y así fue nuestra primera de dos veces…