Habíamos salido a cenar y como muchas noches, habíamos acabado en las carreras ilegales de coches donde a mi novio le gustaba acabar día si y día también. Ya cuando salíamos apenas me arreglaba. Esta vez me había puesto una camiseta blanca, una falda corta y un zapato plano.
Mientras él se retaba con sus amigos, yo esperaba y hablaba con el resto. Alguno que otro me invitaba a un paseo en su coche pero sabía como solían acabar. Mi novio no era muy bueno pero la noche iba bastante mal. Ya debía bastante dinero y hoy solo lo había agravado.
Nos estábamos yendo cuando uno de los mejores se acercó. Un chico alto, moreno y que parecía que invertía muchas horas al gimnasio como al coche. Le dice algo al oído mientras sonríe.
-Debo casi 7,000 euros… sabes que no lo tenemos y qué ocurre si no puedes pagar. Robert me ofrece una última carrera antes de irnos. Tengo que intentarlo pero necesito tu apoyo. Me ha pedido que si gano me perdona la deuda pero si pierdo tú te tendrás que ir con él a dar un vuelta en su coche.
Le reprocho su actitud, le grito. No me creo lo que me está pidiendo. Vuelve a pedírmelo por favor, que está seguro su victoria y que no pasará nada. A regañadientes acepto, le ayudo a poner a punto con el coche y el deseo suerte.
La carrera comienza, va primero, aguanta cada uno de los ataques. Llega a la última curva y su coche se queda parado. El otro coche le pasa y gana la carrera.
Veo como sale del coche, se pavonea, le dice unas palabras a mi novio y se acerca.
Se ríe, me mira y cogiéndome por el brazo me metió en el coche. No dijo nada hasta que aparcó en un descampado cercano a donde estábamos.
-Llevaba esperando este momento bastante tiempo… Tu novio es un cretino, solo piensa en el gimnasio, en el coche y en él. Mira cómo has acabado. Ahora por él no saber cerrar su bocaza, tú tendrás que abrir la tuya.
Aún en el coche, se bajó el pantalón, se quitó el bóxer y pasando su mano por detrás del cuello, me llevo la cabeza hasta su entrepierna.
Abrí la boca y noté como entraba poco a poco. Era grande y gruesa. Llegó hasta el fondo de mi garganta y cuando intenté sacarla de mi boca para poder chuparla, noté como su mano me paró a la mitad.
-Soy yo el que decide y me gusta darlos duro en la boca. Vamos a pasarlo bien.
Me empuja hacia abajo otra vez mientras con su cadera mueve su miembro hacia arriba. Yo apenas puedo emitir un sonido al notar como penetra. Acompasamos el movimiento de mi cabeza y su cadera, cada vez más rápido. Noto como salivo todo su miembro y sus huevos me dan en la mejilla.
-Eres una verdadera guarrilla, mira que te gusta… Cómo llevo esperando este momento. Ahora verás que te voy a hacer
Acto seguido, noto como empuja con más fuerza mi cabeza hacia abajo y mete hasta el fondo su miembro. Noto como entra hasta la garganta, aguanta unos segundos y la vuelve a sacar.
-Así me gusta, aguantando como la perra que eres. Ahora vamos fuera, quiero probar esa conchita. Pero antes, quítate la camiseta quiero probar esas tetas.
Salgo sin camiseta, nos ponemos delante del coche. Mis pezones se ponen duros por el frío. Me pide que me ponga contra el capó del coche. Obedezco mientras coloca sus manos en mis tetas. Me abro de piernas. Me aparta el hilo de tanga, saliva mi concha y penetra poco a poco. Ahora incluso parece más grande mientras va aumentando el ritmo.
Constante a pico y pala, con golpes rápidos, yo contra el capó, dejando escapar algún que otro gemido. Me empieza a palmearme el culo y me dice:
-Gime, gime en alto. Así te escuchará tu novio donde esté
Al principio dudo pero continúa su ritmo y sus palmadas. E insiste. Él comienza a gemir y yo le acompaño.
-Más alto, zorra. Aullada para demostrar quien tu macho alfa. Como me gustas.
Continúa, no da un momento de respiro. Noto como ahora aumentar tanto el ritmo que solo puede sacarla y meterla un poco. Noto el calor del motor del coche en mi cuerpo y como por detrás su gran polla hace que mis piernas se tambalean.
-Venga, rápido… ponte de rodillas quiero que veas lo que es un hombre de verdad.
Me arrodillo, me pone el miembro en la cara y antes de que me tiempo a nada, noto como un líquido cálido inunda mi cara y empieza a chorrear hacia abajo. Sin poder abrir los ojos, abro la boca para acabar de limpiarle el semen de su polla.
-Mereció la pena. Eres una verdadera perra. Voy a buscar algo para que te limpies.
Me quedo de rodillas en medio del descampado, con los faros de su coche iluminándome, con los ojos cerrados y mi cara llena de semen que chorrea poco a poco por mi cuerpo. Me da algo para limpiarme, me ayuda a levantarme y nos vamos al coche. Llego al asiento, voy a ponerme mi camiseta y no la veo. Le miro y señala mi mano justo con lo que acaba de limpiar.
-Así sabrá que estuviste conmigo.
Me pongo la camiseta de todas formas, me siento y ahora con los faros puestos me doy cuenta de que hemos tenido compañía todo el tiempo. Unos ocho o nueve tíos se habían estado tocando en la oscuridad del descampado mientras me cogían contra el capó.
-Si, hay mucho mirón por esta zona. Hoy más que nunca. Parece que has desatado pasiones.
Volvemos donde estaba mi novio, antes de bajarme del coche. Me coge del brazo y me dice:
-Has estado muy bien esta noche, si vuelves a estar aburrido del gallito de tu novio no hace falta que le truques el coche para que pierda y estés conmigo. Te he visto como lo hacías.
Sonrío, me bajo del coche y llego hasta mi novio. Tan sólo le conté que le hice una mamada y que así acabó mi camiseta. El resto queda entre él, un grupo de mirones y nosotros.