En un bello y cálido día Iris, la joven prospecto a Maestra Dragón, continuaba su viaje a través de la región Johto buscando fortalecer sus habilidades, eso claro esta si su estómago se lo permitía.
-¡Que hambre tengo! -dijo mientras colocaba su mano sobre su estómago sin dejar de caminar.
-Axew axew -se lamentó su pequeño dragón acompañante.
-Lo se Axew, si no encontramos algo pronto siento que moriré de hambre -respondió la morena, aunque muy pronto vieron un pequeño pueblo a la distancia.
– ¡Estamos salvados Axew! -exclamó Iris feliz al ver el pueblo a la distancia y apresuró el paso para llegar a su destino.
A las afueras de ese pueblo notó algo muy peculiar, era una tienda en la cual parecían servir postres y dulces, cuando la morena se percató de que estaban dando muestras gratis de chocolate rápidamente se dirigio hacia donde estaba un joven moreno de pelo castaño, quién era el que le ofrecia las muestras de chocolate a una atractiva mujer.
-¡Disculpe, pero llevo prisa! -dijo Iris al tomar casi todos los chocolates y llevárselos a la boca para decorarlos en un instante -¡Estaban deliciosos, muchas gracias! -agradeció y se alejó tan rápido como llegó.
Mientras tanto el pobre dependiente quedó pálido, "¿Que pasara con una dosis tan alta?" se preguntó mientras miraba a aquella niña alejarse y como la chica a la que le quería ofrecer los dulces le dedicó una sonrisa culpable y se retiró.
Por su parte, la feliz aspirante a Maestra Dragón caminaba rápidamente y aún saboreando los últimos rastros de los chocolates en su boca, pero al dar vuelta en una calle comenzó a sentirse mareada y muy extraña.
"¿Qu-que me pasa?" se preguntó llevándose una mano a la cabeza, la cual no paraba de dolerle, y con la otra se sujeto de una pared cercana para no caer "Esos benditos chocolates debían tener alcohol" fue la conclusión a la que llegó la originaria de Unova tras tambalearse al tratar de moverse un poco.
Pero lo Iris no sabía que la causa de su malestar en realidad se debía a que su cuerpo cambio de manera repentina, sus casi inexistentes pechos comenzaron a crecer hasta alcanzar el tamaño de 2 pequeños y redondos melones, sus infantiles caderas se ampliaron hasta lograr un lindo contraste con sus nuevos pechos, su bien formado trasero comenzó a hacerse más grande y sus piernas también crecieron un poco y se volvieron mucho más finas y torneadas, Iris había pasando de ser una chica con una apariencia linda a ser una mujer con un cuerpo escultural al que difícilmente podías quitarle los ojos de encima.
La chica se tambaleó un poco al tratar de moverse, aún sin notar los recientes cambios en su anatomía, y se disponía a ir al Centro Pokémon para descansar un poco cuando un pensamiento se lo impidió.
-Primero, debo disculparme con el chico de las muestras -dijo con un tono monótono y empezó a caminar como pudo de vuelta hacia donde se encontraba el jóven, al no encontrarlo en la calle vio por la ventana de la tienda de dulces frente a la cuál estaba parado y finalmente encontró lo que buscaba.
"No recuerdo que fuera tan guapo" penso Iris al ver al chico, mientras una oleada de excitación empezaba a recorrer su cuerpo, el cuál reaccionó dejando salir un ligero gemido de placer, mientras que unos líquidos provenientes de su intimidad empezaban a escurrirse por sus piernas, quedando completamente empapada.
"No puede ser me acabo de orinar" penso la chica un poco alarmada, pero por alguna razón eso no la avergonzaba, al contrario ahora se sentía muy bien y estaba aún más decidida que antes a entrar para disculparse.
El joven castaño estaba recargado en el mostrador de su negocio con una cara de preocupación y no dejaba de pensar en cuál sería el efecto que sus chocolates le causarían a esa niña tonta
Esa mañana el se sentía feliz ya que la bella Clara estaba a punto de tomar uno de su chocolates especiales, el incluso ya saboreaba el éxito, fue entonces cuando una mal educada chica de pelo morado y piel oscura apareció de la nada y se comió casi todos sus chocolates, incluyendo los tres primeros chocolates de la bandeja, justo los que contenían la fórmula.
