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La tragedia que lo cambió todo
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Tiempo de lectura: 9 minutos

Me llamo Esteban, vengo a relatarles un poco de mi historia antes de la tragedia que aconteció a mi familia, y todo lo que se produjo después de ella. Para empezar soy un chico de 18 años, un poco fornido que no practica un deporte en concreto, pero que siempre busca estar en forma. Mi familia está conformada por mis padres Santiago, y Camila, mi hermana Laura y yo, obviamente. Mis padres son “jóvenes” a comparación del resto de padres de gente de mi edad. Tuvieron a mi hermana cuando eran adolescentes, pero a pesar de las adversidades salieron adelante, y después nací yo.

Mi madre tiene 37 años, y se dedica a las labores de la casa, pero no siempre fue así. Cuando mi hermana y yo éramos pequeños ella buscaba trabajos para poder aportar en el hogar. Afortunadamente, mi padre que tiene 42 años logró escalar en una empresa debido a su carrera de ingeniero y actualmente podemos vivir cómodamente sin que ella trabaje.

Físicamente mis padres son personas bastante atractivas, no es porque sean mis padres, pero mis amigos y amigas siempre hacen comentarios de lo bien conservados que están. Mi madre es ligeramente bajita, mi padre al igual que yo somos un poco más altos llegamos al 1.80 m. e incluso hay gente que nos dice que nos parecemos, y mi hermana es un poco más alta que mi madre.

La relación que tenemos en casa es bastante cercana, mis padres son liberales en un término medio y siempre nos hablaron a mi hermana y a mi sin pelos en la lengua sobre las relaciones y cómo protegernos, pero tratan de controlar sus impulsos siempre que Lau o yo estamos cerca, aunque una que otra vez veíamos como mi padre le mandaba la mano al trasero de mi madre, y otras veces hemos sido testigos de sus encuentros sexuales debido a los gemidos que emitía mi madre algunas noches.

Meses antes de la tragedia:

Los fines de semana se turnaron un poco más interesantes desde que mi hermana partió, mi padre se acercó a mí prácticamente a los minutos de partir Laura de la casa para comentarme que al estar nada más mi madre y yo en casa, iba a practicar un poco de nudismo en la piscina de nuestro hogar, debido que al estar mi hermana en casa se sentía un poco cohibido.

-La verdad, Esteban espero que no te incomode el hecho que yo vaya a estar en bolas en la piscina. – Decía mi padre con un poco de vergüenza – Pero la verdad, es algo que he querido hacer y por respeto a tu hermana me había contenido de hacerlo. Ahora que se fue a realizar sus estudios, quiero aprovechar la piscina practicando el nudismo.

-Sí, vale. Lo entiendo, pero te agradecería que avisaras cuando vayas a estar por ahí en bolas. -Trate de decirle a mi padre, de manera calmada para que no se lo tomara a mal. La verdad es que mi padre ha sido una persona trabajadora, y el hogar que nos ha brindado gracias a su esfuerzo y trabajo ha sido el mejor.

-Ojala tu madre se le midiera también, pero le da un poco de vergüenza estar en bolas en frente tuya.

-Y a mí!.- Dije sin darme cuenta todo lo que estaría por ocurrir.

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Pocas semanas antes de la tragedia, mi madre empezó a asistir al gimnasio que yo frecuentaba y empezamos a compartir más tiempo juntos, al principio no era muy agradable esto, debido a que siempre escuchaba comentarios de otros sobre el cuerpo de mi madre cuando entrenaba en sus máquinas, o en sus clases de rumba. Pero con el tiempo te acostumbras, y la verdad es que mi madre era un MILF muy apetecible, su pecho no era prominente pero se notaba sin ninguna duda de que era firme y duro, por otro lado su trasero era voluptuoso y se notaba la dedicación que le ponía en el gimnasio.

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La mañana anterior al día de la tragedia:

-Hola?… Esteban! -Mi madre pasándome su mano por enfrente de mí para llamar mi atención.

-Dime ma.

-Cariño que se te van a ir los ojos, venga vamos para casa.- Me dijo mi madre en tono de celos, mientras observa alguna chica mientras realizaba sus ejercicios, tal vez estaba malinterpretando la forma en la que mi madre me hablo.

-No exageres, ma. No es para tanto.

