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El secreto de mi marido
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Somos una pareja de 32 años cada uno. Luis. Mi marido, es delgado, 1.65, tez canela. Yo (María) delgada, 1.65, pechos pequeños, cadera amplia, tez morena. Siempre fuimos muy cachondos; de hecho lo llegamos a hacer en la oficina donde trabaja Luis; pues es contador.

Por un tiempo Luis y yo nos apagamos en cuanto a sexo se refiere. Tanto que aunque el me viera desnuda y yo verlo con su erección matutina; pues nada de nada.

Platicamos acerca de esta situación, pensando en hacer más u otras cosas.

Luis sugirió que hiciéramos un trio o intercambio de pareja; que tal vez con eso vuelva la llama.

Lo pensé y lo pensé durante mucho tiempo, hasta que me decidí en aceptar; pero ante poner la regla de "Quisiste que cogiéramos con otras personas, aguántate" por aquello de los celos, que era casi seguro que yo me encambronaría al ver a mi marido con otra.

Después de hablarlo, Luis comento que conocía a una pareja desinhibida que podría introducirnos a lo que sería una nueva experiencia.

Cuando los conocí. Pensé que tal vez sería un error; ya que la esposa del amigo de Luis (Flavio) es bisexual.

Luna es delgada, senos medianos, casi nada de trasero, tez blanca, de 1.60 de estatura.

Flavio, algo corpulento, de 1.70 de estura, tez moreno claro.

Sin más preámbulos, ellos nos dijeron que no había que temer en cuanto al cambio de pareja, que para algunos era lo más normal y que si no quería cualquiera de los dos hacer nada, que lo entenderían.

Eso medio un poco más de confianza.

Luis se acercó a Luna, le dijo algo al oído y comenzó a meter mano bajo la falda, acariciándole toda la pierna a la mujer.

Yo. Lejos de enojarme; algo dentro de mi empezó a ponerme nerviosa y excitada a la vez.

De pronto quede helada al ver a mi marido besarse con Flavio. Si! Se estaba besando con otro hombre. Mi marido? Como?

En eso Luna se me acerco para tranquilizarme. Entre tocaba mis piernas empezando por la rodilla, al igual que mis pechos.

Yo aun seguía atónita viendo a Luis y a Flavio darse tremendo faje.

Al darme cuenta de que Luna besaba mi cuello, mis mejillas, hasta casi llegar a mis labios, trate de detenerla, pero un calor que sentía en mi entrepierna me detuvo antes.

Como si fuera una muñeca, me deje desnudar por aquella mujer. La verdad jamás había pensado en estar con otra tipa y menos tener sexo con ella.

Luna me decía al tiempo que metía la lengua en mi oído.

-Déjate llevar. Te prometo que te va a gustar.

Casi sin darme cuenta empezaba a gemir.

Luis le bajo el pantalón a Flavio, sacándole la verga y así sin más se la empezó a mamar!!

Luna. Por su parte se apoderaba de mis erectos pezones obscuros, paseando su lengua al rededor.

Luego, subió a mi boca y sin esperarlo voluntariamente, la estaba besando tan cachonda que ahora era yo la que acariciaba su cuerpo.

Ahora bajo a mamarme la concha y uuff! Que sensación tan placentera. Lo hacía mejor que mi marido.

Se tomaba el tiempo para besar mis labios vaginales, metiéndome la lengua y recorrer con la misma cada rincón de mi ahora mojada pucha.

De la excitación cerré los ojos y como ella dijo. Me deje llevar.

Me deje caer sobre el sofá donde estábamos. Pronto sentí su vulva en mi cara y como si lo hubiese hecho antes, le devolví cada beso, cada lengüeteada que me daba en la panocha.

Su sabor me fascinaba, su liquido entre salado y dulce me volvían loca.

Casi no paraba de mamarle la panocha a Luna.

Ahora nos acomodamos. Me dio otro beso lleno de lujuria y excitación, para volver a mis pechos.

En eso volteo a mirar a aquellos maridos lujuriosos.

Flavio estaba clavando a Luis, como si fuera una mujer.

Mi esposo gemía como si fuera una puta.

Jamás olvidare esa escena que para mi era de gays.

Luna bajo a seguir disfrutando de mi concha que se contraía por aquel orgasmo al ver a dos hombres cogerse vez primera y delante de mí al igual que por esa lengua juguetona de mi nueva amiga.

Flavio. De un grito por su orgasmo le lleno el culo a mi marido de su leche.

Al término Luis se levantó a darle otro beso a su amigo. Siendo mi esposo quien penetrara el culo de aquel hombre.

Luna no dejaba de jugar con la yema de su dedo en mi clítoris.

Yo solo la tomaba de los cabellos para que me diera más placer.

Ella se sentó como dándome a entender que le regresara el favor.

Así lo hice.

Insisto. Su aroma vaginal, su sabor me ponían a tope en cuanto a excitación se refiere.

Después de un momento. Luna me pidió que abriera más la boca e introdujera mi lengua en su vagina simulando una penetración.

Woo!! Me llenó la boca con sus jugos. Gustosa me los trague.

Ahora nos dispusimos a descansar un poco.

Luis termino dentro de Flavio y los cuatro nos dispusimos a tomar un descanso.

Luna me propuso que atendamos a los maridos; obvio, ella con Luis y yo a Flavio.

No me había percatado de la verga de Flavio, pero era más gruesa que la de mi marido.

Gustosa le mamaba la pija al amigo de mi marido.

Al recobrar la erección. Flavio quiso dármela por el culo.

Con suavidad me la dejo ir por mi ano.

Luego de que se acostumbró mi culito a su verga, comenzó a moverse cada vez más rápido.

Luis estaba a un lado follándose a Luna por la vagina, apretándole los pechos, ella gemía de placer de una forma muy acalorada.

Pronto Flavio me hizo sentir un rico orgasmo; por lo que me acomodo boca arriba, mamándome la pucha.

Subió mis piernas al hombro y me dio el mete y saca de verga en mi vagina.

Luego se puso encima de mí fundiéndonos en un rico beso.

Nosotros en lo nuestro y Luis y Luna en lo suyo.

Aunque estaba concentrada en el placer que ahora sentía con Flavio, podía escuchar los gemidos de Luna.

Duramos cerca de 30 minutos el placer de los cuatro y como si estuviéramos perfectamente sincronizados; tanto ellos como nosotros, terminamos al unísono.

Yo me quede acostada, cuando Luna me hizo el 69 para que nos limpiáramos cada quien la concha de la otra.

Luis y Flavio hicieron lo mismo, hasta que cada quien termino en un tercer orgasmo con menos tiempo de duración.

Una vez vestidos los cuatro, nos dispusimos a tomar unas copas, cenar algo y cada quien a descansar.

Luis y Flavio se despidieron como cualquier amigo, pero yo; yo le di un beso en la boca a Luna, que correspondió de un modo rico.

Al quedarnos solos Luis me confeso que es bisexual desde la escuela. Que le encanta sentir una verga en su culo y viceversa.

Por mi parte me agrado la experiencia de tener una vagina en mi boca.

Pasamos buenos tiempos con Flavio y Luna.

Pero cada quien tomo su rumbo.

Ahora juntos, Luis y yo somos una pareja bi…

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