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Nuestra obra maestra (Segunda parte)
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Tiempo de lectura: 16 minutos

Desfile de gala. (Erothic)

Alfombra roja y caravanas anunciando mi presencia. Aplausos y ovaciones de pie cada que desfilaba en mi residencia de lujo antes de salir y al regresar del trabajo.

Era mi propio teatro, mi propio escenario donde podía ser yo misma. La protagonista de un guion escrito y dirigido por mí misma. Engalanada por un vestuario natural, forjado a base de una dieta estricta y horas de trabajo en el teatro de la ciudad.

Me daba mucho gusto. Me sentía encantadora tanto sobre los plafones de madera en al centro de entretenimiento, como sobre la alfombra de mi casa. Bastaba con salir un momento a mi piscina para cautivar enseguida todas las miradas de los maestros de obra del edificio de enfrente. Y la tuya, especial desde tu palco privado.

No me importaba lo que pensaran de mí. Me tenía sin cuidado. No me interesaban, ninguno de ellos. Era mi trabajo, mi vida, mi cuerpo. Simplemente disfrutaba de mi profesión y aquella gavilla de hombres afanosos debían hacer lo mismo con la suya, después de todo era solo un vil pasatiempo recreativo y eran ellos quienes tenían la libertad de consumirlo, les gustase o no.

Ya no me exhibía con descaro, a menos no a propósito, era solo yo misma. Yo y aquella inmunda rutina de la que originalmente había escapado.

Meses habían pasado desde mi arribo a mi nueva vida, todo andaba de mil maravillas, todo me gustaba; mi trabajo, la playa, mi residencia, el vecindario y los vecinos. Especialmente ese edificio de ingeniería del cual habían terminado los trabajos de remodelación pocas semanas atrás.

Aunque no suelo quejarme, había algo no me tenía del todo satisfecha en casa; era el área de estudio de la planta baja, estaba muy alejada de la estancia principal y no me agradaba tener que pasar por esos molestos escalones y el inservible pasillo para salir al traspatio que tanto me gustaba frecuentar. Seguramente si pudiese quitarlos podría ampliar mi estudio para poder practicar mejor mis guiones, hacer yoga, Pilates y la danza que tanto me relajaba.

Quizá sea hora de hacerle una visita a aquel despacho de arquitectos para presupuestar una remodelación y darle un aire más fresco a mi vida.

Lo había pospuesto mucho tiempo. No me atrevía a entrar a aquel edificio hasta asegurarme que los industriosos ya no estarían más. Me moriría de vergüenza el encontrarme con alguno de ellos después del descaro que me planté en la piscina, especialmente con aquel arquitecto supervisor. Espero no topármelo por allí. Me pondría muy nerviosa.

No obstante me decidí. Fue en un día hermoso, el cielo estaba azul como nunca, hacía mucho calor, pero era acompañado por una refrescante ventisca muy característica de la zona. Ese día tendríamos una importante junta con los directivos de la empresa para un nuevo proyecto.

Estaba muy alterada pero al mismo tiempo me sentía emocionada y alegre. Sin duda me vestiría con mi mejor traje, debía dar la mejor impresión de mí. Usaría aquel conjunto de falda color moscada y saco de un café más claro que me habría comprado en una prestigiosa marca de lujo, acompañado con una blusa blanca de manga a tres cuartos. Y debajo de todo eso me forraría con una lencería de cuerpo completo de lo más sexy y sensual, con trasparencias y encajes preciosos, delgados tirantes y pantimedias incluidas dejando la parte de mis pompas y vagina al descubierto, con listones en la parte de la espalda y bajo vientre como envuelta en un erótico regalo, revistiendo ajustadamente mi piel.

Aquella increíblemente seductora lencería me empoderaba, me hacía sentir más mujer, más femenina, insuperable, fuerte e imbatible. Por último, me calcé unos zapatos de tacón muy altos color camello, me puse mis lentes de aumento y salí engalanada rumbo a la junta corporativa.

Ya por la tarde, terminaba la reunión. Estaba muy satisfecha, seguro que los inversionistas y directores habrían quedado encantados con mi actuación, todo había salido de las mil maravillas, no tenía duda que formaría parte de ese nuevo y ambicioso proyecto.

