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El sobrino
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Mario yo estábamos de vacaciones y fuimos unos cuantos días al chalet de su hermana mayor, que se había marchado de viaje y que nos pidieron ir a pasar unos días por aquello de regar el jardín, y bueno, aprovechar la piscina.

Llegamos para el fin de semana, y nada más llegar lo pasamos de lo más entretenido, entre la piscina y la barbacoa, la verdad que estábamos de lo más animados, por no decir también, que andábamos desnudos todo el día, le cogimos el gusto a lo bañarnos desnudos en la piscina.

Pues llegó un buen día, creo que el domingo, y allí que se presentó su sobrino para pasar noche ya que luego por la mañana salía de viaje con unos amigos a la playa.

Nos pusimos a cenar, ya eran cerca de las 11, nos cenamos unas pizzas congeladas y al poco, nos acostamos. Nosotros estábamos en la habitación de su hermana y cuñado, la habitación más grande y lujosa, tiene baño propio hasta con jacuzzi y la terraza que comunica al resto de habitaciones.

Antes de acostarnos, nos metimos en la bañera, enorme, y pusimos el jacuzzi, que ya era una tradición, todas las noches nos lo podíamos. Y claro, todas las noches acabábamos follando como locos, pero esa noche, al estar su sobrino, nos cortamos.

Estábamos en el agua, y bueno, Mario comenzó a manosearme, a tocarme los pechos. Yo, muy sensual, le correspondí, acariciando por encima de sus muslos, pasando la mano por la ingle hasta llegar a su miembro duro para agarrarlo y sentirlo entre mis manos.

Él comenzó a acariciar mi coño, a pasar los dedos por los labios, buscando el clítoris, hasta que enseguida lo encontró, comenzó a dar vueltas con un dedo mientras me metía otro.

Me puse en pie y me senté encima, me metí su polla hasta lo más hondo de mis entrañas, mirándonos a los ojos, nos quedamos de tal manera que yo podía ver la puerta del baño, que estaba totalmente abierta, que daba justo a las vistas de la terraza y me sentí en la gloria, siendo penetrada por mi chico observando una maravillosa noche estrellada.

Estábamos dándolo todo cuando vi algo, si, era el sobrino, estaba en la terraza agazapado y mirando, me quedé observando, a ver que hacía. Mientras, Mario se quitó de encima, se puso de pie y me ofreció su polla para que la chupase, me la puso delante a escasos centímetros, y no dudé en meterla en la boca, me la tragué y mientras la devoraba, vi como de nuevo el sobrino cambiaba de postura, quería ver mejor, pero esa vez le vi como no llevaba nada en la parte de abajo, se estaba masturbando mientras nos observaba.

La verdad, es que aquello me excitó mucho, seguí chupándola mientras veía como aquí el sobrino se hacía una paja mirando, seguí hasta que Mario se corrió, dejé que soltase toda su leche sobre mí, calló por mi cara, goteando en las tetas. Al sobrino de Mario le estaba dando un gran espectáculo.

Vi como el muchacho, cuando estaba a punto de correrse, se quitaba un calcetín para soltar la corrida ahí dentro, y mientras seguía corriéndose, en ese momento, que me caía el semen de Mario por mis tetas, hubo un momento que él y yo nos cruzamos la mirada, le vi y me vio. Me sonrió y le guiñe un ojo.

Seguí chupándole a Mario, mientras él terminaba de limpiarse, con la polla de Mario entre mis labios, ya un poco flácida, observé como el chico se retiraba y con descaro me tiraba un beso.

Al poco salíos del agua, nos secamos y no tumbamos en la cama, en silencio y muy agarrados hasta quedamos dormidos.

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