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El velador
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Tiempo de lectura: 3 minutos

No es que sea una puta ni nada de eso, pero es que a veces mi instinto salvaje me domina mucho y termino cogiendo con cada personaje.

Cierto día de hace un año no recuerdo muy bien la fecha, me quedé a trabajar hasta tarde, no era la primera vez, pero ese día ocurrió algo que no me esperaba, ese día estaba yo muy cachonda, tenía rato chateando muy hot con unos amigos del club swinger, ¡la charla era tan caliente que comencé a masturbarme! Estaba tan metida satisfaciéndome que olvidé que mi oficina estaba abierta y cuál fue mi sorpresa, que el velador de la empresa me observaba con sorpresa, no supe que hacer, el solo me miro y me dijo “buenas noches”, yo un poco confundida le conteste, mientras bajaba mi vestidito azul.

Terminé de golpe la sesión, eran casi las 12 de la noche y decidí irme, pero estaba muy excitada, la charla me había dejado tan caliente que ya necesitaba llegar y cogerme a mi esposo, de hecho, no me importaba quien fuera, ¡solo quería saciar mi sed de sexo!

El momento de incomodidad estaba por llegar, iba a toparme frente a frente al velador que hace unos minutos me encontró masturbándome, no sabía cómo mirarlo ni que decirle, así que decidí ser tajante y huir rápido del lugar sin aclarar nada.

¡Hasta mañana! Dije yo con premura acercándome a la salida, pero justo antes de abrir él se puso frente a mí, me miro degeneradamente y me dijo:

V: ¡Que rica y puta eres mamacita!

Yo: ¿Qué te pasa idiota?

V: ¡Tienes unas piernotas mamacita!

Yo: ¡Quítate o hare que te corran!

V: ¡Jajá a mí no me van a correr, yo no me masturbo en horario laboral!

Yo: Y a ti que te importa lo que yo haga, ¡quítate!

V: ¡Te hace falta macho, y yo te lo daré!

Se lanzó sobre mi como una bestia, me abrazo con fuerza apretándome las nalgas! Yo trataba de empujarlo, pero el estando más pesado que yo me impedía alejarme, sus manos entraban por debajo de mi vestido mientras me lamia la cara.

Yo: ¡Qué asco!

V: ¡Que nalgotas! ¡Siempre me has gustado mamacita, no sabes que ganas de cogerte tengo!

¡Me empujo a su caseta, ahí tenía un tipo sofá cama donde me aventó con fuerza, yo gritándole le exigí que me dejara salir, pero él me miraba con fiereza y se bajaba los pantalones!

V: ¡Ahora si vas a sentir a un hombre!

Yo: ¡Déjame ir puerco!

V: ¡No puta me vale que me corras!

Se lanzó repagando su verga en mis piernas, me levantaba el vestido y me trataba de sacar las tetas pro el escote, yo pataleaba, pero el sentir su verga dura en mis piernas me excitaba mucho, poco a poco comencé a ceder ante la desesperación de este tipo, permití que me acariciar y chupara las tetas, que me levantara el vestido y me quitara mi tanga, quería ya tenerlo dentro, era una verga de unos 13 cm, ¡pero no me importaba su tamaño ya la quería tener en mí!

Antes de metérmela se puso de pie, se dirigió a mi cara y me metió su verga a mi boca, me jalaba el cabello y me obligaba a chuparla, yo accedí, mamaba su verga tan rápido como si fuese una aspiradora, el gemía y me seguía insultando, ¡se lo mamé como nuca nadie se lo había hecho en su vida!

Me acosté y le pedí que ya me penetrara, él ni siquiera pensó en el condón, solo me tomo de las piernas y me empezó a penetrar todo acelerado, admito que se movía bien, para tenerla pequeña sabia usarla bien, yo comencé a moverme cerrando mis ojos, ¡sus feas manos apretaban mis tetas!

Yo: ¡Muévete más rápido!

V: Que rica pucha! ¡La mueves riquísimo!

Me puso en cuatro y me la empezó a dar con desesperación, me gustaba como se aceleraba y como chocaban sus testículos en mí, yo me movía también, el me daba de nalgadas tan fuerte que me sacaba el aire del dolor, ¡también me jalaba el cabello hasta casi arrancármelo!

V: ¡Mamacita que buena estas, me matas!

Sentí como se inflaba, el tipo no aguantaría mucho ya que estaba totalmente excitado, ayudándome con mi mano comencé a apretar mi clítoris para gozar más, ¡el ya no aguanto más y me lleno de su leche!

V: ¡Que rico mamacita que rico!

Yo: ¡Dios mío!

Yo también me comencé a venir, lo mojé todo, el sofá estaba empapado, el quedo tumbado casi desmayándose, yo comencé a limpiarme y arreglarme el me miro serio:

V: ¡No me corran por favor, es que ya no aguante las ganas!

¡Y: No te preocupes, admito que me gusto, acepte por lo caliente que estaba, ¡solo no te me acerques nunca más vale!

Salí ya más relajada, llegue y me di un baño porque me sentía tan sucia y violada, pero bueno son cosas que pasan, pronto les contare más aventuras.

¡Saludos su amiga Lety!

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