-Bueno, hijo si tu lo dices.-Me decía mi madre mientras se dirigía a la salida, y la verdad es que mi madre no tendría nada que envidiarle a ninguna jovencita con el cuerpo que ella se manda.

Al llegar a casa, los dos nos dirigimos a nuestras respectivas duchas, pero mientras me alistaba para ducharme recordé que tenía que comentarle a mi madre que mi hermana vendría dentro de un par de días ya que estudia medicina en otra ciudad y teníamos que ir a recogerla y me dirigí a su cuarto. Al llegar a la puerta de su cuarto que estaba abierta, pude escuchar como se abría la llave de la ducha de mi madre, y me contuve por un momento. Pero la curiosidad me gano, tenía que aprovechar que estábamos solos en casa y oportunidades así no iba a tener muchas.

Me asomé lentamente para espiar a mi madre en la ducha, y lo único que logré ver en esos momentos fue su trasero desnudo, era majestuoso. Se podría apreciar como de firme es, gracias a su dedicación en el gimnasio, estando absorto en ese momento no se como logré percibir que iba a salir de la ducha, por lo cual me gire y me regrese a mi cuarto. Nunca me había encontrado así, excitado por mi propia madre. Siempre había notado su belleza, pero nunca hasta este punto. Creo que el compartir en el gimnasio, y escuchar los comentarios de los demás sobre su cuerpo me hicieron prestarle más atención. El sentirme de esta manera, debido a la adrenalina de estar espiando a mi madre en la ducha sólo podía culminar de una forma, dedicándole una paja a mi madre, en especial a su culo.

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Horas antes de la tragedia:

Como dice mi madre, la lengua es el azote del culo. Después de haberme masturbado de manera tan frenética en la ducha tras espiarla, me arrepentí de no haberme mostrado más abierto con ella para practicara el nudismo en nuestra piscina. Seguramente si le hubiera hecho saber a mi padre que me daba igual, le hubiera presionado un poco a mi madre y podría gozar de la vista de su cuerpo en estos momentos. Mi madre por su parte disfruta de la piscina con un vestido de baño bastante conservador. Pero tras haber visto su trasero desnudo mientras la espiaba en la ducha el pasar tiempo juntos con tan poca ropa se me hace bastante difícil no tener una erección.

Por otro lado, desde que mi padre empezó a practicar el nudismo no reparaba mucho su anatomía. A pesar de yo ser curioso sexualmente, el compartir su nudismo nunca me llamo la atención. Pero desde lo sucedido esta mañana con mi madre en la ducha, hizo que también empezará a prestar atención a mi padre, sobretodo en su miembro, que algunas veces logré ver en un estado de erección, debido a los apasionantes besos que le daba mi madre mientras se encontraban compartiendo en la piscina.

-Venga anda, quítate el top cariño- Le decía mi padre, a mi madre con insistencia.

-Que no! que ya sabes que me da vergüenza con el niño- Decía mi madre, mientras yo me encontraba al otro lado de la piscina.

-Que niño? No lo ves, ya es todo un hombre. Quien sabe cuántos pechos habrá visto ya.- Al parecer mi padre estaba un poco caliente, por la insistencia que le tenía a mi madre y por su miembro que se estaba poniendo morcillon.

Nunca me había puesto a detallar el miembro de mi padre, pero la verdad era bastante apetecible. Un poco más larga que mi verga, pero menos ancha. Seguramente no tendría trabajo al engullir una verga como esa, ya que algunas veces he tenido que acostumbrar mi mandíbula, y culo para recibir vergas más grandes. Tenía que salir de ahí, ver a mis padres compartiendo de manera tan afectiva, y visualizando el miembro de mi padre hicieron que yo también tuviera una erección, y además no le quería dañar el momento a mi padre.

-Me iré a duchar, y estudiar un rato en mi habitación.-Dije yo, mientras salía de la piscina para no arruinarle la tarde a mi padre, aunque yo también me moría por verle los pechos a mi madre. Sabía por mano de mi padre que mi madre si practicaba el nudismo, pero solo cuando no me encontraba en casa.

Ahora esta vez me encuentro en la ducha excitado, pero ahora el responsable no es solo mi madre, sino padre. Tenía tiempo sin ver una verga, y más como la de mi padre que hizo que me erectara en la piscina. Me la imagino entrando y saliendo con ímpetu de mi culo mientras me masturbo. Otra vez me corro en la ducha, pero ahora en honor a la verga de mi padre.

