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Un trans, mi esposa y yo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Esto fue real y sucedió en el 2012.

Teníamos poco más de un año que caímos en el hartazgo sexual, ya habíamos experimentado algunos tríos clásicos de dos hombres y mi esposa, dos mujeres y yo, intercambio de parejas y lo que más realizamos fueron bondages, algo que disfrutamos mucho, por supuesto que mi esposa más y por mi parte, disfruté verla encargarse de varios hombres.

El sexo era esporádico y de fantasías ya no se hablaba, pensábamos que ya no había nada nuevo que descubrir, pero ¡qué equivocados estábamos, les platico por qué.

Viendo la serie de Spartacus por televisión, en una de las escenas aparece un personaje, el Dominus, o el Señor dueño de un poblado, fornicando con una esclava, la penetraba él estando de pie y la esclava en 4 sobre la cama, y hasta ahí, todo normal, lo que sucedió después nos despertó el morbo. Sucedió que abrían la escena y un esclavo aparecía atrás de él y le pidió que lo penetrara porque ya estaba a punto de eyacular. Inmediatamente la vista envió la señal a mi cerebro y a mi pene porque creció y se endureció como hacía mucho no sucedía.

Nos volteamos a ver y comentamos al respecto, luego tomé la mano de mi esposa y la llevé al bulto que ocultaba la cobija con la que me cubría, enseguida nos abrazamos y tuvimos una noche especial, habíamos encontrado una chispa que encendería la pólvora que llevamos dentro. Pasaron algunos días y en mi mente se repetía esa escena, que, por cierto, no concluyó debido a que llegaron las huestes de Spartacus e interrumpieron el acto y no pasó ninguna noche en que no tuviéramos relaciones muy ardientes.

Ella me preguntaba si me atrevería a dejarme penetrar, le excitaba mucho esa situación y me decía “sentirás qué rico es tener la verga en el culo, ¿te imaginas que compartiéramos la misma verga?” y su morbo la llevaba a tener un orgasmo tras otro. Pasaron unos días y me pidió que la llevara a un sex-shop al llegar me pidió la esperara afuera, ya que me quería dar una sorpresa, así lo hicimos y tardó solo unos minutos, anticipándome que me tenía una sorpresa. Esa misma noche, me pidió que me saliera de la recámara, quería arreglarse como a mí me gusta, añadiendo que le enfriara su vino tinto Lambrusco y que yo tomara lo que quisiera.

Rápidamente, metí la botella de vino al congelador y me preparé un charro negro, pasaron los minutos y abrió la puerta, apareciendo con una lencería que emulaba ser piel de leopardo y unas zapatillas de plataforma con el mismo motivo, ni ligueros, ni medias, de manera que su atuendo combinaba muy bien con su piel blanca. Abrió sus piernas y sus brazos a lo ancho y a lo alto del marco de la puerta y con una voz muy sensual, susurro “solo puedes pasar si te quieres degenerar”, sin pensarlo, asentí con un movimiento de la cabeza.

Me levanté del sillón donde aguardaba y me dirigí al refrigerador por el vino, luego saqué una copa del bar y nos encerramos en la habitación. En la pantalla ya estaban escenas de una película de sexo duro. Después de un rato de tremendo fajé, la penetré por su vagina y pasados unos minutos, se apartó, alcanzó el lubricante del buró y se lo puso en el culo, inmediatamente se colocó en la esquina de la cama y se apoyó hacia el frente, quedando expuesto su culo y sus exquisitas nalgas , con voz tenue me dijo “me hice un lavado intestinal completo, penétrame sin condón, quiero sentir tu carne y tu leche en lo más profundo de mi puto culo”. Naturalmente, la ensarté de inmediato y comencé a darle con mucha fuerza, jalaba su cabellera y azotaba sus nalgas, es algo que a ambos nos excita, ella movía las nalgas de una manera increíble.

En el clímax de ese momento, con la voz ahogada y sin dejar de moverse, ella me preguntó “¿te gusta cogerme por el culo?”, sin dejar de movernos, enseguida le di un tirón a su cabello y una nalgada con la palma de la mano, respondiéndole que era muy afortunado de poder disfrutar ese hermoso cuerpo y por supuesto, que su culo era algo muy especial para mí. Apenas terminé la frase, ella apretó las nalgas y metió la pelvis, como queriendo arrancarme la verga, sólo aguanté ese movimiento tres veces y descargué una cantidad barbará de semen.

