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Esposa exhibicionista (relato corto)
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Les comparto una vivencia de hace algunos años. Desde el momento en que dimos rienda suelta a nuestras fantasías, cada vez que se puede, a mi esposa le gusta exhibirse ante la gente, en esta ocasión le tocó a los afortunados repartidores de gas que no se esperaron tener tan grata sorpresa para deleite de su vista.

Como todos los días y la rutina del trabajo, a despertarse temprano y alistarse para iniciar bien el día, toco que se acabó el gas y nos tuvimos que bañar con agua fría, pero como era tiempo de calor pues no importo mucho pero si nos afectó a la hora de preparar el desayuno, así que ese día decidió quedarse en casa y no salir a su rutina de ejercicios para esperar que nos surtieran el gas, como era tiempo de calor aun así fuera de mañana se sentían fuerte los rayos del sol, mi mente rápido me traiciono y le comento, deja tontos a los repartidores y ella ni se lo pensó, fue inmediatamente a escoger la ropa que se pondría y a pedirme mi visto bueno, de ropa interior escogió una tanga negra de encaje que por la parte de atrás se dibujaba sobre la ropa un triangulito hermoso, y el sostén a juego negro de encaje que con mínimo esfuerzo se veían sus hermosos pechos con todo y su pezón, de pantalón escogió un pantalón levi´s que dibuja muy bien sus caderas y de blusa una que deja sus hombros al descubierto y era completamente transparente, únicamente las costuras eran lo que podían ocultar más de su cuerpo, así que prácticamente estaba desnuda de la cintura hacia arriba.

Tras mi visto bueno de la elección de ropa que había escogido para esa mañana, me fui a trabajar y esperar la hora en que mi esposa me llamara o me mandara mensajes para saber qué es lo que ocurrió. Me platico que al abrir la puerta venían 2 señores, el chofer y su ayudante, el cual al voltear a decir buenos días, se quedaron con la boca abierta al ver a mi muñeca abrirles la puerta para que pudieran entrar, y ella al verles su cara de sorpresa, la muy coqueta se acomodó la blusa frente a ellos bajándose la blusa por sus hombros desnudos, y haciéndoles pasar para que nos surtieran el gas, una vez terminado mi muy atenta esposa les ofrece un refresco para que se quiten poquito el calor, y ellos no se negaron, para acompañar el refresco mi esposa se agacho sin doblar las rodillas para sacar de la parte baja de la despensa un paquete de galletas que les ofreció, y al hacer esto, de su pantalón se asomó el hermoso triangulo del tanga que llevaba y que ellos adivino que no pasó desapercibido. Cuando el chofer (que era el más viejo) termino su bebida aclaro que iba a recoger la herramienta y por el ticket para cobrar el servicio, el joven se quedó en medio vaso y mi esposa apresuro a servirle más para aprovechar y coquetear un poco con él, animosa le saco platica hasta que el en un momento de calentura le dijo lo bien que se veía, y lo simpática y agradable que era.

Acto seguido por una sonrisa más insinuante mi esposa agradeció el cumplido y le pregunto que sí que era lo que más le gustaba de lo que estaba viendo, y el joven le dijo que desde que abrió la puerta no ha podido dejar de observar todo su cuerpo y que el momento que le gusto más, fue cuando se agacho por las galletas, y cuando termino de decir esto ella se voltio a darle la espalda y con sus dos manos tomo la orilla de la tanga de los dos lados y la alzo para que pudiera verla de nuevo, cuando el joven termino su bebida de un solo trago se encamino rumbo a la cocina para dejar los vasos vacíos y mi esposa lo intercepto pegándose a él y quitarle de sus manos sucias los vasos, y al hacerlo ella le dice que sus manos son de hombre trabajador por lo rasposas y lo bien que se deben sentir sus caricias, inmediatamente él se abalanzó sobre ella queriendo besarla pero ella no le permitió hacerlo en sus labios, y en su defecto le ofreció su cuello y tomando sus manos las llevo una a sus nalgas y otra a sus pechos estuvieron un rato así y luego ella se puso de espaldas a el pecho de él joven, para que pudiera meter sus dos manos, ella en este punto le pedía que lo hiciera bajo la blusa y ella se desabrocho también el pantalón para dejarle camino abierto a que pudiera tocarle sus tanguita y si tenía suerte permitirle meter sus dedos.

Ella por su parte, acariciaba por encima del pantalón el miembro del joven sin sacárselo, ya que de un momento a otro podía entrar el chofer a cobrar su nota, cuando lo oyeron acercarse, mi esposa se metió a la cocina a componerse la ropa y quitarse un poco lo acalorada del momento, pago lo que se debía y terminaron de recoger sus cosas y se marcharon, mi esposa agradeció con un simple gracias sin darle importancia a lo sucedido y que nos imaginamos que al arrancar ellos en su camión el joven platico a su compañero la experiencia vivida. Y al yo llegar a la hora de la comida, ella me mostro sus pezones erectos aun y las marcas que sus rasposas manos le habían echo, así que en lugar de comer nos echamos un polvo de lo más excitados que estábamos.

Esta fue otra historia vivida y que aún hoy nos llena de pasión. Saludos.

 

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