Este cuento comienza en una clara y fría noche de diciembre en Ciudad Verde de la región Kanto, pero esta no se trataba de una noche ordinaria sino que era Nochebuena.
Mientras tanto la Oficial Jenny se encontraba haciendo su última ronda en las desiertas calles de la ciudad, ya que todo mundo estaba celebrando las fiestas en el cálido interior de sus hogares. De haberlo deseado la bella mujer bien pudo ahorrarse ese trámite y salir mucho más temprano, y nadie se hubiera percatado de su ausencia, pero su fuerte sentido de la responsabilidad se lo impedía de forma que decidió seguir patrullando hasta el final de su turno.
– ¡Ya era hora! ¡Soy libre al fin! -suspiro la oficial aliviada en cuanto su reloj de bolsillo marcó las 10 en punto, oficialmente era el final de su turno, así que sin perder tiempo entró a la comisaría para registrar su hora de salida y tras despedirse del encargado del siguiente turno salió del lugar.
Desde hace varios años ella y su íntima amiga Joy, la enfermera pokémon de la ciudad, solían realizar un pequeño festejo en estas fechas alternando sus lugares de trabajo para estas y en esta ocasión el lugar de la fiesta sería el Centro Pokémon "Ya voy retrasada, espero que Joy no se moleste" pensó con un poco de premura y aceleró el paso para llegar a su destino lo más pronto posible.
Pero al dar vuelta en la principal avenida de la ciudad se percató de que frente al escaparate de una juguetería había un sujeto muy extraño, estaba vestido con un curioso traje de gala de color rojo con blanco, y estaba acompañado por un Delibird y una Jynx.
-Discúlpeme caballero ¿Pero podría decirme que está haciendo afuera a estas horas de la noche? ¿Acaso se encuentra perdido? -preguntó la oficial al acercarse al extraño grupo, a ella no le gustaba desconfiar de los ciudadanos, pero tanto la apariencia como el comportamiento de aquellos individuos era bastante sospechosa como para pasarlo por alto.
-Señor, le estoy hablando… -dijo la hermosa oficial al tocar el hombro del desconocido, quien hasta el momento parecía no haberla escuchado, pero en cuanto esté volteó a verla saco una especie de cascabel lleno de luces navideñas de su bolsillo y empezó a oscilarlo a la altura de sus ojos.
-Se-señor ¿Qué es lo que pretende hacer? -preguntó Jenny con intriga y una pizca de miedo, pero por más que lo intentará ya no podía apartar su mirada del oscilante péndulo frente a ella y centrar toda su atención en su movimiento.
Cada vez que el cascabel llegaba a un extremo la mente de Jenny se vaciaba más y más, mientras que el sonido de unas campanillas resonaba con mayor claridad dentro de su cabeza, ella aún podía sentir como su vista se nublaba por las bellas luces que se encontraban frente a ella hasta que…
– ¡La, la, la! -repentinamente la oficial comenzó a cantar. El que en ese instante su cuerpo hubiera adoptado una antinatural posición firme, parecida a la de una muñeca, y que una sonrisa boba acompañara a su mirada perdida en el infinito eran señales de que la mujer estaba en un profundo trance.
En cuanto el grupo se dio cuenta de ello Jynx usó sus poderes psíquicos para hacerla levitar, mientras que el pequeño Delibird se encargaba de abrir el saco que traía consigo y que parecía contener una especie de remolino multicolor, y colocarla frente a él. Fascinada por los brillantes colores la oficial no dudo en entrar al interior del saco, el cual de inmediato se cerró pero no sin antes comenzar a "escupir" el uniforme de la oficial junto con su ropa interior y zapatillas.
-La primera invitada es toda nuestra ¡Hay que seguir adelante! -anunció el sujeto del traje antes de tomar las pantaletas de Jenny, y guardarlas en su bolsillo, antes de que él y sus pokémon desaparecieran.
Mientras tanto en el otro extremo de Ciudad Verde la Enfermera Joy se encontraba frente a un espejo retocando su maquillaje, al parecer ella tenía la intención de verse lo más bella posible para su tradicional reunión con la oficial Jenny ya que en lugar de su habitual uniforme estaba usaba un bonito vestido color magenta que se ajustaba deliciosamente a sus curvas.
"Jenny se está tardando mucho esta vez" pensó un poco preocupada cuando escuchó que alguien estaba tocando la puerta trasera del Centro Pokémon y su expresión seria cambio a una linda sonrisa.
– ¡Espera un momento, por favor! -respondió la mujer de forma cantarina antes de levantarse de su lugar y dirigirse a abrir, no sin antes modelar una última vez frente al espejo para asegurarse de que su atuendo estuviera perfecto.
– ¡Buenas noches Jenny! Está vez tardaste… -saludó tranquilamente al abrir la puerta, pero ella no tardó en darse cuenta de que aquella persona no era Jenny, sino un hombre vestido con un traje rojo que no dejaba de oscilar un pendiente de colores frente a sus ojos
De la misma forma en que había pasado con Jenny la enfermera rápidamente cayó en un profundo trance, aunque a diferencia de su amiga ella abrió la puerta de par en par para dejar entrar a su singular invitado, y una vez que estuvo adentro no dudo en darle un cálido abrazo y unir sus labios en un inesperado pero profundo beso.