Daban las nueve de la tarde, aún había mucha actividad en la ciudad pero el sol nos había abandonado, posteando aquel hermoso paisaje de luces en las calles de la preciosa urbe donde transitaba en mi auto, justo frente a aquel despacho. Llena de felicidad y adrenalina que me había dejado mi exitosa presentación, me decidí a entrar para satisfacer la única inquietud que aun pendía en mi vida.

Finalmente estacioné mi camioneta y entré decididamente al despacho. Ahí me recibía amablemente la recepcionista, se le miraba cansada y ansiosa por terminar su jornada. Le pregunté por algún asesor. Enseguida me encaminó al cuarto piso donde me aseguraba que podrían ayudarme.

Yo pienso que solo quería deshacerse de mí, porque al subir por el elevador hasta el piso seleccionado no me encontré a nadie. Pero que mal servicio. Pensaba caminado por el alfombrado y elegante pasillo buscando alguna alma aún con vida en cada oficina y cubículo.

Entonces apareció un sujeto, muy elegante y formal. Enseguida me cuestionó sobre mi presencia ofreciéndome su ayuda al tiempo que me encaminaba a una de las oficinas de cristal opaco en uno de los largos pasillos.

No tardando, le expuse mis deseos con toda ilusión y alegría para que me ayudara a hacer realidad la residencia de mis sueños. Cuál fue mi sorpresa cuando me cortaba las alas de tajo explicándome que aquel despacho solo atendía a grandes constructoras y no daba servicio a particulares como yo.

Eso me puso furiosa, había terminado con la racha de éxito de aquel hermoso día. ¿Qué clase de despacho era ese? Cualquier cliente debía ser bien recibido, fuese para un proyecto industrial o uno pequeño. Le levanté un poco la voz recuerdo, me sentía timada y ofendida. Le reclamaba visiblemente molesta mientras salía de su oficina regreso al elevador, decidida a salir para no saber más de aquel inmundo edificio.

Pero ahí apareciste de nuevo. Justo cuando menos te quería ver, bajabas por las escaleras, seguramente alarmado por el teatro que estaba armando en tu empresa.

Nos vimos directo a los ojos, nos reconocimos al instante, aquellos calientes recuerdos aparecían en nuestras mentes. Pero yo estaba frenética, no había nada que me encolerizara más que no ser atendida como se debe. Te corté la mirada enseguida, disgustada, envuelta en furia.

Te acercaste tratando de tranquilizarme mientras te reclamaba de forma enérgica, pero yo no me tranquilizaría solo con palabras. Entonces me ofreciste tu oficina en lo alto del edificio para encontrar alguna solución. La rechacé, no me dejaría extorsionar con hipocresías. Soy una mujer que consigue lo que quiere a cualquier costo. Estaba decidida y no me conformaría con menos.

El contrato. (Julio G)

Mi sorpresa fue máxima al encontrarte en mis oficinas. No te reconocí al principio, pero cuando te giraste y vi tu cara, tus ojos y tus labios, los tuve claro. Esos hermosos ojos caramelo eran inconfundibles.

Como pude conseguí tranquilizarte y convencerte de atenderte en mi despacho para escuchar tus necesidades. Una vez dentro no fue fácil acceder a tus demandas. Tu proyecto de reforma no era un trabajo que habitualmente aceptáramos. Pero tu seductora persuasión y tus insinuaciones me hicieron cambiar de opinión.

Ponerme a redactar el contrato fue una amarga tortura combinada con tus insinuantes movimientos que poco a poco mostraban tus senos y que calentaba lo más profundo de mi cuerpo. Mi mente era una tremenda mezcla de excitación y concentración que hacía que el redactado saliera bien casi de casualidad. Siento como me caliento al contemplar tu lencería insinuándose entre medio de la abertura de tu blusa.

(Erothic)

Exigía se me cumpliesen mis demandas o simplemente no estaría ahí un segundo más. Solo así accediste. Parece que te había convencido cuando me decías que aceptarías revisar mi proyecto insinuando que lo harías en privado susurrándome de cerca para no ser escuchado por tu pupilo y evitarte problemas.

Aquello me había tranquilizado un poco, al menos lo suficiente para que accediera acompañarte a tu oficina a platicar decentemente. Ahí desfilaba en pos de ti, poderosa sobre mis tacones altos enmudecidos por la alfombrada loseta al centro del largo pasillo rumbo a tu despacho privado.

