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El culo de Carina
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Tiempo de lectura: 8 minutos

Carina era la gordita del grupo de amigas. Esas que uno se solía encontrar en la disco o algún otro sitio los sábados por la noche. Siempre terminaba bebiendo sola y viendo como las otras bailaban con ocasionales festejantes o novios de turno. A mí me había llamado la atención. No era para nada fea. Solo excedida de peso. Mucha teta y mucho culo, más algo de barriga.

Una de esas noches decidí acercarme. Cerveza en mano fui hasta el lugar donde estaba sentada y la saludé.

-Hola… ¿Puedo hacerte compañía?

-Hola. Sí, claro…

-Te han dejado sola…

-Ja-ja. Si, las chicas se divierten…

-¿Hace mucho que son amigas?

-Desde que comenzamos la escuela secundaria. Y lo seguimos siendo una vez que la terminamos.

Así la charla continuó con temas diversos. Tenía una conversación interesante y variada. Me contó que trabajaba, vivía sola en un departamento pequeño que estaba arreglando y decorando a su gusto. Estaba consiguiendo reproducciones de pinturas y con ellas iba vistiendo las paredes.

-Que bien… yo en el mío solo tengo un perchero!

-Jajajaja! Deberías empezar con algún cuadrito. Deben ser una tristeza tus paredes…

-Si. La verdad no me da por eso… Con que la cama esté pronta para recibirme y la cocina se encienda para hacer café… ya me conformo!

-Qué loco…!

-Debería pasar por tu departamento para darme aunque más no sea una idea. A lo mejor me inspira!!!

-Me estás sugiriendo que te invite?

-No… solo era una broma. Pero si se presenta la ocasión, paso a ver…

-¿Quieres ir ahora?

-Nooo… Si estamos aquí en la salida sabatina, conversando tranquilos…

-Podemos seguir conversando igual… No sé tú, pero ya yo puedo darme por satisfecha. He salido, escuchado música, bebido lo que normalmente bebo y… si no te hubieses acercado estaría bostezando de aburrimiento! Si quieres caminamos y en unos minutos llegamos a mi hogar dulce hogar. No está lejos…

-Como quieras.

Se acercó a una de sus amigas, que estaba bailando y le avisó que se iba. Salimos a la calle. La noche estaba muy agradable. Caminamos algunas calles y enseguida llegamos. La verdad es que su departamento era pequeño pero cómodo y decorado con buen gusto y dedicación.

-Quieres tomar algo… un café?

-Preferiría algo más fresco…

-Bueno. Creo que me quedan un par de cervezas frías…

Me contó que solo había tenido un novio y que la cosa no había funcionado. Que solía envidiar a sus amigas por sus éxitos sentimentales y que a veces se sentía sola. Le respondí que los éxitos no pasaban solo por ahí y que tal vez sus amigas no tenían toda la felicidad que aparentaban.

-Gracias por haberte acercado. Hacía ya mucho tiempo que no estaba acompañada por un chico… y que fuese él quien se acercara! Ji ji!

-Para nada. Lo pasé bien conversando contigo…

-Tienes novia?

-No. Actualmente estoy solo…

-Somos dos solitarios! Jaja…!

-Se podría decir que sí…

Sinceramente ya las perspectivas habían cambiado. Ya me había invitado, ya estaba en su casa y ya no me parecía tan descabellado terminar cogiéndomela… Hasta ahí no aparecía posibilidad de llevar la charla más al terreno de lo sexual. Así que opté por una alternativa que tal vez podía aparecer chocante para con ella…

-Te digo una cosa y por favor no te sientas agredida. Siempre que te veía quedar sola mientras tus amigas bailaban, se me ocurrió que tal vez fueras lesbiana… perdón

-Jaaajaaa! Nooo… no te mortifiques. Las cosas se han venido dando así, pero no por lo que supones. Prefiero los hombres… de verdad que los prefiero. Aunque…

-Aunque?

-Bueno… en tren de confesiones, una vez y solo una vez nos involucramos con Gracia, esa amiga a la que le comuniqué esta noche que me estaba yendo.

-Si?

-Fue solo una vez que estábamos algo borrachitas, excitadas y solas. Y simplemente se dio que nos tocamos para aliviar nuestras necesidades, nada más… Cuando estuvimos otra vez sobrias y conscientes nos morimos de vergüenza. Pero al final lo tomamos con humor…

-Interesante…!

-Te parece interesante?

-Claro. No puedo dejar de imaginármelo…

-No te repulsa pensar en dos mujeres masturbándose?

-Para nada… me resulta excitante!

-Mmmm… y que otras cosas te resultan excitantes?

-Aún a riesgo de ser otra vez rudo y ya que preguntas: tus pechos me resultan excitantes…

-Me halagas!

-Me encantan y ya voy más lejos… me encantaría verlas, tocarlas y besarlas!

-Todo eso?

-Salvo que tu pongas límites! Jajaa!

Ni me contestó. Solo tomó su camiseta por debajo y se la fue quitando hacia arriba. Apareció libre de corpiño, un estupendo par de tetas como melones.

