Comencé el día realizando algunas compras de insumos que me estaban haciendo falta en casa, mientras estoy realizando el pago siento que me llega un mensaje al celular, en cuanto puedo lo leo y era desde un teléfono que no tengo guardado y el mensaje dice: “Hola te puedo ir a visitar a tu casa?”, miro extrañada el mensaje sin darme cuenta de quién puede ser, por otro lado en mi cabeza me daba vueltas si responde o no; la curiosidad fue más fuerte, así que le envié un mensaje de respuesta: “Quién eres?”, al rato llega la respuesta, “Soy Roberto, disculpa seguros tienes mi número antiguo, cambié el número perdón”.
Cuando llegué a casa y dejando las bolsas de las compras en la mesada, respondí el mensaje, “Si puedes venir será un placer”; pronto se me vinieron a la memoria los encuentros sexuales que tuvimos, después de tanto tiempo no se cuál podría ser su interés y le pasé la dirección.
Mientras tanto me dispuse a guardar la mercadería que había comprado, acomodé algunas cosas, rocié desodorante de ambiente y me puse unas gotas de perfume; en eso sonó el timbre y era él Roberto.
Nos saludamos como amigos aunque sabíamos que éramos algo más que eso, lo hice pasar y nos sentamos en el comedor, hablamos de muchas cosas, que habíamos hecho en todo este tiempo, y allí me enteré de la causa por la cual él se distancio de mi, sin que la separación haya sido en común acuerdo; Roberto dejo embarazada a una chica, la cual viven juntos actualmente, entendí perfectamente los motivos y me pareció perfecto; con lo cual en cierta manera no entendía las razones por la cual me venía a ver, algo no entendía del todo.
Fui a la cocina y preparé un café, Roberto vino y sin rodeos le dije: “¿Me puedes dar las razones de tu visita?, ya que me parece que no viniste solamente a contarme que estas en pareja con un hijo”.
Roberto puso cara de asombro y se quedó un minuto sin decir nada, respiro profundamente y me dijo: ”Andrea eres una mujer muy inteligente, y tienes razón no vine a contarte de mi vida, hacía rato que quería contactarme contigo pero por diferentes razones me fue imposible; y además no sabía cómo hacer para venir después de tanto tiempo”, a lo cual escuchaba y respondía con una leve sonrisa entendiendo su relato.
Mientras servía el café él seguía hablando, y lo interrumpí taza de café en mano y mirándolo a los ojos, “Mira Roberto, no tengo nada que reprocharte, al contrario, las veces que tuvimos sexo por mi parte puedo decir que fue maravilloso, y aun a la distancia hay días que te recuerdo, pero bien; tu ahora tienes que cuidar de tu mujer y tu hijo, es lo que es ahora, por otro lado no quiero ser la causante de un problema en tu relación yo estoy tranquila no me falta nada, y sexo bien cuando se da se da, no me falta pero tampoco me sobra, no creas que soy una prostituta tampoco, tal vez intuyo que viniste para acostarte conmigo”.
A lo que Roberto después de tomar el café, dejando la taza y acercándose hacia mí, me dijo “si Andrea te extraño muchísimo, pero jamás te tomaría como una prostituta y nunca jamás lo pensé de ti”.
Me quedé mirándolo apoyada en la mesada, y él se me acerco devolviéndome la mirada, me toma por la cintura y le digo, “quieres que sea tu amante”, sin responderme, por la cintura me sienta sobre la mesada, lo rodeo con mis brazos por el cuello y nos besamos apasionadamente,
Mientras con sus manos, levanta mi vestido acariciando mis piernas, me acaricio mi húmeda vagina por encima de la tanga, la cual corrió e introdujo un dedo dentro de ella, haciéndome jadear y separar más las piernas, le tomo la cabeza y lo llevo para que me la chupe y bese todos mis jugos.
Después de un rico oral, lo ayudo a desabrocharse los pantalones, se baja su ropa interior y sacando su verga me la introduce por el costado de mi tanga, bombea salvajemente con ganas, sin sacar su miembro de mi interior me toma por la cintura y me pone de espaldas sobre la mesa de la cocina, bombeando sin parar, haciéndome tener ya el segundo orgasmo, me hace bajar de la mesa y me voltea de frente exponiendo todo mi culo frente a él con los jugos de mi vagina lubrica mi ano, y apoya su glande en la entrada, y empuja su verga introduciéndome su pene dentro mío, que me hace gritar de placer, con una de mis manos masturbo mi clítoris para tener un orgasmo, Roberto susurra en mi oído, me estoy por venir, y le respondo si papito venite ya.
Su pene descarga gran cantidad de semen dentro mío y quedo apoyada sobre la mesa, recupero el aire, y voy al baño para arreglarme y lavarme un poco, vuelvo a encontrarme con Roberto, y le comento antes de despedirnos, lo rodeo con mis brazos, y le digo “Escúchame bien lo que te voy a decir, no tengo problemas de ser tu amante, pero eso sí, no descuides ni abandones a tu familia que ahora tienes, porque de lo contrario desaparezco de tu vida para siempre”
Y despidiéndonos nos besamos hasta la próxima.
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