Así era como debía ser tratada, con respeto y personalmente por el jefe. Entraba en tu oficina, me ofrecías asiento amablemente frente a tu escritorio. Una vez más te explicaba lo que tenía en mente aún no muy convencida de que pudieras ayudarme.

-¿Cómo es su residencia? –Me preguntabas. ¿Acaso no lo recuerdas o eres imbécil? ¿Es acaso qué quieres hacerte el tonto conmigo? Puedes ahorrarte tu profesionalismo siempre que cumplas con mis exigencias.

-Vivo en la casa que está sobre aquella colina, puedes verla desde aquí. –Te respondo refrescándote la memoria para que no te andes con hipocresías.

Te asomas por un momento dándome la espalda cuando sacas medio cuerpo a tu balcón. Esa farsa no te queda, esperaba más de ti. Haz colmado mi paciencia y te pregunto tajantemente si vas a hacer lo que te pido ¿o no?

-No puedo hacer ese tipo de trabajos. –Me respondes. Por política de la empresa te excusas. Pero que desgraciado. ¿Y para qué me hacer perder el tiempo? Mero pretexto para traerme a tu oficina. Si así serán las cosas entonces te atenderás a las consecuencias. Siempre obtengo lo que quiero y no me iría de ahí con las manos vacías, no después de todo lo que había pasado.

-Estoy dispuesta a pagar cualquier precio, ¿y tú? –Te pregunto con voz seductora y sinuosa mientras me pongo de pie para recargarme en el borde de tu escritorio esperando respuesta.

Entonces te giras aún parado en la frontera de tu oficina y el pasillo del balcón. Balbuceas como idiota, no sabes qué decir, mientras yo me subo al escritorio cruzando elegantemente mis piernas con extrema seducción balanceando mis tacones altos pendiendo en el aire.

Finalmente accedes. Lo sabía. Eres muy fácil. Te acercas a mí con malas intenciones chantajeándome con poder hacer una excepción conmigo. Pero no caeré en ese sucio truco. Soy una mujer tenaz y no soy estúpida. Te pido que realices el contrato ya mismo. Enmudeces de nuevo, no lo esperabas, pero si no lo cumples estaba más que decidida a largarme y conseguirlo de otra manera.

Sin dejarte más opciones regresas a tu silla y comienzas a elaborar el escrito que habremos de firmar. Te sonrió llena de maldad aún sentada sobre tu elegante bufete de madera pulida, espiando la pantalla de tu ordenador asegurándome que cumplas con tu prometido.

Entonces mi cuerpo se llena de malicia, me embriaga todo ese poder, me carcome mi propio éxito, todos esos triunfos en el día me enaltecen fastidiosamente en exceso. Me encanta, me fascina como obedeces mis órdenes, como buen chico.

Juego con mi cabello, comienzo a ponerme un poco ansiosa, no sé por qué, pero me gusta mucho. Mis manos me tiemblan un poco, lo disimulo como puedo palpando el botón más alto de mi blusa hasta que finalmente cede desprendiéndose y abriendo un poco los holanes de mi vestimenta.

Me miras de reojo en un pésimo acto de disimulo. Me parece gracioso, aunque un poco patético. Una sonrisa nace en mi boca sin voltearte a ver. Sé que estarás espiando mi erótica lencería bajo mi ropa. Te abras dado cuanta ya de lo sexy y trasparente que es ¿no?

(Julio G)

Y me tienes alterado por la excitación contenida que me estas provocando. Hasta que tras todo ese calvario y tras firmar la maldita hoja de nuestro compromiso profesional, puedo liberarme de tu seductor chantaje y consigo que te desprendas de tu blusa y de tu falda. Te exhibes ante mí, excitándome aún más, hasta que te vuelves a sentar en mi mesa ofreciéndome la lujuriosa visión de tu cuerpo expuesto para mí. Ese conjunto de lencería con medias, el hecho de descubrir que no llevas bragas y contemplarte ofreciéndome tu mojado y brillante coño para mi disfrute me pone más cachondo todavía.

Estreno (Erothic)

Pero venga, no te desconcentres que mi residencia no se va a construir sola, te señalo la pantalla en un párrafo especificándote mis deseos para que los sigas al pie de la letra y quede constatado en el documento que escribes a duras penas intentado ocultar tu excitación.