-Te gustan?

-De vista si… no sé si pueda hacer alguna otra comprobación…

-Hazlo…

Me acerque para tocarlas y por supuesto no pude abarcarlas a cada una con una mano. Tetas grandes con pezones pequeños como me gustaban. Pezones que se pusieron duros apenas les di las primeras lamidas. Se las chupé mientras las acariciaba y masajeaba.

-Te puedo invitar a un sitio más cómodo? -preguntó…

-Como gustes…

Directo a su dormitorio fuimos en un corto viaje. Una vez allí, Carina se quitó la pollera y quedó en calzones. El culo se reflejó en un espejo y me devolvió una imagen tentadora. Era grande y gordo pero se lo veía firme. El pubis era más bien pequeño bajo su pancita y rodeado de gruesos muslos. Se sentó en la cama y yo a su lado. Volví a mi trabajo con sus tetas. Pronto hice que se recostara para estar más cómodos. Le chupé los pezones en tanto mi mano avanzó a recorrer parte de su cuerpo. Toqué su concha por arriba del calzón. Se lo empecé a correr hasta mitad de los muslos. Luego mi mano hurgó y encontró los labios depilados de su diminuta concha. Era todo suavidad. Fui bajando besos por su vientre, sin escalas hasta quedar lamiendo los labios vaginales. Gorditos y apetitosos. Lamí justo en el centro para separarlos. Se estremeció entre suspiros y jadeos. Sentí que se había humedecido y decidí que era hora de entrar. Subí por entre sus muslos abiertos hasta quedar justo con mi verga tocando su entrada. Ella supo lo que venía.

-Cógeme despacio, por favor. Hace mucho que no me cogen y además tengo poca experiencia… poco uso!

Llevé mi mano abajo y me agarré fuerte la verga para hacerla jugar y ganar espacio entre los labios. Empujé y se le escapó un gemido al sentirse penetrada. Seguí pujando despacio por entre las paredes aún cerradas. Sus uñas se clavaron en mis espalda y me detuve. Retrocedí hasta dejar solo la punta dentro. Insistí en el empuje y ya no me detuve hasta bien allá adentro.

-Ay!… la siento como la primera vez… me dolió un poquito pero me encanta tu verga…

Me fui moviendo lento para ir y venir por su canal. Le besaba las tetas y también los labios. Su conchita se sentía apretada y prácticamente me exprimía la pija…

-Me gustaría que te pusieras en cuatro patas para cogerte mejor…

-Vas a hacerme perrita?

-Siii… bien perrita y te voy a coger mucho…

Se acomodó y al segundo la volví a penetrar a fondo.

-Ah! Parece que se siente más profundo. Siento que me abres la conchita…

-Tu conchita es divina y me encanta cogerla…

La agarré fuerte por la cintura y la entré a coger con movimientos rápidos. Ahí nomás abajo, su culito parecía palpitar. Fui con un dedo y se lo acaricié. Me lo mojé para probar penetrarlo.

-No, por favor… Nunca lo hice por ahí!

-Solo el dedo… para masajearte y excitarte.

-Tengo miedo…!

No insistí más, fui con el mismo dedo a buscar el clítoris. Entre el ritmo de mis embestidas y la velocidad del masaje, pronto llegó al orgasmo. La liberé para que se tirara en la cama y caí a su lado…

-Eso estuvo genial… no es lo mismo una buena cogida que las caricias del bidet!

-Jaaa… ¿Eso te remediaba?

-Algunas veces… tampoco soy ni he sido adicta…

-¿Mucho miedo de que te duela la cola?

-Si… te cuento algo. Mi amiga, la que viste esta noche cuando le dije nos íbamos, Celeste se llama… Bueno, ella lo pasó mal. Un amante ocasional, un bruto, entró en su ano y le produjo un desgarro. Sufrió mucho y yo la acompañé en esos días. La ayudé con unas cremas y pudo ir sanando. Igualmente: lo noté muy sensible a las caricias, pero me asustó cuando quisiste penetrar.

-Entiendo. Seguramente, opino, a tu amiga le tocó justo una bestia, un bruto que ni idea debe haber tenido. Tiene que ser muy brusco y bruto para lastimarte así sin más…

-Puede ser. Pero yo me quedé con ese miedo y no quiero…

-Está bien, está bien. Por mi no temas. Si yo te algo hago será para darte placer y no lo contrario. Se lo he hecho a algunas mujeres y sé que en principio duele y molesta. Hay que ser muy delicado, nada más…

-Gracias por entenderme… Voy hasta el tocador. Ya vuelvo…

Me la quedé mirando mientras se iba y sus nalgas se movían al compás. Le había jurado no lastimarla, pero ese culo se veía prometedor. Debía contenerme o medir muy bien los pasos a seguir.

Volvió y se notaba que se había higienizado. Yo estaba boca arriba y con la verga en alto, sin haber acabado aún y esperando el momento.

-Que torpe soy, dijo… Acabé, gocé y me fui. Mira cómo te dejé!

-No importa. Hay tiempo… ¿me la quieres tocar?

