Samanta es una chica que conocí en un baile de caridad, tiene 27 años y está como dicen aquí “gordibuena” ella resulta que es secretaria de una empresa pro Polanco, me encantó su enorme trasero, ese tremendo par de tetas, ¡pero sobre todo lo fresca y zorra que salió!
No me resulto muy difícil invitarla a salir, quedamos de vernos en un bar por la condesa, ella llego con una licra pegadísima que s ele marcaba la tanga y una blusa mostrando las tetas, dios al verla no pude evitar querer tocarla, ¡pero aun así me resistí un poco!
S: ¡Que padre lugar!
L: ¡Ojalá la pasemos bien!
S: ¡Jajá a eso venimos Luisito, a eso venimos!
Comenzamos a bailar y tomar, ella era un pozo sin fondo tomaba como si ya se fuera a extinguir la cerveza, yo la miraba un poco desconcertado, nunca una chica me había salido tan vivaracha pero aun así quería darle su dotación de pito.
¡La noche llego y el baile y los tragos ya estaban a todo lo que daba, estábamos bailando muy pegaditos, ella me perreaba riquísimo, sus duras nalgas masajeaban mi verga que poco a poco se despertaba para querer salir y penetrar a esa hembra, yo estaba hecho un pulpo y tocaba todo su cuerpo, sus pernotas sus tetas su trasero, todita la manoseaba!
¡Yo estaba excitadísimo solo quería montarla con fuerza, así que me lance a besarla salvajemente, nos mordíamos los labios, le apretaba las nalgas, ella me apretaba la verga de forma maravillosa!
L: ¡Vámonos de aquí!
S: ¿A dónde me vas a llevar?
L: ¡Ya sabes, para que preguntas!
S: Jajá, pero que no sea un hotel de mala muerte, ¡es más yo pongo la mitad!
L: ¡Me parece justo, vámonos chiquita!
¡Salimos y nos metimos a un hotel de fachada lujosa, nos cobraron una cantidad considerable, pero yo ya quería cogerme a la gordita!
¡Al entrar a la habitación inmediatamente comenzamos a devorarnos como bestias, besos, mordidas y apretones, Samanta era una caliente y eso me ponía a mil! Al quitarle la ropa note un cuerpo con una piel perfecta, sin estrías ni varices, toda lisita y suave, su vagina depilada y cerradita, sus tetas firmes y grandes, mi amigo no pudo contener endurecerse solo con verla, ella también quedo impactada conmigo, me miro la verga y paso su lengua por sus labios diciendo “que rico eso que tienes ahí”, ¡luego se acercó para agacharse y empezar a mamármelo de forma majestuosa!
La gordita lo mamaba riquísimo, su lengua lamia majestuosamente, me llevo a la cama donde me acostó para tragar mi verga con mucha fuerza, que rico lo hacía, era una experta, mordidas chupadas y lamidas, ¡le daba un excelente trabajo a mi verga!
L: ¡Agh, que rico, dios mío!
S: ¡Goza mi rey, la tienes riquísima!
L: ¡Samanta que rico mamas!
S: ¡Gracias, esa es mi especialidad! Pero sabes, ¡yo también quiero sentir lo mismo!
Dicho eso se acomodó en un 69 dejándome su apretada vagina a mi disposición, comencé a zacear mi sed con sus fluidos, mi lengua entraba y salía con fuerza, le apretaba el clítoris y le lamia las entrepiernas, ¡la verdad esta mujer me tenía todo caliente!
Samanta succionaba toda mi verga, le aplicaba una “rusa” con sus tetas, yo lamia su culito y le metía los dedos, nos estábamos estimulando riquísimo, fue en ese lapso que ella saco un pequeño squirt donde gimió fuerte y se retorció mordiéndome mi verga un poco fuerte, ¡eso me excito más y más se la mame a la zorra!
S: ¡Agh, Luis que rico!
L: ¡Eres una reina en esto!
S: Tú también y que verga, ¡sabe sabrosa!
L: ¡Tú también tienes un sabor muy peculiar nena!
S: ¡Ya métemela bebe, párteme como un buen macho!
Ella se acostó abriendo sus piernas, yo arrodillado frente a ella empecé a penetrarla mientras le acariciaba las tetas, mi verga entro de un solo golpe gracia a la humedad combinada que tenía en su vagina, mis movimientos eran suaves, su conchita apretaba riquísimo, me excitaba ver como cerraba los ojos y se mordía los labios, le acariciaba sus piernas, ¡ella también movía su pelvis para sentir más rico!
S: ¡Agh papito que rico, que rico!
L: Uf, te mueves sabroso, muévete más bebe, ¡muévete más!
