Habían pasado unos meses desde que la relación de Elizabeth y Carlos terminó, yo estaba deprimido y me sentía culpable de la depresión de ella, pero la vida sigue y yo no podía dejar atrás mi adicción sexual.
Cindy me escribió para tomarnos una cerveza en su casa, yo accedí gustoso ya que tenía tiempo de no verla, al llegar a su casa me recibió con un fuerte abrazo y me invito a su patio trasero. Charlábamos de lo sucedido con Eli y de mi esposa.
Cy: ¿Entonces ya no se hablan?
Yo: No, desde hace unas semanas me dejo de hablar
Cy: ¡Que mal plan, pero cuerpo es cuerpo!
Seguimos bebiendo y las horas se nos pasaron pronto, eran aproximadamente las 7:00 pm ¡cuando ella se sentó en el sofá se quitó sus zapatos y me pidió le masajeara los pies!, yo accedí gustoso sus pies me encantaban ¡hermosos arreglados! Una verdadera delicia.
Yo: Me encantan tus pies
Cy: ¡Lo sé!
Yo: ¿Los puedo besar?
Cy: ¡adelante!
¡Comencé a besar sus pies, me encantaba lamer sus deditos y besarlos toditos!, ella me miraba con una sonrisa pícara mientras yo me deleitaba con sus ricos pies.
Comencé a acariciarle su pantorrilla o chamorro como lo conozca, su pegadísima licra azul me fascinaba poco a poco el calor fue subiendo al grado de comenzar a desnudarla. ¡Mis labios comenzaron a besar sus ricas piernas mientras ella gemía suavemente, yo me lance a sus ingles!
Yo: ¡que rica esta ya te extrañaba!
Cy: ¡Yo también a ti, me encanta hacerlo contigo!
Yo: ¡Estas buenísima Cindy!
Le quité su tanguita color blanco y comencé a lamer sus labios vaginales. Su delicioso olor me excitaba más y más, ella se quitó su blusa dejando su par de tetas al aire y listas para mi boca, subí recorriendo mi lengua por su abdomen y comencé a devorar sus pezones que eran adornados por un pirsin. ¡Ella me comenzó a quitar la ropa mientras su lengua recorría mi pecho, uf era delicioso como me lamia! La acosté en el sofá y la abrí de piernas y comencé a dejarle sentir mi puntita ella con ojos lujuriosos me miraba y se mordía su labio.
Cy: ¡ah! Luis que rico!
Yo: ¿La quieres adentro amorcito?
Cy: ¡S! ¡Dámela papi!
Yo: ¡Me encanta tu vagina depilada! ¡Toma mi nena recíbeme!
Cy: ¡ah! ¡Si así métemela, métemela rico!
Comencé a metérsela suavemente y es que, aunque su vagina ya conocía mi verga, siempre era como la primera vez. Tomándola de las piernas aumente mis movimientos mientras nos besábamos pasionalmente, su lengua y la mía se entrelazaban para acompañar mis penetraciones.
Cy: ¡Así bebe dámela rico!
Yo: ¡Tómala hermosa me encantas!
¡La puse en cuatro y comencé a besar sus firmes nalgas, dándole nalgadas y pequeñas mordidas, ella reclinándose sobre el brazo del sofá gemía riquísimo!
Cy: ¡Que rico Luis dámela toda!
Yo: ¡Si mi amor!
¡Apoyándome en sus caderas empecé a embestirla fuerte, tenerla en esa posición me encantaba, la tomé del cabello y con violencia se la dejaba ir bruscamente! ¡Ella gemía y me pedía más y más moviendo sus caderas al ritmo de mis movimientos!
Cy: ¡Así amor que rico!
Yo: ¡Que nalgas! ¡Estas buenísima Cindy!
Cy: ¡Me vengo Luis!
Yo: ¡Si mi amor yo también!
Cy: ¡Lléname de ti, dame tu leche, la quiero!
Yo: ¡Si mi amor! Tómala, tómala!
¡Ambos nos venimos juntos uf! Era maravilloso como se mezclaban nuestros fluidos y con nuestros movimientos el orgasmo era maravilloso.
Nos quedamos recostados en el sofá unos minutos, nos besábamos y ella me pidió que la llevara a la cama, ¡el segundo round empezaría en minutos!
