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La mas trola de las amigas de mi mujer
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Tiempo de lectura: 6 minutos

Esto que cuento hoy es una experiencia vivida hace unos dos meses, y que hasta el momento no se ha repetido ni continuado, aunque quizás sea lo mejor, el que juega con fuego termina quemado.

Cómo comenté en mi anterior relato, soy vigilador nocturno, tengo 32 años y hace 7 estoy casado con Daiana una mujer excelente y una perra en la cama. Pero bueno, yo no puedo dejar pasar las oportunidades que se me presentan.

En mi trabajo, las guardias son de doce horas y en el puesto en que estoy, estoy sólo. Por eso mismo, cualquier cosa que ayude a pasar el tiempo y hacerle frente al aburrimiento, es bienvenida.

Hoy por hoy las aplicaciones de chat y encuentros como Badoo o Tinder por nombrar las más conocidas… son los mejores aliados para apurar las horas. En uno de estos sitios conocí a Belén, infartante colorada con quien empezamos a hablar. Como quienes estamos en esos sitios solemos saber el motivo por el cual estamos ahí, la charla no tardo en volverse sugerente y prontamente erótica.

Sus fantasías, las mías. Sus poses favoritas y las mías. Las cosas que me haría y cuáles le haría yo, iban y venían en el chat en un ping-pong cada vez más caliente. Las palabras escritas poco podían hacer ya para complacernos y fue entonces que las fotos tomaron su lugar, escalando cada vez más en explicidad y morbo.

Tanto era así que llegué a esperar ansioso las madrugadas que me comunicaba con Belén, y en mis días de franco extrañaba nuestra caliente virtualidad. La verdad es que no sabía nada de ella, ni ella de mi… pero lo que si sabíamos era calentamos mutuamente, y mucho.

Uno de esos francos en los que hacía nada en mi casa, Daiana, mi mujer, me comenta que ese día vendrían a casa compañeras del profesorado a preparar una exposición. La idea me molestaba un poco pero me daba tiempo para estar sólo y tranquilo en mis cosas, así que no me cayó tan mal.

Entrada ya la tarde empezaron a llegar sus compañeras. Mientras llegaban todas, yo hacía mates y hablaba de nada amenamente haciendo de buen anfitrión. Un auto para afuera y Daiana sale… escucho que dice "Decile que pase un ratito" y otra voz responde… "No, ya se va al trabajo… Nos vemos mañana amor"

Entraron. ¿Quién caminaba junto a mi mujer? No podía creerlo pero ahí venía, con una cara de asombro que presumo era idéntica a la mía, aunque juro que me esforcé en actuar natural pero eso casi nunca sale bien… Belén se me acercaba y nos saludamos con un beso en la mejilla mientras nos presentaban… bah, me presentaron a Carolina, su verdadero nombre.

Necesitaba salir de ahí, no porque me haya asustado o por nervios, ¡la calentura que me agarró en ese momento era indisimulable! Así que con la excusa de dejarlas estudiar tranquilas me retire a "Bañarme y acostarme un rato".

Subí a mi habitación, abrí la ducha, me desvestí, tome mi teléfono y empecé a mandarle fotos mías de ese momento… estaba como embriagado de calentura, loco… como ella lo diría.

*¿Qué haces boludo? ¡Estás loco!

*¿Me vas a decir que no te gusta? ¿O ahora que me viste ya no querés fotos?

*Déjate de joder! ¡Sos el marido de mi amiga!

*Vos sos la mujer de alguien por lo que vi también…

*Pero es distinto! Vos no lo conoces, Dai es re buena mina no se merece que la caguen.

*Tenés razón, además es re atorranta tu amiguita, no sabes lo putita que se pone cuando la cojo…

*Te vas a la mierda… Eso no me interesa, y además… más puta que yo no… eso seguro!

*¿A si? Demostralo…

Mientras su respuesta demoraba, mi ansiedad aumentaba, y mi excitación también. Realmente jamás espere escuchar subiendo las escaleras a mi mujer diciendo que tenía algo que pedirme, si podía alcanzar a Carolina (Belén) hasta su casa porque se descompuso su madre y el marido no podía buscarla porque estaba trabajando… Ella esperaba irse viajando junto con las demás, pero para volver sola no tenía forma…

"QUÉ HIJA DE PUTA"

Eso pensé… y ahora mientras lo escribo eso mismo vuelvo a pensar.

Por supuesto fingí desgano y contrariedad ante la solicitud, y aproveche para mentir que había quedado en ir a jugar a la pelota. Daiana me lo pidió por favor…que primero la deje a su amiga y después vaya a "lo mío".

Acepté, claro. Me cambie de ropa, prepare "mis cosas", saque el auto y espere afuera. Ella salió, saludo con un beso a Daiana, abrió la puerta trasera y entró. Yo salude a mi mujer, le pregunté hacía dónde íbamos y arranque. Dos cuadras después doble para quedar fuera de vista y frene.

Ella bajo, salió y entró al asiento del acompañante. No emitimos sonido alguno y entonces…

-¿Belén o Carolina? ¿Cómo tengo que decirte?

-Puta decime. Sabes que eso me encanta…

Y diciendo eso me beso, y metió su lengua con ganas mientras empezó a amasarme la verga por encima del pantalón… Puse la marcha y arranque, ella bajo mi cierre sacó mi pija y bajó ella… me peteaba como una profesional mientas yo manejaba lentamente al telo. En la entrada, se acomodó en su lugar, y entonces ingresamos.