No te culpo. Estoy igual. Pero no podrás hacer nada al respecto hasta que termines tu trabajo. Estas atado a tu juramento diplomático y no te levantarás de tu silla hasta dejarme completamente satisfecha con cada línea y estatuto.

Has quedado atrapado por tu propio juego. Lo sé. Te dije que lo pagarías. Me deshago de otro botón. Te haré sufrir. Ahora puedes mirar mejor mi lencería. Sigo desvistiendo mi blusa si perder de vista tus manos temblorosas y tus ojos deseosos de mí. Finalmente mi blusa queda completamente abierta, exponiendo mis dulces senos bajo la trasparente tela de sensuales encajes.

¿Te gusta? Estoy segura que sí. Pero si quieres más tendrás que mejorar el presupuesto, ¿Qué tal un descuento? Así está mejor. Buen chico. Me abro la blusa, ahora mira mis pezones erectos levantando la endeble tela sin censura que los cubre, te lo has ganado.

Terminas el contrato. Ansioso y sin poderte resistir más, te lanzas sobre mí. No tan pronto aún hace falta firmarlo. Debes imprimirlo. Te apresuras a hacerlo, mientras yo me bajo de tu escritorio quitándome el saco, caminando a tus espaldas para colocarlo en el respaldo de tu silla donde también descansa el tuyo.

La hoja se imprime. Corres a recogerla aceleradamente, ya no puedes contenerte un segundo más. Pones el contrato sobre la mesa, lo firmas sin titubeos ni dudas, seguramente ya no puedes ni pensar con claridad.

Me extiendes el bolígrafo fino para que lo firme, pero no será tan fácil. No hay prisa. Me encanta verte muerto de excitación, derrumbado a mis órdenes. Antes, me terminó de quitar lentamente la blusa quedando completamente expuesta en aquella erótica lencería de ensueño con ese hermoso y coqueto listón en forma de moño bajo mi vientre plano. Me llevo las manos a la cabeza, levantando mis senos frente a ti debido a la sugerente pose, para desatarme el cabello que llevaba peinado en un elegante espiral trenzado, soltando mi larga cabellera rizada.

Estás incontenible, quieres tomarme justo en ese instante. Mirando petrificado como deslizo la cremallera de mi falda para dejarla caer al suelo sobre mis pies entalonados. Cuando cojo tu plumilla de punta de oro, me inclino un poco y comienzo a plasmar mi rubrica celebrando así el contrato de mis sueños. No tenía duda que cumpliría con esa propuesta, ese día no podía terminar mal, ahora era perfecto.

Me sentía muy feliz, agraciada y realizada. De nuevo me senté en tu escritorio, lo entiendes enseguida y tomas asiento en primera fila para admirar mi obra teatral. Enseguida separo mis largas piernas forradas en las pantimedias hasta medio muslo unidas al resto de la intima prenda, alrededor de tu silla, posando mis tacones sobre los apoyabrazos. ¿Qué te parece mi lencería de cuerpo completo? Lo siento creo que olvide ponerme las bragas. Supongo que así podrás mirar cuan mojada estoy. Mira como brillan los rosados labios de mi vagina depilada a una delgada franja de vello púbico. Tómala, bebe, te lo has ganado, te lo mereces.

(Julio G)

Sentado en mi butaca frente a tu sexo agarro tus muslos y meto mi cabeza entre tus piernas. Empiezo a devorar tu coño. Con ansia, con muchas ganas. Te lo chupo. Lo lamo de todas las formas posibles. Paso mi lengua con toda su superficie sobre él repetidas veces. Capto enseguida tu sabor. Me deleito por un momento aspirando el aroma de tu mojado sexo. Me encanta tenerte así de excitada para mí. Ahora sin darte cuenta tú estás rendida a las sutiles caricias de mi lengua en la parte de tu cuerpo que provocará tu cascada de orgasmos. Y me gusta tenerte así. Caliente, cachonda y gozando cuando mi lengua juega entre tus labios vaginales acariciándolos y lamiendo la miel que produce tu exquisito sexo. Meto mi lengua dentro de él penetrándote todo lo que me permite esa posición. La saco llena de tus jugos y la deslizo hacia abajo buscando tu otra entrada para lubricarla. Me centro en tu ano llenándolo de saliva. Lo beso, lo chupo abriendo tus nalgas para que mi lengua juegue en ese agujerito.

