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Maritza y su regalo del día de Reyes
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Tiempo de lectura: 5 minutos

Para comprender este relato les recomiendo leer ‘Mi ahijada Aracelis’, luego viene ‘Regalo de navidad de mi ahijada’ para seguir con este. Espero les guste.

Luego de ese día fabuloso con mi ahijada Aracelis y nuestra vecina Maritza, antes de salir del hotel, Maritza me da su número de teléfono, a los días después del año nuevo, específicamente el martes 02 de enero del 2019, en la tarde recibo un mensaje por Whatsapp de Maritza donde me saluda, sin perder tiempo nos ponemos a chatear, me expresa que la pasó bien conmigo, sin rodeos me dice para vernos y le pregunté sí estaba bien al día siguiente, ese miércoles, me dijo que estupendo.

El miércoles 03 de enero estaba yo en el sitio acordado, eran las 8 am, cuando llega un carro, me asusto un poco y veo que abre la puerta del copiloto, era Maritza, riéndose me pregunta sí me había asustado, le respondo que obvio. Un carro negro, sin bajar los vidrios, la calle sola, bueno, camino al hotel, entramos, estacionó su vehículo, subimos, al cerrar la puerta, con mi mano izquierda le tomo su nalga, la jalo hacia mí y la abrazo para estamparle un beso…

Maritza con voz suave me dice:

Maritza: cálmate mi rey, yo también estoy deseosa y falta de pipe pero vamos a exprimir este momento al máximo…

Yo: si mami pero entiéndeme estas muy bella y mira como me pones.

Señalando hacia mi pene erecto llevándole su manita, que acariciaba sobre el pantalón…

Maritza: papi… mmmm

No aguanté más y cargándola la llevé hasta la cama colocándola muy sutilmente, vestía una blusa blanca, de oficina, tela suave, fui desabotonando la blusa, la cual tiré al suelo, quedando en un brassier blanco el cual contenía ese par de masas carnosas, apetecibles, las libero de ese malvado brassier, procediendo a besarlas, manosearlas, comenzando a gemir muy suave Maritza…

Maritza: si papi asi, me gusta, toma tetica, uufff, mmm!

Al mismo tiempo acariciaba mi cabello, mientras yo besaba un pecho y acariciaba el otro, y cambiaba de teta, Maritza busca quitarme la franela, la cual una vez que me despojó de dicha prenda, también fue a dar al piso, me desabrochó la correa y el pantalón, quitándome los zapatos, pantalón y bóxer que también fueron a dar al piso junto con las demás prendas de vestir, quedando desnudo con el pene ya erecto, siendo capturado mi miembro por los labios gruesos de Maritza, el calor de su boca, el movimiento maestro de su lengua hizo que cerrara los ojos tomando a mi bella dama por detrás de su cabeza, Maritza apretaba con sus gruesos labios mi falo proporcionándome un gran placer al mismo tiempo que subía y bajaba como penetrándola pero bucalmente, la voy moviendo por sus caderas hasta quedar en un formidable 69, apenas sintió la punta de mi lengua, rosar su clítoris se retorció, tomándola por sus anchas caderas, masajeando sus duras nalgas, mientras con mi dedo medio tanteaba su orificio anal masajeándolo, junto con mis dedos los cuales los introducía en su chorreante vagina, Maritza estaba rendida, sus piernas se relajaron quedando como desmayada al mismo tiempo que su vagina empezaba a derramar abundante líquido producto del soberbio orgasmo alcanzado, igual que un potente gemido, una vez logrado mi objetivo le retiré mi pene erecto a Maritza de su boca, aún no quería venirme, la coloco de perrito y le abro su culo, mi intención es besárselo, le meto mi punta de la lengua, dio un respingo, ya había tirado por el culo, sólo que no se esperaba esta iniciativa, abrió sus nalgas, con sus manos, si lo tenía un poco cerrado, ya que su esposo tenía meses en Perú y luego me comentó que ese día que estuvo conmigo y Aracelis tenía un largo verano sexual, mientras le propicio el famoso beso negro en su culo ella se toca suavemente el clítoris, yo con sus jugos vaginales le voy untando en su orificio anal al mismo tiempo que voy introduciendo el dedo medio de mi mano, era tanto su excitación que mi dedo a pesar de tener su culo cerrado entró con relativa facilidad, comenzando un mete y saca agradable para Maritza quién nunca dejó de gemir diciendo:

Maritza: si papi dame así que rico, cabrón anda méteme tu guevo, escoñetame esa pepa en el culo! anda dame guevo! ah ah ah!…

Cuando creí oportuno la coloqué en cuatro patas le da otra lengüeteada a su culo, posicioné mi miembro erecto en su ano, procediendo a penetrarla muy suavemente, era placentero, excitante ver como milímetro a milímetro ese bello orificio anal se iba devorando mi pene, cuando se lo había metido hasta el tope comienzo el bombeo, Maritza sacudía su culo tomándola de sus caderas para poder llevarle el ritmo, su culo estaba cerrado, produciéndome mucho placer, aparte de sus movimientos y gritos que daba.

