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Lujuria en la biblioteca
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Tiempo de lectura: 2 minutos

Siempre me ha tocado ser la empollona de clase, nunca he sido la típica chica que va seduciendo a todos, más bien al contrario. Actualmente me encuentro en 4 de carrera y con todos los que han ido repitiendo curso resulta que soy la única chica de mi clase.  En este semestre comencé a hacer los trabajos con uno de los chicos, Adrián, al principio no lo conocía, pero poco a poco nos hemos ido acercando. La universidad ofrece unas salas de estudio que tú puedes reservar, son pequeñas, una mesa, sillas y ya. Normalmente reservamos una de estas para hacer los trabajos.

Bueno pues el tiempo fue pasando y cada vez nos acercábamos más, él tiene novia. Yo me comencé a sentir atraída por él, buscaba su compañía y momentos a solas, llegaba a mi casa y me tocaba pensando en él… Llegó un momento que yo también lo notaba más cercano a mi, como si quisiera ser más que un amigo, en clase se empezó a sentar a mi lado, me acariciaba la pierna o pellizcaba el brazo, siempre buscando mi contacto. Yo siempre lo recibía y le seguía el juego.

Un día estábamos en una de las salas de estudio y empezamos a vacilar, que si me ponía la mano en el muslo, si yo le cogía la mano y le acariciaba… Entre el vacilón su mano llegó a mi teta, primero me sorprendí, pero lo dejé, la sensación me gustaba. Yo bajé poco a poco mi mano hasta su entrepierna y comencé a acariciarle por encima de pantalón mientras él seguía sobándome las tetas.

Le saqué la polla y comencé a pajearle, él bajó una de sus manos hasta mis pantalones, me bajó la cremallera y se encontró con mi coño húmedo, un dedo, dos, tres, me penetraron poco a poco. No podía, llevaba mucho tiempo tocándome sola imaginándome algo así… Lo besé, intensamente, sin parar de jugar con su polla. Subió sus manos y me quitó la camisa y sus labios pasaron a succionar mis pezones…

-Quiero más, más… -conseguí decir entre gemidos

Mi excitación no me permitía seguir jugueteando con su miembro, no podía controlarme. Le quité la camisa y observé su torso, me terminó de desvestir y me sentó sobre la mesa. Me abrió las piernas, se acercó y de una sola embestida me penetró entera…

Él: Esto es lo que tanto deseabas?

– O si… Mmmmm soy toda tuya

Comenzó a bombear con fuertes estocadas, me volvió loca no era capaz de controlar mi propio cuerpo, enseguida me vine… Un orgasmo que se oyó en toda la biblioteca. Estaba exhausta de tanta tensión contenida, sacó su polla de mi interior y se corrió encima de mí…

Lo miré y sonreí llevaba mucho tiempo imaginando algo así.

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