(Erothic)

Y te lanzas como ave de rapiña sobre su presa, agarrando mis muslos, pasando tus brazos alrededor de mis piernas aferrándote con desesperación y temor a que te fueran a quitar de mí, defendiendo tan suculento manjar, devorando con locura y desdén mi rico y dulce coño mojado, sorbiendo de mis néctares de placer, haciéndome jadear como cachorrita, seductora, domínate, sumisa, coqueta e indefensa a tu feroz boca que lame y succiona apasionadamente toda mi vagina, jugando con mi cerrado y tierno anito. Arrancándome una serie de gemidos incontenibles, haciéndome lubricar más y más. Obligándote a beber cada gota de mis eyaculaciones continuas casi sin dejarte respirar, restregándote el rostro en mi coño hasta ahogarte en mis secreciones orgásmicas, haciéndote gimotear rogando por un poco de aire.

(Julio G)

Oigo tus suspiros según mi lengua juega en toda tu entrepierna. Subo hasta quedarme en tu clítoris para centrarme en él. Abro tus labios y lo veo ahí erecto. Dispuesto para jugar. Para recibir mis caricias. Y lo atrapo con mis labios. Lo succiono. Lo absorbo. Lo beso repetidas veces y me quedo lamiéndolo intensamente. Le paso la punta de mi lengua de arriba abajo y al revés. Y de derecha a izquierda. Sin parar. Cada vez más y más rápido. Más intenso y con más presión, mientras mis dedos entran en tu vagina. Entran fácil. Estas tan mojada.

Te follo con mis dedos, como si estuvieras masturbándote. Lo único es que no son tus dedos. Son los míos los que te penetran. Te masturbo rápido. Profundo. Combinando mi lengua y mis dedos arrancándote gemidos de placer intensos. -Sí. No pares. Sigue. –Me ruegas casi al borde del orgasmo.

Y sin dejar de lamer tu coño ahora mis dedos buscan tu culo. Meto un dedo en ese delicado hoyito, percibiendo lo fácil que entra. Lo muevo también dentro de ti. Hago círculos mientras sigo paladeando tu chorreante sexo.

Tus palabras y sentir como tu mano acaricia mi cabello presionándome contra ti proyectan la intensidad de mis acciones haciendo que meta dos dedos entre tus nalgas dilatando más y más tu sabroso culo. Hasta que finalmente me das todo el suculento néctar que llevas dentro de ti corriéndote en mi boca estremeciéndote y temblando del placer alcanzado. Elevando tu pelvis te vienes en mis labios llenándome la lengua de tu delicioso sabor íntimo obteniendo por fin tu anhelada explosión de placer que con tanta intensidad esperabas.

(Erothic)

Enseguida me bajo al suelo alfombrado poniéndome de rodillas ante ti. Con desesperación te saco tu larga tranca, tiesa como empuñadura enfilada a mi carita. Me acomodo mis gafas y acerco mi boca lentamente a tu pene, comienzo a besarlo desde la punta hasta su base. Que rico, siempre me ha gustado lamer un buen pene, limpio y pulcro como el tuyo; húmedo, duro y caliente por lo excitado que te he puesto. Lo saboreo, recorro mi lengua probando tu semen escurriendo por todo tu falo mezclándose con la tibia saliva de mi suave boca hasta posar mis carnosos labios pintados de marrón claro sobre tu glande, para comenzar a chupártelo lento y suave.

Te gusta, puedo escuchar cómo me gradeces con sutiles quejidos mientras me acaricias el cabello por detrás de la nuca. A mí también me gustan tus caracas, y ese delicioso pene que tienes y que me estoy comiendo, deslizándolo lo más profundo que mi pequeña boca puede soportar, ahorcándolo en las profundidades de mi garganta, lamiendo, succionando y sorbiendo complicadamente.