Después de unos minutos en los que Joy y aquel extraño sujeto se besaban con pasión una molesta Jynx usó sus poderes para separarlos y de forma brusca meter a la chica dentro del saco de Delibird, quien al igual que su compañera ya estaba harto de esperar.
– ¿Que no pueden ser más amables? ¡Espere toda mi vida por este momento y ustedes lo arruinan! -reclamo el misterioso sujeto mientras arreglaba su traje, recibiendo miradas furiosas de los pokémon que no dejaban de reclamarle.
– ¡Ya lo sé! Nuestro tiempo es limitado y aún nos faltan más regalos que recoger, así que vámonos de una vez -dijo después de sacar su reloj y desaparecer del lugar junto a los tipo Hielo.
Ciudad Celeste, Región Kanto, algunos minutos después…
Justo como cada año Lily, Violet y Daisy, las hermosas y famosas "Hermanas Fantásticas" de Ciudad Celeste, eran las invitadas de honor de la elegante fiesta de Navidad que se celebraba en la alcaldía de la ciudad.
Pero en esta ocasión las 3 hermanas estaban en la sala del gimnasio, usando reveladora ropa interior, y esperaban con impaciencia a su hermana menor, a quien como era costumbre habían enviado a realizar las compras y recoger los vestidos que usarían en la fiesta.
-Ya sabía que no debíamos encargarle esto a la enana ¡Nunca puede hacer algo bien! ¡Es por algo que las "Hermanas Fantásticas" sólo somos 3 y no 4! -inquirió Lily sumamente molesta mientras cruzaba sus blancas y torneadas piernas, dejando ver que las uñas de sus pies estaban pintadas del mismo color rosa que su cabello, y recargando su rostro en una de sus manos.
-En está ocasión concuerdo contigo, a esa pequeña y fea Poliwag ni siquiera le importa que lleguemos tarde a la gala -respondió Daisy, igual de molesta que su hermana, y jugando con su cabello rubio.
-Hermanas, tranquilas. Sí seguimos así le saldrán arrugas a nuestros hermosos rostros. Además es nuestra culpa por no mandarla más temprano -intervino Violet haciendo a un lado su largo cabello azul, normalmente ella era quien menos solía molestar a su pequeña y menos agraciada hermana, pero ciertamente la tardanza de Misty estaba acabando con su paciencia.
Las 3 hermanas estaban al borde de la desesperación cuando escucharon que la puerta se estaba abriendo y finalmente Misty entro al lugar, sin embargo la expresión de la chica estaba vacía y sin emoción, aunque ninguna de sus hermanas se dio cuenta ya que les importaban más las tres cajas de cartón rojo que ella sostenía en sus manos.
– ¿Qué fue lo que te retraso tanto, enana? -preguntó Daisy, quien fue la más rápida, y tomó la primera caja, pero al no recibir respuesta de su hermana menor simplemente le dio la espalda.
-Misty ¿Cómo se te ocurrió tardarte tanto? ¡No ves que apenas tenemos el tiempo exacto para llegar a la fiesta! -le reclamo Violet mientras tomaba su caja.
– ¡Mas te vale que lleguemos a tiempo! ¡Si no fueras nuestra hermana ya verías lo que te pasaría! -grito Lily tomando la última caja y dándole un ligero empujón a su hermana más joven, quien seguía estática en su lugar y no mostraba ninguna clase de emoción, mientras abría el paquete al mismo tiempo que sus hermanas.
Pero en lugar de encontrar sus vestidos las chicas se dieron cuenta de que las cajas estaban llenas de fascinantes e intermitentes luces de colores, colores tan hermosos que las hacían olvidar su enojo y que no desearan otra cosa más que seguir mirando. Incluso podían escuchar un coro de villancicos salir de las cajas, hasta que estas comenzaron a vibrar, y de su interior salió un grupo de listones de colores que envolvieron los sensuales cuerpos de las hermanas, sin que estás pusieran la menor resistencia, y lentamente las llevaban al Interior de las mismas.
Mientras que sus hermanas eran metidas en el interior de las cajas Misty veía la bizarra escena sin hacer absolutamente nada, su mirada estaba perdida y una perturbadora y boba sonrisa estaba dibujada en sus facciones, no fue hasta que las cajas se hubieran cerrado que ella se agachó para recogerlas y caminar hacia la entrada de su hogar.
-Hiciste un buen trabajo -saludo el misterioso sujeto de rojo cuando la líder de gimnasio, sin decir una sola palabra, le entregó las cajas que contenían a sus hermanas y este a su vez se las dio a Delibird para que las metiera en su saco.
"¿Y ahora qué haré contigo? Ya que tu no estabas en la lista" se preguntó el sujeto del traje rojo, absorto en el dilema en que se encontraba, cuando Jynx sacó un pequeño bolso, que tenía en su interior una especie de polvillo dorado, por lo que tomó un poco y lo soplo sobre Misty.
Aquel misterioso polvo comenzó a envolver el cuerpo de la pelirroja transformando sus habituales tenis en unas zapatillas rojas de tacón alto, cubriendo sus piernas con unas pantimedias y sustituyendo su ropa con un reducido vestido rojo con tres pompones de algodón que simulaban botones, sus manos fueron cubiertas con guantes con bordes afelpados y finalmente su habitual coleta fue adornada con unas delicadas campanillas adornada con lazos verdes y rojos.