No sólo había perdido su oportunidad con la chica que más deseaba, también estaba muy preocupado por aquella mocosa, mientras pensaba en todo ello fue cuando la puerta de su local se abrió y alguien entró.
Para sorpresa del jóven la persona que entró era nada más y nada menos que la niña tonta, pero con la diferencia de que ya no parecía ser una niña, ahora se veía como una sensual mujer, la más hermosa que el había conocido.
El se quedó embobado observando los grandes pechos de la chica conteniendo su sorpresa, la cual aumento aún más al escucharla hablar con un tono notablemente erotizado, en el cual había un ligera nota de sumisión.
-Buenas tardes, he venido a disculparme con usted por mi comportamiento anterior y a recibir el castigo que merezco.
-¿Disculpe la conozco? -preguntó intrigado el dependiente.
-Soy la niña grosera que se comió sus chocolates hace rato -respondió Iris aún con el tono erótico y sumiso, mientras que para el todo tuvo sentido en ese momento.
Ese día había preparado varios de sus raros "Choco loves", los cuales eran unos deliciosos chocolates mezclados junto con un jugo con potentes efectos afrodisíacos y un estimulante, ambos productos eran derivados del jugo de 2 Shuckle que aprendió a preparar directamente del viejo Shuckle junto a un chico moreno de ojos rasgados que venía de Kanto, con la intención de finalmente hacer caer a Clara, la linda maestra del preescolar del pueblo.
El efecto normal de un chocolate causaba en sus "víctimas" una ligera confusión y una gran excitación que las hacia volver de inmediato a la tienda para implorar por más chocolate y estar totalmente dispuestas a hacer lo que sea para conseguirlo, lo cual como era obvio él aprovechaba para pasar un buen rato con ellas y después les borraba la memoria con la ayuda de su Drowzee para enviarlas de vuelta a casa.
Pero su único efecto secundario era que el tamaño de los pechos y el trasero de sus víctimas aumentará por lo menos una talla, lo cual daba como resultado que tuviera una amplia colección de prendas íntimas.
A pesar de todo el nunca se atrevió a darle una concentración tan alta a una sola persona, por lo que llegó a pensar lo peor, pero para su buena suerte nada malo había ocurrido sino todo lo contrario ya que la niña estaba frente a él con la mirada perdida, el cuerpo de una diosa y diciendo que merecía ser castigada.
-Disculpe mi atrevimiento señorita ¿Pero no la molestan su sostén o sus bragas? -preguntó entre excitado y curioso.
-Yo no usó ni sostén ni pantaletas -respondió la chica de la manera más natural, lo que casi le provoco una enorme hemorragia nasal al dueño del local, esa chica afirmaba descaradamente que no usaba nada bajo la ropa, una ropa que debido al repentino crecimiento del cuerpo de quien la vestía se encontraba en el límite de su elasticidad y que amenazaba con romperse de un momento a otro.
-¿Po-por que no usas ro-ropa interior? -pregunto el dependiente sonrojado y apenas conteniendo una inevitable hemorragia nasal.
-Es muy molesta y siempre se rompe cuando subo a los árboles o hago ejercicio -respondió tranquilamente.
-Imagino que debes de ser muy ágil y elástica ¿No?
-Por supuesto, puedo hacer cualquier tipo de acrobacia, esquivar cosas sin importar de donde vengan y alcanzar las bayas de cualquier árbol -respondió la morena con orgullo, mientras que de su cabello salió un pequeño Axew, quién se sorprendió demasiado al ver que su entrenadora parecía una persona totalmente distinta.
-¿Entonces no te importaría mostrarme? Ya sabes unas cuantas sentadillas, abodominales, lagartijas -pregunto con un tono tímido, pero notoriamente pervertido que no le gustó nada al dragón.
-Claro, no hay ningún problema ¡Haré todo lo que me pidas! -respondió ella agachando ligeramente su cabeza antes de comenzar a hacer los ejercicios que se le pidieron, lo cual sorprendió aún más a Axew, quien jamás había visto a la chica obedecer a alguien y menos de una forma tan sumisa.