-Sí, claro…

Se acostó a mi lado y sus manos regordetas envolvieron mi miembro para acariciarlo. Jugó un rato con él hasta que, casi tímidamente se animó a besarlo. Lo lamió para luego abrir la boca y dejarlo entrar. Poco a poco fue encontrándole la vuelta a la mamada y me la hizo disfrutar.

-Si no estás acostumbrada a sentir el gusto del semen… no dejes que te acabe en la boca…

-Tranquilo: lo he probado…

Así las cosas, siguió con su tarea. Hasta que logró su cometido y solté todo. Recibió todo lo que pudo y el resto lo juntó después. Se portó como una verdadera heroína y se tragó toda la leche. Después vino a acostarse a mi lado y me abrazó.

-Gracias por esta noche…

-Gracias? Para nada… gracias a ti ya que somos dos los que lo estamos pasando bien…

Luego de descansar un rato, le pedí que se acostara boca abajo. Empecé a besarla en el cuello y bajé por la espalda, acariciando sus abundantes nalgas.

-Quiero jugar con mi lengua en tu cola… quiero darte placer… no temas…

Amasé las carnes haciendo que los cachetes se separaran y se juntaran. Las dejé separadas para llegar con mi lengua hasta aquel huequito rosado y virgen. Lo fui lamiendo y acariciando con mi lengua. Empezó a arquearse y retorcerse en señal de aprobación. El placer estaba. Ella, por si sola vino con su mano para masturbarse la concha y aumentar el goce, en tanto pegaba su grueso culo contra mi cara. El apretado anillo se iba aflojando. La punta de mi lengua atinaba a penetrarlo. La ayudé a que se apoyara en las rodillas y el ojete quedó más expuesto. Un charco de saliva le corría por entre las nalgas y le bajaban a la concha para ayudarla a lubricar los dedos con que se acariciaba. Estaba en un pico de excitación. Mi dedo medio volvió a intentar la caricia anal y esta vez no fue rechazado. Lo movía en círculos, frotando y resbalando en la humedad. Humedad de saliva y de los jugos que juntaba de mi verga dura. Cada vez fui aumentando la presión del dedo. Ella parecía haber perdido el temor. Aflojaba y apretaba el ano como en espasmos. El ritmo de sus dedos en la concha era febril. Se masturbaba con reales ganas mientras gemía apagadamente. Pude apreciar que en esos minutos, tuvo dos o tres orgasmos. Estaba dilatando y aproveché. Presioné algo más y pude meter la primera falange del dedo en su ojete. Sin darle tiempo a reaccionar, le masturbé el agujero con movimientos cortos y lentos. Dilataba y apretaba. Movía las caderas.

Era buena señal. Hundí más el dedo para seguir jugando en su culo. No hubo reproches, solo jadeos y suspiros. Tras hacerle jugar por un rato el dedo, en vistas que no lo rechazaba y la calentura iba en aumento, me atreví a intentar la penetración con dos dedos. Otra vez junté líquidos de mi verga, me metí los dedos en la boca e hice una especie de melaza que dejé caer en la raja para que resbalara hasta la entrada misma del ano. Al del corazón sumé el índice y fui a buscar nuevamente la entrada. Muy despacito fui empujando, en una delicada operación. Me alegré de tener dedos finos. El ojete se abrió ahora más fácilmente y volví a ingresar. Todo con mucho cuidado y delicadeza. No quería echar a perder todo por apresuramiento. Con apenas las primeras falanges adentro, retomé el trabajo de masturbación. Yendo y viniendo, logré la dilatación deseada.

Ella sin duda disfrutaba de la, hasta hace poco, impensada invasión de mis dedos. Intuía que había perdido el miedo y gozaba la paja anal que le brindaba. Minutos después, me incorporé para quedar de rodillas tras ella. Saqué los dedos y le refregué la cabeza de mi verga, la apoyé y empujé. El ojete, dilatado por la tarea previa, me permitió entrar casi sin forzar nada. Entré y jugué con la pija como jugaba con los dedos. Su trabajo de masturbación tampoco se detuvo y los meneos de cadera ayudaron a la penetración. Ya la tenía, ya estaba dentro de ese culazo y dispuesto a gozarlo. Siempre con un lento empuje, no paré hasta metérsela toda.

-Creo que lo supe cuando comenzaste el jueguito con tus dedos o acaso desde que me lamiste. Nunca pensé que tendría el valor de dejarme coger por el culo. Pero no me arrepiento: me estás haciendo gozar y me encanta sentirla bien adentro… Dame más, que yo con mis pajas ya perdí la cuenta de los orgasmos que tuve. Los sentí hasta en la cola!

Se la saqué solo para volver a gozar el momento de atravesar el umbral de su culo y ver mi verga perderse en la profundidad. Entonces la cogida se hizo intensa, honda y frenética… hasta que acabé como un animal en lo más profundo de su cueva.

-Acaso le cuente a mi amiga cómo me lo he pasado y no me crea lo que he disfrutado por lo que ella sufrió.

Celeste, la amiga lo supo y es un capítulo aparte…

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