– ¿Por qué hicieron eso? Saben muy bien que él sólo quería a las "Hermanas Fantásticas" junto con la Enfermera Joy y la Oficial Jenny de esta ciudad y ella tampoco es de mi agrado -reclamo el misterioso hombre pero Delibird sacó un gigantesco calcetín navideño, en donde la tipo Hielo/Psíquico metió a la chica, y le ponía una etiqueta que decía: "Para Tracey".
– ¡Que buena idea tuvieron chicos! ¡Ese es el verdadero espíritu navideño! -exclamó alegremente el sujeto del traje rojo antes de mirar una vez más su misterioso reloj y ver que ya eran las 10:30
-Aún tenemos muchas cosas por hacer y no nos queda mucho tiempo -dijo con un toque de nervios en su voz y mirando a los pokémon, si quería reunir a todos los objetivos que le solicitaron debía darse prisa.
-Creo que lo mejor será que nos dividamos ¡Delibrid tu ve a Pueblo Paleta en lo que yo y Jynx esperamos hasta que recibamos la señal de que los objetivos estén en posición! -decidió y el tipo Hielo/Volador asintió antes de salió volando a toda velocidad con rumbo al pequeño poblado de Kanto.
Minutos más tarde…
Pueblo Paleta, un pacífico y pequeño pueblo ubicado en el suroeste de Kanto, era conocido por ser el lugar en donde estaba el Laboratorio Pokémon del famoso Profesor Samuel Oak, y que en estas fechas se caracterizaba por las sobrias celebraciones navideñas que hacian sus habitantes.
Pero en una de las casas más alejadas del pueblo el ambiente era todo menos sobrio y pacífico ya que la fuerte música inundaba la casa desde el inicio de la tarde y cada vez sonaba con mayor volumen, mientras que las mujeres que había en su interior podían beber a sus anchas.
– ¡Qué gran fiesta Delia! -dijo una mujer de cabellos castaño claro y ojos azules que respondía al nombre de Caroline, la esposa de Norman y la madre de May y Max, y en esos momentos su rostro estaba muy ruborizado señal de que estaba algo bebida.
-¡Tu… hip… si sabes… como planear… hip… una fiesta! ¡No como… hip… las aburridas… reuniones a las… que Norman… hip… insiste que vayamos cada año!
– ¡Gracias querida! ¡Es… hip… agradable tener… un poco de… hip… compañía en Navidad! -respondió Delia con una sonrisa.
– ¿Que… hip? -pregunto Caroline, quien debido a lo estridente de la música no pudo escuchar a su anfitriona, y tambaleándose trato de acercarse.
– ¡Olvídalo… hip! -respondió la madre de Ash antes de tomar una botella más y beber directamente de ahí
– ¡Oh, oh! ¡Creó qué…hip… he bebido… hip… de más! -mencionó Johanna, la madre de Dawn, al trastabillar un poco cuando se disponía a tomar otra botella, aunque repentinamente un fuerte golpeteo se proveniente de la puerta la hizo perder el equilibrio y caer al suelo.
– ¡Me lleva Giratina! Deben ser… hip… los tipos vecinos ¡Los que me llamaron hace… hip… rato! -grito Delia al tratar de ponerse en pie para abrir la puerta.
– ¿Los aguafiestas… hip… de hace rato? -preguntó Grace, la madre de Serena, quien gracias a estar acostumbrada a consumir los vinos de su natal Kalos estaba un poco mejor que sus amigas y se levantó para ayudar a Delia.
– ¡Correcto! ¡Esos… hip… mismos! -respondió la madre de Ash al pasar su brazo por el hombro de Grace y juntas abrir la puerta, pero en lugar de encontrarse con cualquier vecino molesto vieron a un Delibird que cargaba un enorme saco.
– ¡Miren chicas… hip… Santa vino temprano… hip… este año -anuncio Delia al ver al pequeño pokemon y haciendo que las dos mujeres se acercaran como pudieran para ver al tipo Hielo/Volador.
– ¿Y qué… hip… nos trajiste pequeño? ¡Hemos sido buenas niñas… hip… este año! -dijo Delia inclinándose un poco para tomar el pico del pokémon.
– ¡Y también… hip… estamos muy buenas! -comento Grace con picardía tomando sus impresionantes pechos con una mano y usando la otra para tocar con descaro el trasero de Delia, quien sonrió con gusto.
– ¡Así es! ¿Qué regalo… hip… nos has traído? -preguntaron Caroline y Johanna al mismo tiempo, después de acercarse como pudieron, y al igual que sus otras amigas lo miraban con curiosidad, lo cual el pokémon aprovechó para abrir su saco y tomar una especie de pistola de juguete, la cual apunto contra ellas, y sin dudarlo accionó un fuerte destello de luz que dejó a las mujeres en trance.
Debido al efecto de todo el alcohol que las mujeres habían ingerido la hipnosis las hizo caer al suelo totalmente inconscientes, lo cual era un inesperado contratiempo ya que ahora el pokémon tenía que meter a las mujeres una por una dentro del saco y esperar a que este las "procesara", aunque para su buena fortuna la magia del saco era tan grande que en cuanto salieran para ser entregadas ellas estarían sobrias y aún hipnotizadas.