Iris separó un poco sus piernas y en cuando las flexiono para hacer el primer ejercicio la tela de su pantalón blanco no lo resistió más y se rompió, dejando ver unas bellas y torneadas piernas color ébano, que en la parte superior brillaban ligeramente por los fluidos que salían de la parte intima de la joven.
-¡Qué mala suerte! ¡Rompí mi pantalón! -se quejó la morena mientras se daba una vuelta mostrando su precioso y recién adquirido trasero, ante la mirada atónita de aquel dependiente, quien tuvo que llevarse ambas manos a la nariz para evitar que la sangre se dispersara.
-No te preocupes linda. ¿Que te parece si vamos a un lugar más cómodo para que me muestres de que eres capaz? -dijo mientras se dirigía a la puerta y rápidamente cerraba su negocio, pero el pequeño y furioso dragón que acompañaba a Iris se interpuso entre el y la chica.
-¡Axew no te portes mal y deja de ser tan grosero y maleducado! -lo reprendió la chica.
Sin duda ese pokémon sería una molestia, pero al ver la situación el chico rápidamente busco un dispensador de dulces dentro de su bolsillo y saco un brillante caramelo de color rojo.
-Relájate pequeño y toma un dulce -dijo al arrojar el caramelo directo a la boca del dragón, el cual se lo tragó por puro instinto y de inmediato queda paralizado.
-Axew, ahora harás lo que yo te diga ¿Si? -pregunto recibiendo una cabezada de asentimiento del pokémon.
-Muy bien amiguito, tu espera aqui en la barra, en lo que yo atiendo a tu amiga en la bodega ¿De acuerdo? -Axew nuevamente asintió e hizo lo que se le pidió.
-Vamos linda, en la parte de atrás estaremos mucho más cómodos -decía mientras le permitía pasar tras la barra.
-¡Como tu digas señor! -respondió Iris alegremente y sin importarle en lo más mínimo lo que acababa de ocurrirle al pokémon.
-Llámame William linda, de otra forma me haces sentir viejo y ¿Cual es tú nombre, preciosa?
-De acuerdo William, por cierto mi nombre es Iris -respondió la morena mientras se dirigían a la bodega.
Una vez que llegaron William observó a su "víctima" con atención, no era la primera vez que traía a una mujer a este lugar, pero sentía que algo faltaba "Eso es" pensó el dulcero al ver que era lo que estorbaba
-Preciosa Iris ¿Porque no te quitas la blusa? Imagino que te estorbaría para tu sesión de ejercicios -pidió William.
-Tienes razón, además la siento muy apretada desde hace un rato -respondió Iris mientras se quitaba la prenda y dejaba libres sus nuevos pechos, los cuales se movieron de manera sugestiva para beneplácito de su único espectador, al cual le parecia que el mismo chocolate que fabricó se hubiera convertido en una sensual mujer dispuesta a cumplir con cualquier capricho que el tuviera.
-Por…favor…empieza -dijo William con cierta dificultad para respirar al tener sus manos cubriendo su nariz.
-Si William, como tú desees -respondió Iris antes de comenzar con una rutina de flexiones, cada vez que ella flexionaba su cuerpo sus pechos rebotaban ligeramente, mientras que William rápidamente se dió la vuelta para ver como lucía su sensual trasero en toda su gloria.
La segunda rutina fue una serie de abdominales, en donde tras cada uno de sus movimientos se podia ver como la chica aplastaba suavemente sus pechos en contra sus firmes muslos.
Su tercera rutina fueron algunas sentadillas, en las que William ya no sabía si mirar esos firmes y morenos muslos, como se marcaba ese firme y redondo trasero o si ver ese delicioso bote de pechos.
El sintió que no aguantaría ver ese hermoso cuerpo por más tiempo, ese cuerpo que en parte era de su creación y por lo tanto tenía todo el derecho del mundo para tomarlo.
-Ya fue suficiente linda -dijo William con dificultad ya que la excitación lo estaba matando -Ya se que es lo que puedes hacer para disculparte
-Muchas gracias, haré todo lo que me digas -respondió Iris sonando eroticamente sumisa, lo cual excitó aún mas a William, quien sin ningún pudor se desabrochó los pantalones y saco su erecto miembro.