(Julio G)

Tras recobrar cierta normalidad en tu respiración te bajas de la mesa sonriendo de oreja a oreja por la satisfacción alcanzada y por lo que estas deseando hacerme. Te arrodillas frente a mí, aún sentado en mi butaca. Sin dejar de mirarme con tus brillantes ojos desabrochas mi cinturón y mis pantalones liberando mi miembro hinchado. Sentir tus manos sobre él me hace suspirar. Me gusta el contacto de tus manos. Como lo acaricias desde mis testículos hasta mi glande. Lo contemplas ampliando tu sonrisa antes de acercar tu boca a él. No me dices nada. Tan solo con sentir la caricia de tus húmedos labios me transmites todas tus intenciones.

Llevaba unos minutos interminables deseando sentirte así, lamiendo mi pene hinchado y duro por la excitación que me has ido provocando, primero con tus insinuaciones y luego con todo el espectáculo de tu disfrute mientras te hacía ese oral del que tan deliciosamente has gozado. Tu lengua recorre toda la longitud de mi falo haciendo que me palpite mientras amasas mis esferas carnosas jugando con ellas. Sabes que tienen la esencia que tanto deseas y que pronto sentirás dentro de ti. Y tu rítmica felación empieza a llevarme al paraíso. Lo haces lentamente. Tragándote gran parte de mi verga que cada vez está más morada.

Por un momento cierro los ojos disfrutando del delicioso instante percibiendo con intensidad todas las ricas sensaciones que me transmite tu cálida boca. Hasta que los abro de nuevo y veo como tu oscura y ondulada melena se mueve dándome ese exquisito placer que me hace temblar de gusto. Meto mis dedos entre tus holanes castaños y sin pretenderlo en ese momento de máximo placer presiono tu cabeza sobre mi miembro queriendo que lo tragues todo, consiguiendo que llegue a tu garganta engullendo mi polla dentro de tu boca y llenándola de tu caliente saliva.

Joder como gozo. Cómo disfruto de la increíble mamada que me estás dando. Me lo haces despacio y siento cada roce y cada caricia de tus cálidos labios succionando mi polla y recorriendo cada centímetro de ella. Noto como la presión de tus labios me está llevando al límite y empiezo a retorcerme de gusto jadeando.

Y cuando pienso que ya no puedo más y que pronto explotaré sacas mi verga de tu boca y me miras con una cara llena de lujuria y deseo. Te incorporas delante de mí girándote y mirándome por encima del hombro dándome la espalda.

(Erothic)

Es hora, sellemos este compromiso. Me levanto y te doy la espalda, de inmediato te restriegas en mi espalda empuñándome tu parado falo en mis suaves nalgas, acariciándome las tetas desde atrás. Sí, eso me encanta, adelante, te encamino sujetándote las manos con las mías para que sigas tocándome como me gusta.

Entonces me inclino recargándome sobre el escritorio, parándote mi indefensa colita para que abuses de ella como más te plazca. No tardas mucho antes de calvarme tu duro falo en mi mojada vagina. Me está gusta tanto que inevitablemente exhalo un profundo gemido tras otro en cada dura embestida, estrellando tus duros muslos en mis delicados glúteos blanquecinos, produciendo un sonido de acuosos aplausos en mi vagina que no deja de secretar más y más fluidos lubricantes por todo ese placer que me haces sentir.

Estaba completamente perdida y excitada, mi respiración me sofocaba, mi corazón bombeaba con desdén, y mis piernas sucumbían ante el éxtasis del momento, no podía soportarlo más. No me quedaba más remedio que parar un momento para darme media vuelta y sentarme sobre el escritorio. Así que me giré y me senté una vez más en tu buró, separé mis muslos tanto como pude descansando mis largas piernas tambaleantes forradas de seda negra, forzando a sacar tu anchado pene deseoso de mí, tan solo un instante antes de regresarlo al los confines de mi intimidad par que continuase dándome todo ese placer desmedido.

(Julio G)

Vuelves a sorprenderme cuando sin avisar te separas de mí, perdiendo el contacto de nuestros sexos y te sientas de nuevo en mi escritorio. Lo entiendo enseguida. Conduzco mi miembro que está durísimo de excitación a tu vagina. Mi glande contacta con tus labios y percibo tu humedad. Lo froto sobre ellos alargando mi caricia hasta tocar tu clítoris y es cuando se te escapa otro gemido. Vuelvo a frotarme contra tu botón del placer y gimes de nuevo y me posiciono con la punta morada e hinchada de mi polla sobre tus labios. Entro en ti despacio. Muy despacio. Quiero disfrutar ese instante. Te penetro a cámara lenta. Siento todo el contacto de tu cálida cueva sobre mi falo. Tu humedad me envuelve y noto como tu calor interno se transmite a mi sensible piel. Gozo. Disfruto la intensidad del instante. Gimes. Hasta que estoy totalmente dentro de ti. Que delicia de sensación.