Después de esperar casi media hora, el saco finalmente comenzó a expulsar las prendas de las mujeres dispersándolas por todo el lugar, por lo que Delibird extrajo del saco un teléfono antiguo para comunicarle al sujeto del traje rojo
– Delibird ¿Asumo que ya cumpliste con tu misión? -pregunto el sujeto del traje rojo recibiendo un asentimiento del pokémon
– ¡Muy bien amigo! ¡Entonces adelántate y ve por el siguiente objetivo, te alcanzaremos ahí! -sin embargo el pokémon reparto no tardó en cuestionarse el por qué de esa repentina decisión.
-El objetivo aún no ha llegado ¡Y él es el único que tiene la información que necesitamos! -respondió el extraño sujeto, lo cual hizo enojar al tipo Hielo/Volador, él estaba trabajando mucho más que él y Jynx y eso no le parecía justo.
– ¡Te juro que valdrá la pena! ¡Te daré doble ración de la comida pokémon que tanto te gusta! -aclaró el sujeto de traje rojo, pero eso no basto para convencer al pokémon, quien le exigía que su ración debía ser mínimo el triple.
– ¡Esta bien, tú ganas! Será el triple ¡Así que date prisa y nosotros te llamaremos cuando tengamos a los objetivos asegurados! -tras esa promesa Delibird corto la llamada y se disponía a seguir con su trabajo cuando se percató de que sus últimas víctimas habían dejado mucha comida sobre la mesa, por lo que pensó que no estaría mal tomar un pequeño refrigerio antes de partir.
Eran pasadas las 11 de la noche cuando el pokémon reparto estaba sobrevolando el área fronteriza ente Kanto y Johto, la cual era conocida como la Ruta 27 y colindaba con las Cataratas Tohjo, lo cual dificultaba mucho el acceso y era la razón por la que el área estuviera llena de exclusivas cabañas en donde las celebridades podían festejaban sin temor a ser encontradas por la prensa o por sus fanáticos.
Y justamente en el interior de una de las más lujosas y escondidas cabañas del área llamada "El Paso de Articuno" se encontraban Cynthia y Diantha, las Campeonas de Sinnoh y Kalos respectivamente, junto a Lorelei del Alto Mando de Kanto y Johto disfrutando de una agradable velada.
El acogedor fuego de una gran chimenea iluminaba la estancia y le daba un agradable calor, mientras que la mesa que estaba en el centro de la sala estaba bien abastecida de los platillos y postres más exquisitos del mundo, pero por desgracia el surtido de coloridos vinos espumosos que había en la cava ya había sido consumido.
-Cynthia ¿Crees que tarde mucho en llegar el champagne que ordenaste? -preguntó Lorelei de forma inquieta y jugando con la copa vacía que sostenía en sus manos.
-Imagino que ya no debe tardar -contestó la rubia con su habitual tranquilidad mientras movía su largo cabello a un lado.
-Y yo solo espero que el repartidor no sea indiscreto ¡No me escape de Kalos para que algún idiota chismoso arruine mi noche de diversión con mis queridas amigas! -comento Diantha con una expresión de fastidio en su rostro, pero eso hizo sonreír a sus acompañantes.
– No te preocupes por eso, querida. Los repartidores de ese lugar son pokémon, así que no creo que ellos sean muy indiscretos – respondió la rubia con dulzura al acercarse a la pelinegra y tomar su rostro con las manos, ambas Campeonas se miraban fijamente acercándose la una a la otra, cuando el suave golpe de alguien tocando la puerta las interrumpió.
Un poco frustrada por que el servicio decidiera llegar en el momento más inoportuno posible Cynthia se dirigió hacia a la puerta para recibir a un alegre Delibird, quien le mostró una botella que ella supuso era del fino champagne que había solicitado.
– ¡Muchas gracias amiguito! "Aunque pudiste haber tardado 5 minutos más" -dijo Cynthia mientras le entregaba un poco de comida pokémon a modo de propina antes de cerrar la puerta.
-¡Señoritas, por favor preparen sus copas! ¡Que la fiesta continua! -dijo Cynthia alegremente mostrando la botella en sus manos y con la ayuda del destapacorchos que Diantha le proporciono pudo destapar la botella, pero en lugar del habitual chorro de espuma lo que salió de la botella fue un potente chorro de un colorido gas que rápidamente lleno la habitación.
Delibird, quien no se había movido de su lugar, pudo escuchar a través de la puerta como las tres mujeres tosían sin control antes de comenzar a reír a carcajadas de forma que irrumpió en la habitación con tranquilidad en donde las tres campeonas estaban revolcándose de la risa en el piso, así que con algo de dificultad pudo introducirlas dentro del saco. Después de terminar con su trabajo, y de paso arrasar con la comida que encontró a su paso, fue cuando el pokémon Hielo/Volador recibió una llamada del hombre del atuendo rojo
– Finalmente el chico bueno llego y gracias a la agradable sorpresa que le dejamos por fin obtuvimos lo que queríamos. ¡Lo malo es que ya no tenemos hay tiempo! ¡Te necesitamos ahora en Ciudad Carmín! -al oír aquello el pokémon no tuvo más necesidad que la de salir a toda velocidad.
Debido a un muy inusual retraso el barco en que viajaban la profesora Aurea Juniper, la Profesora Burnet y la Profesora Ivy junto a Sophie, la asistente del Profesor Sycamore de Kalos, y Zyra, la subdirectora de la Fundación Æther, arribo a Ciudad Carmín en Kalos 20 minutos antes de la Navidad, a pesar de ello todas estaban realmente emocionadas por haber recibido una invitación para la elegante fiesta de Navidad que organizó el afamado experto pokémon Samuel Oak.