-Malo no me diste lechita -Dijo…

Bajamos del auto y fuimos a la habitación. Yo no hable. Ella había tomado la iniciativa hasta ese momento, pero ahí adentro no. Ahí yo iba a ser su macho, su dueño y ella mi puta complaciente.

-Desnudate, acostate y abrite bien.

Ella sonrió sorprendida, pero en ese instante comprendió su papel y comenzó a llevarlo a cabo gustosa. Me clavó la mirada y sacó su remera, se desprendió el corpiño y liberó esas dos enormes tetas, rozó sus pezones rosados con la yema de sus dedos mayores y empezó a bajar, apenas tocando su piel, por su vientre hasta llegar al botón de su jean…Desabrochó el botón y bajó su cierre…

Sin sacarnos los ojos de los ojos del otro bajo su pantalón muy despacio… terminó de desnudarse moviéndose en una lenta y excitante danza… se recostó y agarrándose las piernas las abrió como un compás

-Así papi? ¿Qué me vas a hacer?

– Lo que yo quiera te voy a hacer.

– Si papi, coje a tu puta papi…

Me saque mi ropa y quede en bóxer… y le dije que no iba a cogerla… no todavía.

Me tire de lleno a esa Conchita rosita y depilada… apenas si la tocaba con la punta de mi lengua… esa cancha perfecta, mojada, caliente toda para mi… me tome el tiempo necesario para darle una chupada como se merecía… la lamí toda… por fuera y por dentro, de arriba a abajo y al revés, de un lado a otro… lento y presionaba fuerte con mi lengua, la saboreé, la comí, abrí mi boca y succioné sus jugos, su placer, daba latigazos en su clítoris bien rápido mientras metía dos de mis dedos en ese agujero caliente y con la yema de mis dedos frotaba esa rugosidad que la hacía arquear su espalda, gritar, pedir que pare… pedir que siga… estremecerse y temblar hasta acabarse encima mío… Deguste su orgasmo como quien disfruta del manjar de la mesa de un rey.

-Cógeme ahora…

– No. Date vuelta y ponete en 4

Lo hizo, y bajando los hombros dejó en todo su esplendor ese culo hermoso, blanco de nalgas firmes y deseosas… Culo que no tardo en ponerse rojo a causa mis nalgadas, ella gritaba y se movía como si una cerca estuviese cogiéndola, lento, en un vaivén pronunciado. Cada uno de los golpes de mi mano era acompañado por un gemido, lo cual para mi era música.

Apretaba sus tetas contra el colchón, y las frotaba ahí mientras yo disfrutaba de la vista. Pero la verdad es que no aguantaba más… esa hembra, esa colorada caliente y puta me tenía más que loco…

Mi poronga estaba como una piedra, la saque y la acomode en la entrada de su vagina. La movía, frotaba su hueco, metía la cabeza de mi verga y la sacaba… Ella pedía por favor…

Agarré su cintura, apoye mi rodilla en la cama y se la metí hasta el fondo… entró sin ninguna objeción. Patinando en la liquidez de su calentura, estaba más que caliente mojada y apretada. Se sentía como la mismísima gloria.

-Ay si hijo de puta cogeme!

Después de unos segundos con lo pija enterrada pero inmóvil empecé con el bombeo… no tardamos en tomar velocidad… Ella hablaba como una puta sucia y pocas cosas me calientan más que eso… yo le tiraba del pelo y la seguía nalgueando cada vez con más violencia… sentía que estábamos por acabar y por nada del mundo quería perderme su carita de puta al hacerlo…

La di vuelta yo. Tome sus piernas y las subí a mis hombros. Agarré bien fuerte sus tetas y mientras las amasaba la cogí con fuerza… después de unas cuantas embestidas… llego la estocada final. Volqué mi cuerpo encima del suyo… empujando con mi pelvis en el último rincón de su abismo húmedo. La poronga me latía dentro suyo mientras largaba toda la leche que esa puta había ganado.

Ella… se estremeció… su cuerpo se contaría en espasmos involuntarios y apretaba con su concha mi verga mientras ahogaba un agudo grito de éxtasis. La expresión de su cara era la de una puta bien cogida.

Esta vez me recosté a su lado… mi puta miraba mi pija a "media hasta" y como buena trola bajo a limpiarla…

-Ay papi que rico… me encantó como me cogiste… me encanta ser tu puta… ¿No cierto que soy la más puta papi? Mira cómo te agradezco… – decía mientras agarraba mi verga y la metía en su boca para dejarla bien limpia…

Me prendí un cigarrillo mientras disfrutaba de las sensaciones y de la vista…antes de notarlo, ya estaba duro otra vez… Ella la puso entre esas tetas enormes y comiendo como una trola alzada me pajeo hasta que le volví a acabar esta vez en esas tetas hermosas…

Junto toda la leche y se la tomo como una gatita… después de eso nos cambiamos y nos fuimos. La lleve hasta su casa y me dijo que la paso muy bien pero que se sentía rara en ese momento. Quedamos en hablar. Pero eliminó su cuenta virtual… así que hasta hoy no volvimos a comunicarnos… Pero constantemente me manda saludos con mi mujer y según ella fui "todo un caballero" que supo cómo tratarla en ese momento tan especial…

Espero les guste! Siempre son bien recibidos comentarios y sugerencias!

Pablo.

 

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