Posteriormente, nos tomamos otras copas, ella fue al baño ya que el semen salía de su ano, al regresar ya tenía lista otra copa y como si fuera agua, se la bebió de un sorbo, después nos sentamos en la cama y continuamos viendo la película. A los pocos minutos, ella se acercó a mi pene y me lo besó suavemente, recorriéndome todo el miembro con su lengua, al mismo tiempo que uno de sus dedos exploraba mi ano, tomó el lubricante y me pidió que me volteara, al principio me rehusé, pero ella me recordó que esa noche había aceptado degenerarme. Enseguida, me abrió las nalgas y dio inicio a unas majestuosas mamadas en mi ano, alternando su dedo con sus succiones, nunca me lo había hecho, era algo nuevo para mí.

Después, me puso el gel y su dedo me violó nuevamente pero ahora con más facilidad, acercó su rostro, diciéndome al oído “¿verdad que se siente rico?, a mí me fascina la verga en el culo, claro, en todos lados, pero a ti solo te pueden dar verga por el culo”. Discretamente, sacó un dildo y cuando sintió que ya no tenía resistencia, me lo introdujo y me dio vuelta, sin dejar de agarrarlo para que no se me saliera, enseguida empezó a mamármela y a mover ese falso pene en mi interior; fue tanto el morbo que mi verga se endureció e irguió como si apenas iniciara la noche. Me puse de espaldas, ella se me montó y no se cansaba de pedirme que le dijera si me gustaba lo que estaba sintiendo, le contesté que sí y como respuesta, aceleró sus movimientos mientras yo le estrujaba sus pechos con mis manos, como si quisiera arrancárselos.

Nunca sabré la cantidad de orgasmos que tuvo esa noche, ella tampoco lo supo y cuando estaba desfallecida, empezó a masturbarme la verga con el interior de su vagina, para exprimirme toda la leche, esa noche fue todo.

Al día siguiente, cuando se despertó, me abrazó muy fuerte y me preguntó si me había dolido, le contesté “despreocúpate, no pasó nada”, luego me fui a trabajar y llegué más tarde de lo habitual, ella lo sabía y me esperó vestida solo con una bata blanca semi transparente, con la que se apreciaba su bellísimo cuerpo, además de unas sandalias tipo romanas que se ajustan a las piernas por medio de una correa, con lo que complementaba su vestimenta.

Le pregunté de broma “¿esperabas a alguien más?”, sólo se rio y me contestó “tengo calor, pero si no te gusta, me pongo otra ropa”; como respuesta, le di un beso y le agarré su depilado su pubis. Ya en la recámara, me dijo “te quiero enseñar algo en Internet y mientras te cambias, te traeré algo de tomar”, enseguida me senté en el sillón dispuesto en el escritorio donde tenemos la Lap y ella se sentó en mis piernas, entonces accedió a un sitio 5 equis y eligió el tema de transexuales.

Ahí, escogió una de las muchas que había y fue algo impactante, ver sujetos con vergas y bubis, escenas nunca antes vistas por mí, luego adelantábamos, cambiábamos y repetíamos, en fin, nos intoxicamos la vista con esas imágenes y algunos fragmentos de películas, estábamos tan ardientes como un horno, nos calentó en extremo todo lo visto y repetimos lo de la noche anterior hasta que acordamos conseguir un transexual.

No fue fácil conseguirlo, nos tomó dos semanas, pero valió la pena, se llama Karina, tiene unas bubis gigantes, una gran cadera, unas buenas nalgas y unas excelentes piernas, su cara es definitivamente femenina y su miembro mide 20 cm de largo por 12 cm de grosor.

Cuando mi esposa la encontró en Internet, me llamó para decirme que había encontrado a alguien y que esperaba que me gustara, enseguida me envió el link y de verdad me impresionó. Al llegar a la casa, ella se encontraba hipnotizada en la Lap, entonces pasé mi mano por su rostro y le dije “Hey, despierta” pero sin voltear a verme, me preguntó qué me parecía Karina y riéndome, le contesté “tiene buenas nalgas y buena verga, te dejo lo de adelante y me quedo con su trasero”. Ahora ella soltó una carcajada, comentándome “ya veremos”.