– ¡Esto es tan emocionante! -menciono Zyra al descender del barco, era la primera vez que la voluptuosa mujer visitaba otra región que no fuera su natal Alola, por lo que miraba con total atención todo a su alrededor
– ¡Es verdad, el profesor Oak es una verdadera celebridad en el ámbito Pokémon! ¡Siempre quise conocerlo en persona! -menciono Sophie de manera cortés, aunque en el fondo estaba algo intimidada por estar rodeada de tantas personalidades de la investigación pokémon.
-Tranquilas chicas, el profesor Oak es una muy buena persona -afirmó la Profesora Burnet al darse cuenta de los nervios de Zyra y Sophie -Aunque sinceramente espero que no tenga el mismo problema con la sidra que tiene su primo.
-Eso no es nada, mi querida Burnet ¡Por el que debes preocuparte es por su nieto! ¡Ese chico se vuelve loco con un poco de alcohol! -menciono la profesora encargada de las Islas Naranja.
-Es curioso que menciones eso Ivy, según recuerdo disfrutaste mucho el apasionado beso estilo Kalos que te dio ese chico usando la vieja excusa del muérdago el año pasado -menciono la Profesora Juniper de forma pícara, después del cual hubo un breve momento de incómodo silencio que terminó con la risa general de todas las mujeres.
Después de ese momento para romper el hielo la comitiva de Investigadoras caminaron rumbo al sitio dónde el último mensaje del asistente del Profesor Oak les había indicado que serían recibidas para poder ir hacia la Alcaldía de Pueblo Paleta, en donde la fiesta se llevaría a cabo.
Sin embargo en cuanto llegaron al Centro Pokémon de Ciudad Carmín, todas notaron de inmediato que algo estaba mal, el lugar estaba completamente vacío, ya que ni siquiera la Enfermera Joy estaba presente.
– ¿Que está pasando aquí? ¿Esto es una clase de broma? -preguntó Juniper ligeramente asustada, mientras que sus demás compañeras revisaban el lugar sin dejar de llamar a Joy.
– ¡Chicas vengan a ver esto! -grito Zyra haciendo que todas irrumpieron en lo que parecía ser la oficina de la Enfermera Joy, la cual tenía la decoración típica de la época y una botella de sidra sin abrir junto a varias copas, pero que a su vez tenía indicios de haber sido desordenada hace poco tiempo.
– ¿Qué es lo que pasó aquí? -pregunto Sophie levemente inquieta antes de darse cuenta de que tanto las prendas de varias Enfermeras Joy y Oficiales Jenny estaban tiradas en el suelo.
– ¿Y qué rayos es esto? -anunció la profesora Ivy al acercarse a lo que parecía ser un saco simple saco de lona sobre el cual había una nota de la enfermera Joy.
Cuando la atractiva encargada de las Islas Naranja toco el saco, tratando de tomar la nota, todo se volvió un caos ya que en ese instante este se abrió y una potente fuerza de succión lleno la pequeña oficina, atrayendo a todas las investigadoras hacia su interior sin que ellas pudieran hacer algo para resistirse o defenderse.
Aquel saco se sacudió de forma frenética y unos instantes después empezó a expulsar las prendas de todas las mujeres, dispersándolas por todo el lugar, fue entonces cuando el sujeto del traje rojo apareció junto a Delibird y Jynx y saco su reloj para ver la hora por última vez.
– ¡Las 12 menos 5! ¡Logramos encontrar a todos nuestros objetivos a tiempo! -exclamó el misterioso hombre con orgullo, ese era el momento de terminar con los preparativos finales para la maravillosa fiesta que estaban a punto de tener, y en cuanto su reloj marco las 12 en punto este procedió a absorberlo junto a los pokémon.
Inmediatamente aparecieron en un magnífico e inmenso salón que en sus extremos contaba con unas impresionantes fuentes de agua, en las que incluso un Wailord sería capaz de nadar sin ningún problema, a lo largo de este había un gran número de amplias mesas llenas a rebosar de deliciosa comida y bebidas, un impresionante y bien adornado árbol de Navidad decoraba el centro de la estancia y en el fondo, justo de donde ambas fuentes se originaban, había un enorme pedestal de roca con un trono en el centro.
El trío de exhaustos viajeros observó maravillado el mágico lugar en donde se encontraban, todos los preparativos estaban listos para dar inicio a la fiesta, lo único que hacía falta eran los invitados y estos estaban a punto de aparecer.
-¡Ho ho ho! ¡Veo que todos se esforzaron mucho y lograron justo a tiempo! -anuncio la alegre e imponente voz de un hombre, quien repentinamente apareció a sus espaldas mientras la gigantesca puerta a sus espaldas se abría para permitir la entrada de varios pokémon, quienes alegremente tomaban asiento.
Y dicho hombre era un individuo alto y de prominente barriga que usaba un pantalón y un saco de brillante gabardina roja, este último con una franja de felpa blanca en el centro, un cinturón de cuero negro rodeaba su cintura y se encargaba de mantener el atuendo en su lugar, sus manos estaban cubiertas por unos guantes blancos y unas botas negras completaban su atuendo. A pesar de que su rostro estaba cubierto casi en su totalidad por su tupida barba blanca y unas pobladas cejas, el hombre estaba sonriendo, y era muy fácil saber quién era.