Termino de ducharme, y al salir del cuarto un poco más despejado siento una calma poco usual en casa. Me asomo por una ventana del pasillo, y no me creo lo que veo. Mi padre devorando las tetas de mi madre, mientras mi madre le agarra fuertemente la verga. No creí nunca presenciar algo así, me imaginaba que harían estas cosas mientras no estaba en casa, pero estando yo acá jamás pensé a que se arriesgarían. De repente, mi madre se recuesta en la silla, y se deja devorar las tetas por mi padre aprisionando su cabeza contra su pecho. Veo que mi padre dirige una de sus manos a la parte baja del vestido de baño, y logra poner a un lado la tanga de mi madre exhibiendo para mi su coño, no lampiño pero si bien arreglado.

Por un momento ella se impresiona, pero llevada por el placer vuelve a cerrar sus ojos y deja a mi padre hacer de las suyas. Para este momento ya me encuentro erecto, otra vez. Mi padre introduce uno de sus dedos al interior el coño de mi madre y la noto arquear todo su torso, y agarrando por los pelos a mi padre. Introduce lentamente una y otra vez su dedo, tal vez a la espera de una mayor lubricación. Mientras que mi madre reacciona con su cuerpo arqueando su torso a la par que otro dedo ingresa a su coño. Para este momento ya me encuentro lubricando mi verga con mi propia saliva, gracias al espectáculo que me están ofreciendo mis padres.

-Necesito tu verga Santiago, la necesito dentro de mi- Decía mi madre con un tono bastante bajo, pero perceptible desde donde me encuentro.

Mi padre dirige su verga al coño de mi madre, pero ella lo detiene. Se retira todo el vestido de baño lanzándolo al fondo de la piscina regalándome otra vez una espectacular vista de su culo, y se meten los dos lentamente en la piscina. Una vez el agua los cubre por completo, mi madre se engancha a mi padre por el cuello y lentamente se deja caer mientras mi padre la penetra lentamente. Empiezan un meneo bastante intenso para estos momentos, mi madre se encuentra con las piernas entrelazadas al culo de mi padre y moviéndose al ritmo de las penetraciones que le propinan.

Me encuentro apoyado a la pared masturbando mi verga con intensidad, mientras mi mano izquierda se acomoda lentamente en mi culo tratando obtener estimulación extra. En estos momentos me encuentro en un grado de excitación tal, que no sé qué me da más morbo, si pensar que yo soy el que penetro a mi madre, o que soy al que penetra mi padre.

Mis dedos penetran con intensidad mi ano, y mi mano masturba fuertemente mi verga.

Me corro con tanta intensidad que mancho abundantemente la pared en la cual me estaba apoyando, me recuesto de espaldas sobre ella para reponerme. Me dirijo al baño para recoger con papel el semen chorreando por la pared y al regresar veo que mis padres salen de la piscina, mi madre con el vestido de baño puesto.

Me dirijo de nuevo a mi habitación a tratar de estudiar, pero la verdad mi mente no puede procesar todo lo que he pasado hoy. En un solo día espío a mi madre, y me corro en la ducha pensando en ella, me excito pensando en la verga de mi padre y me corro pensando en ella, y para finalizar mis padres me deleitan con un espectáculo en vivo y en directo culeando en la piscina y me corro en la mitad del pasillo.

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Pasó unas horas acostado en mi cuarto pensando si todo esto es normal, y llegó a la conclusión de que NO, NADA DE ESTO ES NI MEDIO NORMAL.

-Esteban, acuérdate que tenemos fiesta hoy!.- Le escuche gritar a mi madre desde su habitación.

La fiesta de la empresa de mi padre, NO JODA. Se me había olvidado esa mierda. Les había prometido a mis padres asistir con ellos a esta fiesta, pero la verdad quería culear con alguna amiga, o amigo esta noche. Lo que se presentará primero, después de todo lo que he pasado necesitaba desahogarme sexualmente con alguien.

-Si, ya me alistare.- Le contestó a mi madre de regreso.