La verdad que nunca había visto a un transexual, siento que son como una especie ajena a la tierra.

Llegó el fin de semana y apenas me desperté cuando mi esposa me interrogó “¿lo vamos a hacer?”, asentí con la cabeza, luego se levantó de la cama y mientras desayunábamos, me comentó “me gustaría que fuera el día de hoy, me comunicaré con ella para exponerle nuestra locura y ver si acepta estar también conmigo porque en el anuncio dice que solo hombres” le propuse “envíale una foto tuya y la convencerás”. Al terminar, fui a bañarme y cuando salí, me tenía la noticia que ya estaba todo pactado, nos veríamos a las 10:00 p. m., en un motel cercano a la casa. El resto del día, ella se la pasó muy nerviosa, preguntándome a cada momento si dejaría que me cogieran, le contesté que no se preocupara, que la pasaríamos bien, añadiéndole “sucederá lo que tenga que pasar”.

Arribamos al hotel a las 8:00 p. m., pagamos por tres personas, informándoles que no tardaría en llegar esa tercera persona, les pedí que anotaran las placas del vehículo en que llegara y que se veía algo extraño, me avisaran, dándoles su propina nos dirigimos a la suite asignada, ingrese a la cochera y bajé las botellas, las copas y los refrescos. Mientras yo preparaba unas bebidas en la salita del cuarto, mi esposa se dirigió al baño y tiempo después, salió en un vestido de licra rojo, perfectamente pegado a su anatomía, con un gran escote por ambos lados y tan corto que se asomaba el inicio de sus nalgas, sin ropa interior y zapatillas de plataforma rojas, con las parte frontal descubiertas, se le veían sus lindos pies con las uñas en color rojo, sinceramente mi esposa es una revive muertos, impresionante.

Luego nos tomamos unos tragos e intercambiamos comentarios de las escenas de la película que veíamos, no teníamos ningún plan, o mejor dicho, el plan era dejar que pasaran las cosas. Poco antes de las 10:00 p. m., nos hablaron de la recepción para informarnos que nos buscaban, después de preguntarles si todo estaba bien, Karina se presentó en la habitación y como los grandes amigos, nos saludamos con besos y abrazos. Enseguida, me pidió que le preparara una bebida mientras adulaba la belleza de Romy, seguimos bebiendo y platicando hasta que se levantaron a bailar una música suave y cachonda, pegaban sus pelvis, mi mujer quería sentir la verga de Karina, ambas se abrazaban de las cinturas y se miraban fijamente, una pensado qué pasaría y la otra, esperando vivir una nueva experiencia.

Karina empezó a besarle el cuello y los hombros desnudos a Romy la llevó lentamente hasta la cama, ahí la tendió y sin dejar de acariciarle sus pechos, llego hasta la vagina, donde le separó suavemente los labios vaginales y dio comienzo a la felación, con la que se escuchaban los gemidos de mi esposa. Karina se encontraba inclinada, con las piernas semi dobladas y el culo a mi disposición, aproveche para acercarme y tocar sus nalgas, en ese momento mi verga estaba muy dura, para ser honestos, se lucían muy apetecibles.

Pasados unos instantes, me retiré para que “ellas” siguieran dándome el show y cuando Romy perdió el vestido, sólo se quedó con sus zapatillas mientras Karina se quedaba solo con su tanga, me encontraba a su espalda y no podía ver cómo lucia su verga. Después, ellas se acomodaron en la cama para el clásico “69”, Romy de espalda a la cama y Karina encima de ella; en ese momento fue cuando vi la envergadura de su miembro, al tiempo que Romy hacía esfuerzos para que esa carne pudiera penetrar su boca, no encuentro palabras para describir esa lujuria que estábamos disfrutando.

Transcurridos algunos minutos, Karina se acomodó frente a ella y penetró lentamente la vagina de Romy, inició suave y poco a poco, incrementó el movimiento hasta que se sincronizaron perfectamente, de manera que cuando Karina la embestía, Romy arqueaba su cintura para que ese trozo de carne la penetrara lo más profundamente posible, haciendo que sus orgasmos fueran incontrolables y su rostro era la más fiel imagen de la depravación, incluso Karina gesticuló y de su boca salieron sonidos incomprensibles. Unos instantes después, se separaron y tras recobrar el aliento, ambas fueron al baño, por supuesto, yo estaba mucho más que caliente y para mitigar el fuego que me quemaba, le daba sorbos a mi bebida.