– ¡Hicieron un trabajo excelente chicos y gracias a ustedes esta bella fiesta es posible! ¡Ho Ho Ho! -anuncio Santa Claus tomando los hombros de su nuevo asistente y dirigiéndolo hacia el pedestal donde estaba el árbol de Navidad para que todos pudieran verlos.
– Mis queridos pokémon, como ya deben de saber está noche es Navidad y como un gesto para demostrarles mi agradecimiento por ayudarme a cumplir nuestra misión decidí realizar esta celebración para todos ustedes -anuncio el barrigón barbudo mientras los aplausos de decenas de pokémon inundaban el lugar.
-Pero esto no sería posible sin la invaluable ayuda de nuestro más reciente colaborador, uno que todos ustedes conocen muy bien y que sé que todos aprecian mucho. ¡Mis queridos pokémon denle un fuerte y bien merecido aplauso al mejor Doctor y Criador Pokémon del mundo, quien trabajó muy duro para traerles unos hermosos regalos! ¡Denle un fuerte aplauso a Brock! -en cuanto Santa dijo eso tomo el sombrero que estaba en la cabeza de su ayudante para dejar ver el moreno rostro de quien fue el líder de gimnasio de Ciudad Plateada y el acompañante por excelencia de Ash Ketchum.
-Así que sin nada más que decir, no perdamos el tiempo ¡Y que empiece la fiesta! ¡Ho ho ho! -anuncio Santa antes de tomar el cascabel que le dio a Brock y empezar a repicarlo de forma suave, lo cual provocó que el saco de Delibird comenzara a abrirse hasta formar un impresionante arco.
-Bueno Brock, te dejo a cargo de coordinar la actuación de nuestros bellos regalos. Y una vez que todos terminen de comer puedes tomar todas las fotos y vídeos que desees y si lo deseas jugar un poco con ellas -le indicó Santa con alegría antes de que su voz se volviera más firme y fuerte.
-Pero ya sabes las reglas: Nada de sexo. Imagino que al igual que yo no quisieras que ninguna quede misteriosamente embarazada, cumple con los términos de nuestro acuerdo y no tendré problemas en darte como regalo los objetos que tanto deseas -inquirió el hombre barbón antes de retirarse al pedestal en donde estaba su trono mientras que el moreno hacia lo mismo pero en dirección hacia el recién creado arco.
Las primeras en salir del arco fueron lo que parecía ser un ejército formado de unas 20 Enfermeras Joy, quienes vestían un diminuto conjunto rojo de minifalda y un ajustado top, botas a medio muslo y unos sombreros rojos de Santa, y unas 20 Oficiales Jenny, quienes usaban un conjunto idéntico al de sus compañeras pero con la única diferencia de que este era color verde esmeralda.
– ¡Prepárense para servir en las mesas de buffet! ¡Todos nuestros invitados deben estar satisfechos! -les ordenó Brock a las chicas.
– ¡Cómo usted ordené, capitán Brock! – respondieron las mesmerizadas chicas al unísono y sin tardanza se dirigieron hacia las mesas para comenzar a servir el banquete.
Las siguientes en salir fueron las campeonas y las investigadoras, quienes usaban un ceñido traje de camarera de un rojo brillante y unos guantes, medias rojas de reja junto con los habituales sombreros de Santa completaban su atuendo, además de que todas tenían en sus manos bandejas con botellas de sidra, para sus demás compañeras, o jugo de bayas para los pokémon rodeadas de varias copas de cristal.
– ¡Recuerden mantener las copas de los invitados siempre llenas! ¿Entendieron?- indicó el moreno a su nuevo regimiento.
-¡Por supuesto, capitán Brock! ¡Escuchamos y obedecemos! -exclamaron alegremente para comenzar a dispersarse por todo el lugar.
Las siguientes en aparecer eran las hermanas de Misty, quienes vestían idénticos disfraces de sirenas, muy similares a los que usaban en sus espectáculos.
-Bueno el jefe en persona las pidió para esta tarea y como ustedes serán las encargadas de entretenerlo tendrán que hacer cualquier cosa que el les diga -explico Brock mientras ellas asentían y se dirigían a toda prisa hacia el trono de Santa.
Y para finalizar Delia, Grace, Johanna y Caroline salieron del arco luciendo atrevidas y juveniles indumentarias que les daban un aspecto similar al de un cuarteto de idols. Las madres de Ash y May lucían pequeños y muy ceñidos vestidos con varios adornos infantiles, de color rosa y amarillo respectivamente. Mientras que las madres de Dawn y Serena usaban minifaldas junto con unos ajustados y pequeños tops con manga larga, que apenas cubrían sus voluptuosos pechos y dejaban su abdomen al descubierto, del mismo estilo infantil que sus amigas pero en colores azul y morado.
-Su trabajo es el de ser el entretenimiento que amenice la fiesta, así que tendrán que estar en donde todo mundo pueda verlas -indico el criador señalando el pedestal donde estaba el árbol de Navidad como el mejor punto para que realizarán su actuación.
– ¡Muchas gracias, capitán Brock! ¡Así lo haremos! -respondieron las hermosas "milf" al mismo tiempo de forma adorable, antes de besar las mejillas del moreno, y salir a toda prisa hacia el escenario.
De esa forma la música comenzó a sonar y la fiesta comenzó por lo que el criador decidió sentarse en la mesa más próxima, junto al Delibird y la Jynx que lo acompañaron en aquella extraña aventura, para disfrutar de la celebración al igual que los pokémon de Santa.
