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¡Ya no soy tu puta!
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Cuando se enteró que me casaría con Lety, su actitud cambio, paso de ser muy amable y hasta zorra conmigo a no hablarme e ignorarme, yo al principio creí que eran celos tontos, ya que, aunque ella estaba con su pareja, seguíamos teniendo sexo, pero cuando le dije que me iba a casar ella cambio conmigo.

Una noche la fui a visitar ya que tenía unas chamarras mías, así que, aunque se negó al principio, me dejo entrar por ellas.

L: Esto no puede seguir así, ¡no te eh hecho nada!

H: ¡Ya déjame en paz, eres un traidor abusador y todo lo que termine en or!

L: ¿Es en serio? ¡Pero tú y yo sabíamos que era solo sexo!

H: Si, pero abusaste de mí, mientras estaba con otras me venias a dar a mí, ¡que asco!

L: Pero no recuerdo que eso te molestara, además tu nunca dejaste a tu amor, ¡jajá estamos a mano!

¡Ella, se lanzó hacia mi dándome de manotazos, yo solo me cubría la cara, también me lanzaba de patadas, o solo le tapaba sus golpes y los esquivaba!

L: ¿Hillary que te pasa?

H: ¡Te odio, te odio! ¡Y pensar que me metía tu cosa a mi boca!

L: ¡Pero eso te gustaba nena!

H: ¡No me digas nena maldito!

Ella se puso más loca, así que tuve que empezar a tratar de pararla, no quería usar mucha fuerza para lastimarla, solo la abrazaba, ella se movía como lombriz, me mordía la mano, los brazos, me arañaba, ¡me daba patadas tipo caballo!

Poco a poco subió la intensidad de la disputa, insultos y más insultos de ella hacia mi persona retumbaban la casa, fue entonces cuando sentí como sus nalgas se meneaban en mi pene, el masaje que me daba cuando forcejeábamos me comenzó excitar.

Llegamos hasta el cuarto, mientras seguimos forcejeando mis manos ya pasaban por sus piernas, sus tetas y sus nalgas, mi verga comenzó a ponerse dura, sus movimientos me demostraban que me sentía y le gustaba, la arrinconé en la pared y comencé a acariciarla y besarle el cuello.

Con fuerza le bajé la licra que traía puesta, comencé a apretarle sus nalgas con mucha fuerza, se las lamia y mordía fuertemente, ella me jalaba el cabello y me golpeaba la cabeza, yo la tenía durísima, le daba de nalgadas tan fuerte que se le pusieron rojas, ella me arranco la camisa y comenzó a morderme el pecho y el estómago, lo mordía tan fuerte que me lacero mis pezones, la avente a la cama quitándole la blusa y mordiendo sus pezones, ¡me jalaba el cabello y me mordía las orejas!

H: ¡Desgraciado!

L: ¡Puta!

Me saque la verga que ya estaba dura, le jale el cabello y se la metí en la boca, le apretaba fuertemente el cabello mientras le follaba su boca, le daba de cachetadas, me mordía un poco la verga, eso me ponía a mil, también me arañaba las nalgas y las piernas.

¡La avente y le levante las piernas rompiéndole la tanga, con violencia la penetre, le apretaba las nalgas y el cabello, me mordía el cuello y los hombros, mis movimientos eran bruscos, mi verga entraba muy fuerte, le mordía sus muslos y sus tetas, que placer!

H: ¡Ah! ¡Dios, infeliz que eres!

L: ¡Soy infeliz, pero tú eres mi puta!

¡La puse en cuatro y se la dejé ir hasta el fondo, le jalaba el cabello con las dos manos, ella casi chocaba con la luna de la cama, sus movimientos eran riquísimos, sus nalguitas todas rojas ahora recibían golpes de mis manos!

H: ¡Ah, así papi, así!

L: ¡Toma puta, tómala!

H: ¡No soy tu puta!

L: ¡Si lo eres y lo sabes jajá!

Me acosté y la puse a que me cabalgara, lo hacía de una forma muy rica, me mordía y arañaba tan fuerte que empecé a sangrar ligeramente, yo la mordía y su piel inmediatamente se puso morada, sus movimientos eran descomunales, ella ya llena con mi sangre se lamia los dedos, eso me puso a mil, ¡la acosté en la cama y le levante las piernas poniendo sus rodillas en su frente y se la empecé a meter en el culo!

H: ¿Que haces? ¡Ahí no!

L: ¡Cállate perra, tu eres mi puta y yo decido como te cojo!

H: Augh! ¡Me duele, me duele!

L: ¡Toma puta, que rica eres, extrañare tu rico cuerpo, uf, extrañare lo puta que eres!

H: ¡Ya! ¡No soy tu puta!

¡La cargue y camine con ella en mis brazos mientras le seguía partiendo el ano, fluidos empezaron a salir de ella, mis dedos apretaban brusco su clítoris y mi verga seguía haciendo ancho su culo!

¡Regresamos a la sala y en su sofá la empine, le puse las manos atrás como si la fuera a arrestar y empecé a metérsela fuerte en su culo, al mismo tiempo le daba de nalgadas y le jalaba fuerte su cabello, sus gemidos y gritos de dolor me excitaban más, en un acto de desenfreno comencé a golpearle las costillas, eso hacía que se moviera más rico!

H: ¡Eres un patán!

L: ¡No llores y gózala!

H: ¡No soy tu puta!

L: ¡Tu cuerpo dice lo contrario!

De tanta fuerza la tiré en el sofá y yo caí encima, sin sacársela comencé a morderle la espalda y apretársela bruscamente, esta sesión masoquista estaba a tope, ella se volvió a escurrir, ¡su segundo orgasmo fue más ruidoso!

Me di cuenta de que ya tenía muchos moretones, sobre todo en las nalgas, pero aun así me seguía pidiendo verga, sus movimientos y los míos me aceleraron y terminé dentro de su culo.

¡Mi leche se lo llenaba mientras ambos gemíamos de placer!

H: ¡Luis! ¡Eres un maldito!

L: ¡Nunca te olvidare nena!

Terminamos exhausto y adoloridos en el sofá, al vernos todos lastimados lacerados y con moretones, ella con lágrimas en los ojos me corrió de su departamento, la mire y le di un beso muy rico! y esa fue la última vez que tuve contacto con mi antigua jefa, pero les traeré más anécdotas de mi vida, de nuestra vida!

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