Y es entonces cuando empiezo a moverme sacando y metiendo mi pene de tu chorreante coño. Lo que inicialmente fue algo lento se convierte en duras y rápidas embestidas buscando el placer mutuo arrancando tus gemidos encadenados creando un rítmico sonido acuoso en cada contacto de mi pelvis con tus nalgas.

Noto como tus pezones están duros, los pellizco incrementando gradualmente la presión sobre ellos. Tus manos se posan sobre las mías para que no deje de hacerlo hasta que lanzas un jadeo de excitación. Siento cómo te enloquece que te acaricie los senos. Tus manos no dejan que los abandone y me guían para seguir amasándolos, forzando a mis dedos abrirse para que abarquen y presionen tus firmes y dulces mamas.

Finalmente liberas mis manos para apoyar las tuyas en mi mesa y levantar tu pubis un poco más para exponerme todo tu culo para mi deleite. Me esperas con ansia. Me deseas dentro. Lo sé. No te hago esperar. Yo también deseo poseerte. Penetrarte y gozar follándote. Quiero metértela todo lo profundo que pueda. Ahora es mi momento de gozar plenamente de ti. Sentir tu cuerpo y conseguir que goces y me excites con tus jadeos.

(Erothic)

No había más, estaba perdida en tus caricias, ahora era yo la sucumbía ente ti. Pero quería más, estaba gozando como nunca antes, como hacía mucho que no me follaba un hombre tan viril como tú. Estoy al borde. Soy tuya ahora, y te daré todo lo que soy, todo lo que tengo y lo que tanto he guardado con recelo y recato.

Restregó mis fluidos en toda mi fogosa vagina hasta mi culito lubricándolo lo suficiente para introducirme un par de dedos. No había duda que lo quería.

-Pónmelo aquí. –Te lo pido jadeado de excitación con la voz engarzada. De inmediato me enfilas tu engrasado pene colocándolo en mi estrecho y pequeño ano, forzando a los pliegues de mi trasero a dilatarse a medida que me penetras en mi recién estrenado culito.

(Julio G)

Así, exponiéndome tu precioso hoyuelo no hace falta que me digas más. Estás en una postura tan provocativa. Tienes un culo tan apetitoso. Lo deseo. Los dos lo sabemos y me incitas a que te posea. A que te penetre.

Y cuando oigo que me pides que ponga mi verga ahí, lo hago de inmediato; empiezo a presionar mi glande sobre tu ano sujetándome a tus piernas empujando mis caderas para ir introduciendo mi miembro dentro de ese delicioso y hermoso agujero que posees y que ahora es mío, que ahora poseo yo penetrándolo y sintiendo como el anillo de tu culito presiona sobre el vástago de mi pene.

¡Dios! Que sensación más placentera. Follarte por el culo es sensacional. Penetrarte así en esta posición viéndonos. Viendo nuestras caras de excitación. Viendo como nos damos placer me fachina.

(Erothic)

Diablos como me dolió al principio, pero estaba tan excitada que no quería parar, me estaba dando tanto placer que sabía que me harías venir de nuevo en cualquier momento.

Tu largo pene se deslizaba lentamente en mi estrecha y pequeña oquedad, esforzándose por hacerte paso mientras empujabas fuertemente haciéndome mojar hasta secretar mis fluidos que escurrían estimulados por tu pene desde dentro y por detrás de mi endeble trasero.

Así finalmente lograbas meterlo hasta las profundidades de mi delgado cuerpo, relajado y dilatado por los placeres de lo prohibido. Abriéndote paso, para que pudieses acelerar tus arremetidas estrujando tu falo en mi tierna colita, haciéndome gozar incomodadamente, gimiendo y gritando cual zorra apasionada, levantando mis largas piernas dejando bailando mis tacones en el aire mientras me estimulaba mi erecto clítoris con mi mano derecha y penetrándome mi coño con la izquierda, obligándome a venir apresuradamente.