Hacia cualquier lugar que miraras sólo podías ver felicidad, mesas enteras llenas de Delibird, Jynx, Piplup, Machoke y Machamp eran eficientemente atendidas por las camareras más hermosas del mundo, mientras que todas las cuadrillas de Ponyta, Rapidash, Stantler y Sawsbuck eran atendidos en sus establos por un grupo de Enfermeras Joy, al igual que la manada de Lapras que disfrutaba de la fuente.
Del lado de Santa las "Hermanas Fantásticas" de Ciudad Celeste le ofrecían con total descaro sus jóvenes cuerpos al hombre barbudo, al mismo tiempo que acariciaban su panza y su barba, todo al ritmo de la versión de "Jingle Bell Rock" que las madres de Ash y sus amigas bailaban y cantaban con entusiasmo.
A medida que la fiesta iba avanzando el calor y la magia presentes en el ambiente sumados al efecto del alcohol que las hipnotizadas humanas debían consumir, lentamente comenzó a desinhibirlas y era una situación de la que tanto el anfitrión como sus invitados se aprovecharon para divertirse.
En el área de los establos un pequeño Ponyta comenzó a lamer la comida que por accidente su ligeramente ebria cuidadora tiró encima de sus pechos, causando una cascada de placenteras sensaciones y eróticos gemidos en la hipnotizada Enfermera Joy que a su vez le daban envidia de sus compañeras y la curiosidad de los pokémon.
De forma que al poco tiempo las ebrias mujeres comenzaron a despojarse de sus bellos atuendos y colocar la comida de los pokémon directamente sobre sus desnudos cuerpos, todo para cumplir con la orden de satisfacer a sus invitados y obtener placer al mismo tiempo, los pokémon de forma inocente comían la comida que se les ofrecía y se sentían felices de las reacciones de alegría que esto le causaba a sus amables cuidadoras, aunque también había algún que otro pokémon que atraído por el seductor aroma que manaba de las excitadas vaginas de las humanas acercaban sus hocicos a aquellas regiones para lamerlas.
Y en las diferentes mesas la situación no era muy diferente, ya que las alcoholizadas y elegantes camareras insistían de darle de comer directamente en la boca a los Machoke y Machamp, lo cual ocasionaba múltiples roces del cuerpo de las humanas con los brazos de los tipo Lucha.
Mientras que en la fuente los adorables Lapras, quienes rápidamente se hartaron de comer, comenzaron a jugar entre ellos y con las chicas encargadas de cuidarlos de forma que en muy poco tiempo ellas, y todos quienes estuvieran en las mesas más cercanas, terminaron con sus vestidos totalmente empapados lo cual resaltaba todos sus atributos.
Casi al mismo tiempo el resto de los invitados se congregaban frente al escenario observando con detenimiento la brillante actuación de las hipnotizadas madres, quienes impulsadas por las constantes ovaciones de su público cada vez cantaban a mayor volumen y sus bailes se volvían cada vez más frenéticos y eróticos.
Algún ocasional chorro de agua, proveniente de las fuentes, caía sobre el escenario creando bellos arcoíris y mojaba las ya ajustadas ropas de las intérpretes, quienes a petición de su público y para evitar enfermarse, comenzaron a despojarse de sus prendas al ritmo de la música, haciendo gala de sus mejores atributos y movimientos en el proceso, hasta quedar completamente desnudas.
Mientras que Brock una vez que comió y bebió lo suficiente para recuperar sus energías empezó a recorrer toda el lugar en compañía de Jynx y Delibird, con una cámara de vídeo y una fotográfica en sus manos, con la intención de inmortalizar todo lo que sería un crimen olvidar: como a Cynthia y Diantha besándose pasionalmente en el regazo de un abochornado Machamp que sostenía los traseros de ambas Campeonas entre sus manos, un pequeño Deerling lamiendo el coño de la tímida Sophie, a Lorelei nadando desnuda junto a los Lapras, Zyra compitiendo con sus colegas acerca del tamaño de sus pechos, el espectacular baile de la madre de Ash y sus hermosas compañeras y un sin número de excitantes recuerdos más.
Después de tomarse una fotografía con cada una de las chicas que ayudó a capturar, a excepción de las hermanas de Misty quienes ahora estaban desnudas y besando al anfitrión de la fiesta y él les respondía tocando sus cuerpos con descaro, y de tomar a la sensual Profesora Ivy en sus brazos para tocar su cuerpo con descaro Brock se disponía a seguir viendo el espectáculo cuando se percató de algo que no había visto antes.
Por encima del escenario había un enorme reloj con campanas de bronce y que al marcar las 2 de la mañana a comenzó a entonar una musical melodía, en un principio el doctor pokémon no le tomo mucha importancia hasta que se dio cuenta de que con cada campanada las chicas comenzaron a desaparecer.
– ¿Que está pasando Santa? -pregunto el Doctor y Criador Pokémon visiblemente preocupado al ver como Ivy desaparecía de sus brazos y quedándose únicamente con el revelador atuendo que usaba.
Al voltear a ver a su anfitrión Brock se dió cuenta de que el trono en donde estaba se había convertido en una enorme cama, en donde las "Hermanas Fantásticas" ahora estaban luciendo vaporosos baby doll rojos.