La verdad nunca había tenido problemas en asistir a estas fiestas, porque siempre lo hacía acompañado de mi hermana pero este año no será así. Tras horas de esperar a mi madre en el sillón, logro ver como desciende por las escaleras como una diosa, bajando lentamente, escalón por escalón con un vestido bastante apretado por delante y por detrás, bastante coqueto pero no muy revelador. Luciendo su abundante pelo rizado sobre sus hombros. Ligeramente maquillada, que le da un aspecto más natural a su belleza.

Al dirigirnos en coche a la fiesta, mi padre me comenta que seré el conductor elegido de regreso a casa, por lo cual no podría beber. Al llegar a la fiesta saludamos a todos los compañeros de trabajo de mi padre y sus respectivas familias. Pasamos un rato agradable al iniciar la fiesta todos juntos en la mesa, pero al estar mis padres entrados en tragos deciden apoderarse de la pista de baile. Mi madre siempre demostró que podría seducir a cualquier hombre sin la necesidad de ser vulgar, poco a poco sus bailes suben un poco de tono, mientras yo sigo sentado recordando aquella escena en la piscina.

-Venga Santiago, bailemos otra.- Le decía a mi madre a mi padre, mientras él se acomodaba de regreso a la mesa.

-Ya va, cariño. Dame un poco de tregua.- Mi padre obviamente no puede aguantar el ritmo y trote de una mujer que se entrena diariamente- Venga hijo, acompaña a tu madre. Para estos momentos mi erección al recordar las escenas de mis padres culeando en la piscina no era muy evidente sentado en la mesa, pero se iba a notar claramente al levantarme.

-Si hijo, vamos. Que tenemos tiempo sin bailar.- Mi madre saca fuerzas, y de un solo jalón me levanta de la silla, pero al levantarme recuesta su cuerpo sobre mi, y me lleva bailando al centro de la pista. Al estar ya en posición, trato de separar mi cuerpo de mi madre pero no me deja, siento como mi verga roza su firme y apretado culo por el vestido.

Poco a poco, los movimientos se vuelve más íntimos con mi madre, y mi erección en mi pantalón me está matando.

-Te gustó el espectáculo cariño?

-Sí, la fiesta ha estado un poco entretenida.- Respondo sin entender muy bien la pregunta.

-No hijo, el espectáculo de la piscina.- Al escuchar esas palabras pierdo un poco el ritmo de la canción y me descoloco mientras bailo. Nos ponemos de frente los dos, y volvemos a bailar juntos gracias a que mi madre me agarra otra vez.- Sé que nos viste cariño, he visto el manchón en la pared.

-Lo siento mucho, mamá.- Es lo único que atino a decir. El pánico me consume mientras bailo.

-Calma hijo, sólo espero que haya sido de tu agrado.-Escucho esas palabras pero no las entiendo, en mi mente nada de esto tiene sentido-Si te sigues portando así de bien con mama en el gimnasio, a lo mejor te doy otro tipo de espectáculos.

Nos quedamos en silencio, pero nuestro baile se siente más excitante. Poco a poco empiezo a recobrar la fuerza y empiezo a restregar atrevidamente mi verga por su culo, que está completamente erecta en mi pantalón. Cuando entro en confianza he intento agarrarle el culo a mi madre, me detiene.

-Estoy cansada venga, vamos a la mesa.- Me quedé azul, sin saber qué había pasado.

Al compartir un rato en la mesa los 3 juntos, mi madre decide que debemos irnos. Al parecer mientras bailábamos los compañeros de mi padre y mi padre se pasaron de copas y no está en su sano juicio. Me cuesta un poco de trabajo llevarlo al coche, y lo acomodo en la parte de atrás.

No llevábamos ni dos minutos de trayecto cuando siento la mano de mi madre en mi verga, y abro los ojos sin creer lo que veo.

-Tranquilo, tu padre está dormido.- Mientras lentamente, empieza a sobarme sobre el pantalón. Mi madre jugó con mi verga durante gran parte del trayecto apretándome la verga lentamente desde la base hasta la cabeza, mi verga simplemente daba espasmos por la incontrolable excitación. Faltando pocos minutos para llegar, mi madre se detiene y me dice:-Si gustas, te puedes bajar el cierre del pantalón.

Es lo último que recuerdo antes de que una luz cegara nuestro camino, la luz de un automóvil que venía de frente a nosotros y nos impactó. Este no es el final de nuestra historia, es solo el comienzo de cómo nuestras vidas cambiaron, y nuestra familia también.

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