Maritza: así papito mi rey, que rico, dame pipe coño e tu madre, que rico, uufff así así papi anda métemelo hasta el fondo, no pares, sigue! aaaahhh!

Yo: anda mami que rico culo tienes me tenías loco por devorarte y tenerte así perra.

Mientras le daba palmadas con mi mano en sus nalgas, poniéndola más caliente.

La cambié de posición la coloqué boca arriba para mamarle su vagina carnosa y chorreante, para introducirle mi pene en su cuca, Maritza estaba poseída, cuando se lo enterré amasó mis pectorales, con fuerza, pedía más y más en eso como a los 20 minutos de tenerla como una Amazonas montada encima mío le digo que no aguanto más que estoy por venirme, cuando me pide que aguante un poco más que le viene otro orgasmo sería el quinto o sexto, haciendo un gran esfuerzo me dice que le acabe bien adentro que no importa, que no está en los días fértiles, al notar que empieza a convulsionarse le beso sus pezones de las tetas y alcanzando su orgasmo Maritza se entierra más para sentir mi pene descargar mi semen bien adentro de ella…

Una vez ambos habiendo alcanzado el placer nos fundimos en un beso mezclado de placer, lujuria, deseo, pasión, en dónde Maritza me expresa lo necesitada de caricias, placer sexo, ya que desde que su esposo se fue del país entre el trabajo, las niñas, el día a día estaba desatendida en esa área que ella tanto necesitaba.

Le comenté que cuando necesitase ayuda, mimos, cariños, placer y todas esas cosas no dudara en llamarme que ahí iba a estar yo como fiel amigo, confidente y amante, cuando vimos la hora era casi el medio día, nos metimos a bañar, ya que habíamos sudado mucho a pesar de tener el aire acondicionado de la habitación del hotel encendido, en el baño fue otro recital de besos caricias, la muy coño me mamó el guevo bien rico pero no le acabé quería volverla a coger pero acabarle en su culo, llenárselo de leche.

Pedimos algo para comer, junto con un whisky, comimos, y mientras reposábamos la comida cada quién hizo las respectivas llamadas a nuestros hijos para saber cómo estaban, luego pasado el tiempo prudente de la digestión, seguimos con lo que habíamos dejado pendiente en la ducha.

Debo reconocer que la cuca de Maritza era hermosa, ya que era carnosa, bien depilada, ella era de complexión gruesa, pero de forma uniforme y armoniosa y su vagina no escapaba a querer degustarla, besarla, morderla suavemente por sus cachetes vaginales, el roce y caricias de mi lengua con su clítoris hacía que se retorciera fácilmente empezando a inundar mi boca con sus jugos los cuales los absorbía, pasamos a un 69 colosal, esos labios gruesos más lo juguetona de su lengua la hacía una gran mamadora, varias veces tuve que sacarle mi miembro para no acabar, con mi pene erecto la pongo en cuatro, dirigiendo mi lengua a su ano, luego, con mi pene lubricado con mis líquido preseminal y la saliva de Maritza y le voy introduciendo mi pene poco a poco, Maritza, gemía, su culo apretado, me otorgaba el más grandioso placer, la vista era magnifica, poniéndome el pene más erecto, volviendo más loca Maritza.

Maritza: si papi, que rico, uummm, así anda esguázame esa pepa e culo!

Yo: si mami que rico culo, menéate así rico, así mami que culote…

Mientras le daba palmadas en sus nalgas, mis testículos chocaban con sus nalgas y con la otra mano le masajeaba muy sutilmente el clítoris, era tan rico su culo sus movimientos que me vine muy rico en su culito, cayendo desmayados ambos en la cama, besándole sus orejitas, cuello y posteriormente labios. Pasado un tiempo prudencial después de las caricias nos metimos nuevamente en la regadera, saliendo del hotel aproximadamente a las 16 h, Maritza me dejó donde me había encontrado cerca de la casa, parecíamos nos novios que no querían separarse pero nuestras realidades nos esperaban, prometiéndonos vernos para ese sábado nuevamente…

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