– Lo siento Brock, pero es hora de terminar la fiesta. No olvides que aún debo cumplir mi principal labor y para ello tengo que devolverlas a los lugares donde las capturaste -explico Santa Claus mientras acomodaba su traje
– ¿Y ellas recordarán algo? -preguntó el moreno con una justificada inquietud, ya que la mayoría de sus víctimas lo conocían y no deseaba que ellas lo persiguieran.
– Absolutamente nada, la hipnosis es tan poderosa que ellas y el resto del mundo solo creerán que se divirtieron de más en sus respectivas celebraciones, y en el peor de los casos despertarán con una leve resaca.
– ¿Y por qué ellas no desaparecieron? -pregunto con una pequeña gota de reproche en su voz mientras señalaba a las hermanas de Misty, quienes comenzaban a besarse entre ellas.
-Bueno un anciano de mi edad requiere de una buena compañía y ayuda. Además de que estas preciosuras han encabezado mi lista negra por años, así que hasta la próxima Navidad me encargaré de enseñarles buenos modales.
-Y ya que me hiciste el favor de hipnotizar a su hermana menor no será muy difícil hacerle creer que sus hermanas se ganaron un nuevo alrededor del mundo -explico Santa con una sonrisa.
-Y de hecho tú también debes volver a tu hogar -menciono el hombre de barba blanca al tomar un pequeño saco de su cinturón y tomar un poco de polvo plateado para soplarlo sobre el moreno, quien sintió como su cabeza le daba vueltas y todo desaparecía en un torbellino de color.
Al abrir los ojos el doctor y criador pokémon despertó dentro de su habitación en el gimnasio de Ciudad Plateada, todo lo sucedido la noche anterior parecía ser un fantástico sueño, y el que le doliera tanto la cabeza no le permitía ni siquiera estar seguro de si aquello fue real o no.
Hasta que el inusual brillo de algo sobre su mesa de noche llamó su atención, el no tenía ningún objeto brillante en sí habitación así que rápidamente se levantó y descubrió una pequeña caja envuelta con papel de colores y que tenía una nota.
Estimado Brock
Nuevamente te agradezco por tu sensacional idea de la fiesta y por toda la ayuda que me diste la noche de ayer, jamás había visto a mis pokémon tan felices y estoy seguro de que ahora se esforzaran mucho más de ahora en adelante, por lo que de ahora en adelante tomaré tu brillante iniciativa como una nueva costumbre navideña a la cual siempre serás bienvenido como mi invitado de honor, aunque eso no excluye nuestro acuerdo inicial donde deberás encargarte de mantener saludables a mis pokémon.
También he decidido darte los objetos que me pediste, aunque te recuerdo que su efecto no es permanente (de hecho tiene un máximo de 24 horas con cada objetivo) así que úsalos con cabeza y mucho cuidado. Mis pokémon y yo te deseamos que tengas una feliz Navidad y esperamos verte de nuevo el siguiente año.
Atte. Santa Claus.
PD: Todas las fotos y vídeos que tomaste están guardados dentro de tu Pokégear, el cual me tomé la molestia de actualizar, también decidí grabar los vídeos en DVD y las fotos en un álbum los cuales encontrarás bajo tu almohada ¿Espero que no te importe que me quedara con algunas copias?
Sosteniendo firmemente la carta Brock sonrió con orgullo y sin perder ni un solo segundo abrió su regalo de Navidad, en donde efectivamente estaba lo que más deseaba en este mundo, así que después de revisarlo lo guardo en el interior de su bolsillo.
Lo cual resultó ser una excelente decisión ya que en ese instante Croagunk entró en su habitación, gracias a la magia de Santa el pokémon boca tóxica no pudo salir de su pokebola la noche anterior para interferir con su misión, pero aun así el tipo Veneno/Lucha intuyo todos los actos pervertidos que su entrenador realizó mientras estaba encerrado.
De forma que algunos minutos después una ambulancia salió a toda prisa del Gimnasio de Ciudad Plateada en dirección al Centro Pokémon llevando a Brock en ella tras recibir una lluvia de Puyas Nocivas de su pokémon.
– ¿Qué fue lo que hiciste esta vez Brock? -pregunto la Enfermera Joy de Ciudad Plateada entre risas, la luz que entraba por la ventana indicaba que ya era de noche.
-A estas alturas ya debes de tener el récord mundial por ser la persona que ha soportado más ataques tipo Veneno y debe ser por eso que te recuperas tan rápido-señalo la hermosa joven de cabello rosa al revisar el expediente médico del moreno mientras este tomaba uno de los objetos que aún estaba en su bolsillo.
-Sin embargo para estar segura de que te recuperaras por completo tendrás que pasar la noche aquí, así que se necesitas algo no dude… -trato de decir la Enfermera pero se detuvo repentinamente al darse cuenta de que su paciente comenzó a oscilar un cascabel lleno de luces navideñas frente a sus ojos, por más que lo intentaba la chica no podía dejar de mirar el péndulo hasta que sus ojos quedaron vidriosos y vacíos.
-Por favor permítame ayudarlo a recuperarse y usar mi cuerpo para satisfacerlo, Amo Brock -pidió Joy con una sonrisa mientras tocaba su cuerpo con ansias.
"Por esto adoro la Navidad, muchas gracias Santa" pensó Brock antes de comenzar a disfrutar de su verdadero regalo de Navidad, uno que le prometía que su vida sería mucho más feliz y emocionante de ahora en adelante.
Fin