(Julio G)

Sé que ahora te dolerá hasta que tu esfínter se acomode a mi extremidad invasora. Por eso trato de penetrarte despacio hasta que tu culito se acomode a la presencia de mi pene en tu interior. Poco a poco hasta que llego a metértela toda dentro de tu hermoso trasero. Me voy retirando y volviendo a entrar con precaución hasta que ya tus ansias de gozar me incitan a moverme más deprisa.

Escucho como me pides más, mis caderas inician un ritmo veloz follándote y provocándote más jadeos que se contagian con mi placer cogiéndote de esta manera tan excitante. Amaso tus senos mientras te das más placer acariciándote tu clítoris y metiéndote los dedos en tu cada vez más mojado coñito.

Aprieto tus pezones pellizcándolos a través de tu lencería. Hasta que la aparto para lamer tus pechos. Succiono tus pezones y tiro de ellos con mis dientes. Les paso infinidad de veces la punta de mi lengua consiguiendo que se pongan completamente erectos, mirándome y desafiándome.

Sigues provocándonos a los dos un placer extraordinario y ya veo que estas a punto de venirte acelerando tus propias caricias e incitándome a que te sodomice con más intensidad. Clavo mi polla una y otra vez entre tus nalgas gozando sin parar. Busco mi placer para correrme contigo.

Empujo y empujo mi pelvis para penetrarte ahora sin piedad para descargar toda mi leche acumulada en mis bolas dentro de tu culo. Hasta que empiezas a estremecerte. Tiemblas y chillas jadeando intensamente.

(Erothic)

Ya no podía aguantar más. Lo quería. Lo necesitaba. Sí. Más. Más. Por favor. Te suplicaba porque no pararas a punto de hacerme venir. Sí. Sí. Pujaba mientras me obedecías estrujando mis duras tetas aún debajo de aquel sensual y seductor conjunto de lencería transparente, apresurando velozmente tus embestidas en mi dilatado hoyuelo pequeño que aprisionaba tu grueso y sonrojado pene estimulándome desde lo más profundo, acompañado por las caricias de mis manos en mi clítoris a punto de hacerme estallar, y las tuyas que masajeaban con extrema pasión mis suaves pechos naturales ahora a la intemperie tras haberme bajado el conjunto para poder tocarlas mejor.

(Julio G)

Estas estallando de placer, mientras siento la presión intensa de tu ano sobre mi polla cada vez más hinchada. Levantas tu pelvis para sentirme mejor temblando de gusto corriéndote con un alarido lleno de la máxima excitación estrangulando mi miembro con las contracciones de tu cuerpo, lo que hace que me venga dentro de tu culo estallando en un orgasmo fabuloso y jadeando sonoramente descargando mi semen en sucesivas embestidas y espasmos. Vaciándome en tu interior en varias sacudidas de mi cuerpo y sendos chorros de leche caliente inundándote por dentro. Me sigo moviendo hasta que nos acabamos de desahogar totalmente y nuestras respiraciones empiezan a acompasarse y regularizarse. Recuperamos el resuello sintiendo como nuestros pechos pierden la agitación anterior y te atraigo hacia mí para darnos un beso profundo entrelazando nuestras lenguas dentro de tu boca coronando el placer recibido y entregado.

(Erothic)

Entonces mientras me penetrabas por atrás, mis manos me masturbaban por delante metiéndome un par de dedos en mi vagina, y tú me estrujabas mis deliciosas tetas, finalmente mi coño estalla estimulada por todas esas sensaciones al mismo tiempo; eyaculando intensa y fluidamente sobre tu falo a su vez viniéndose dentro de mi esfínter, arrancándome un feroz alarido de goce, que se hacía escuchar en toda tu oficina y en todo el edificio, silencioso en la última hora de la jornada.

Zaceada y satisfecha, caigo rendida en a mis espaldas, exhalando un profundo suspiro aligerando mis pulmones, descansando y relajando mi cuerpo al fin, sellando un largo y exitoso día.

Me besas cariñosamente, te respondo de la misma manera a manera de agradecimiento sincero. –Gracias, me ha gustado mucho. –Te susurro al oído. Antes de reincorporarme, vestirme y salir del escenario, sin ovaciones ni aplausos pero completamente orgullosa por mi actuación del día.

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