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Cuando me di cuenta, me gustó
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Tiempo de lectura: 3 minutos

Laura es una mujer joven, con ojos grandes que cuando se pinta hacen que sus pestañas se alargan y si se las enchina más, eso es lo que a los hombres llama la atención. Y la chulean casi todos, yo ya me acostumbré no se me hace raro, pero, se me hace raro que todos los viernes vaya con las hermanas de Andrés. Según ella a convivir, yo no decía nada porque se llevaba a una de mis hijas. Hasta que un día me invitó, que porque nunca llevaba a su marido le decían.

A mi no me agrada Andrés ya que a ojo de buen cubero, le avienta los perros a Laura mi mujer, pues en fin nos prepararnos para asistir.

Laura se puso unos jeans de esos que se pegan como segunda piel, que por detrás se le notaba bien marcadas las nalgas y por el frente se le dividía la panocha, no pude resistir y le acaricié las nalgas y me di cuenta que no traía ropa interior.

-Oye no traes calzones?

-No! Qué quieres así se usan –fue lo que me contestó.

-No te enojes no es para tanto –le contesté.

-Pues si te vas a poner así no vayas -me repuntó.

Así me dispuse a cambiarme, terminé y bajé a la sala para llamar un taxi ya que no tengo auto.

Cuando llegó el taxi grité: ‘Ya es hora, vámonos!’. Ellas bajaron corriendo para meterse al asiento de atrás, que al empinarse para entrar solo pude ver a dos tremendos culos, que no supe cuál era de mi esposa y cuál de mi hija. Iban vestidas igual, parecían hermanas, solo que Laura 38 años pelirroja y mi hija 18 pelo negro, bajitas las dos, pero nalgonas y pechugonas.

Cuando llegamos a la fiesta, Laura se desabrochó la chamarra y fue directamente con Andrés le dio un abrazo muy efusivo y un beso y tan rápido que yo creo que se lo dio en la boca, figuración mía, así que a tomar con sus amigos y amigas.

Laura insistía que sacara a bailar a las hermanas de Andrés, al poco rato ya el patio estaba lleno de parejas, yo tomando y bailando vi que Laura se había quitado la chamarra y traía en blusa floja y escotada con un sostén de media copa que hacían que sus pechos se vieran más grandes, habían puesto luces de colores.

Todo normal hasta que saqué a bailar a Laura una salsa, sentí que me agarraron una nalga, traté de ver quién fue pero todos daban vueltas, terminó la pieza y fui a tomar otro trago a la barra, ya Laura bailaba con un muchachito, sobrino de Andrés. Me quedé observando, cuando vi que un hombre tipo chófer, al bailar le tocó las nalgas de Laura.

Me molesté con intención de reclamar, me levanté.

Cuando llegó Edith, hermana de Andrés, me dice ‘vamos a bailar’ y me jaló a la pista.

-Por qué no vienes los viernes nos faltan hombres para bailar, solo están mi cuñado, ese que parece chófer y mi sobrino -me dijo.

Yo me dejé llevar pues ya estaba algo tomada y se me pega, yo le miraba a Rosana los pechos cuando daba las vueltas, por un momento volteé a ver a ver a Laura que bailaba con otro, pusieron una quebradita.

Laura no sabe bailar las quebraditas pero el muchacho un poco más alto si era un experto, todos empezaron a aplaudir y a gritar Laura no quiso quedarse atrás y dejo que el muchacho la llevara.

Ella se abría de piernas para que él metiera la suya, al brincar él la tomaba por la cintura, se la pegaba al pecho, todos gritaban, las luces de colores hacía que el baile fuera perfecto terminando con un montón de vueltas, Laura se abrazó del chico para no caer, él la tomó de la cintura y se la pegó al pecho. Ella levantó las piernas y lo enredó, él aprovechó para tomarla por las nalgas y así dieron vueltas hasta que terminó la música.

Se prendieron la luces, alguien gritó ‘Queremos pastel!’, y todos se fueron a las mesas.

Ya al terminar nos despedimos y apareció mi hija, yo estaba muy tomado y Andrés se ofreció llevarnos en una Vocho. Ella adelante con él y yo atrás con mi hija, ella también venía tomada se hizo la dormida, yo también.

Laura y Andrés iban platicando yo entreabrí los ojos y vi como Andrés acariciaba sus muslo, entonces tosí para distraerlos.

-ya llegamos?

-Si -contesto nerviosa.

Al bajar del auto di las gracias a Andrés, me preguntó porque no iba los viernes a convivir.

Laura intervino:

-Yo le digo, pero no quiere.

Rápidamente se despidió de mi hija y se metió a la casa, Laura también se despidió de Andrés.

Ella fue directamente al baño y me fui a la sala a servirme otro trago, cuando volteo a la sala ahí estaba mi hija de espalda sobre el sillón.

Me quedé viendo sus nalgas y tremendo culo con ese pantalón que todo se le marcaba, de inmediato mi verga se paró y me acordé de Laura ya tenía rato en el baño así que fui a buscarla.

Abrí la puerta y la encontré chateando, la levanté, la aferré de espaldas, como ya llevaba la verga bien parada sin decir nada que se la clavo de un empujón ella gritó:

-Así, así que estoy bien caliente.

-Así mamacita te gusta?

-si así, así

-Te gusta que te toquen.

(Silencio) -si me gusta calentarlos a todos.

-Te ha cogido Andrés?

-¡No!

-Te gustaría que te cogiera?

-mmmm si si si así!

En ese momento me acordé cómo la tocaban, como la abrazaban, cómo le apretaban las nalgas al bailar entonces la verga se me paró más y me vine como loco en su panocha que más y más me pedía que dejara que se la cogiera Andrés.

Eso sí me calentó mucho y volví a cogerla sobre mi semen embarrándola toda, con una condición le dije:

-Que me cuentes todo.

-Pero yo no voy los viernes.

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