Soñé contigo, anoche, estábamos en una playa, ya se había puesto el sol, yo dormía de guatiiita en la arena. Y me despertabas con un beso. Estabas muy caliente. Me dabas vuelta, me tomabas de las muñecas y me hacías el amor, por mucho rato, de muchas formas.
Partías metiéndomelo… fuerte, sin preguntar, sin avisar, sin esperar a que me mojara. Me dolió, pero me gustó y me calentó de inmediato, me hiciste gritar, doblarme de dolor, pero resultó… tenerte encima, con tu pene adentro, atravesándome, con tu cuello cerca, oliendo la mezcla de tu perfume, con tu cuerpo transpirado. Me acerqué y te chupe el cuello, quería saborear tu piel… mientras retirabas tu pelvis y volvías a metérmelo fuerte, me sacaste otro grito… te gustaba… me mirabas fijo… me hablabas con la mirada… me recordabas que soy solo tuya, que mi cuerpo te pertenece, que mi vagina siempre estará para recibirte.
Mi respiración se agitaba y gemía, encorvaba mi espalda, para presentarte mis pechos, para que los chuparas. Me miraste con decisión, y lo hiciste, me los chupaste, fuerte, me dolió, me mordiste, me tomaste con tu mano derecha por debajo de la espalda y volviste a chuparme el pezón. Grite de placer y me humedecí entera, tuve mi primer orgasmo junto con un squirt.
Al percatarte de eso me empezaste a empujar más fuerte, me embestías como una bestia, la arena estaba en todo mi cuerpo, y tu pene me ardía más y más cada vez que lo metías. Mis pechos se movían fuerte con cada empujón que me dabas. Cerré mis ojos y sentí elevarme. Date vuelta! ordenaste, me puse en cuatro, tomaste mi pelo y me empujaste contra la arena, te expuse mi vagina y nuevamente me penetraste, fuerte…
Yo sentía como tu pene tocaba mis paredes internas y como tus testículos rebotaban y me golpeaban con cada embestida. De pronto empezaste con tu dedo índice y medio a tocar mi ano, los metiste y lo abriste ligeramente.
Pude sentir ese estímulo como el inicio de otra etapa, en la que el placer seria constante, como si cada segundo que pasaba era el segundo previo al orgasmo. Sentí la necesidad de que los metieras más adentro. Te lo pedí entre gemidos. Me escupiste y los metiste lentamente. Mi ano se contrajo una vez. Después se soltó y relajó.
Pudiste meter tus dedos bien adentro, mientras tu pene seguía entrando fuerte por mi vagina. El placer era tal, que te gritaba: métemelo por favor, por el culo!! Culéame… No me hagas esperar más!
Moviendo tus dedos suavemente y en círculo, tratando de abrir más mi ano, pusiste la punta de tu pene en él y empujaste un poco… pude sentir que permitir la entrada de tu verga seria doloroso, sin embargo, este era el momento, había que vivirlo, y la excitación era tal que no dude en entregarme entera.
Flecte lo que más pude mis caderas, te pedí que me sacaras el moco de mi vagina y lo pusieras en mi culo, lo escupiste nuevamente y enfrentaste la punta de tu pene. Te pedí: entra lentamente. Eso hiciste. Entraste un poco. Grité, pero me gustó. Entra un poco más por favor, te pedí. Entonces lo hiciste. Y comenzaste a moverte, lo metías y sacabas lentamente sin terminar de sacar la punta completamente.
Mis dedos rozaban mi clítoris y me masturbaba mientras te adueñabas de mi ano, el único lugar de mi cuerpo que aún no poseías. Me costaba respirar, gritaba de placer y gemía como nunca lo había hecho. Tú me tenías tan fuerte tomada por mis caderas, sentía como acelerabas tus movimientos y cada vez me lo metías mas adentro, lo que me hacía gritar un poco más fuerte. Estabas por acabar, entonces sacaste tu verga y te masturbaste sobre mi. Eyaculaste afuera de mi culo mientras yo seguía tocándome y rozando.
Entonces me volteaste y abriste mis piernas. Pasaste tu lengua suavemente por mi clítoris. Yo me retorcía de placer, me chupabas los labios, los lamías. Méteme tus dedos!! Te suplique desesperada. Mientras mis dos manos acariciaban mis tetas. Me metiste tu largo dedo medio mientras seguías chupándome… Dios!! Fue la mejor chupada de mi vida!!
Gritaba y me quedaba sin aire mientras alcanzaba un orgasmo maravilloso. Acompañado de un squirt. Me dejaste sin poder moverme. Con ganas de dormir, desnuda, abrazada a tu cuerpo.
Fuiste en mi sueño la bestia que puede saciar mis deseos, mi intensidad mi calor. Me destrozaste justo como yo esperaba…