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Mi empleo en la inmobiliaria (Parte II)
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Tiempo de lectura: 4 minutos

Después de lo sucedido en el relato anterior, les contaré como seguimos, ya que el día a día ya no era como hasta entonces, pero la vida te da sorpresas.

La semana siguiente volví a la inmobiliaria, pues no podía no concurrir ya que estaría en falta y podría ser despedida sin justa causa, mi cara no era de las mejores, me dediqué hacer mi tarea y el aire era un tanto tenso, sin emitir palabra ni existencia de dialogo salvo lo justo y necesario.

Así fueron pasando las semanas, hasta que el viernes de la tercera semana, Carlos el hijo de la inmobiliaria, antes de retirarme me dice, “Andrea no podemos estar más así sin hablarnos”; mi respuesta cortante, “hasta mañana llego tarde a la facultad”, y me fui, él se quedó mirándome como esperando otra respuesta, mañana Dios dirá lo que acontecerá; al día siguiente sábado suena mi celular y Carlos me informa que no vaya a la oficina que iba a recorrer algunos inmuebles, mi respuesta “okey adiós”, sin brindar oportunidad para más dialogo.

Al siguiente lunes vuelvo a la oficina, y no habrán pasado ni 10 minutos que llega Enrique, el dueño de la inmobiliaria y padre de Carlos, era raro que él venga por la oficina, ya que todo está en manos de su hijo; me saluda muy amablemente con una sonrisa, y luego cambia su rostro para dirigirse a su hijo, yo de reojo observaba la situación que no era de las mejores, trate de simular todo de la mejor manera, el padre no estaba tratando muy bien que digamos a su hijo, por lo que podía entender eran cuestiones de negocio, pero me di cuenta que Carlos

Le tenía un poco de temor a su padre.

Después de un intercambio de palabras entre padre e hijo, Don Enrique antes de retirarse se me apersona hacia mí y me dice, “Andrea confío en ti y en tu tarea, necesito que me mantengas al tanto de lo que pasa aquí”, “si Don Enrique en lo que esté a mi alcance en informarle a usted no dude que se lo haré saber”, luego de esto me saluda amablemente, y desde la puerta dirigiéndose a su hijo le dice “y tu ponte a trabajar”, y se fue, Carlos quedo maldiciendo y dando un golpe en el escritorio, yo seguí trabajando en lo mío, pero pensando para mis adentros, “tengo que aprovechar esto para mí”. Al día siguiente Carlos me pidió que le alcance unas hojas, mi respuesta fue, “disculpa, ahora no puedo tengo que llamar urgente a Don Enrique”, jaja la cara que puso no se las puedo describir, así que esa sería mi estrategia, cada vez que me pedía hablar Don Enrique estaría primero, hasta que un día se puso mal, me dice, tengo que hablar contigo Andrea es urgente, yo en mi escritorio seguía trabajando, Carlos se levanta y viene hacia mí, y me dice, ¿“escuchaste que te hable”?, lo miro seria con el celular en mano, y me dice “no llames a mi padre”, y le respondo “ay disculpa ya está sonando” y se fue maldiciendo.

Después de observar las reacciones de Carlos y con ganas de hablar imagino yo de lo sucedió (en el anterior relato), una mañana me dice, “hoy podremos hablar por favor”, a lo que le respondí, “okey llévame a cenar y hablamos”, de más está decir que su mirada quedo perpleja, y en mis labios una sonrisa socarrona, su respuesta muy bien, además debo aclarar que al momento de elegir la estrategia del teléfono llamando a Don Enrique, cambie los pantalones por polleras, y por eso Carlos estaba un poco “nervioso” jeje.

Esa noche fuimos a cenar hablamos de cualquier tontería, jamás le iba a recordar que él quería hablar ni nada por el estilo, cuando terminó la cena, me llevo a mi casa, y me dice, “cierto que quería hablar contigo”, y mi respuesta fue “adiós, hasta mañana”; los días siguieron y cada vez que quería hablar le salía con ir a cenar, así tres veces por lo menos; ya me estaba cobrando de alguna manera lo que me había hecho, pero en realidad tenía ganas de acostarme con él pero en otro modos, y no por la fuerza o la violencia como lo había hecho.

Así que en una de esas fuimos a cenar, me vestí con vestido un tanto corto y tacones, y mi conjunto de ropa interior negro, y cuando subía a su camioneta, le dije no me lleves a casa, me mira perplejo y me dice, “Donde te llevo Andrea”, y mi respuesta fue sencilla, “llévame al telo cariño”, me hubiese gustado fotografiar su cara de asombro.

Llegamos al hotel, entramos a la habitación, y antes de rodearlo por el cuello, me quite el vestido quedando solamente con mi conjunto de lycra negro, Carlos quedo asombrado, lo rodee con mis brazos por el cuello y lo bese profundamente, de a poco le fui quitando la ropa, y le quite el calzoncillo, su pene estaba a punto de estallar, le tome con mis manos su miembro y acaricie sus testículos duros, y le dije, “¿así no está mejor que la vez anterior?” desabroché mi sostén y lo empuje a la cama, me arrodille sobre él, recogí mi pelo, y acaricie mis pechos, sin dejarlo de mirar a los ojo, “¿te gustan las tetas?”, y poniéndole los pezones en los labios le dije, “toma chúpamelas como tú sabes”, y comenzó a lamerme las tetas, las devoraba, y yo jadeaba aaaahhh, mi tanga estaba empapada, en eso me voltea de espaldas, me levanta las piernas y me quita la tanga, colocándome un dedo en mi vagina, muevo mi cintura, y me dice “¿te gusta?”, siii, me acaricia los labios vaginales y toca mi clítoris lo que me hace jadear, se sube sobre mí, e introduce todo su miembro, abro bien las piernas y muevo toda mi cintura, y le digo “ayyy asiii asiiii no pares, hay que rico lo haces, aaaahhh”, me dice voy a venirme, y le respondo la quiero en mi boca, se levanta y le entrego mi boca abierta, y me introduce su pene siento como su leche caliente me llena la boca, la trago y le limpio el pene con la lengua, me recuesto agitada; lo miro y le tomo el pene con la mano, “¿te gustó?, me responde “si Andrea que bien que coges”, y le aprieto el miembro y le digo, “ves que no me tendría que haberme violado “ y le apreté bien su pene, con lo cual logre que se le pare nuevamente, me coloque en cuatro patas, y le dije “te falta hacer algo todavía”, y entendiendo la indirecta, me refregó su pene por detrás, me acarició el ano, separando mis nalgas, comenzó a besarlo y a pasarle la lengua, salivó mi ano y colocó un dedo para dilatarlo, y luego otro, lo que me hizo dar un grito, luego sentí su glande en la entrada y comenzó a empujar, cuando ya entro toda la cabeza grite “aaayyy así ponla toda, la quiero toda adentro mío”, y fue entrando toda y bombeando sin parar, hasta que sentí toda su leche adentro de mi.

Después de esta vez, volvimos a hacerlo varias veces, me llego a pedir casamiento, pero lo quería solo para coger, no era mi idea casarme por aquel entonces, con el tiempo me fui de la inmobiliaria, Don Enrique lo sintió verdaderamente que me fuera, y me confesó que su hijo me iba a extrañar.

Espero les haya gustado, si desean pueden escribir sus comentarios a: [email protected].

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