Ya que salieron, se dirigieron hacia mí, me quitaron la ropa y ambas rieron cuando apareció mi miembro cual mástil de barco, luego mi esposa se situó detrás de mí y Karina al frente, así empezaron a besarme el cuerpo desde el cuello hasta llegar a mi sexo y a mi culo, respectivamente, me separaron mis piernas y mientras Karina me mamaba la verga, mi esposa me separaba las nalgas para tratar de penetrar mi ano con su lengua, haciéndome sentir emociones y sensaciones difíciles de interpretar y de plasmar con palabras. No pude esperar más y me separé de ese placer, besé a mi esposa y me dispuse a penetrarla en su vagina mientras Karina aproximaba su verga a la boca de Romy para que le mamara su tremendo pedazo de carne.

Mi cerebro no alcanzaba a comprender como una mujer tuviera un miembro masculino, pues alzaba la vista y veía unos preciosos senos, con una cara femenina muy atractiva y al bajarla, me encontraba con una verga que era succionada con desesperación y con mucha lujuria, a los pocos minutos Romy nos pidió que la penetráramos por ambos lados como sería imposible meterse el miembro de Karina en el culo, me tocó disfrutarlo a mí. Ese hotel cuenta con una silla y un sillón especial para realizar este tipo de penetraciones, tomé asiento, luego ella se fue deslizando lentamente hasta quedar completamente ensartada, abrió sus piernas para que Karina le ensartara totalmente su carne.

Ante eso, la expresión del rostro de Romy sufría unas extrañas transformaciones, se mezclaba el placer, la lujuria y la depravación y no dejaba de mover sus caderas al mismo tiempo que apretaba las nalgas, como queriendo desprenderme la verga, para que nunca más se le saliera de su culo. Solo habían pasado unos minutos, el tiempo transcurría lentamente y ninguno quería que terminara hasta que Romy rompió la sincronización que teníamos, pidiéndole a Karina que le penetrara el culo, no quería dejar pasar la oportunidad de tener ese monstruo en su culo.

Para ello, ella empinó sus nalgas, quedando a nuestra disposición ya tenía el ano dilatado, Karina tomó el aceite lubricador y lo untó generosamente en el culo de Romy, logrando que la penetración fuera sutil pero rápida. Romy tomaba su cabello y con nerviosismo, lo pasaba por su boca, también abría sus ojos desmesuradamente y en un momento más, los cerraba apretando los puños contra su rostro; sin dejar de moverse, Karina tomó el gel y se lo untó en su ano y abrió sus nalgas con sus manos. Sin pensarlo, vi esas exquisitas nalgas y aproveche la invitación, de inmediato me puse el condón y la penetre metí mi verga hasta que se perdió en su interior, agarramos ritmo, Karina se cogía a Romy y yo a Karina, duramos unos 5 minutos en esa posición, Karina suavemente me aparta de ella y me pide que me acueste boca arriba dejando las piernas apoyados en el piso, posterior a eso se fue ensartando en mi verga que debido al morbo del morbo del momento estaba duro y completamente erecto, se empezó a mover y tomo de la mano a Romy para que ella se montara sobre ella, subia y bajaba, con una de sus manos se estrujaba sus senos con desesperación, mientras con la otra se acariciaba el clítoris , pasaron unos minutos y yo fui el primero en expulsar mi semen, Karina sintió que mi pene se desvanecía en su interior y se apartó, jalando a Romy al sillón que para ese momento era una autómata sin voluntad ni fuerzas, levanto su y la penetro con mucha fuerza por unos instantes hasta que alcanzo su orgasmo, terminamos completamente satisfechos y al final quién probó el animal de Karina fue Romy y yo me quedé con la mejor parte de Karina.

Espero que les haya gustado y no los haya aburrido, me gustaría recibir sus críticas sobre mi redacción, tengo muchas aventuras que me gustaría compartir, ya que me ayudarían a contar las vivencias que hemos tenido en nuestro matrimonio por más de 30 años.

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