S: ¡Acuéstate para que me mueva as!
L: ¡Ok, hazme gozar!
Me acosté y ella subió para darme una gloriosa cabalgata, se movía riquísimo, tenía unos movimientos de cadera maravillosos, mientras ella hacia lo suyo decidí comerme sus enormes tetas las apretaba las mordía, las pellizcaba, ¡me sentía en pleno crecimiento con esas tetas en mi boca!
¡Me dio la espalda y empezó a darme sentones riquísimos, los sentones que daba uf, me hacían gritar y gritar, le daba de nalgadas, yo también me movía, en esa acción ambos nos venimos juntos por primera vez!
S: ¡Que rico, que caliente agh!
L: ¡Tómala, toma mi leche!
S: ¡Dámela, agh, que rico!
L: ¡Así reina, así!
S: ¡Eres un semental, que vergota, me encantas!
L: ¡Chúpala, para que te la siga metiendo!
Samanta obedeció mi orden y se acostó solo para mamarme mi verga, yo aún me retorcía por el orgasmo y ella ya se tragaba mi verga, aproveche que, hacia eso para empezar a estimular su ano, mi intensión seria darle por ahí, se sentía tan apretado, ¡además ella no opuso resistencia alguna!
L: ¡Así mi amor, chúpamela, párala mami!
S: ¡La quiero dura, quiero tenerla dentro!
L: ¡Eres una caliente, por eso te voy a dar por atrás!
S: ¡Dame por donde gustes mi amor!
Una vez consiguió que mi verga se endureciera, la puse en cuatro, me encantaba ver su enorme trasero paradito, aunque estaba gordita se veía buenísima, su color de piel caucásico le ayudaba a verse mejor, comencé dándole nalgadas y abriéndole las nalgas para ver como escurría de su vagina.
S: ¡Ya, métemela!!!
L: ¡Jajá, estas que mueres!
S: ¡Si ya párteme, párteme cabrón!!
L: ¡Como gustes chiquita!
S: ¡Agh, si así, ah, métela!
L: ¡Lo tienes apretadísimo, uf!
S: ¡Papi!!! ¡Me duele!
L: ¡Pues prepárate, uf, ahí viene lo bueno!
La embestía fuerte, la tomaba de las nalgas para moverme con fuerza, ella gritaba de placer, se movía y me pedía más, era una insaciable, le daba de nalgadas, apretaba fuerte sus tetas pellizcándole sus pezones, le mordía el cuello, ¡estaba gozando a esa gordita!
Me senté en la cama y ella se empezó a dejar caer riquísimo, se empalaba solita, su culo ya estaba abierto, pero aun así apretaba riquísimo, me encantaban sus movimientos, en un momento dejé que ella tomara el control, hacia lo que quería con mi verga, se movía la aplastaba, ¡que rico sexo estábamos teniendo!
L: ¡Agh nena, que rica saliste!
S: ¡Que dura, dame papi, que buen amante eres agh!
L: Es tuya, ¡coges riquísimo!
S: ¡Te dije que no te arrepentirías!
Yo estaba en la gloria, esta mujer me estaba dando una rica cogida, ¡porque ella me estaba cogiendo a mí!
Se puso empinada parada apoyada en la cama, yo abriéndole las nalgas seguí dándole en su culo, el aroma de sudor y fluidos sexuales era magnifico, ¡ambos sudábamos mientras nos besábamos y cogíamos como locos!
¡La acosté en la cama y levante sus piernas hasta que sus rodillas llegaban a sus hombros, subí arriba y casi sentado en ella la penetre, me apoyaba de sus piernas para moverme mejor, ella gemía, en es apose me apretaba más rico, me encantaba empalarla así, ella hacía gestos como si fuera a vomitar, pero me apretaba las nalgas para que no se la sacara!
L: ¡Que rico aprietas, me vas a hacer venir!
S: ¡Agh, siento que vómito, pero no la saques uf!
L: ¡El que va a vomitar es mi amigo!
S: Dámela, ¡que termine dentro de mi culo!
Termine dentro de su culo, la llenaba d elche mientras ella también sacaba fluidos de su vagina, el orgasmo era magnifico, ¡Samanta resulto ser una diosa cogiendo y me había dado una de las mejores cogidas de mi vida!
Reposamos un rato y luego cogimos una vez más, oral vaginal y anal, así fue el orden de la noche, ella terminó cansadísima y yo encima de ella, ¡un rato después salimos del hotel y nos despedimos con un beso muy apasionado!
Espero volver a tener sexo con ella, ya que la “gordibuena” resulto ser una amante maravillosa.