-¿Que tal si empiezas con una mamada? -dijo William con excitación
-Lo haría, pero ¿Que es una mamada? – preguntó la chica intrigada y en ese momento William se dio cuenta de lo evidente. Su cuerpo había cambiado, pero su mente a pesar de estar muy excitada aún era muy infantil, por lo que era obvio que él tendría que ser su instructor.
-No te preocupes Iris, sólo acércate y has exactamente lo que te diga -respondió muy excitado, mientras la morena se acercó lentamente a él, su andar era bastante sensual ya que inconscientemente estaba moviendo sus caderas.
-¿Que debo de hacer primero? -pregunto muy intrigada.
-¡Primero ponte de rodillas! -ordeno e Iris no tardó en obedecer.
-Ahora toma con mucho cuidado mi pene y poco a poco llévatelo a la boca -continuo explicando, pero notó la chica dudaba en cumplir con su orden y miraba extrañada su erecto miembro.
-Creo que se como motivarte -dijo William con una voz maliciosa, mientras tomaba un frasco de jarabe de chocolate y lo vertió sobre su pene, causando que cuando el aroma del caramelo llego a la nariz de Iris, esta se sonrojo de manera evidente, era el mismo aroma de los deliciosos chocolates que había comido antes.
-¡Rico! -menciono la morena sacando su lengua de manera sensual antes llevarse el falo a la boca y para sorpresa del chico Iris engulló de un solo bocado casi la totalidad de su virilidad.
-¡Arceus sagrado! ¡Que boquita tan deliciosa tienes! ¡Nunca imagine que serías tan buena! -dijo William sorprendido con la increíble habilidad oral de la chica, y como no estarlo si literalmente lograba llevarse su polla hasta lo más profundo de su garganta y usando su hábil lengua devoraba hasta la última gota de chocolate de cada milímetro de ese afortunado miembro. El sintió que no aguantaría mucho más tiempo ese hermoso tratamiento y cuando sintió que había llegado a su límite sujeto de improviso pero firmemente la cabeza de la chica
-¡ARGGG! -fue el gemido de placer que dejó escapar mientras descargaba todo su semen dentro de la boca de la chica, quién sin más opciones engulló hasta la última gota de aquella extraña sustancia, que aunque no le pareció nada mal podría ser más dulce, pero no se quejó.
-¿Te gusto el sabor de mi "crema"? -preguntó entre excitado y curioso, cuando pudo hablar de nuevo.
-Esta rica, aunque le falta azúcar -respondió Iris jadeante, lo cual le pareció el comentario más divertido que él hubiese escuchado.
-¡Vamos a continuar linda! -dijo William algo cansado, pero no dudó en su objetivo y tomó a Iris de las caderas y la colocó sobre una de las mesas de trabajo donde con cierto descaro abrió sus piernas al máximo.
-Cielos ¡Sí que eres flexible! -dijo con incredulidad ante el compás que había logrado la morena.
-Disculpe ¿Pero que vas a hacer? -pregunto Iris confundida, pero William no respondió y solo hundió su rostro en el depilado coño de la chica lamiendo con una lujuria y devoción como jamás había sentido.
-¡Por favor no! ¡Me orine hace un momento y allá abajo está sucio! -replico Iris, pero el ignoro por completo la petición de la chica e intensificó de manera inmediata su ataque, lamiendo de arriba hacia abajo y poniendo especial atención al ya excitado clítoris de la morena, mientras la penetraba delicadamente con sus dedos para estimular la lubricación natural de la chica, incluso llegó a estimular levemente la zona anal de la chica, quién se retorcía de gozo y placer, o al menos eso era lo que indicaban los constantes gemidos de placer que surgían de ella.
-¡AHHH! -grito iris mientras que su cuerpo se retorcía debido al placer -Pare… un momento… por favor… ¡Me voy… a orinar… si sigue… así! -pero el le respondió succionando ligeramente su clítoris.
-¡POR… FAVOR! ¡NO ME… PUEDO… CONTENER… MÁS! -suplico la chica mientras que el continuaba ¡ME ORINO! ¡ME ORINE! -grito Iris mientras que su cuerpo liberaba una copiosa cantidad de fluidos íntimos, que William bebió como pudo y tratando de no desperdiciar nada de aquel embriagante néctar íntimo.
-¡Por favor, perdóname por eso! -pidio Iris, totalmente sonrojada de la pena -¡Aunque yo te lo advertí!