¡Ya desnudos totalmente ella con sus ricos pies comenzó a masturbarme, uf! Era riquísima esa sensación, ¡lo mejor que había sentido y es que sus pies me enloquecían! ¡Después de juguetear mi verga con sus ricos pies se lanzó a mamármela! Que ricas mamadas me daba, succionaba toda mi verga hasta podía sentir su garganta, ¡uf era la mejor mamando!
Yo: ¡que rico! ¡Mamela así nena no pares!
Cy: ¡Deliciosa verga!
Yo: ¡Devórala corazón!
Ella tragaba mi carne mientras yo tomándola de su cabeza prácticamente le follaba la boca. Dejo de mamármela solo para comenzar a cabalgarme parecía licuadora triturando mi pene! ¡Era lo más rico ver como sus tetas rebotaban y yo con mis manos apretándolas fuertemente! ¡Ella gemía y me miraba sonriendo, yo no dejaba de acariciarle sus nalgas y sus piernas! ¡Siempre me habían gustado demasiado sus piernas y por eso no me cansaba de apretarlas y recorrerlas una y otra vez!
Yo: ¡Que rico nena muévete más, muévete rico!
Cy: ¡Que dura la tienes! ¡Me encanta tan jovencito y que rico lo haces! ¡Eres de lo mejor que me ha penetrado!
Yo. ¡Mamacita me vuelves loco! ¡Más que mi esposa!
Ella se puso en cuclillas y se dejaba caer a sobre mi verga dura y húmeda de ella, sin sacarla se dio vuelta dejándome ver su espalda, la cual arañe con fiereza y también jale su cabello hasta casi tirarle unos cuantos. Antes de que lograra hacerme venir por segunda vez, ¡la puse boca abajo y comencé a penetrarla con fuerza! ¡Mis movimientos eran fuerte ella gemía de placer mientras yo arañaba su espalda mordía su oreja y jalaba su cabello y es que su coño apretaba tan delicioso mi verga que me excitaba demasiado!
Yo: ¡Mi amor que rico aprietas!
Cy ah! así dame así!
Yo. Toma! Tómala!
Cy: ¡Dios! ¡Que rico!
Ante la excitación del momento se la saqué y la puse empinada en cuatro y comencé a meter mi punta en su ano, ella me pedía que no pero su cuerpo estaba ansioso de tenerla dentro. Comencé a empujarla apoyándome con mi mano ella gemía y apretaba su cama, ¡su culo aparte de hermoso era apretado y mis 6 cm de grosor apenas entraban!
Cy: ¡Dios! ¡Me lástimas! ¡Está muy gruesa y grande me duele!
Yo: ¡Si, pero te gusta! ¡Que rico ano tienes!
Cy: Cabrón! ¡Dámela duro dámela fuerte!
Yo. ¡Si tómala! Que rico, muévete, ¡mueve tu cuerpo hacia mí!
Ambos nos movíamos a la perfección mi verga entraba casi por completo en su ano y ella hacia ruido como si fuese a vomitar, decía que sentía la comida en la garganta pero que no dejara de penetrarla con violencia, le jalaba el cabello y le pegaba con fuerza, ¡eso la excitaba más!
Yo: ¿Mamacita te gusta? ¿Te gusta cómo te empalo?
Cy: ¡Sí! Que rico! Voy a vomitar, ¡pero no la saques!
Yo: Lo que digas amor, ¡gózala! ¡Disfruta mi verga!
Mientras más hablábamos, más se excitaba y más se movía, de pronto! Comenzó a chorrearse como manguera, sus fluidos escurrían entre sus piernas y mojaban sus sabanas, uf! ¡Eso me puso a mil y como un toro mis embestidas aumentaron con violencia!
Yo: ¡Cindy me vengo! ¿Te lo puedo echar en tu culo amor?
Cy: ¡Ah! ¡Si mi amor lléname de ti!
¡Comencé avenirme dentro de ella! Era delicioso sentir como su estrecho ano bombeaba mi verga, de hecho, mi semen comenzó a regarse por sus nalgas, ¡era maravilloso esa sensación!
Nos quedamos pegados como perros, poco a poco se la empecé a sacar, me nos quedamos acostados un rato y después me vestí y me fui casa.