A William por su parte esa expresión le pareció sumamente excitante -No te preocupes Iris, sólo fue un accidente -respondió mientras sentía que el brío estaba volviendo a su cuerpo, lo cual confirmó al ver que tenía una importante erección y colocó su erecto miembro entre los pliegues vaginales de la morena y empezó a frotarla suavemente
-¿William por qué estás haciendo eso? -pregunta intrigada Iris.
-Solo estoy comprobando que tan lubricada estás -respondió sin tapujos mientras que el continuaba con su acción.
-¿Lubricada? ¿Porque razón? -preguntó Iris, muy intrigada e inquieta.
-¡Para poder hacer esto! -respondido al momento de penetrarla de un solo movimiento, causando que los ojos de Iris se abrieran del todo y que un sonrojo cubriera sus mejillas, mientras su boca se había quedado abierta en una perfecta imagen de sorpresa y dolor.
-¡Eres virgen! ¡¿Como no lo sospeche antes!? -dijo William con incredulidad al notar un estallido y ver que su miembro estaba lleno de sangre.
Normalmente el solo había tenido sexo con mujeres que ya tenían experiencia sexual, siendo las más comunes amas de casa que ya tenían un buen tiempo sin sexo o algunas jóvenes chicas que tristemente ya habían entregado su virginidad, pero esta era la primera vez que tomaba una verdadera virgen.
-¡Por favor, sácalo! ¡ME LÁSTIMA! ¡Siento me voy a partir en dos! -suplico la morena, mientras que el continuaba con su miembro erecto en su interior.
-Descuida preciosa ¡Dentro de poco tiempo te sentirás muy bien! -respondió William cuando empezó a moverse lentamente en el interior de la chica, dando inicio a unos agónicos minutos de intensos y dolorosos gemidos de parte de Iris, los cuales lentamente se convirtieron en gemidos llenos de placer y deseo.
-¡Ahhh! ¡Tenías… razón… William…se-se… siente… bien… ¡MUY BIEN! ¡ …¡NO PARES POR FAVOR! -empezo a decir Iris entre gemidos, totalmente dominada por el placer.
-Lo ves ¡Te dije que te iba a gustar! -respondió William feliz de que la morena comenzará a perder el control y empezó a besar y lamer los nuevos pechos de Iris, los cuales eran en extremo sensibles, como lo confirmó por los intensos y lascivos gemidos que salían de la boca de su compañera, mientras sus manos acariciaban cada centímetro de la excitante piel morena de su compañera, notando que pesar de ser una chica del tipo rudo y salvaje, Iris era en extremo tersa y delicada, aunque ella de manera inconsciente le retribuia con toscas caricias el trato que recibía.
Lentamente ambos van alcanzando el orgasmo más grande que habían tenido y William no lo dudo ni por un segundo y vertió todo su semen en el interior de Iris, quien empezo a besarlo apasionadamente en los labios, dando inicio a un beso francés muy intenso, tras el cual lentamente la pareja se separó para recuperar el aliento.
William observó atentamente a su " víctima", la cual se encuentra bañada de sudor y fluidos, e incluso pudo ver un sutil toque de su semen saliendo por los pliegues de la intimidad de esta cuando saco su pene, pero también notó que el efecto del narcóticos y del afrodisíaco de los chocolates empezaban a menguar
Normalmente este era el momento en donde usaría a su Drowzee, lavaría la ropa que la chica tenía, la vestiria y la enviaría de vuelta a casa sin ningún recuerdo de lo que habia pasado.
Pero en esta en esta ocasión no la haría, así que aprovechando que ella aún estaba débil por el orgasmo y rápidamente se dirijo hacia uno de los estantes de donde tomó un frasco lleno de esporas de somnífero y empapó de estas una franela limpia para dirigirse a la chica, rápidamente le cubrió su nariz y boca con la tela, mientras que Iris inútilmente intentó defenderse.
-Tranquilízate linda, a partir de hoy cuidaré muy bien de ti -dijo William mientras veía como la chica se retorcía débilmente entre sus brazos hasta que finalmente se quedó inerte.
Horas más tarde.
Iris estaba sentada frente a un Drowzee, su mirada perdida indicaba que se encontraba en un profundo trance y detrás del pokémon psíquico se encontraba William, quien se encontraba afinando con gusto como seria su nueva adquisición a partir de ese instante.
-¡Repitelo de nuevo linda!-ordeno el dulcero con un tono malicioso -¡Empezando por tu nombre!
-Mi nombre es Trufat -respondió la morena de manera mecánica
-¿Y cual es tu propósito, linda?
-Trabajar para ti en la tienda y obedecerte en todo lo digas -respondió Iris con el mismo tono monótono.
-¿Quien soy yo para ti Trufat? -pregunto William con ansiedad
-Eres mi Jefe, mi Dueño, mi Amo, el hombre del que estoy perdidamente enamorada y por quien haría cualquier cosa.
-¿Y cual es tu más grande sueño?
-Estar a tu lado para siempre para servirte y complacerte en todo lo que desees William.- respondió Trufat, antes Iris, con igual monotonía.
-¿Y cual es tu dulce favorito mi linda chica?
-Los chocolates y caramelos, pero sobre todo la "crema" de mi Amo, necesito tenerla en mi boca y dentro de mí.
-Muy bien cariño, entonces empecemos por tomarte las medidas para el hermoso traje que usarás el resto de tu vida ¡Ponte de pie Trufat!- ordenó William totalmente complacido por las respuestas mientras sostenía una cinta de medir.
-¡Si, Amo William! -respondió la morena alegre poniéndose inmediato de pie.
Tiempo después…
Trufat había sido un cambio radical en el negocio y en la vida de William, ya que su negocio nunca antes había estado tan lleno.
La presencia de la morena y sexy camarera le habían hecho imponer la regla del "Consumo mínimo de dos malteadas" para evitar que el establecimiento se llenará de mórbidos clientes a la espera de ser atendidos por su sexy Trufat, y no era para menos ya que el atuendo de la morena se trataba de un corto vestido de color amarillo, que dejaba ver un poco de su trasero apenas cubierto por la tanga que usaba y que en la parte de arriba dejaba ver el nacimiento de sus voluptuosos pechos.
Por otra parte dominar a sus pokémon le costo un poco más de trabajo, pero con la ayuda de su Drowzee y de sus dulces de control tenía a la pequeña Emolga y al simpático Axew ayudando a su dueña a tomar los pedidos de los clientes. Por supuesto que el Excadrll y el asombroso Dragonite de la morena ahora eran de su propiedad y gracias a ellos ganó un poco de notoriedad, al punto de ser llamado el entrenador más poderoso de ese pequeño poblado perdido en la inmensidad de Johto.
Cierta tarde.
-¡Oye chica chocolate! -dijo Georgia la "caza dragones"-¿Aquí es donde se encuentra el dulcero dueño de un Dragonite?
-¡Mi nombre es Trufat, grosera y veré si el señor William puede atenderte! -respondió la morena
Mientras en la cocina William se encontraba frente a lo que el llamó "El máximo Choco-sexy", el cual se trataba de la misma dosis que Trufat había consumido, pero que estaba mezclado con un retardante para hacer que el efecto se demorará unos 20 minutos.
-Ahora sólo necesito una persona con quien probarlo -dijo alegremente mientras miraba la pieza de chocolate
-Amo William, una chica muy grosera esta preguntando por usted -dijo Trufat, inclinando la cabeza cuando entro a la cocina.
-¿Veamos de quién se trata? -dijo William mientras veía a la persona que su empleada le señalaba: Una hermosa chica pelirroja de piel blanca y ojos verdes, que estaba en medio de su negocio. Al verla no pudo evitar sonreír e imaginarsela vestida de la misma manera que su Trufat, exhibiendo sus generosas formas mientras atendía a los clientes.
-Dile que la atenderé en un momento, cariño- dijo mientras tomaba el chocolate y lo ponía en sus manos -Además dile que esto es una cortesía -comentó antes de darle una pequeña nalgada a la chica.
-¡Si, mi Amo! -respondió Trufat feliz y rápidamente salió de la cocina para hacer lo que se le ordenó.
"Creo que le quedará bien el nombre de Cherry, sólo espero que se lleve bien con Trufat" pensó William mientras veía como su nueva víctima se comía con gusto el chocolate…
¿Fin?